El modelo se ha
convertido en la pesadilla de la firma surcoreana.
A dos semanas del
lanzamiento (el 19 de agosto) ya se habían documentado 35
de casos de
baterías que explotaban. Hoy, hemos perdido la cuenta.
A medida que aparecen
nuevos videos, fotos y testimonios, la situación empeora.
Algunos de los celulares "arden" nada
más desconectarlos del cargador. Otros desprenden humo sin motivo aparente o
explotan en la mano de los usuarios. E incluso dentro de un avión.
La
empresa optó primero por aconsejar a sus clientes no cargar del todo el
celular, luego por llamar los aparatos a revisión y -cuando se vio que los teléfonos "arreglados" también
estallan- por pedirles a sus usuarios que los apaguen, y
anunciar el cese definitivo de fabricación.
Pero,
¿qué es lo que está ocurriendo?
Ánodos
y Cátodos.
Las baterías de iones litio (como las del
Galaxy 7) son pilas recargables que almacenan energía
eléctrica y que se combinan químicamente para producir y
transportar energía. Pero si se colocan de forma incorrecta, puede haber
problemas.
Tal y como explicó Apple (que también las usa en
sus teléfonos, al igual que la mayoría de los fabricantes), este tipo de pilas "se cargan más rápido y duran más que las convencionales".
El problema es que generan calor y, si no se
gestionan de la manera adecuada, pueden producir compuestos en su interior que,
como en el caso de Samsung, lleguen a estallar.
"Hemos detectado
un problema en las células/celdas de las baterías", dijo Samsung al respecto, en un
comunicado actualizado el pasado miércoles 5 de octubre.
La empresa explicó que,
tras las primeras investigaciones, había identificado que "se produce un sobrecalentamiento
de la celda de la batería, al entrar en contacto el ánodo con el cátodo,
lo cual es un error muy poco común en el proceso de fabricación".
¿A qué se refería?
La respuesta es más
simple de lo que podría parecer.
Toda batería funciona con dos componentes
que provocan reacciones químicas: los electrodos. Y existen dos
tipos de electrodos, el ánodo (polo positivo) y el cátodo (polo negativo).
El primero libera
electrones como resultado de un proceso de oxidación que fluyen, viajando de un
electrodo a otro. Y el segundo, al otro lado de la batería, los recibe y
absorbe.
Según los especialistas de Phys.org, "esos
extremos- o conductores- nunca deben tocarse, por eso los
fabricantes insertan separadores para mantenerlos aparte".
Y el fallo de fábrica del que hablaba
Samsung significaría que esos dos extremos de las baterías estaban entrado en
contacto, lo cual explicaría las explosiones. Pero esa hipótesis todavía se
está investigando.
"Demasiada
energía"
Will Stewart, del Instituto de Ingeniería y
Tecnología (IET, por sus siglas en inglés), dice que las baterías de litio se
pueden sobrecalentar porque su contenido energético
es demasiado elevado para el peso de cada unidad.
"Eso es fantástico para mantener los
teléfonos y otros dispositivos encendidos. Pero los aparatos modernos usan
mucha energía y solemos recargarlos rápidamente. Así que
si algo sale mal, el volumen de energía liberada es bastante alto y, por lo
tanto, arde".
De
hecho, este tipo de baterías permiten el funcionamiento de la mayoría de los
dispositivos modernos, desde computadoras portátiles hasta autos eléctricos,
aviones o cigarrillos electrónicos, por su potencia, ligereza y rapidez de carga.
En realidad, Samsung
no es la primera empresa que tiene problemas con este tipo de baterías.
También han estallado las baterías de cigarrillos electrónicos y de aviones de
Boeing, o las de autos de Tesla y hoveboards (patinetas eléctricas).
Según Stewart, este
tipo de fallas solo afecta a una pequeña proporción de teléfonos. Pero las
imágenes que generan pueden llegar a provocar gran ansiedad (y desconfianza) en
los consumidores.
Y lo mismo sucede con el
tiempo de carga, una de las obsesiones de los grandes gigantes tecnológicos. El
S6 de Samsung, por ejemplo, se recarga en apenas una hora.
Algunos científicos están
tratando de desarrollar un tipo de electrolitos para baterías de litio y otros
dispositivos que no se quemen o se sobrecarguen tan fácilmente, los
"líquidos iónicos", más seguros pero, probablemente, de menos
duración.
"Como las baterías
generan energía a través de una reacción química, es
muy difícil reducir el riesgo (de explosión) a cero",
concluye Yasuda.
"A veces, la
conveniencia tiene un precio".