PERSPECTIVA®
c r
i s t
i a n a
Prof.J.A.Galvá
Incluye una selección de pasajes difíciles y especialmente
controversiales.
Editorial Perspectiva Cristiana ® 2013.
Ninguna parte de esta obra puede reproducida total o parcialmente sin
permiso de los editores exceptuando citas breves.
DIA: I En la Sagrada
Escritura, la palabra día, heb.
yom. de una reaiz que no se usa. […]
Sign. Ser caliente: día, (como las horas abrigadas), sea lit. (de la salida del
sol hasta el ocaso o de un amanecer al siguiente), etc. Gr. jeméra. Sign,
manso, gentil, día (lit) espacio de tiempo entre el amanecer y la noche, o las
24 horas enteras […] (Strong
James, LL.D., S.T.D., Nueva Concordancia Strong Exhaustiva. Concordancia
Exhaustiva de la Biblia. Editorial Caribe. Inc. Nashville, T.N. —Miami, FL,
EE.UU.).
es
objeto de múltiples usos.
Puede significar un día de 24 horas, o lo que es lo mismo a la sucesión de la
noche y el día (Jue. 9:45; I Sam. 28:20);
puede hacer referencia a un evento indefinido que certeramente ha de ocurrir (I Sm. 3:12; Jer. 39:17); puede hacer
alusión al tiempo escatológico final en el que Dios ha de consumar su plan
eterno (Zac. 12:3; Mal. 4:3; Ez. 39:13);
puede hacer alusión al devenir de la vida (Sal.
102:3); incluso se usa como sinónimo
de perpetuidad (Sal. 61:6).
II Quizá sea el termino día,
en referencia al debate de la creación
la parte que más controversia genera. ¿Fue la tierra creada e siete días
literales o fue creada en siete eras o eones? Es indudable que ambas posiciones
parecen argumentos válidos a favor que no pueden ser fácilmente desmontados.
Por un lado está la escuela ortodoxa tradicional que mantiene a capa y espada
que los días referidos han de entenderse literalmente. Pero el autor sagrado da la impresión de
querer comunicar más que precisión científica sobre los hechos de la creación,
un relato religioso didáctico que, por un lado, proporciona elementos
verificables de la realidad de la acción divina en la creación, y por otro lado
brinda lecciones importantes que son aplicadas a la devoción religiosa.
III La cuestión de la
“exactitud descuidada” se ve en el hecho de que hay declaraciones que si bien no son
contradictorias, no cuadran con una perfecta sucesión de días de veinticuatro
horas. Por ejemplo en (Gn. 1:1-5) En el principio creó Dios los cielos y la tierra.2. Y la
tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del
abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3. Y
dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4. Y vio Dios que la luz era
buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5. Y llamó Dios a la
luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
En el primer día de creación es evidente que la información está sumamente
comprimida. Se habla de que cuando Dios hizo la luz, lo cual ha de ser
entendido como la irrupción de la luz en el ámbito de lo físico, lo que los
escépticos suelen llamar el Big Bang. Pero es difícil comprender como puede
hablar este pasaje de mañana y tarde cuando el sol la luna y las estrellas
vienen a ser creados el día cuarto (Cf.
Gn. 1:19), por lo que la tierra no tendría un régimen de rotación ni
traslación propios del sistema helicoidal para lo cual la presencia de los
grandes astros era necesaria. Igualmente el autor relata que las plantas y todo
la vida vegetal fue creada en el día tercero (Gn. 1:11-13), pero el sol no es creado sino hasta el cuarto día,
lo cual implicaría que la fuente de sustentación y viabilidad de las plantas
fue creada después que las plantas vinieron a existir, cuando lo aparentemente “lógico”
es que, al igual que como se dice de los animales, primero es creada la hierba
y más adelante se crean los animales (Gn.
1:20).
IV
De otro lado están las consideraciones acerca de la evidencia geológica
aportada por el registro fósil. Una de las explicaciones que han sido
esgrimidas para dar contestación al tema geológico lo es el evento del diluvio
que según sus proponentes, dada la magnitud del cataclismo narrado en la Biblia
debió ser capaz de cambiar toda la orografía terrestre dando así a la tierra la
apariencia de gran antigüedad y concomitantemente logrando la extinción de, por
ejemplo, los dinosaurios y todos los animales que reporta el registro fósil.
Pero, por sí solo, la consideración del diluvio
no parece satisfacer todas las interrogantes que se ciernen sobre este tema, ya
que el diluvio, por ejemplo, no explica satisfactoriamente el conflicto que
suscitan los astronómicos datos que arroja la datación por carbono catorce que
establece casi todas las fechas de los eventos antiguos es cientos y hasta
miles de millones de años para los principales eventos terrestres, cuando la
ortodoxia judeo cristiana insiste en que la tierra no tiene más de entre siete
y diez mil años desde su creación.
V
Sin embargo, a favor de la postura tradicional hay que decir que la Biblia
parece dar una declaración categórica a favor de la literalidad de los días de
creación cuando dice: Éxodo 20:11: PORQUE
EN SEIS DÍAS hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las
cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo
el día de reposo y lo santificó. Éxodo 31:17: Señal
es para siempre entre mí y los hijos de Israel; PORQUE EN SEIS DÍAS hizo
Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó. Es evidente en este pasaje, espc. vr. 8 en
adelante, que el contexto del argumento está basado en días literales. El día
de reposo era un día específico de 24 horas y su instauración y observación es
sustentada bajo el hecho histórico referencial de la creación en siete días,
que en el contexto de toda la frase deben ser entendidos igualmente
literalmente. V Con todo, a favor de la tesis de los largos periodos, vale
decir que realmente la creencia en una creación breve no es necesaria para el
sostenimiento de ninguna doctrina cristiana ortodoxa cardinal para el
sostenimiento de la fe. Igualmente que una creación en largos periodos cuadra
mucho mejor con el registro fósil y geológico, y que no entra en realidad en
conflicto con la Escritura si estos días son simplemente espiritualizados como
bien pudiera ser posible partiendo de las palabras del apóstol Pedro: 2 Pedro 3:8: Mas, oh amados,
no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años COMO UN DÍA. Mirando pues la flexibilidad con la que esta palabra es usada
en la Biblia, y no hallando una seria objeción exegética, ni hermenéutica para
tal interpretación, bien puede ser considerada esta ultima como muy posible.Profesor.J.A.Galvá.