Por Alberto Galvá albertogalvac@hotmail.com 1-829-333-3981 |
Dios tiene, supuestamente, una voluntad directiva o “decretiva” o “directiva” y una voluntad permisiva. Entran dentro del campo de su voluntad “decretiva” toda clase de eventos que no dejarán de ocurrir bajo ninguna circunstancia, en tanto que en su voluntad “permisiva” ocurren hechos que El, simplemente deja pasar. Pero todo esto es una mera suposición, dado que Dios a nadie le ha dicho tal cosa.
Toda esta teoría esta basada en una serie de deducciones y suposiciones muchas veces diseñadas para “ayudar” a Dios, ayuda que El, sin duda, no nos ha pedido, y que la mayoría de las veces provoca mas males que beneficios. Eso no quiere decir que dicha suposición sea necesariamente sin valor, solamente quiere decir, que no debe darse a una suposición, el carácter de la cosa definida y definitiva.
En otras palabras los teóricos de Dios, léase los teólogos, deberían ser más cuidadosos a la hora de expresar su parecer sobre una determinada materia bíblica y dejar en claro eso mismo, que lo que están expresando es su parecer, porque si algo es cierto es que la teología no es la palabra de Dios, la teología es lo que los teólogos piensan sobre la palabra de Dios, no obstante, los teólogos hablan muchas veces en términos tan absolutos sobre sus elucubraciones sobre Dios y son citados así mismo por quienes consumen esas elucubraciones con tal descuido en los pulpitos que el oyente poco avisado llega a no distinguir entre lo que dice la palabra de Dios y lo que la teología afirma que la palabra de Dios quiere enseñar.
Ahora bien, para que se vea que no estoy totalmente en contra de trabajar con cierto nivel de teorización admitiré que la teología, es un mal necesario, al cual podemos comparar a la arbitraria división de la Biblia en capítulos, versículos y sub-secciones tituladas, es un mal necesario porque sin estas divisiones sería mucho más difícil recitar, memorizar, estudiar y citar la Biblia; al mismo tiempo, estas divisiones inexistentes en el texto original, hacen grande la posibilidad de romper con la estructura del discurso y provocar énfasis, distorsiones de sentido y objeto que jamás tuvieron en mente los autores. Pero bueno, humanamente hablando era imposible hacer lo uno sin correr el peligro de lo otro.
Del mismo modo la teología, es un tímido acercamiento de la mente humana, al borde del borde externo del pensamiento del Omnipotente a fin de intentar dar explicación a situaciones que no están del todo claras en la Escritura. No se trata simplemente de una serie de comentarios sobre pasajes escogidos para el ego personal del que los escribe y para el cerebro holgazán que los va a digerir. La teología es más bien un esfuerzo intelectual para estructurar, sistematizar y “armonizar” lo que en la Escritura esta disperso, sobreentendido, oscuro o aparentemente incongruente.
El problema, como ya lo hemos dicho anteriormente, es el hecho de que se procura en muchos casos dar una explicación a ultranza, desde una perspectiva que no siempre toma en cuenta ciertas barreras, ciertos límites. Hay casos en la Biblia, en los que buscar una explicación a ciertos fenómenos, declaraciones o actuaciones es sin sentido, dado que probablemente el autor divino, el revelador, no tenía el propósito de que esa declaración, o acción se entendiera en lo inmediato.
Uno de los casos que más tensión crea es el de la soberanía y presciencia de Dios, versus el libre albedrío. Ni siquiera hay la necesidad de preguntar ¿Lo puede Dios realmente todo? O ¿Lo sabe y predestina Dios, realmente todo? La respuesta no nos elude, al contrario, nos abruma, Dios finalmente lo sabe y arregla todo. Lo que sí podemos preguntarnos es: en qué manera es que lo arregla todo, ¿Es el hombre realmente libre? Si lo es, en que forma y medida lo es, y si no lo es, o tiene una libertad limitada, en qué sentido y medida es responsable de sus acciones, si como el mismo apóstol Pablo argumenta: “si nadie ha resistido jamás su voluntad, ¿Porqué pues inculpa de pecado? ”.
Fieles al buen método, veamos el desarrollo de la doctrina clara y ampliamente expresada en toda la Escritura.
Esto esta por construirse
Sin embargo cuando pasamos a examinar al hombre y su libertad hallamos lo siguiente: en Edén el hombre fue creado para un propósito el cual le fue claramente expresado en un mandamiento:
a- deben multiplicarse
b- deben someter la tierra y todo lo que en ella habita.
c- no deben tocar el árbol de la vida del bien y del mal.
Las dos primeras partes del mandamiento no parecen un mandamiento en si mismo, pero si lo son. No era algo a lo que el hombre debía ni podía oponer resistencia. No se trataba pues de un consejo amistoso o de una sugerencia o un anhelo sujeto a la decisión del hombre, se trataba más bien de la respuesta ineludible a un plan maestro.
Para que veamos la implicación de obligación solo tenemos que observar lo siguiente:
El hombre fue creado por Dios capaz de reproducirse, como sabemos, la seducción, la atracción sexual forman parte del proceso reproductivo. A Adán se le hubiera hecho imposible decidir resistirse a su deseo sexual, mas temprano o mas tarde aun cuando hubiera querido resistirse —para lo cual no parece haber ninguna razón inteligente— habría terminado ineludiblemente uniéndose a Eva, no quizás para procrear, sino para satisfacer su deseo sexual, y de paso, una causa aparentemente secundaria hubiera traído a la realidad la causa principal, la reproducción, el mandato de Dios, se habría cumplido entonces.
