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viernes, 30 de enero de 2015

Gregorio Luperón, nació el 8 de septiembre de 1839, hijo de Pedro Castellanos y Nicolasa






Gregorio Luperón, nació el 8 de septiembre de 1839, hijo de Pedro Castellanos y Nicolasa Duperón (apellido francés que luego se convirtió en Luperón), mujer vigorosa, trabajadora infatigable, sostén del hogar de quien aprendió Gregorio, el amor al trabajo responsable y honesto, así como su fuerza y valor ante los afanes del diario vivir.
El misionero protestante William Towler, le enseñó las primeras letras, le infundió el hábito por la lectura y despertó en él su capacidad comprensiva que le ayudaron a alcanzar una amplia cultura universal y nacional.

Desarrolló su liderazgo, su gran resistencia física y el carismático don de mando trabajando como capataz en una hacienda en Jamao, propiedad del francés don Pedro Eduardo Duboq; cualidades que le favorecieron en sus posteriores hazañas militares y políticas como defensor de los ideales patrios. La vida militar de Gregorio Luperón, se inicia cuando fue escogido para el puesto de comandante auxiliar en la Cantonal de Rincón donde manifiesta su carácter enérgico y disciplinado.

La anexión de la República Dominicana a España proclamada por el presidente Pedro Santana el 18 de marzo de 1861, las protestas del pueblo frente a este acontecimiento, su amor al suelo patrio y a la libertad le impulsan a mostrar su oposición y toma la firme decisión de unirse a las acciones conspirativas contra el gobierno español.

E
n Puerto Plata fue encarcelado, se escapa y perseguido pasó a Haití, luego a México y después a Estados Unidos. Consigue entrar clandestinamente al país en febrero de 1863. A su llegada se une al movimiento contra la anexión organizado por los pueblos del Cibao que se concreta con el inicio de la Gesta Restauradora el 16 de agosto de 1863; siendo reconocido como General por su magnetismo, su capacidad y sagacidad militar y nombrado jefe superior de operaciones en la zona de Santo Domingo por el gobierno provisional.

En esta misión se enfrenta a las tropas españolas comandadas por Pedro Santana, logra su cometido haciendo retroceder el ejército español y mantener triunfante la Bandera Nacional en el Noroeste del país, gracias a su patriotismo y valentía. Sus hazañas militares unidas a su amor por la libertad y el derecho del pueblo a la soberanía, revestido de ideales puros y nobles, alejados de bajas pasiones y glorias personales le ganaron muchos enemigos aún en el seno del gobierno restaurador, no obstante continuó en pos de su ideal:
“ Unión, independencia, libertad o muerte ”.

Al lograr el pueblo dominicano restaurar la República y el retiro de las tropas españolas, comienza un período histórico que se conoce come Segunda República a partir de 1865, período caracterizado por crisis económicas, políticas y sociales. Gregorio Luperón, tuvo que enfrentar las ambiciones de poder de los antiguos restauradores, las luchas internas, combatiendo con arrojo cualquier medida política tendente a lesionar la soberanía nacional. Así lo vemos rechazar nombramientos y honores si estos representaban menoscabo de los principios nacionalistas que defendió con alma y corazón.

Por circunstancias históricas, Gregorio Luperón, tuvo que volver a enfrentar con valor revolucionario los intereses políticos de hombres que como, Buenaventura Báez, trabajaron incesantemente por quebrantar la integridad nacional. En 1866 y luego durante el gobierno de los Seis Años de Báez (1868-1876) se enfrentó Luperón a Báez con el propósito de detener las negociaciones de arrendamiento de la bahía de Samaná y su gestión por anexionar el país a los Estados Unidos de Norteamérica. Este es el momento de la vida de Luperón, más dramático y emocionante de defensa del nacionalismo y enfrentamiento de las ideas anexionistas y las ambiciones imperialistas de gobiernos extranjeros.

