A sus 24 años, Craig Lundbergh soldado del Segundo Batallón del Regimiento del
Reino Unido, ha sido elegido por el Ministerio de
Defensa para probar la nueva tecnología, que podría revolucionar el
tratamiento de la ceguera: ver a través de la lengua.
Una granada en Basora (Irak) en 2007
le dejó completamente ciego. Esta semana ha recuperado la esperanza. Un
dispositivo en desarrollo -el BrainPort- le permite
distinguir formas gracias a que convierte las señales visuales en eléctricas.
El invento se basa
en el principio de sustitución de
sentidos -en el que un sentido puede ser reemplazado por otro-. En
este caso, los receptores sensitivos de la lengua hacen las funciones de los foto receptores de los ojos.
¿Cómo? A través de unas gafas de sol que llevan instalada una cámara. Ésta va
conectada a un aparato que convierte estas imágenes en estímulos eléctricos y los pasa a
la lengua a través de un tubo de plástico que finaliza en una especie de
'piruleta' llena de micro electrodos.
El artilugio en cuestión emplea una cámara de tres centímetros, oculta en unas gafas de sol, que se encarga de captar las
imágenes. Éstas se envían a una unidad de control manual, de pequeño tamaño, y
desde allí se remiten a su vez a un sensor con forma de piruleta que el usuario
se coloca en la lengua. Para distinguir las imágenes, el usuario tendrá que
regular la unidad de control y desarrollar una cierta práctica, similar al
hecho de montar en bicicleta, según aseguran sus creadores.
La diferente intensidad que se siente en la lengua -como un hormigueo- se corresponde con el negro, el blanco y el gris de las imágenes, lo que permite al afectado percibir la luz y la oscuridad y visualizar en el cerebro la forma de los objetos que tiene delante. También percibe algo de perspectiva y de profundidad.
A pesar de su elevado coste, de unos ocho mil
euros, el ministerio de Defensa británico estudia aplicarlo en un
futuro a todos aquellos miembros del ejército que se hayan quedado ciegos en
acto de servicio.
"Soy realista. Sé que no me va a devolver la visión, pero es
lo que más se acerca", dice
Lundbergh.
El dispositivo consta de 400 puntos que envían información
a la lengua. Sin embargo, los diseñadores pretenden ampliarlo hasta los 4.000
sensores, lo que permitirá mejorar la calidad y claridad de las imágenes.
Asimismo, mientras se usa el BrainPort no se puede ni hablar ni comer, porque
el tubo de la lengua lo impide. Pero la idea es crear un producto más pequeño que
permita al afectado tenerlo permanentemente entre los dientes y que posibilite
hacer otras cosas.
Ver a través de la lengua es ahora, una
realidad.
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