Instituto
Teológico
De Santo
Domingo
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Theological Institute
(INVITI-INTESAND)
Asignatura
CCF-AD
Curso de confirmación de fe y afianzamiento doctrinal
Curso de confirmación de fe y afianzamiento doctrinal
PROF: JUAN
ALBERTO GALVÁ
Los pormenores de esta asignatura son
publicados por el Departamento de Planificación Académica del (INVITI-INTESAND)
la información vertida en esta serie de artículos forma parte de la asignatura
denominada:
CCF-AD
Curso de confirmación de fe y afianzamiento doctrinal
Curso de confirmación de fe y afianzamiento doctrinal
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de bachiller en teología, Certificado en
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Lección 4 de 12
CANON E INERRANCIA
Delicado
es con relación a la inerrancia de las Escrituras el tema del canon sagrado.
Las Escrituras, sabemos, son inerrantes según nuestro credo, pero dos
corrientes de la cristiandad reconocen en la actualidad más y menos libros como
inerrantes. De hecho, como ya hemos acotado, muchas comunidades cristianas de
la antigüedad rechazaron muchos de los libros de la Escritura que hoy se
consideran canónicos, igualmente muchas comunidades cristianas incorporaron a
su liturgia libros que hoy se consideran apócrifos, la misma carta de Judas
cita al libro apócrifo de Enoc, como si fuera Escritura, lo que índica que, al
menos para el autor inspirado Judas, Enoc era Escritura. Igualmente Pedro cita
A Judas y/o Judas cita a Pedro, la conclusión parecería ser o que Pedro y Judas
estaban convencidos de que Enoc era palabra de Dios, o que Pedro y Judas se
equivocaron al citar a Enoc como Palabra de Dios o que sin duda, sobre el tema
del canon y la inerrancia de las Escrituras no todo está dicho y hay aun mucho
que investigar
LAS SECCIONES NATURALES DE LA BIBLIA
Dos
grandes secciones forman la Biblia; el Antiguo Testamento, o Antiguo Pacto
(A.T./ A.P) compuesto por 39 libros de
Génesis a Malaquías.
Así
como el Nuevo Testamento o Nuevo Pacto (N.T./ N.P), compuesto a su vez por 27
libros de Mateo a Apocalipsis.
AYUDAS AUXILIARES
Con
el pasar de los años después de la compilación final del la Biblia varios
hombres en diferentes épocas idearon formas que facilitaran la búsqueda,
memorización y armonización de la Biblia entre ellas podemos citar:
·
La tabla de libros
·
La división de la Biblia en capítulos y versículos
·
El aparato de referencias cruzadas en los márgenes
·
Los títulos que encabezan las secciones
discursivas y de eventos
·
Las concordancias
·
Los comentarios al pie de pagina
·
Las ilustraciones
·
Los mapas
·
Las tablas de pesos y medidas
·
El glosario
·
Detalles sobre el calendario y las festividades
judías.
DIVISIONES ARTIFICIALES DE LA BIBLIA
En los “originales” no había separación
entre las palabras, ni vocales, ni signos de puntuación, ni títulos de cabecera
que ayudasen a localizar los pasajes bíblicos.
Se puede decir que fue a partir del Renacimiento
cuando se empiezan a editar los primeros libros modernos, con páginas, títulos,
capítulos e índices. Estos primeros libros impresos imitaban a los manuscritos
y ofrecían un texto extenso y continuado, desde la primera página hasta la
última, sin divisiones en párrafos o estrofas. La Biblia no se ha escapado a
esta regla, aunque, algunos datos bíblicos nos hacen pensar que en la época de
Jesús ya existía algún tipo de división textual, especialmente en aquellos
pasajes que eran más populares y que se leían cíclicamente en las sinagogas (Lc
4.17, Hch 13.15; 15.21, 2 Cor 3.14). Además algunos de estos pasajes eran
conocidos por un título que hacía referencia a su temática (Mr 12.26; Lc
20.37, Rom 11.2, Hch 8.3). Se tiene constancia de que en el s.I d.C.
existía la costumbre de leer la Torá en la mañana del sábado.
Podemos suponer que resultaba muy difícil usar un texto largo, sin ningún tipo
de divisiones que facilitase de la búsqueda del pasaje determinado para
la lectura pública.
En el transcurso de la Edad Media los masoretas
(especialistas judíos encargados de fijar, conservar el texto exacto de la
Biblia), concibieron una división en frases cortas, pero con sentido
completo, lo cual permitía dar un cierto ritmo a la voz del lector. Hay que
precisar que estas divisiones no aparecían en los rollos de la sinagoga
reservados al culto, cuyo texto no debe de llevar ningún signo añadido.
Divisiones actuales
Nuestra actual división en capítulos parece haber sido
esbozada en el siglo XI por Lanfranc,
consejero de Guillermo el conquistador. En los albores del siglo XIII, en
París, Stephen Langton,
profesor en la Sorbona, que llegó a ser arzobispo de Canterbury, desarrolló el
esbozo, y lo llevó a cabo. Él estableció una división en capítulos, más o menos
iguales, muy similar al que tenemos en nuestras Biblias impresas. Hacia el
1226, los libreros de París, introducen estas divisiones en capítulos en el
texto bíblico, dando lugar a la que se conoce como la Biblia Parisina. Desde
entonces esta división se hizo universal.