Someter la tierra, por otro lado, tampoco era algo a lo que el hombre se pudiera resistir, por diseño estaba programado para ello, su cerebro vino equipado para aprender hasta el infinito, para inquirir, observar, crear y conquistar, por lo mismo, ya en la primera o quizás en la segunda generación de hombres veríamos el fenómeno de la jerarquía al que contribuiría como primer factor la longevidad, el derecho de primogenitura, el ingenio y el esfuerzo personal. Como se ve, dos aparentemente simple órdenes eran de principio imposibles de esquivar, Dios normalmente nos manda hacer lo metafísicamente estamos equipados para hacer y todo lo que a su predeterminado plan ayuda. En algunas ocasiones nos manda hacer lo imposible pero eso lo veremos mas adelante.
Antes de proseguir veamos más o menos como podríamos asimilar la “organización de los decretos de Dios” usando la palabra “decreto” en este caso no significando lo que en la teología comúnmente esta apartado para este termino, sino mas bien referido ahora este termino a la “lógica” del proceder de Dios. Si tal cosa pudriera ser posible.
Dios no puede ser desobedecido, por lo menos, no esencialmente, es importante entender aquí como uso este término debido a que la Escritura habla consistentemente de la desobediencia del hombre y responsabiliza directamente al hombre por su rebeldía y por las consecuencias en otras palabras, nada ni nadie puede hacer oposición a Dios sin que a su vez tenga consecuencias por ello.
Ahora bien, Si Dios pudiera ser esencialmente desobedecido Dios esencialmente no pudiera ser soberano y por lo mismo no calificaría en la definición de Dios. (Que Dios perdone tanto atrevimiento de mi parte).
Lo que quiero decir es que la tolerancia a la desobediencia seria una muestra de debilidad por un lado, de carácter pusilánime por otro, de tendencia anárquica por otro, y de disputa del poder y la soberanía de Dios, entre muchas implicaciones todas negativas y por lo mismo, negaciones de la naturaleza perfecta de Dios. Así que las criaturas pueden intentar oponer resistencia, Pero como no son esencialmente libres, su intento tiene consecuencias: Dios las castiga.
El hecho de que Dios pueda castigar la desobediencia es una de las mayores pruebas en contra de la “libertad” como algunos la conciben, no se puede ser libre, esencialmente libre, y a la vez carecer de capacidad, si una criatura no tiene modo de hacer todo cuando quiera, como quiera, cuando quiera eso es entonces, porque, de una u otra forma usted esta sujeto a alguna u otra forma de esclavitud, atadura o dominio o como usted lo quiera llamar. Si no puedes hacer lo que quieras sin que a su vez ello tenga consecuencias negativas, eso no se puede llamar libertad.
Todavía esa cualidad fuera anarquía y libertinaje, seria la libertad del libertinaje, por su puesto que, la naturaleza benigna de Dios se explica también, por el hecho de que, sería imposible la existencia de un universo ordenado y sustentable mediante un sistema anárquico, sencillamente el azar, la anarquía y el despropósito conduce inexorablemente a la destrucción, por lo mismo la bondad es la naturaleza sustancial de Dios, el no se puede separar de ella, ni ella de el, porque el es ella y ella es el. Esta cualidad es solo de Dios.
Las criaturas no eligieron a Dios para que las gobierne, Dios no les preguntó si querían ser gobernadas, Dios, pues ejerce su magistratura sobre sus criaturas por derecho de creación, las criaturas les pertenecen por de hecho no se pertenecen así mismas, son propiedad de Dios, esa es la misma razón por la cual puede haber un infierno donde Dios envía a los transgresores de su ley, porque el tiene no solo el derecho de reprobar, y de castigar, sino también el derecho de destruir si lo quisiera y el de alinear en el infierno, porque todo es suyo.
Así pues el castigo es la respuesta unilateral de Dios, operando en su soberanía, para dar una respuesta a una condición intrínseca dentro del diseño humano, el ser humano es capaz de ser contestatario, pero no es libre puede desde su propio punto de vista, desviarse del camino que según el es el que Dios trazó delante suyo y de hecho lo intenta, y a sus ojos se escabulle, pero en esencia, solo hace un berrinche, porque el sigue el camino que le fue trazado de y pre escrito de antemano, pero como hace una disputa publica al camino que se le traza, como desafía la autoridad máxima, es castigado, no por desviar la senda o tratar de torcerla porque esencialmente no puede torcerla, sino por manifestar públicamente su insujeción y rebeldía. En otras palabras lo único que quizá Dios no escribió fue la queja y el pensamiento rebelde, tal vez esa sola parte la dejó como la única libertad genuina de sus criaturas, y como de antemano estas manifestaciones estaban condenadas, Dios puede juzgar sin ambages al hombre que se rebela violando sus disposiciones.
Ahora bien, lo que sigue puede ser conflictivo, porque las dos anteriores partes del mandato se cumplieron porque por diseño debían ocurrir así, luego este mismo principio no debería de aplicarse a la cuestión del “árbol de la vida de la ciencia del bien y del mal” yo creo que no, pienso que seria una incoherencia total. Parte del diseño y programación original era el que el hombre comiera del árbol, el que comiera ayudaría al propósito original y redundaría en una serie de consecuencias secundarias.
Una de ellas en primera instancia que el hombre fuera siendo consciente de que fue creado inferior, con relación a su creador y a otras criaturas.
De que estaba diseñado para llegar a ser superior.
De que valorara en toda su plenitud los conceptos de “bueno” y “malo”
De que contrastara mediante la experimentación lo infinitamente excelso de la grandeza y bondad de Dios.