En toda la República Dominicana y en el exterior, Luperón, simbolizaba las “fuerzas patrióticas nacionales”.
Para combatir al gobierno de Buenaventura Báez, busca apoyo en las antillas hermanas, en países latinoamericanos y en el corazón de los nacionalistas. El general Gregorio Luperón, combatió con las armas el gobierno de Báez, enfrentándolo y atacando los puertos principales del Norte y Sur del país al mando del vapor “El Telégrafo” llegandos apoderarse de la ciudad de Samaná con la finalidad de impedir a toda costa las actividades antinacionales de Báez de “ americanizar el país con la venta de Samaná “. Por estas hazañas militares fue declarado fuera de la ley por el gobierno de Báez, perseguido por buques militares norteamericanos y secuestrada la embarcación por ingleses al considerar a Luperón, un pirata.

Aunque la expedición de “El Telégrafo” no dio los beneficios deseados, sí causó un fuerte impacto en la conciencia dominicana. Alcanzado el objetivo de deponer a Buenaventura Báez, del poder y después de enfrentar múltiples momentos donde las ambiciones y la traición a los ideales nacionalistas caracterizaron a diferentes gobiernos dominicanos desde 1876; es en 1879 que Luperón, asume el poder político, teniendo la oportunidad de instaurar un régimen democrático, tomando medidas que favorecían el desarrollo del país.

Le sucede en el gobierno el padre Fernando Arturo de Meriño, a quien confió Luperón, el bienestar de la nación por considerarlo hombre de carácter, cultura y patriotismo que continuaría las reformas que inició el gobierno liberal de Gregorio Luperón.  Fue designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Europa donde continuó manifestando su gran amor a la patria; promocionando acciones de desarrollo como fue la instalación del primer cable trasatlántico, buscó nuevos mercados a los productos agrícolas y gestionó la reducción a la deuda externa contraída por los gobiernos de Báez.

Regresa al país en el momento de nuevas elecciones obteniendo la presidencia Ulises Heureaux (Lilís). A partir de 1882 y al consolidarse Heureaux, en el poder con un régimen dictatorial, corrupto y antagónico con los valores y principios del Partido Nacional decide salir del país fijando su residencia en Saint Thomas. Desde el exilio, su protesta contra el régimen de Heureaux, se hace sentir, con escaso respaldo económico para una expedición revolucionaria, tuvo que limitar su lucha a la propaganda y a mantener la esperanza en el pueblo dominicano.
En esta isla escribe sus obras “Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos sobre la República Dominicana“.

Afectado de una enfermedad incurable el presidente Heureaux, fue a visitarlo y lo invita a regresar al país, a lo que accedió Luperón conciente de la cercanía de su muerte. Embargado de gran nostalgia por su amada patria llegó a Puerto Plata y a las pocas semanas muere el 20 de mayo de 1897, recibiendo honrosa sepultura el día 21.

Secretaría de Estado de Educación y Cultura - Dirección General de Cultura. Autora: Licda. Yrma M. Stamers. Revisión: Dra. Celsa Albert Batista.
Gregorio Luperón

II RESEÑA
Gregorio Luperón (8 de septiembre de 1839 - 20 de mayo de 1897) fue un militar y político dominicano. Presidente provisional de laRepública Dominicana entre 1879 y 1880.

INICIOS
Nació el 8 de septiembre en la ciudad de Puerto Plata. Su madre se llamó Nicolasa luperon y su padre Pedro Castellanos. Su apellido original era francés, pues, Duperón, que luego se castellanizó como se conoce en la actualidad. Desde muy joven, a los 12 años, estuvo dedicado al trabajo productivo al ser encargado, en Jamao, de los cortes de caoba de Pedro E. Dudocq, su protector, en cuya casa leyó, entre otros libros, las Vidas paralelas de Plutarco. Y a los 19 años, en 1858, instaló una casa de comercio en Yásica.



