¿El fin de la era del condón?
REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Más de diez años después de ser aceptado como tratamiento para el VIH y pasados ya 30 meses desde que consiguió ser oficialmente considerado como una profilaxis para este mismo virus (PrEP), el fármaco Truvada va ganando popularidad y cobertura así como incidiendo en la vida sexual de Estados Unidos.
Este medicamento del laboratorio Gilead, que tiene su versión genérica del laboratorio indio Cipla, ha pasado por varios estados: tratamiento regular para infectados, píldora “del día antes” o del “día después” de tener relaciones de riesgo y, desde hace ya dos años y medio, tratamiento regular diario para pacientes en riesgo.
En este último formato, el PrEP solo funciona de momento en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica, aunque está en proceso para ser aprobado en Francia.
Y mientras los laboratorios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC en sus siglas en inglés) son claros y lo catalogan como una precaución adicional al uso de otras medidas, especialmente el preservativo, la aplicación práctica no es exactamente así.
“Yo he elegido no usar condones. Llevo tomando PrEP desde el 19 julio de 2011. El primer año lo combinaba con condones, porque aún era muy nuevo. Mi cabeza no podía sentirse segura sin condón. Pero una vez que mi experiencia ha demostrado que realmente funciona y que la tomo todos los días ya no uso preservativo”, dice a Efe Damon Jacobs, terapeuta sobre transmisión del VIH y medicado con Truvada.
Jacobs lleva de gira por Estados Unidos una charla que se llama “PrEParándose para el P.L.A.C.E.R.” en la que informa de su experiencia con el medicamento, que fue adquirido en farmacias con prescripción médica para uso profiláctico por 3.253 personas entre enero de 2012 y marzo de 2014.
Truvada, una combinación de los antirretrovirales tenofovir y emtricitabine, es ya un tratamiento aceptado en modo copago por la gran mayoría de seguros médicos privados, en el Obamacare y para el que la propia farmacéutica ofrece un plan de financiación. Nueva York y Washington son los estados que han liderado este impulso.
Puede afectar al riñón y dar dolores de cabeza y náuseas durante los primeros meses. Pero Jacobs asegura: “Los únicos efectos secundarios que he tenido son paz mental y un sexo increíble, porque sexo sin miedo es algo extraordinario y no he sabido lo que era hasta hace poco”.
El terapeuta forma parte de uno de los grupos apuntados por la OMS como de más riesgo: la población homosexual, a la que “recomendó encarecidamente” que adoptara esta medicación como medida para acabar con la epidemia del sida, pues tiene un 99 % de efectividad. Otros grupos de riesgo con heterosexuales con varias parejas sexuales o consumidores de droga a través de jeringuillas.
“En los últimos diez años, la población gay y bisexual de color de entre 13 y 24 años es la que más ha elevado sus índices de VIH”, explica Jacobs.
Quizá por eso y porque en el caso de las parejas homosexuales no existe riesgo de concepción, las páginas o aplicaciones de contactos para gays, la palabra PrEP empieza a entrar en la categoría de sexo con o sin preservativo.
La farmacéutica explica que un 40 % de los usuarios de Truvada son mujeres (especialmente del sur de Estados Unidos), aunque mientras el consumo entre homosexuales crece, el de las mujeres decrece.
Por supuesto, su uso no está exento de polémica. Michael Weinstein, el presidente de la Fundación del Cuidado del Sida, es su principal detractor, por considerarlo contraproducente, por el uso irregular que pueda hacerse de la píldora o la posibilidad de que el virus se haga más fuerte y el fármaco no sirva. Lo describe como “un desastre sanitario en proceso”.
Jacobs insiste en que es una “capa extra” de protección para quienes no practican sexo seguro. “La gente ha estado teniendo sexo sin preservativo de manera persistente en los últimos años. Por eso hay 50.000 nuevas infecciones al año”, le responde Jacobs.
“La parte racional del cerebro se neutraliza cuando estás excitado y ese es el momento en el que tienes que acordarte de que debes usar condón. (…) Es más probable que te tomes una pastilla cada mañana”, asevera Jacobs.
En cualquier caso, todavía existe entre la población el miedo lógico a una medida sin la fiscalidad del látex y la propia farmacéutica ha decidido no publicitar este uso de Truvada para pacientes que no son VIH positivo.
“La compañía no ha emprendido actividades de promoción de Truvada como tratamiento profiláctico”, dicen en información corporativa facilitada a Efe, aunque sí han realizado una campaña informativa “sobre el uso apropiado” del fármaco.
También hay voces que apuntan a que el PrEP como alternativa al preservativo podría propulsar el contagio de otras enfermedades como gonorrea o clamídea, aunque su uso también obliga a sus usuarios a realizarse controles trimestrales para comprobar el estado del riñón (el órgano que más sufre con el medicamento) y serología.
“Ya no hay argumentos científicos o económicos para rebatirlo y ya solo queda el argumento de que la gente va a tener más sexo con esta medicación, algo que parece sigue incomodando a ciertos sectores. Lo mismo se utilizó contra la píldora anticonceptiva o cuando salió la cura para la sífilis”, concluye Jacobs
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