Versus la infinita maldad capaz de ser albergada en el corazón humano
De que experimentara y valorara en su justa medida la indescriptible sarta de miserias que resultan de un corazón que no reconoce a su hacedor
Esto es así, porque no es posible, por definición, que Dios haya de antemano diseñado un plan sucesible al “fracaso”, sin que dicho “fracaso” hubiera sido originalmente parte del plan. De otro modo tendríamos que admitir —cosa que no haremos— que hay cosas en Dios que pueden suceder fuera de su plan y planificación. Si Dios es perfecto, entonces no se puede admitir este hecho sin graves consecuencias.
Qué estamos diciendo básica y abiertamente, estamos admitiendo que Dios en su infinita bondad, sabiduría, justicia, y conforme a su plan perfecto e insondable, configuró, escribió en sus designios eternos y secretos la historia del universo conocido por nosotros, en donde hay básicamente cuatro actores o grupos de actores principales,
Dios, por su puesto
Los ángeles de Dios, lo segundo
Los ángeles caídos, lo tercero
El hombre
EL MAL Y LA MALDAD
En palabras de Francisco Lacueva:
“no todo mal es debido al pecado del hombre ni está destinado a castigar el pecado. Este asunto es mucho más complicado de lo que parece, y hay que estudiarlo con sumo cuidado”.
Aquí tenemos que hacer una necesaria matización entre el mal al cual podemos poner al lado como sinónimo el dolor, y la maldad. Parecen más bien sinónimo y de hecho la mayor parte del tiempo las usamos así, pero aquí estableceremos una conveniente distinción entre ambos términos.
Entendemos aquí el mal, como aquello, que sin que necesariamente tenga un objetivo perverso, —conciencia y dirección en el que lo ejecuta— causa tal tristeza de ánimo y de espíritu en el que lo padece que no parece en la mayoría de los casos, aunque se explique con los mejores argumentos, que detrás de ello halla un bien o una razón que lo justifique, a la vez que también a veces se manifiesta con dolor físico leve en algunos e indescriptible sufrimiento corporal en otros.
Entre tanto, entendemos por maldad, y así la usaremos en este trabajo, aquel acto que, consciente a nivel total o consciente a nivel de irresponsable irreflexión, por no hallar una mejor frase, está destinado desde el principio a causar ya sea un perjuicio leve y de consecuencias negativas limitadas y aquel que también conscientemente a los niveles ya expuestos procura el mayor daño posible en el objeto elegido para dicho mal, a lo cual debe añadirse que quien lo perpetra siempre estará procurando satisfacer un perverso deseo interior pues obtiene gran gozo en infligir este mal sin sentido bueno que solo tiene como objeto destruir. El mal es pues un estado y la maldad es una disposición del corazón.
Dicho todo esto, podemos entonces proceder a poner algunos ejemplos.
Después que se inventaron las vacunas hemos estado acumulando en nuestros niños una gran cantidad de rencores no siempre adecuadamente expresados pues resulta que siendo que son niños, ni siquiera procuramos explicarles la razón de porque les pinchamos la piel, preferimos cuando son mas grandecitos engañarlos diciéndoles que no les va a doler, pero estamos mas que claros en que les va a doler y mucho.
Pero siendo niños no han alcanzado la madurez mental como para que perdamos el tiempo tratando de explicarles algo que no parece tener otra explicación visible de que les estamos haciendo un daño y adrede. Este mismo caso aplica con el buen instructor militar, el instructor éticamente correcto y profesionalmente preparado, quien maltrata, hostiga, exaspera a sus alumnos hasta casi llevarlos al limite, porque sabe que al final, cuando estén en el campo de batalla será éste entrenamiento extremo, que les inflige mucho dolor, mucho mal, y sin embargo desprovisto de maldad, dirigido a la bondad, que tiene un propósito bueno, será a la postre, en la mayoría de los casos, lo que hará la diferencia entre los que regresan a casa y los que no vivan para contarlo.
Podría darles más ejemplos como estos, pero me parece que ya a esta altura me habrán comprado la idea. Creyendo que fue así, prosigo entonces con la otra cara de la moneda, todo lo anterior fue la explicación del mal y del dolor, el mal, desde esta perspectiva y el dolor desde esta concepción no son intrínsecamente pecaminosos siempre que estén conscientemente dirigidos a un propósito predeterminadamente bueno. De hecho, digo más, un mal, que termina en bien, si de antemano no fue planificado para tal fin, es loable, plausible y admirable, pero no tiene merito alguno para con Dios, y cae igualmente —yéndonos a la esencia de las cosas— en la categoría de la maldad, pues sería como admitir que fue simplemente una chepa. Fijémonos que esto se puede afirmar del mal y el dolor, pero jamás de la maldad, pues la maldad para que sea tal, siempre tendrá como propósito primario producir un daño que no intenta un resultado bueno finalmente.
Así que la maldad se distingue igualmente que la bondad porque tiene un propósito, ambas se valen de los elementos que sean necesarios para alcanzar sus objetivos. La maldad se vale del bien, o de lo que produce placer o algo bueno, para al final hacer sufrir lo más posible al objeto elegido, y así mismo, el bien, la bondad se vale del mal y el dolor, no así de la maldad, para lograr sus objetivos. Acerca de este delicado tema, les invito a consultar, The Problem Of The Pain, By C.S. Lewis. Hay traducción en español, por la editorial Caribe. El Problema Del Dolor.