Estatua Ecuestre del General Luperon en la Puntilla del Malecón cerca de la fortaleza San Felipe, Puerto Plata. Teniendo Luperón la edad de 22 años, Pedro Santana, líder de la facción de los terratenientes y hateros, quien había sido militar y primer presidente de la República, produce la llamada Anexión a España (1861-1865), con lo cual logró que la monarquía española le concediera el título Marqués de Las Carreras. Luperón forma parte del grupo de dominicanos que se rebelan contra este hecho. Como producto de esta rebeldía, es hecho prisionero. Logra escaparse, y se va al exilio a HaitíEstados Unidos y Curazao.

Al tiempo, regresa en forma clandestina por Montecristi, y toma parte en el Levantamiento de Saban. Tras una primera derrota se retira a las montañas y desde La Vega, fomenta la rebelión, hasta que después del llamado Grito de Capotillo el 16 de agosto del1863, alcanza la jefatura de un Cantón, y luego el rango de general. Fue un hombre de un fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y las estrategias de guerra. Por estos méritos se le designa Jefe Superior de Operaciones en la Provincia de Santo Domingo, se bate de frente al ejército español, que era comandado por Pedro Santana, por entonces, Marqués de Las Carreras. Pese a ser poderoso y disciplinado, el ejército español, fue derrotado en una estrategia de guerra de guerrillas, debido esto, a la inferioridad en número y en calidad de medios por parte de los rebeldes.

Vencido el ejército español, aceptó el cargo de Vicepresidente de la Junta Gubernativa. Restaurada la República, regresó a su pueblo natal, Puerto Plata, rodeado de la admira­ción y del cariño del pueblo dominicano que lo aclamó y lo aclama desde entonces, como la espada más firme en defensa de sus ideales patrios. Se opuso al regreso al poder de Buenaventura Báez, lo cual le conlleva al destierro y expulsión del país. Pocos meses después, regresa para integrar el movimento llamado Triunvirato de 1866, que derroca a Báez y se convierte en gobierno.
El Triunvirato es disuelto en 1866 a favor de una constitucionalidad, para que asuma la Presidencia de la República, el General José María Cabral.

SEGUNDO EXODO AL OSTRACISMO
Este gobierno es derrocado en 1868, y Luperón es obligado de nuevo a salir del país, por oponerse a las pretensiones anexionistas de Báez, quien mira hacia Estados Unidos en este nuevo propósito. Luperón logra preparar una expedición llamada "El Telégrafo", debido al nombre del barco utilizado para la misma. Fracasa la expedición revolucionaria por la intervención de los Estados Unidos, con quien Báez estaba teniendo entendimientos para la venta de la península de Samaná. Esto motiva un nuevo extrañamiento de su país. Recabó apoyo de la opinión pública en América Latina en contra del propósito de Báez, y envió protestas al Senado de los Estados Unidos.

Cuando Báez es expulsado del poder por la "Revolución Unionista" en 1873, Luperón pudo regresar a Puerto Plata. Ministro y Presidente  Al ascender al poder Ulises Espaillat, Luperón es nombrado en el cargo de "Ministro de Guerra y Marina". Ante la renuncia de Espaillat, de nuevo Luperon es exilado, y espera cerca de dos años, a que sus antiguos enemigos González y Báez se alternen en el poder para un nuevo regreso al país. Tras el derrocamiento del gobierno de Cesáreo Guillermo, se establece un "gobierno provisional", el cual es presidido por Luperón, con su sede en Puerto Plata. Los catorce meses de este gobierno fueron de paz, de libertad y de progreso, produciendo unas elecciones limpias en 1880, en donde fue electo Presidente de la República el Presbítero Fer­nando Arturo de Meriño, que también fue respaldado por Luperón.

