La IGLESIA
IGLESIA
Vs
LA IGLESIA NO IGLESIA
Por.
Prof. Juan Alberto Galvá
Director Académico del Instituto Teológico De
Santo Domingo (INTESAND)
PARAMETROS
CLAROS
PARA
DECIDIR BIBLICAMENTE
DÓNDE
CONGREGARSE
Y DONDE NO CONGREGARSE
Para quienes
asisten a una iglesia, pero albergan serios cuestionamientos contra ella.
Este libro
se escribió pensando en ustedes.
Juan
Alberto Galvá
Ministerio de Orientación
& Difusión Cristiana (O&DC)
(Iglesia Cristiana
Ejemplar (ICE))
En asociación con
Unidad de Recursos
Didácticos del (INVITI-INTESAND)
Santo Domingo Rep.
Dominicana.
Año 2014
Prof. Juan Alberto Galvá
Clasifíquese:
Eclesiología/Evangelismo Personal/Misiones.
Ninguna parte de esta
obra podrá ser reproducida para fines comerciales sin la debida autorización de
sus editores.
1-829-333-3981
albertogalvac@hotmail.com
Si suted desea una copia completa del
libro del cual fue desprendido este articulo hágalo escribiendo a una de las
direcciones de correo vertidas más arriba.
UNA INVITACIÓN
¡VAYAMOS A LA CAFETERÍA, Y COMAMOS UN POLLO FRITO!
En
mi país, a los lugares donde se vendía café, les llamaban “cafetería”. Claro
está, nadie puede sobrevivir vendiendo solo café, excepto, quizá, Starbucks,
por esta razón, las cafeterías solían vender entre otras cosas cigarrillos,
tostadas, mentas y otras mercaderías. Con el tiempo, las cafeterías también
empezaron a vender almuerzos, bebidas alcohólicas; pero lo más sorprendente de
todo, es que dejaron de vender café. Pero,
a pesar de ya no tener nada que ver con el café,
seguían llamándose “cafetería”. Así que, hoy día, una cafetería puede ser cualquier cosa, menos un lugar donde usted puede tomarse un rico café. En otras palabras, en la actualidad, una cafetería ya no es una cafetería, sino algo muy distinto de lo que era originalmente. Esa palabra, perdió su significado, tal vez para siempre.
seguían llamándose “cafetería”. Así que, hoy día, una cafetería puede ser cualquier cosa, menos un lugar donde usted puede tomarse un rico café. En otras palabras, en la actualidad, una cafetería ya no es una cafetería, sino algo muy distinto de lo que era originalmente. Esa palabra, perdió su significado, tal vez para siempre.
¿Será
que a la palabra “IGLESIA” le habrá pasado
lo mismo en nuestros días? Le invito a que me acompañe en la breve lectura de
este libro, le garantizo que en pocas horas usted descubrirá si la palabra “IGLESIA” conserva su sentido original o
si su esencia se ha desvanecido. Descubrirá
si la iglesia, en sentido general, y si su congregación local, a nivel particular, responden al ideal de Cristo su fundador. Y mejor
aún, si resultare que los fundamentos han sido removidos, usted recibirá el
consejo de la palabra de Dios, para que sepa qué debe hacer el justo, en estos
tiempos turbulentos. Pero, por favor, No tema, sino, cobre ánimo. Siempre
es mejor saber, que no saber. La hora ha
llegado, vamos adelante.
LA
RAZÓN DE SER DE ESTE LIBRO
Cuando
empecé a escribir este libro tenía en mente imprimirle tanto a su prefacio, como el resto de su contenido,
la velocidad y el ímpetu de un río crecido por lluvias torrenciales, pero
entonces medité en la Escritura:
Proverbios 17:27: El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;
De espíritu prudente es el hombre entendido.
De espíritu prudente es el hombre entendido.
No
es que tuviera en mente expresar algo malo o censurable, es, simplemente, que
no era prudente expresarlo con tanto fuego. Así que, con tono amistoso y
conciliador, hablemos acerca de la iglesia y su difícil situación porque de
nada nos sirve pasarnos las horas solo atacando las recurrentes ráfagas de
maldad del presente; hay que hacerlo, pero jamás por el deseo morboso de
articular diatribas, sino, para sabiamente levantar una alerta temprana sobre
el pueblo sabio y entendido del Señor.
Escribí
este libro no obviamente para evitar que
el mal intente entronizarse en el seno de la iglesia. Este evento es profético,
ya ha empezado a ocurrir, y se consumará de forma inexorablemente, (II Ts. 2:3; Dn. 7:21; Apoc. 13:7; Lc. 18:8)
Más bien escribí este libro para que el pueblo sabio esté alerta y se aperciba
y marque la diferencia en esta hora final, permitiendo que los que han huido en
busca del refugio de Cristo, creyendo cándidamente que han llegado al refugio
de Dios no terminen en la guarida del lobo:
Amós 5:19: como el que huye de delante del león, y
se encuentra con el oso; o como
si entrare en casa y apoyare su mano en la pared, y le muerde una culebra.
(Am. 5:19).