Bien, esto explicaría la razón, inexplicable de porque Dios permite, en el lenguaje de los Teólogos, tanto maldad, y según mi teoría, esto explicaría más bien porque Dios usa tanto mal y dolor para lograr sus objetivos. Recordemos que hacer las cosas de una u otra forma es cuestión de su soberanía, no hay en Dios una sola manera de hacer una algo, una misma cosa puede ser realizada de mil maneras, sin embargo, sabemos, por nuestros amigos los teólogos que Dios en su conocimiento exhaustivo contempla de una sola vez todas las posibilidades de un mismo evento incluidos los futuribles *aunque sobre los futuribles hablaremos mas adelante* y elige de todas las alternativas la que sin lugar a errores resultaran en lo más conveniente. Así que, si a Dios, después de haber sometido el drama humano a su exhaustiva y perfecta consideración, resolutó y decretó que la manera más conveniente de guiar al hombre a la perfección era el sufrimiento, bienvenidas sean el mal y el sufrimiento como bienvenida es la inyección que le salva la vida a nuestros niños.
Elección Predestinación Libre Albedrio
Ahora bien ya establecimos que Dios usa el mal y el dolor, pero dijimos que no usa la maldad, o más bien, el no es el autor de la maldad, porque ciertamente puede usarla de y de hecho la usa para sus propósitos eternos. Luego la maldad la inventó o fue autoría de alguien más, o es el resultado no planificado pero previsto de Dios para también lograr algo bueno, o mejor dicho, es el resultado, de la planificación sin que sea parte del plan. Es difícil abordar este tema sin culpar a Dios, es difícil tratar de sacar a Dios del asunto sin afectarle sus atributos, es difícil echarle toda la culpa a Satanás sin convertirlo en Dios, o en parte de El al mismo tiempo, o convertirlo o en victima en alguna manera.
Si Satanás creó la maldad, el diablo y así mismo los seres creados tendrían poderes creativos, es la Biblia la que afirma que Satanás fue perfecto en todos sus caminos hasta que fue hallada en él maldad. Ahora bien la Biblia en ninguna parte enseña categóricamente que Satanás fue el creador de la maldad, solo se limita a decir que en lo que a Satanás toca, que su conducta fue perfecta hasta que se detectó maldad en él. Pero Satanás fue obviamente creado mutable, bueno todo cuanto Dios crea goza o adolece de ese atributo pues de otro modo su creación tendría atributos y esencia divina y Dios no puede crearse así mismo, porque es un absurdo.
Recordemos que lo que en la tierra se llama o se atribuye como creación del hombre, no es creación como la Biblia define el acto de crear al que ahora nos referimos, el hombre descubre y aprende a manipular lo descubierto mediante elementos todos preexistentes, eso no es crear, Dios crea de la nada. El amor, el odio, el mal, el bien todo ello son conceptos y realidades existentes en Dios. Pues Dios es la causa primaria de todas las cosas y cuando decimos todo en este caso, realmente estamos diciendo todo. Ahora bien, vale destacar que la esencia de Dios es el amor en su más pura expresión, de su amor infinito emanan todas las demás manifestaciones, inclusive el odio, la maldad y todo lo demás.
DIOS FRENTE A LA ETICA Y A SUS
ATRIBUTOS Y PERFECCIONES
Creo que sin lugar a dudas esta es la parte a mí entender que siempre nos esquiva, queremos conservar la libertad del hombre pero sin comprometer la soberanía de Dios, queremos que Dios mantenga su justicia y que al mismo tiempo sea el regente de la historia y que tenga control de ella, pero sin vulnerar la libertad humana.
La realidad es que eso es exactamente lo que Dios hace, el problema es que la Biblia nos explica cómo. Y la manera en que aparece la doctrina expresada crea a mi modo de ver más que una simple tensión, crea una verdadera contradicción, por eso trabajamos en este ensayo, porque somos signatarios de la analogía de la fe en todas sus partes y del buen ejercicio hermenéutico así como de la doctrina de la inerrancia de las Escrituras.
Dicho esto pasamos e examinar el asunto. Viene a ser pues que Dios es la causa primera de todas las cosas*, Dios provee a las criaturas así como a la creación toda la energía vital que permite y determina que las cosas subsistan y El es la razón de ser y el ser mismo de todo lo creado, manteniendo a su vez la cualidad de estar distintivo de lo que crea, no mezclado, y sin embargo estando presente en cada átomo de su creación.
En razón de su infinita perfección y de su simpleza*, como define Lacueva esta perfección, Dios está completo a todos los niveles, nada le falta y nada le puede ser añadido, en razón de su eternidad, ninguna cosa le es extraña o ajena y por lo misma perfección posee un conocimiento exhaustivo de cada detalle de la historia de la cual dispone y controla sin que ella lo absorba a El, pues El es atemporal pero tiene dominio absoluto sobre el tiempo. Debido a su omnisciencia, y omnipresencia así como su simultaneidad Dios es capaz en todo momento concebible de conocer exhaustivamente todas las cosas íntimamente de tal forma que nada escapa a su infinito conocimiento. Nada pues, toma a Dios por sorpresa. Pienso que hay más de una manera de ver este asunto.
En primer lugar, que Dios sepa todas las cosas que pudieran ocurrir por mera intuición. O sea, que, informado íntegramente de cada una de las variables que pudieran intervenir en un determinado acto y conteste de todos los posibles escenarios y motivaciones en que se pudiera desarrollar una determinada cosa o acción Dios puede formarse una idea perfecta de algo que no a ocurrido pero que por su conocimiento infinito puede prever como posible y hablar sobre dicha cosa o evento con la mayor precisión. Eso será algo así como un enorme ordenador capaz de predecir, en base a información previa, las condiciones del tiempo, se trata de un conocimiento basado en la ventaja inimitable e inigualable que le da su sabiduría.