En este gobierno fue designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Europa. De regreso al país, es nombrado Delegado del Gobierno en el Cibao durante el régimen de Francisco Gregorio Billini. Tras cuya renuncia en 1885, se une al Vicepresidente Alejandro Woss y Gil. Revolución de 1886  Desde su cargo, y tras la revolución de 1886, Luperón se enfrenta a ésta en Puerto Plata, contribuyendo con ello al triunfo de Ulises Heureaux (Lilís) y el ascenso de éste a la Presidencia, en el año 1887. Heureaux, también de Puerto Plata, y quien había sido un valiente restaurador como Luperón, comenzó a desarrollar un gobierno despótico y dictatorial, lo cual generó en Luperón arrepentimiento y decepción. Esto hizo que se marchara al exterior a combatirlo. Su campaña fracasó por falta de apoyo del gobierno haitiano.

FALLECIMIENTO
Enfermo en la isla de Saint Thomas, fue buscado por el mismo Ulises Heureaux, para morir en su pueblo natal Puerto Plata el 21 de mayo de 1897. Mausoleo del General Luperón en el Cementerio Municipal de Puerto Plata. Aquí descansaron sus restos desde el 21 de Mayo de 1897 hasta el 14 de Agosto de 1926 en que fueron trasladados a la capilla de los inmortales
Homenajes. En la actualidad uno de los municipios de la provincia de Puerto plata, tierra del Gral. Gregorio Luperón, ostenta su nombre el cual fue aprobado el 21 de noviembre de 1927 en el período de gobierno de Horacio Vásquez, cuando se le cambia el nombre de Blanco por el actual, Luperón, en honor al prócer, quien luchó hasta restaurar la independencia en el 1865.

Este poblado, sito a orillas de una imponente bahía bautizada por el almirante Colón como Puerto de Gracia es de gran hermosura, y en sus linderos alberga importantes recursos turísticos, como son sus bellas playas y la gran zona de manglares en cuyo seno se alberga una de las más grandes y ricas reservas ecológicas del país, tanto por su variado contenido como por su ubicación geográfica. Actualmente se llevan a cabo importantes inversiones en el sector turismo, destacándose el proyecto Puerto Luperón, cuyo valor se acerca a una suma de mil millones de dólares, lo que de seguro convertirá este municipio en un importante lugar de veraneo para propios y extranjeros. La tercera parada de la primera línea del Metro de Santo Domingo lleva su nombre.

CARRERA POLITICA
(Puerto Plata, 1839 - 1897) Político dominicano. Participó de forma determinante en el movimiento independentista de la isla y ocupó la presidencia de un gobierno provisional entre 1879 y 1880. De orígenes humildes, tuvo que trabajar desde niño para colaborar en la economía familiar. A la edad de catorce años encontró empleo a las órdenes de Pedro Eduardo Dubocq, un comerciante establecido en Puerto Plata a quien algunas fuentes biográficas atribuyen la paternidad del muchacho. Conocía bien la lengua inglesa (su madre era una inmigrante de color de las islas británicas), tenía dotes para la oratoria y en la biblioteca de su patrón pudo iniciar una sólida formación autodidacta.

Comprometido con la causa independentista del país, una pelea contra partidarios de la anexión española, promovida por el gobierno de Buenaventura Báez, le llevó a la cárcel, de donde escapó para buscar refugio primero en Haití y después en los Estados Unidos. En 1863 regresó de forma clandestina a la República Dominicana para participar en varios movimientos de insurrección; las tropas rebeldes le concedieron el grado de general.

El autoproclamado Primer Gobierno Restaurador de Pepillo Salcedo, con sede en Santiago, valoró pronto su patriotismo y su capacidad combativa y le encargó la Jefatura Superior de Operaciones en la provincia de Santo Domingo, con la misión de enfrentarse al ejército anexionista comandado por Pedro Santana. Cumplió con su cometido y consiguió desarrollar una guerra de guerrillas que desgastó severamente las fuerzas militares españolas. Finalmente, España entregó el país a los independentistas el 11 de julio de 1865.

