LA IGLESIA IGLESIA i d e a
l i z a d a
Lo ideal es lo deseable, (solo
explorado desde la perspectiva del que desea el bien más puro, los malignos
también tienen sus escenarios ideales, pero, no nos detendremos a considerar
esos océanos de maldad). Lo ideal es lo correcto. La forma en que, en un
contexto humano de imperfección las cosas deberían ser. Lo idealizado, es la
expectativa desbordada (hiperidealización)
por la cual, fuera de un contexto de realidad, y basado solo en suposiciones,
se atribuye a una persona, lugar o evento lo que deber ser. Esta definición
resulta ser muy atinada sobretodo en el ámbito de la vida cristiana y muy
especialmente en el campo de la escatología.
Una iglesia es idealizada cuando se
pretende que en ella no habrá conflictos tales como inmoralidad, errores
doctrinales, descuido de los ministerios, una adoración defectuosa o unas
instalaciones descuidadas. Toda iglesia en algún momento o incluso
periódicamente pasa por situaciones similares. Cuando los siervos de Dios
idealizan su iglesia local entran en una ruta que irremediablemente los llevará
a la decepción en cuanto a la obra que Cristo está haciendo en sus siervos en
sentido general. Esta decepción se debe mayormente a la incapacidad humana de
iniciar una evaluación objetiva para con los de afuera, partiendo de una evaluación agudamente crítica hacia adentro. En
palabras de Jesús:
“Mateo 7:5: ¡hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y
entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
El ejemplo no puede
ser más grafico, es como si Jesús ironizara con un oponente imaginario y le
dijera:… ¡Vamos, amigo, que cachaza tienes! ¿Cómo me vas a decir que con ese
tronco tan grande incrustado en tu ojo, el cual te tapa completamente la luz
del sol, me puedes decir, que puedes ver esta pequeña pajita que tengo yo? Ni que fueras Súper Man, y tuvieras rayos X.
Así que, no hay
posibilidad de no caer en semejante decepción si uno, al evaluar su
congregación local, no parte de un necesario y concienzudo auto examen, porque
las debilidades que criticamos en los demás de una u otra forma están
arraigadas en nosotros ya que compartimos la misma naturaleza falible. Así que
no tienes que ir muy lejos para saber por qué los hermanos son a veces tan
insoportables como lo son, solo tienes que dejar de pensar en los defectos
ajenos que tanto te irritan para concentrarte en esas debilidades de carácter
con las que tú has venido luchando por años; sino es que el cansancio te venció
y ya te has resignado a tu propio pecado y lo justificas encogido de hombros
diciendo ¡Esta es mi debilidad! ¿Y quién sabe, Quizá en este punto ya no sea tu
debilidad, sino tu fortaleza en la maldad?
CUIDADO CON CRITICAR A JESUS
Por tanto, intentar
hallar esa iglesia donde no haya la ocurrencia de tales imperfecciones es
perder el tiempo, pero, además, es implícitamente hacer una crítica algo altanera
e injustificada contra su dueño y fundador; porque resulta que Jesús les
encargó a hombres falibles la construcción de su iglesia. Guardando las
abismales distancias, si yo hubiera estado en el lugar de elegir con quienes
iniciar la iglesia, indudablemente no hubiera elegido a los apóstoles para que
lo hicieran, solo hay que ver el prontuario de debilidades que eran parte de
ellos:
·
Egoístas,
·
Prejuiciados (Mr. 9:38),
·
Ignorantes (Mr. 7:18),
·
Ambiciosos (Mr. 10:37)
·
Perezosos (Mt. 26:40)
·
Malagradecidos y faltos de solidaridad (Mr. 14:50).
Pero él Señor, así y
todo, los escogió. Desde sus inicios la iglesia dio visos de no ser una iglesia
humanamente perfecta ni divinamente perfecta pues se comportó:
·
Étnicamente exclusivistas (Hch.
11:18),
·
Moralmente escandalosa (I
Co. 5:1),
·
Desordenada en términos de ornato (I Co. 14:40),
·
Dada a las divisiones y los partidos (I Co. 1:12).
No hay fundamento
bíblico para tratar de hallar una iglesia idealizada, esa iglesia sencillamente
no existe ni ha existido jamás.