Pero eso solo nos deja con un Dios que para todos los fines en realidad no sabe íntimamente nada, hasta tanto no se ha provisto así mismo de información foránea, el material de su conocimiento no le viene de si mismo, sino que lo adquiere, luego si Dios adquiere información de las cosas que el mismo crea, deja de ser esencialmente simple* y por lo mismo deja de ser Dios.
La otra cosa es que Dios sabe todo lo que ha concebido, es decir, antes de haber decidido el acto creador, Dios no sabia que crearía algo. Pero eso seria una admisión de que Dios esta adquiriendo conocimiento, implicaría además que Dios se esta expandiendo que Dios esta creciendo, por lo tanto indicaría que Dios no esta completo y por lo mismo Dios dejaría de ser perfecto.
Lo que sigue es que Dios eternamente se esta comunicando así mismo se ha conocido así mismo infinitamente de tal manera que todos sus pensamientos que son pura energía creativa están siempre frente a si mismo no de forma caótica sino mediante una perfecta armonía basada en la eterna comunicación que hay en las personas de la deidad. De este modo Dios ha visto ya todas las cosas ir y venir delante de si…….
Ahora bien en qué forma debemos entender la sorpresa prever y pre ordenar son cosas distintas
Crear de la nada solo viene de Dios, hasta donde sabemos. Si el diablo inventó o creó la maldad o es Dios o debemos admitir, sin rebajar a Dios, que Dios dotó a las criaturas con cierto nivel y capacidad de creación de tal manera que su carácter de exclusividad como soberano de todas las cosas no queda afectada.
Por tanto, vista la complejidad del asunto vemos que la única vía de siquiera tener un pequeño acercamiento a esta cuestión será filosofar un poco sobre los alcances de la creación de las criaturas. Como Dios es infinito en poder y sabiduría, podríamos argumentar que sabe bien como creó tanto a hombres como ángeles. Los ángeles, sabemos no tienen un cuerpo que los limite mas allá de las restricciones propias de un ser inferior a su creador, el mundo físico y sus limitaciones, así como las reacciones medioambientales y fisiológicas y meteorológicas que inciden en menor o mayor grado en la psiquis del hombre, estas no tienen ninguna incidencia en la existencia de ellos. No obstante los ángeles son seres dotados de emociones y sentimientos a una escala que solo podemos imaginar, aunque lo que si fuera de toda duda es que la codicia, el orgullo y hasta la lascivia pueden tener cabida dentro de un ser angelical.
La Biblia habla muy poco acerca de los ángeles y en cambio habla bastante sobre el hombre, lo único que se puede obtener sobre los alcances de la voluntad de los ángeles es que al igual que el hombre recibieron mandamientos que debían obedecer. Contingente
APARTE
EL PROBLEMA DE LA PRESCIENCIA SIN PRERDESTINACION
Si la omnisciencia de Dios, solamente significara que Dios sabe todo lo que al presente existe y que es conocible, no sería mucho problema aceptar la presciencia de Dios como sinónimo valido para la predestinación. Pero, resulta que no es así. Dios sabe, no solo todo cuanto ha pasado, sino que también sabe todo cuanto ha de pasar y sabe también, según afirma la Biblia aun lo que podría haber pasado de haberlo El permitido.
Ahora bien, no tenemos conflicto alguno con lo pasado, los hombres hemos podido almacenar gran cantidad de información sobre el pasado sin ningún problema, siendo pues el hombre creación de Dios, es de esperarse que Dios tenga un “cerebro”, “mente” muchísimo mas potente, —usé este antropomorfismo para hacerme entender—, el mismo razonamiento aplicaría para que pueda tener conocimiento de todo lo conocible en el presente. Pero cuando hablamos del futuro ya pasamos a otro campo.
La única manera de saber lo ha de pasar es que ya haya pasado, es sencillamente un absurdo que alguien pueda decir lo que va a ocurrir incluidas las caídas de las hojas de los árboles en el evento, sin que necesariamente el evento haya tenido lugar previamente. Primeramente porque Dios no depende de su imaginación para obrar, es más, Dios no tiene tal cosa como la imaginación, la imaginación es un asunto intrínseco de los hombres, en cambio los pensamientos de Dios, son todos realidades, realidades estas que ocurren indefectiblemente en un plano inmaterial y más adelante tienen evento en el mundo físico, no todos sus pensamientos, sino, solo aquellos que El en su soberanía escogió de antemano como dignos de tener ocurrencia. Según mi parecer, lo que Dios anunció como posible, no es más que un fragmento de historia no pre escrita, por tanto no vivida y desechada entre infinitas opciones por la mente exhaustiva de Dios del cual en el cielo hay registro, pero que se decidió que no ocurriera.
Por su puesto que mi tesis suscita muchas interrogantes, y además muchos odios y decepciones. Porque si Dios sabe todo, solo porque lo vio todo antes de que ocurriera, como todavía podemos hablar de la omnisciencia en la manera en como la entendemos. A esto debemos responder que lo primero que hay que hacer es ir a la Escritura e investigar que enseña la Escritura sobre la omnisciencia de Dios, para ver que diferencia hay entre lo que los teólogos dicen sobre su omnisciencia y lo que El mismo dice sobre ella.
Puede acaso alguna criatura pensar y lograr que sus pensamientos sean realidad a algún nivel inmediato, es decir, que sus pensamientos cobren vida, la respuesta es No. Puede alguna criatura acumular infinidad de información sobre toda clase de eventos y organizar esa información infinita para orquestar un plan coherente y viable, la respuesta es, No puede.