Luperón aceptó la vicepresidencia de la Junta Gubernativa de Santiago y, restaurada la República, regresó a Puerto Plata, donde sus paisanos le recibieron como a un auténtico héroe nacional. Desde su ciudad natal impulsó una severa oposición al régimen de Báez, nuevamente en el poder, y encabezó el triunvirato (Luperón, Pimentel y García) que en 1866 consiguió derrocar al gobierno y ejercer el poder ejecutivo entre los meses de mayo y agosto de aquel año.

Disuelto el nuevo órgano gubernamental en favor de la constitucionalidad, asumió la presidencia el general José María Cabral. Pero Báez derrocó nuevamente al gobierno de Cabral en 1968 con la pretensión de anexionar el país a los Estados Unidos y Luperón se vio obligado a abandonar la República. Desde el exterior desplegó una intensa campaña de oposición al gobierno dominicano e incluso preparó una expedición revolucionaria que no consiguió resolver con éxito. No cejó en su empeño de impedir la anexión y elevó repetidas protestas ante el Senado estadounidense que finalmente evitaron la incorporación de la isla a la superpotencia del norte.

La Revolución Unionista de 1873 expulsó a Báez del poder y colocó a González Santín al frente del gobierno. En 1876, Ulises Espaillat se convertía en presidente del país y Luperón aceptó el cargo de ministro de Guerra y Marina en el nuevo gabinete. La renuncia del presidente devolvió el poder a Báez, el eterno enemigo político de Luperón que, una vez más, tuvo que exiliarse. Durante el siguiente trienio el país vivió un periodo de inestabilidad política y rápidas alternancias de poder. Finalmente, en octubre de 1879, Luperón accedió a la presidencia de un gobierno provisional que, con sede en Puerto Plata, instauró un régimen liberal, trató de re institucionalizar la República y preparó el proceso electoral que, a finales de 1980, otorgó el poder a Fernando Arturo Meriño.


RESENA HISTORICA DE LA LOCALIDAD MUNICIPAL DE LUPERON
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DATOS BIOGRÁFICOS DEL GENERAL GREGORIO LUPERÓN
Restaurador y patriota nativo de Puerto Plata. Nació en el año de 1839. Hijo de Nicolasa Luperón una inmigrante de color, inglesa, dueña de un ventorrillo y para quién de niño, tuvo que vender piñonate en una bandeja por las calles, para ayudar al sostenimiento del hogar. Aprendió primero el inglés, lengua que se hablaba en su casa, más que el español. Cuando apenas tenía catorce años, mostraba una fuerza de carácter y una dedicación al trabajo de hombre hecho y derecho, lo que hizo que Pedro Eduardo Dubocq, comerciante establecido en Puerto Plata, lo encargara de dirigir los trabajos de cortes de madera que tenía en Jamao. Desempeñó este trabajo a cabalidad, aprovechando además la biblioteca existente en la casa de campo que el señor Dubocq poseía en el lugar, para cultivar su espíritu.

Teniendo solamente veintidós años cuando se produce la anexión, el joven Luperón siente en lo más íntimo de su ser, la rebeldía contra el nuevo estado de cosas y, solo, castiga a los malos dominicanos que se atreven, en su presencia, a menospreciar lo dominicano. Habiéndole dado una paliza a uno de éstos, fue hecho preso pero escapó de la cárcel, buscando refugio en Haití desde donde se trasladó a los Estados Unidos. Poco tiempo después regresó clandestinamente por Monte Cristi, tomando parte en el levantamiento de Sabaneta en 1863.
Derrotados los insurrectos, se retiró a las montañas y desde ellas buscó refugio en La Vega, fomentando clandes­tinamente la rebelión, hasta que, después del Grito de Capotillo se uniera al sitio de Santiago, dándosele la jefatura de un Cantón y poco después el rango de General.

