“Ningún pueblo ser libre merece, si es
esclavo, indolente y servir”
Parte a, III Estrofa del
Himno Nacional Dominicano
¡Danilo!... Líbranos de Leonel.
Por, Lic
Juan Alberto Galvá C.
Fundador
Instituto Teologico
De Santo Domingo (INTESAND)
albertogalvac@hotmail.com
LAS VIRTUDES DE DANILO ¿DÓNDE
ESTÁN?
¿Cuáles
son las grandes transformaciones que ha hecho el presidente Medina? ¿Dónde
están los cambios sustanciales? Todo el mundo parece que las ve, pero si uno es
lo suficientemente desapasionado y juicioso en el análisis, notará la vacuidad
de esos cacareados cambios.
Danilo, ni soñando puede hacer
una revolución, primero porque él mismo no es un revolucionario, sino un hombre
que viene del más estricto dogma partidario impuesto por Juan Bosch, él es un
hombre del llamado establishment, un hombre
del sistema. En segundo lugar, porque su presidencia no es suya, sino, como
todos saben, fue simplemente la concesión del gobierno anterior de su partido,
ante la imposibilidad de ir a las urnas debido no tanto a la prohibición
constitucional, sino ante el claro descrédito en que había caído esa gestión
ante el pueblo y las consecuencias que devendrían si Hipólito Mejía ascendía al
poder a sabiendas de que Leonel y Miguel habrían elucubrado de una u otra manera
intentar cerrarle el paso.
Por tanto la presidencia de Medina
surge del acto desesperado de Leonel Fernández que entendía que un triunfo de
Medina era simplemente el mal menor y para garantizar que ese triunfo fuera no
otra cosa que el endoso de su poder y su maquinaria económica, le impuso
claramente a su esposa Margarita nada más y nada menos que como vicepresidenta de
la República, en otras palabras, si le pasaba algo al presidente de la República,
de inmediato Leonel accedía al poder a través de otra presidente títere, esta
vez, nada más y nada menos que su esposa.
Así que no bien Medina asume el
poder, tiene que lidiar con el estercolero y el sucio muladar que dejó su
mecenas quien, para que Danilo ascendiera al poder agostó el erario público e
hizo correr el dinero de las arcas del estado como un río desbordado de romo
barato, planchas de zinc, y papeletas de cien y quinientos pesos, dejando las
finanzas de la nación tan maltrechas que en una irresponsable metáfora el
flamante nuevo presidente admitió, pero sin consecuencias para los culpables,
que había recibido una caja llena de cuentas para pagar, de lo cual, por supuesto,
él era corresponsable pues él sabía muy bien todo lo que se estaba haciendo
para que pudiera ser presidente y bajo cuáles condiciones estaba recibiendo ese
premio.
DANILO
ES MAS DE LO MISMO, PERO DE OTRA MANERA
Por tanto, nadie se llame a engaño,
Danilo no es ningún santo, él es el mismo político que admitió (lo que todo el
mundo sabía) que llegadas ciertas épocas del año se cambiaban los funcionarios
para darle oportunidad a los compañeros que había hecho su contribución en la
campana, como si el estado fuera un botín de guerra.
Danilo ha invertido mucho en
varilla y cemento para las escuelas, pero recordemos que Trujillo, Balaguer y
los gobiernos que les precedieron en mayor o menor medida también construyeron
cientos de escuelas, por tanto su más grande hazaña si se analiza objetivamente,
resulta ser no más que mucha espuma.
LA
FORMA SIN TRASCENDENCIA EN COMO MEDINA ES DIFERENTE
El presidente se ha propuesto
manejarse de manera más frugal que su antecesor y los aspavientos y la altanería
que caracterizaban a Leonel y a su séquito se han mitigado considerablemente,
ha seguido el modelo de Hipólito de llegar a las comunidades, aunque por
supuesto sin las jocosidades y desparpajo de Hipólito, pero en esencia casi lo
mismo. Y ha hecho muchísimas cositas más aquí y allá igualito que todos sus
antecesores.
Pero, las grandes reformas ¿Dónde
están? Las bases del desarrollo sostenible y duradero, ¿dónde están? El verdadero
cambio ¿cuándo empezará? No nos llamemos a engaño, lo que ha hecho Danilo es
simplemente darnos descanso de tanto descaro en el despilfarro de los recursos
del pueblo, lo que nos ha dado este presidente es una rostro sensible y una
mirada amable, lo que Danilo ofrece es simplemente el mal menor y no un cambio
para el progreso, ciertamente él es como un vaso de agua en medio de este inhóspito
desierto en el que nos han metido estos malditos políticos del demonio. Pero un
vaso de agua en el desierto, todos lo sabemos, es algo muy efímero, es una
ilusión tan grande, al lado de una decepción tan enorme, que más hubiera valido
nunca beber de esa agua, que, después de beberla darnos cuenta que una
despiadada llamarada ha de sustituirla.
Salga a las calles y pregúntele
a los pequeños comerciantes si ellos sienten que “la cosa” ha mejorado para ellos,
pregúntele a los asalariados si ellos perciben una mejoría en su economía y
cómo ellos conciben las expectativas para su futuro y el futuro de sus hijos y
las sinceras respuestas no se harán esperar.
¿ENTONCES
PORQUE EL PUEBLO PIDE A GRITOS QUE DANILO SE QUEDE?
Porque así como en la Edad
Media durante las invasiones de los pueblos bárbaros había una letanía que
rezaba:
“At
furore normandorum, libera nos Domine”
“Líbranos
Señor de la furia de barbaros”
igualmente hoy día, como en
aquellos días, y como en los días del gobierno de Hipólito, en los que Leonel Fernández,
sin ofrecer absolutamente NADA al pueblo se granjeó la banda presidencial con
tan solo repetir una y otra vez
“¿quién
te subió el plátano, la yuca, el aceite? etc”
Una consigna que solo podía
calar en una república bananera como ésta, este pueblo esclavo, indolente y servil, volvió a poner a Leonel, en el poder
para escapar de las garras del oso (Hipólito) solo para caer en las fauces
implacables y despiadadas del león (Leonel).
Y hoy, en esos giros que da la
historia, tenemos irónicamente al pueblo pidiéndole a gritos a Danilo, quien esencialmente
ha hecho NADA —y ese, nuevamente, irónicamente es su mayor mérito— que se repostule,
no tanto porque haya introducido cambios estructurales y duraderos (que no lo
ha hecho), sino porque a la distancia este pueblo, esclavo, indolente y servil, ve la furia borrascosa, de los vientos
huracanados y destructores que amenazan con arrasar con todo si tocan el
litoral de esta tierra de hombres desgraciadamente esclavos,
indolentes y serviles. Así que, lógicamente, el pueblo prefiere estar en
esta inercia, en este adormecimiento, en esta España boba, que ser azotado inmisericordemente por ese Katrina
devastador que se cierne.
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