En que sentido quedaría Dios disminuido si su omnisciencia solo significara preconocimiento, desde esta perspectiva, la palabra presciencia adquiere entonces otra connotación, sobre todo para quienes disputan la elección y la predestinación.
Como sabemos, los arminianos sostienen que siendo Dios omnisciente vio de antemano lo que habría de ocurrir con la humanidad en cuanto a aceptar o rechazar a Cristo. Por otro lado los calvinistas sostienen que Dios de antemano decidió quienes habían de salvarse y a los demás los dejó en su anterior estado de pecado, cree una parte de ellos, y que los predestinó al infierno cree otra parte.
Nosotros sostenemos que lo que los arminianos llaman “ver de antemano” en realidad lo que quiere decir es que Dios, lo adivinó o lo supuso de antemano, —no quiero decir que los arminianos crean en la adivinación, lo que sostengo es que ese modo de pensar sobre el acto de Dios en realidad termina siendo aquello— lo cual es completamente absurdo. Por otro lado si Dios simplemente vio de antemano y se limitó a salvar a los que habían decidido salvarse de antemano, la palabra elección pierde todo significado, o sea, ¡Dios eligió a los que eligieron salvarse! Algo completamente absurdo.
Pero lo que dice Efesios, en cambio, es revelador, expresa que a los que antes preconoció, a estos también llamó y que además los predestinó, a este fin, no puede ser más pertinente el comentario del Dr. Eveis L. Carballosa, en el sentido de que el griego refleja claramente el que Dios tuvo una relación de conocimiento estrecho en la eternidad pasada y que a cada uno de los elegidos los conoció de antemano y le plugo salvarles haciendo lo necesario para que así ocurriera en la historia de la humanidad.
Yo sé bien, que tanto Agustín, como muchos otros pensadores e inclusive sectas demoníacas tienen conceptos muy parecidos a este, es cierto, hay que admitirlo, pero no olvidemos que hay muchísimas cosas que otros falsos profetas han ligado con la verdad sin que ello signifique que la verdad deje de ser correcta. Lo que hay que hacer cuidadosamente es separar la paja del trigo, cosa de la cual cosa ciertamente ya estamos advertidos y persuadidos de que el hombre no es muy hábil en ello.
A pesar de todo ello, es importante reflexionar sobre lo que ya he dicho, Dios no es adivino, ni supone cosas que ocurren, eso si que sería rebajar a Dios, Dios, en cambio El conoce íntimamente y exhaustivamente cada episodio del universo habiendo realmente ocurrido dentro de si, y habiendo El decidido cuál tendrá y cuál no tendrá ocurrencia según su infinita voluntad.
Ahora bien, esta parte de mi tesis nos lleva al otro problema, dicho problema es el factor sorpresa, dicho factor se supone que no tiene ocurrencia en Dios, nada ni nadie en el universo hace ninguna cosa sin que de antemano El sepa que habría de ocurrir. Pero, si como hemos dicho anteriormente Dios hace que sus pensamientos ocurran indefectiblemente y más adelante edita, no daría esto la impresión, de que lo ve antes, para saberse la novela, o en otras palabras, quiere saberse la novela porque no se la sabe. Y es después de aprendérsela que decide cuales capítulos y escenas dejar y cuales cortar, para que luego el producto final refleje su voluntad, y por su puesto, gozar así de conocer cada detalle de la historia y poder dar así a sus siervos los profetas ese preconocimiento extraordinario de lo que ha de acontecer, habiendo El, por su infinito poder tenido la oportunidad de sondearlo todo de ante mano. Admitimos que si, podría ser.
Esa manera de abordar el asunto reivindica la posición de los arminianos respecto del libre albedrío. En una situación como la antes planteada, las criaturas tienen hasta cierto punto un libre albedrío, tienen un libre pensamiento, solo que esa libertad solo llega hasta donde el editor la permite.
Lo malo del asunto es que Dios realmente no tiene un conocimiento calificable de infinito o insondable, toda vez que lo que hacen o puedan pensar las criaturas esta fuera del conocimiento del creador de forma primaria, y El solo sabe todo cuando pueden pensar las criaturas y cómo van a reaccionar después de haber editado la película.
Sinceramente creer que Dios es omnisciente, creer que Dios elige según este principio es cosa tan absurda e indigna de Dios, que llego a pensar que la única razón para ser arminiano es la falta de razonamiento.
La otra alternativa que es la que los arminianos y todos los que no son calvinistas detestan, es sin embargo la que parece que mejor encaja, humanamente hablando debo admitir por mi humana ignorancia que tampoco es agradable pensar en esta forma.
Pero bien, aquí vamos, la otra manera de ver la omnisciencia y presciencia de Dios, es verlo como un escritor. Un escritor prolífico y organizado con una cualidad única, todo lo que escribe se hace realidad, porque lo que va escribiendo es su buen plan maestro, el plan no estaba pre escrito, antes de haber decidido escribirlo, todo es pues antes y después de haber decidido escribir, en el mismo acto de escritura el escritor contempló todas las posibilidades en como podía ser su plan mucho mas excelente para su gloria, pero lo que al final plasmó con su pluma es lo que eligió como más conveniente para el propósito de su obra, todo lo que sale de su pluma ya está completo en si mismo, es decir, en su cuaderno no hay borrones, lo que de su pluma sale es perfecto en todo sentido y lo que ocurre bueno o malo, contribuye a su plan perfecto, así pues Satanás, su rebelión, el hombre, su caída, Cristo, su obra redentora, el infierno y el cielo todo estaba de antemano pre escrito para que ocurriera todo tal cual El lo había dispuesto. Increíblemente esta es la doctrina que encaja perfectamente con la soberanía de Dios, todo lo demás entra dentro de ese esfuerzo inútil, condescendiente y absurdo de tratar de defender a Dios, si el es soberano, creámosle que lo es, si el dice que es bueno creámosle que lo es, si el escribió la página del pecado, creamos según la analogía de la fe, que lo hizo para su propia gloria y que todo coopera para esa gloria, si el dice que no es autor de la maldad, creámosle, porque el no es autor de la maldad, sino del mal, la esencia de Dios es la bondad infinita, pero, obviamente después de haber examinado todas las infinitas alternativas posibles el sabio Dios decidió que una historia con mal y maldad y que era lo más conveniente a su propia gloria y lo más apropiado para la exaltación de su infinita bondad.