Hombre de un "valor fabuloso" como fue calificado siempre, descolló de inmediato de entre sus compañeros, por su acendrado patriotismo y por su combatividad iniciativa en la acción. Reconocidos sus méritos por el Gobierno de Santiago, se le designó Jefe Superior de Operaciones en la Provincia de Santo Domingo, donde debía enfrentar al grueso del ejército español, comandado por Pedro Santana.
Las grandes dotes de guerrero de Luperón fueron puestas de manifiesto en la campaña que llevó a cabo contra el poderoso y disciplinado ejército español, puesto que en inferioridad de hombres, de armas y de medios, supo desarrollar una guerra de guerrillas que desgastó a la poderosa fuerza española.

Independiente en la forma de llevar la guerra se malquistó con sus superiores por lo que se le relevó del mando. Regresó a Santiago, donde aceptó el cargo de Vicepresidente de la Junta Gubernativa. Restaurada la República regresa a su pueblo rodeado de la admiración y el cariño del pueblo dominicano que reconoce en él, al más firme paladín de los ideales patrios. Desde allí se opone al regreso al poder de Báez y es expulsado del país, pero a los pocos meses está nuevamente de regreso integrando el movimiento llamado del Triunvirato que en poco tiempo derroca a Báez y se hace gobierno.
Disuelto el Triunvirato en 1866 en favor de la constitucionalidad, asume la Presidencia de la República el General José María Cabral.

Derrocado el gobierno de Cabral en 1868, Luperón se ve obligado a salir de la República, desde donde despliega una intensa campaña de oposición a las pretensiones anexionistas de Báez y logra preparar una expedición, llamada del Telégrafo, por el nombre del barco que se utilizó para la misma. Fracasada la expedición revolucionaria por la intervención de los Estados Unidas, tuvo que alejarse de las costas dominicanas. Sin embargo, ante la inminencia de la posible anexión a los Estados Unidos, Luperón no desmaya en su lucha contra Báez y los anexionistas, recabando el apoyo de la opinión pública latinoamericana y enviando protesta tras protesta al Senado de los Estados Unidos.

Expulsado Báez del poder por la Revolución Unionista en 1873, pudo Luperón retirarse a Puerto Plata, aunque manteniéndose siempre alerta, para defender la integridad de la República y la libertad ciudadana. Al ascender al poder Ulises Espaillat, Luperón accede a desempeñar el cargo de Ministro de Guerra y Marina por entender que debía cooperar con un gobierno respetuoso de los derechos ciudadanos, presidido por un patriota esclarecido como Don Ulises Espaillat. A pesar del decidido apoyo de Luperón, el Presidente Espaillat se vio obligado a renunciar.

Nuevamente exilado, Luperón debe esperar más de dos años, que sus antiguos enemigos González y Báez se alternen en el poder para regresar nuevamente a la patria.
Al ser derrocado el gobierno de Cesáreo Guillermo, se establece un gobierno Provisional presidido por Luperón, con sede en Puerto Plata, que, durante los catorce meses de su ejercicio, trajo la paz, la libertad y el progreso al pueblo dominicano, llevando al país a unas elecciones limpias en 1880 en que fue electo Presidente de la República el Presbítero Fernando Arturo de Meriño, respaldado por Luperón, que más tarde se retiró a Europa siendo designado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Regresado al país es nombrado Delegado del Gobierno en el Cibao durante el régimen de Francisco Gregorio Billini y así al renunciar éste en 1885, se encuentra del lado del Vicepresidente Alejandro Woss y Gil.

Al estallar la revolución en 1886, desde su cargo Luperón se enfrenta a ésta en Puerto Plata contribuyendo al triunfo de Ulises Hereaux y la ascensión de este a la Presidencia en 1887. Arrepentido, tempranamente, al darse cuenta del carácter y las intenciones dictatoriales de Lilís, se va al exterior a combatirlo, pero no pudo realizar una campaña efectiva, por la falta de apoyo del Gobierno Haitiano. Enfermó de gravedad en Saint Thomás y fue buscado por el mismo Ulises Hereaux, muriendo en su pueblo natal el 21 de mayo de 1897.




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