El primer libro bíblico impreso dotado de esta
presentación versificada y numerada fue el de los salmos, concretamente el
Psalterium quintuplex de Lefevre
D´Etaples, publicado en 1509, en París, por el famoso impresor
protestante, Henri Estienne, quién
ostentó el prestigioso título de impresor del rey para el hebreo, el latín y el
griego.
Robert Estienne, (o Stephanus), hijo de Henri, popularizó el uso de la numeración de
versículos para toda la Biblia. Para los libros protocanónicos del Antiguo
Testamento adoptó la división del dominico italiano de finales del s.XV, Sanctes Paginus. Y para
los deuterocanónicos y todo el Nuevo Testamento elaboró una nueva división. Se
cuenta que este trabajo lo realizó en el transcurso de un viaje a caballo de
París a Lión. En 1551 publicó el Nuevo Testamento griego, y cuatro años más
tarde publicó la Biblia completa en latín. En ambos casos los números de los
versículos no figuraban en el texto bíblico, sino al margen. En 1565, Teodoro
de Beza inscribe los números de los versículos en el interior del texto mismo.
El recurso de dividir el texto bíblico en capítulos y
versículos numerados permite desde entonces encontrar inmediatamente un pasaje,
sea cual sea la puesta en página adoptada por la edición.
Las divisiones en los capítulos y versículos no son
perfectas.
Aunque Estienne y Langton intentaron mantener un buen
equilibrio entre el número de versículos por capítulo, en algunos lugares su
división del texto resulta artificial y discutida, pues no respeta la unidad
del discurso o del relato.
Libro |
Nº versículos |
Nº capítulos |
Promedio de versículos
por capítulos
|
Génesis
|
1531
|
28
|
30.62
|
Éxodo
|
1213
|
16
|
30.33
|
Levítico
|
859
|
27
|
31.81
|
Por ejemplo, para algunos especialistas, la transición
entre los capítulos 7 y 8 del Evangelio de Juan no es acertada, pues el
discurso no acaba en 7.53, sino en 8.1. Por tanto el capítulo 8 debería
comenzar con el versículo 2. En este caso, la situación es especialmente
compleja, pues el texto 7.53-8.11 no aparece en la mayoría de los manuscritos;
otros lo incorporan en lugar diferente. El relato parece haber sido una
historia conservada primero en forma independiente y luego incluida aquí. La
narración interrumpida en 7.52 parece que continúa en 18.12.
Otro ejemplo interesante lo encontramos en el Salmo
19. Un gran número de especialistas opinan que la última línea del versículo 4
debe ser el comienzo del versículo 5, pues se refiere, al igual que los versículos
5 y 6, al mismo protagonista (el sol) que recorre el espacio celeste y define
el pulso del día y la noche con su presencia y ausencia.
Por último, cabe mencionar que la
numeración de los salmos en el texto hebreo difiere de la utilizada en las versiones
griega (LXX) y latina (Vulgata).
Esta diferencia se debe a que algunos salmos han sido divididos y otros
fusionados. Así, por ejemplo, los salmos 9 y 10 del hebreo corresponden
al salmo 9 de las versiones griega y latina, mientras que los salmos 114 y 115
de la LXX corresponden al 116 del texto hebreo. Lo mismo sucede con el salmo
147 del texto hebreo que queda dividido en dos salmos (146-147) en la versión
griega.
Articulo extraído de: linajeescogido.tripod.com
Las
herramientas que con más cuidado deben ser utilizadas son sin duda las
divisiones en capítulos y versículos, porque, si bien, representan una tarea
titánica no en pocas ocasiones introduce rupturas en el discurso que
distorsionan el sentido expresado por el autor.
Más
peligrosos aun son los comentarios al pie de página que los creyentes tanto
disfrutan, porque tenemos metido en el mismo texto sagrado la voz de los
hombres no inspirados dando sus opiniones sobre el texto bíblico y no pocos
indoctos se guían de estos comentarios bienintencionados sin percatarse que son
las ideas de hombres piadosos pero falibles en sus conjeturas y cuya opinión no
tienen ningún peso ni autoridad divina a los fines de fungir como norma de vida
para los creyentes de Cristo.
Cargas de
investigación
CUARTA LECCION
1- 1- Por qué sí o por qué no se necesita una canon de libros
sagrados
2- Investigue y escriba al menos tres definiciones acerca de la
inerrancia de las escrituras y qué implicaciones tiene para la práctica de la
vida cristiana el que las Escrituras sean inerrantes o no lo sean.
3- Tome una Biblia que contengas las herramientas listadas a
continuación, y dedique al menos una o dos horas a investigar cada una de ellas
su ubicación en la Biblia y su utilidad:
·
La tabla de libros
·
La división de la Biblia en capítulos y
versículos
·
El aparato de referencias cruzadas en
los márgenes
·
Los títulos que encabezan las secciones
discursivas y de eventos
·
Las concordancias
·
Los comentarios al pie de pagina
·
Las ilustraciones
·
Los mapas
·
Las tablas de pesos y medidas
·
El glosario
·
Detalles sobre el calendario y las
festividades judías.
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