Toda queja contra este sistema tiene su origen simplemente en haber conceptualizado la libertad desde una perspectiva puramente humana y no desde una perspectiva bíblica. Toda rebeldía contra este planteamiento tiene a mi juicio su origen en el problema de ubicar al hombre en el centro del drama de la novela donde Dios es el autor, yo pienso que eso es humanismo de la peor calaña… en Génesis no dice, en el principio creo el Hombre los cielos y la tierra, tampoco dice, en el principio creo el Hombre a Dios, ni siquiera dice en el principio Creo Dios al hombre. No, el hombre es parte de una obra donde Dios es el protagonista, el guionista, el director y el que se lleva todos los créditos, lo que dice pues es… en el principio creo Dios los cielos y la tierra” para que Dios sea todo en todos, vean.
Por tanto mucho yerran quienes creen que le hacen a Dios un favor “defendiéndolo” de sus declaraciones mas enfáticas, como si se tratase de un presidente terrenal que dice algunas sandeces y luego sus funcionarios tiene que salirle al frente a sus declaraciones para decir que donde dije “digo”, dije “Diego”.
Así pues, Dios sabia que pecarían, pero digo mas, Dios planifico la caída, porque todo ello al final coadyuvaba al plan principal. Dios no es reo de su propio infierno por ello, primero porque El es soberano, segundo, porque “quien ha resistido jamás su voluntad” tercero porque su plan es perfecto y nada escapa a su planificación, de este modo Dios no planifico el pecado como una causa primaria sino como un consecuencia directa de la causa primaria. Dios mando al hombre no comer, a sabiendas de que dicho mandato el detonante, para que comieran, no es cierto que si no comían sucedería algo más, eso es una falacia, y una incoherencia total, Dios no tiene un plan B debajo de la manga.
de hecho, jamás, en parte alguna dela biblia se da tal posibilidad. Por diseño el hombre estaba inclinado a comer del árbol, sin que comerlo implicara en este caso pecar (me explico) no estoy diciendo o negando lo innegable, que el hombre al violar el mandato de Dios haya pecado, no, jamás de los jamases, lo que digo es que, la comezón por saber y conocer el bien y el mal y mas allá eran parte intrínseca del diseño humano, no así quizá, la prudencia, la continencia, y otras cualidades que le vinieron después de aprender por experimentación la imprudencia y la incontinencia.
Dios dijo que no coman, sabiendo que comerían, y habiendo planificado que lo hicieran, y cuando lo hicieron no es que lo haya descubierto, es simplemente que el plan prosiguió, tal como había sido planeado.
EL VALOR DE LA SANGRE
LA OBEDIENCIA
La sagrada escritura nos dice que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado. También nos dice que toda desobediencia es pecado. Sabemos así mismo, que Adán y Eva pecaron mediante la rebelión, la codicia, y otros males relacionados todos fundidos en un mismo accionar, el accionar de la desobediencia, la transgresión de los claros mandatos de Dios.
Cuando se analiza la prueba a la que Dios sometió a la primera pareja se ve claro que el objeto de prueba no era relevante en si mismo, pudo haberse tratado de una roca sagrada, un determinado arroyuelo del que no se podía beber, o una rosa perenne que no se pudiera arrancar, el objeto era indiferente, excepto en cuanto al carácter didáctico del objeto escogido, si es que tenia alguno. Dado que casi cualquier cosa puede tornarse codiciable con solo mencionar la palabra NO LO TOQUES.
Los mandamientos adquieren magnitud dependiendo de quien los establece. Solo establece mandamientos quien tiene fuerza para hacerlos cumplir mediante la coerción, un mandamiento sin poder coercitivo, se convierte en una mera declaración de intenciones. Es bien sabido que Dios había demostrado al hombre hasta cierto punto que tenia poder. Se había presentado ante él como su creador. Cuando el hombre abrió los ojos por primera vez no sabemos que fue lo primero que vio o a quien vio, quizá estaba junto a si el Ángel de Jehová, aunque nos parece poco probable. O tal vez, simplemente escuchó la voz de Dios después de un rato. Lo cierto es que esa voz hablaba de todo lo que rodeaba al hombre como suyo, y dado que todo era de su propiedad y creación suya, tenia el poder y el derecho para delegar autoridad sobre todo lo creado.
En el hebreo bíblico nombrar además de simplemente poner un nombre tiene una implicación de propiedad y de pertenencia. “He aquí llamo Dios a lo seco tierra y a la reunión de las aguas mares” Dios llama a las cosas por nombre como el quiere porque les pertenecen. Como una forma de mostrar al hombre que Dios realmente esta delegando autoridad sobre él le da la potestad de ponerles nombre a los animales, Dios reservó parte del evento post creación para el hombre; nombró todas las cosas en términos generales, pero un acercamiento más particular lo dejó en manos del hombre.
