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jueves, 5 de julio de 2012

ALEJANDRO MAGNO Y LA IMPRESIONANTE CONQUISTA DE TIRO, LA BIBLIA TENIA RAZON.






Por Juan Alberto Galvá
Fundador del Instituto Teológico De Santo Domingo (INTESAND)






UN ESFUERZO EXTRA...
SITUACIONES EXTREMAS REQUIEREN MEDIDAS EXTREMAS

En el año 574 los babilonios trataron de conquistar la ciudad de Tiro, comandados por Nabucodonosor II, sin embargo sufrieron una aplastante derrota logrando que Tiro se fortaleciera hasta hacerse prácticamente inexpugnable.

Para el año 332 AC, el general macedonio Alejandro magno se dispuso llegar a Tiro con el pretexto de ofrecer sacrificios al dios Hércules, aunque, por su puesto, ésta era simplemente una declaración de conquista diplomática, la cual los tirios no aceptaron. Hizo un segundo intento, pero los emisarios que envió fueron asesinados y lanzados por la muralla de la ciudad. La ciudad de Tiro se hallaban en una pequeña isla separada de la parte continental por un paso de agua de aproximadamente un kilometro de distancia.

Tiro controlaba el mar con su flota y la única manera de aproximarse a la isla era atravesándola, labor que Alejandro Magno no podía realizar puesto que su armada se encontraba muy lejos. Así pues, reunió a sus ingenieros, a la cabeza de los cuales se encontraba el genial Diadés de Larisa y decidió que la mejor manera de asaltar Tiro era construyendo un espigón de tierra y piedra que uniese la isla con tierra firme.

Alejandro Magno fue un soberano cultivado e inteligente, que siempre leía los manuscritos de los historiadores antiguos para aprender de ellos y aplicar sus conocimientos a los retos que se presentaban ante su vida bélica. Al iniciar la empresa asiática, había estudiado atentamente los textos de Jenofonte y, al encontrarse ante Tiro, supo aprovechar a la perfección las anotaciones históricas que el siciliano Filisto había hecho sobre las campañas militares de Dionisio de Siracusa, quien durante sus campañas militares contra los cartagineses se había topado con una ciudad muy similar a Tiro (tomado de Wikipedia).



La lengua de tierra comenzó a avanzar y los tirios realizaron las primeras maniobras para combatirlo. En primer lugar, mandaron nadadores expertos, quienes ataban pequeñas embarcaciones a remo a las estacas, arrastrándolas hacia el mar. Asimismo, hacían salidas con sus barcos y acribillaban con flechas y dardos a los trabajadores. Alejandro Magno ordenó proteger a los operarios con mamparas de pieles y madera, entonces los habitantes de Tiro montaron catapultas y balistas en el adarve de las murallas y comenzaron a arrojar todo tipo de proyectiles contra las obras, por lo que el rey macedonio volvió a responder construyendo dos torres de asedio en la parte frontal del dique las cuales, armadas con catapultas, batirían las murallas y tratarían de impedir que los tirios continuasen acribillando a los trabajadores. Pero los ciudadanos de Tiro eran tan incorregibles como perseverantes, cargaron un barco de transporte de caballos, un navío enorme, con azufre, brea, pez…

Todo lo inflamable que encontraron y lo lastraron de popa, para que la proa sobresaliese del agua. Lo remolcaron con dos trirremes y lo arrojaron contra la punta del espigón. El brulote, con la proa elevada, se montó sobre el dique y, entonces, una nube de flechas incendiarias lanzadas desde las murallas de la ciudad incendió el barco inflamable, cuyo fuego devoró las dos torres y gran parte de las estacas que delimitaban los laterales del espigón. Al día siguiente, una enorme tormenta terminó por destruir lo que quedaba de las obras de ingeniería. La alegría de los tirios era máxima, su ciudad seguía siendo invulnerable, nadie podría tomarla con la fuerza de las armas.

El asedio de Tiro fue tan sangriento como desconocido. Sólo murieron 800 macedonios, frente a los 8.000 tirios que perdieron la vida en la defensa de su ciudad, 2.000 tirios fueron crucificados a lo largo de kilómetros de playa y 30.000 ciudadanos y extranjeros fueron convertidos en esclavos, sin embargo, varios miles de tirios fueron recogidos y escondidos por la armada de la vecina ciudad Sidón.



Cuando los gritos y chillidos se ahogaron en la ciudad, Alejandro Magno acudió al Templo de Melkart a rendir el sacrificio al dios. Se dice que le ofreció la máquina de asedio que terminó por derruir el sector de la muralla desde donde penetraron los macedonios.Alejandro Magno se había retrasado más de 7 meses en su camino a Egipto para tomar la pequeña isla. Si bien, el ejemplo de Tiro sirvió desde entonces para el resto de ciudades, nada podría frenar el arrollador avance del autoproclamado Hijo de Zeus. (Tomado de Wikipedia)


Los enemigos han intentado todo para impedir que la obra de reconstrucción. Inclusive ya han logrado que el pueblo declare una palabra de derrota “no podremos edificar el muro” pero Dios ha suscitado un líder fuerte y responsable para su pueblo. Nehemías no ha sido indiferente antes las demandas de Judá, pero tampoco ha sucumbido ante la tentación de claudicar y declarar la palabra de Satanás de que “no se puede terminar la obra” antes bien ha tomado medidas audaces y valientes.