La
otra razón por la que escribí este libro es porque, así como en la antigüedad,
los verdaderos discípulos de Cristo en su obra itinerante tenían necesidad de
pernoctar en diferentes ciudades y ser recibidos y apoyados en su tarea por las
comunidades cristianas de esas localidades, igualmente, en este tiempo, por las
mismas razones y por multiplicidad de otras causas, todas asociadas al mismo
propósito, sigue habiendo esta necesidad de que los que son de Cristo puedan
identificarse unos a otros como parte de esta mancomunidad solidaria, a todos
los niveles geográficos. Es por ello que debemos crear las bases diferenciadoras para que
podamos estar juntos pero no revueltos, para que tal como señalaba el apóstol
Juan, los verdaderos hombres de Dios no sean víctimas del prejuicio de los que
ven al Diablo en todos los lugares, o de quienes siquiera merecen ser llamados
hermanos Cf. (Heb. 13:2; I P. 4:9; III Jn. 1:9; II Jn. 1:10-11).
Usted
quizá interprete algo de pánico o una prisa exagerada en mis planteamientos. Le
seré honesto, mi verdadero pánico estriba en que no muchos ministros y laicos en
la iglesia parecen sentir el mismo prurito. Jamás hago, ni haré un llamado al
pánico. No propongo aquí que nos volvamos Prepers1, ni nada por el
estilo, pero si planteo que los que aun sostenemos que Cristo ha de regresar
pronto2, tenemos que
reevaluar nuestra creencia de conformidad con nuestra praxis, porque, para nada
da la impresión de que somos una iglesia peregrina y expectante, una comunidad
“nómada” en términos de nuestra adaptación, adhesión, y arraigo en el ámbito de
lo terrenal. Quizá por esta misma razón somos tan fácilmente permeables, por
eso cualquiera que diga ser cristiano tiene cabida entre nosotros, porque
tenemos un estándar exageradamente laxo. Es tiempo de que vayamos sentando las
bases de una comunidad cristiana basada en la reafirmación de los fundamentos
de la palabra de Dios y que viva apegada a dichos cimientos.
¿IGLESIA IGLESIA vs IGLESIA
NO IGLESIA?
Estoy
usando aquí los términos arbitrarios: “IGLESIA
IGLESIA” e “IGLESIA NO IGLESIA” como sinónimo en el primer caso, de la Iglesia
Ideal, que es la iglesia bíblica, la
asamblea en donde lo que se hace y se dice refleja el mandato de la palabra de
Dios, sin, de ninguna manera, atribuir carácter de perfección a quienes entran
dentro de esta nomenclatura. Igualmente en el segundo caso uso el término,
iglesia no iglesia, como sinónimo de una Iglesia Idealizada, y por vía de consecuencia falsa y esencialmente
inexistente para la función que pretende realizar.
Así
como no hay dos evangelios, (Cf. Ga. 1:7)
así mismo no puede haber dos iglesias. LA
IGLESIA NO IGLESIA, es el equivalente de la parábola del trigo y la cizaña:
externamente reúne los requisitos, pero cuando se evalúa su esencia, de
inmediato sale a relucir su carácter espurio, su total falta de calificación
para ser llamada ni siquiera iglesia, menos aún, iglesia ideal. Debe usted familiarizarse con estos términos pues
los usaré profusamente en el desarrollo de mi argumento, por tanto, trate de
hacer una lectura pausada y no se vaya a confundir con esta terminología.
Por
último, le pido paciencia. Esta no es una lectura soft, el libro tiene poco volumen, pero no por ello es un libro
ligero. Este es un libro para pensar y actuar, notó el orden: primero pensar y luego actuar. Prepárese para navegar por un río sinuoso, en donde
aquellas cosas que atañen a la iglesia y que no se ventilan; otras que se tratan
solo superficialmente; y muchas otras sobre las cuales reinan las más densas
nieblas: habrán de ser aireadas para trabajar con criterios claros y firmes;
habrán de profundizarse para que nadie alegue ignorancia; y serán irradiadas de
tal suerte que una luz prístina las exponga hasta la médula para la gloria de
Jesucristo y el beneficio de su pueblo
1-
Cristo ha de regresar pronto no significa que proponga un
advenimiento que necesariamente tenga que ocurrir en nuestra generación, en la
generación posterior a la nuestra o en generación alguna, (que yo proponga) lo
que si quiere decir, es que, según mi estimación personal, se me hace muy
difícil pensar que la inminencia del regreso del Señor no haya de alcanzar, mi
generación o las generaciones inmediatamente precedentes a la nuestra, o que la
convulsión previa (los dolores de parto más punzantes) no nos hayan de alcanzar
en alguna forma. Tener tal percepción y expresar con el cuidado que lo hago
aquí, no es delito de ninguna clase, pues para eso está diseñada la doctrina de
la inminencia, para que los creyentes en todas las generaciones mantengan una
expectativa sensata en el retorno de Cristo acrecentando así la santidad, la
devoción y la premura por anunciar su retorno. Al margen de si esta perspectiva
personal este correcta o no. Lo que no está claramente permitido es poner
fechas, o hacer cálculos o análisis que impliquen aproximaciones. El mismo
apóstol Pablo mantuvo una fuerte expectativa de que Cristo habría de retornar
en sus días; no sucedió así, pero Pablo nunca dio fechas ni afirmó que sería
así.
2-
Según la serie de televisión del National
Geographic Channel, Natgeo, se trata de “una serie motivada por personajes que
hacen cosas extraordinarias para prepararse para un posible desastre natural
-originado por el hombre o proveniente del espacio- que ponga en peligro al
planeta. Personalidades fuertes; impresionante acumulación de equipos,
alimentos y otras provisiones; y una indagación científica para sopesar las
posibilidades de que el evento realmente pudiera ocurrir y para saber si estas
personas están en realidad preparadas para enfrentarlo”. Consúltese en la Web:
http://www.natgeo.tv/do/especiales/preppers
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