La relación que Dios mantenía con el hombre era armoniosa, aparentemente nada ocurría que rompiera la calma y el equilibrio reinantes en el Jardín del Edén. Los roles parecían estar claros:
Dios era alguien diferente de todo lo conocido, no tenia cuerpo, no era visible, pero era una realidad presencial. De una u otra forma la voz de Dios llenaba la ausencia de un cuerpo visible.
Dios tenía poder, siempre se presentaba así mismo como el propietario.
Dios era feliz, no parecía necesitar nada, lo sabía todo y hacía todo cuanto quería.
Dios por lo mismo era dueño, establecía reglas y anunciaba castigos.
Pero hasta ese momento no había incursionado ningún tipo de actividad violenta en el entorno; entonces el hombre ignoraba la ira de Dios, aunque conocía el termino castigo, pero solo en términos teóricos. Dios hasta ese entonces no había probado que era capaz de hacer cumplir sus demandas. Por lo tanto, el hombre podía verse tentado a desafiarle. Pero Dios no ha tenido ocasión de mostrar su poder persuasivo y correctivo aunque sabe que muy pronto lo hará. El hombre, por su parte, no ha despertado a la realidad de que puede intentar cuestionar a quien se presenta ante si como superior y desafiarlo. Y no ha despertado a dicha realidad porque no ha habido en la necesidad hasta el momento. El hombre es feliz con lo que ve, con lo que oye, con lo que tiene, y con lo que da, y la palabra necesidad no existe para él, pues en este momento histórico realmente no le falta nada.
Hasta que otra voz, pero con cuerpo, llama su atención procurando desacreditar a la primera voz, esa primera voz que hasta aquel momento era la única voz, aquella voz, que, hasta aquel entonces había sido suficiente para proporcionarle toda clase de bienes todos palpables; pero que por su puesto, a cambio ejercía supremacía mediante la coerción de: “mira, si haces esto luego te pasa esto”
Así que la segunda voz, la de Satanás, procura desacreditar la voz de Jehová. Asi que el hombre ha sido advertido de que la primera voz no le ha dicho todo, de que pudiendo darle mas cosas las retiene caprichosamente y de que teme perder su supremacía si ellos descubren la clave del poder que se halla en precisamente aquello que se les ha prohibido tocar.
Aquel fruto, bonito o feo, grande o pequeño, rojo o blanco, estaba en el contrato desde el principio; pero de buenas a primeras una de las partes ha decidido quebrar el contrato unilateralmente, sin previo aviso, sin mesa de discusión y de manera alevosa. Una de las cláusulas del contrato, establecía en su párrafo dos b, que la muerte, una situación del todo desconocida para el hombre, tendría lugar el día que hubiera una violación al contrato, decimos desconocida, a menos que se admita que, la muerte tenia manifestación en alguna forma en el Huerto del Edén. El hombre sabia en teoría que era la muerte, pero no lo había experimentado, sabia también en teoría que era el castigo, pero no lo había vivido, conocía el amor y lo bueno, pero no había visto jamás la maldad, así que no tenia plena conciencia de lo que tenia entre manos, no tenia un paralelo eficaz con el cual comparar y contrastar su inmensa felicidad a fin de que la supravalorara. Lo único que conocía hasta entonces era la obediencia y sus resultados. Así que un día el hombre decidió violar el contrato, se vistió de boy scout y se aventuró a la mar, aunque no esperando encontrar lo que halló.
Buscaba saber lo que la primera voz, la voz de Jehová había rehusado decirle, esperaba talvez adquirir poder y quizá encontrase con Dios en aquella esquina inmaterial en la que se ocultaba y silbarle, “hey tú Jehová, no me querías decir el secreto, pero, no importa, mi amigo Satanás me dijo todo” ¡Como te quedo el ojo!”
Pero aunque su piel se veía exactamente igual que antes de comer el fruto y el aire en la piel no se sentía diferente un extraño sentimiento jamás experimentado antes empezó a bombardear su mente. Era la culpa. Ese sentimiento comenzó más o menos cuando la conversación iba por: “no es cierto, de todos los árboles podemos comer, menos del árbol de la ciencia del bien y el mal, porque Dios nos ha advertido que moriremos si lo hacemos”
El asunto empeoró cuando sabe Dios usando que artimaña la mujer convenció a su marido para que también participara, y se terminó de desmoronar, cuando los armoniosos sonidos del Huerto y el dulce trinar de las aves tornaron en ruidos espantosos porque la mente ya estaba predispuesta al mal, cada eco era la presencia de Dios, la primera voz, pues la segunda voz hacia rato ya no se oía, por más que llamaron al Diablo para que les respondiera por haberlos estafado, por más que le dieron voces, la segunda voz no respondió; y no podía ser de otro modo, la segunda voz estaba en el cielo, llevando un recado ante la primera voz:
¡Mira lo que le hice al rey de la tierra, le arrebaté su corona, ahora yo soy el príncipe! ¡Lo ves, te dije que gobernaría de cualquier forma!
Es entonces cuando Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, las tres voces omnipotentes, que forman la única e inconfundible voz que inspira reverencia y respeto conforme al plan preestablecido actúan para adoctrinar al hombre sobre el fundamento del poder de Dios. Hasta ahora el hombre no sabía si Dios, era el único Dios, o si era el único poderoso, o si simplemente era medio poderoso, o poderosito, ahora el hombre iba a aprender por experimentación que cuando Dios dice: NO HAGAS, no solo expresa un deseo, sino que también está dando una orden, y que cuando Dios dice: “si no haces esto te pasa esto” es porque de cierto tiene con qué responderle a los pretendidos desafíos, porque para él no hay tales.