En primer lugar se ha encomendado a su Dios, y a renglón seguido, a dispuesto una serie de acciones para garantizar la seguridad y la continuidad de la obra Cf 4:13-14-16.

Pero al mismo tiempo ha podido inspirar al pueblo para que se reenfoquen en el origen de la fuerza de Jerusalén, para que redescubran la razón por la cual están acometiendo esta obra de reconstrucción:

“14. Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas”.

NO TEMAIS
ACORDAOS
PELEAD


Nehemías habla directamente al corazón de un pueblo que está en un estado de mucha tensión, grandemente atemorizados por la posibilidad cierta de que pueden ser victimas de gran violencia y de que sus familiares y posesiones pueden verse gravemente afectadas, o en el peor de los casos, definitivamente perdidas. Por ello, les dice una palabra que hallamos frecuente en los labios de nuestro Señor:

“NO TEMAS”

No temas, dijo el Señor a Abraham cuando creía que quizá ya no vería la promesa cumplirse.

No temas, dijo el Señor al pueblo de Israel cuando estaban por entrar a la batalla contra los egipcios, “vosotros estaréis quietos y Jehová peleará por vosotros”.

No temas, dijo el Señor a los discípulos cuando estaban en la barca y las olas amenazaban con abatir la embarcación.

No temas dijo el Cristo resucitado a Juan cuando tuvo la revelación del Cristo viviente y glorioso,
NO TEMAS. El Señor está contigo, hoy mañana y siempre.


Les dice además; ACORDAOS, en otras palabras;
Hagan memoria, o dicho de otra forma,
No se olviden.
En momentos de tensión y dificultad solemos olvidar las herramientas con las que contamos, un conductor puede, en un momento de tensión olvidar que tiene a su disposición el freno y hasta podría pisar el acelerador causándose gran daño. Una persona en medio de un temblor de tierra puede olvidar la dirección hacia dónde abre la puerta y quedar atrapada y sufrir graves heridas, la amputación de un miembro de su cuerpo o la muerte; un buen nadador puede quedar petrificado por el miedo ante una ola grande y olvidar que sabe nadar. El temor paralizante produce olvido, amnesia momentánea, trae un ofuscamiento de la memoria, así que ese temor es malo, y hay que desecharlo, pero, aquellos que confían en Dios, no tienen por que temer, sino que son llamados a mantener la ecuanimidad; no a volverse gente sinvergüenza, o indiferente, sino, personas centradas, caracterizadas por actuar; no reaccionar; dueñas de si mismas, personas con dominio propio como dice la Escritura.

1. En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.
2. Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.
3. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
4. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.


Por ultimo les dice pelead y les recuerda algunas de las razones por las cuales deben esforzarse y pelear:

Pelead por vuestros hermanos,
Por vuestros hijos
Y por vuestras hijas,
Por vuestras mujeres
Y por vuestras casas”.

Nehemías da 5 razones por las cuales el pueblo debe ser un pueblo aguerrido:

Primeramente de manera solidaria con el prójimo “por vuestros hermanos”

Segundo por los hijos, los cual incluye toda la prole familiar, las raíces ancestrales y tribales, los cabezas de familia y toda la representación moral, el liderazgo y los vínculos de autoridad, pues entre los hijos estaban en primer plano los primogénitos, de los primogénitos se preservaba o se continuaba la línea de autoridad y se mantenía cohesionada la tradición de las familias de Israel.

Por las hijas, que eran el recipiente en el cual Jehová había puesto el gozo de su nación, la esperanza de la posteridad

Por las mujeres, las encargadas de la crianza las madres y las matronas, las portaestandarte de la estabilidad y el buen juicio de los hogares

Y por vuestras casas, y por último, —y en ultimo lugar—, por la posesión material, lo último que debe estar en la lista de preocupaciones es lo material, no hay que sacarlo del pensamiento, pero no debe estar en un lugar equivocado, sino en el lugar que le corresponde, en último lugar, para dar paso así a las cosas que realmente tienen valor; ese es precisamente el origen del fracaso de la sociedad actual, los valores están completamente invertidos, y al final hemos invertido, los roles, las funciones y hasta los sexos se han invertido. ¡Que el Señor venga pronto!

Finalmente Nehemías nos dice que pidió al pueblo que aceptará una carga más, los reunió y les dio estrategias de defensa, los colocó en lugares estratégicos, les dijo qué debían hacer en caso de que los enemigos cayeran sobre ellos, creó un sistema de alerta para preservar la unidad; pero además de todo esto, les pidió ir la milla extra; lo que el pueblo estaba emprendiendo era un gran tarea, y una gran tarea requerirá siempre un gran esfuerzo.
Así que ahora les pide:

“Amados hermanos, necesito, no solo que trabajen haciendo mezcla, cargando ladrillos, y enmaderando las puertas, sino que ahora también se requiere, que lo hagan portando una espada y que, de ser necesario, la usen al sonar de la trompeta”. (Paráfrasis del autor).

Hermanos, el reino de los cielos sufre violencia, y solo los violentos lo arrebatan, al reino de los cielos se llega con audacia, con una mansa astucia, con total perseverancia, y con una valentía sin paralelo… ¿Estas tú realmente calificado para ser de aquellos que arrebatan las promesas?




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