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lunes, 7 de marzo de 2016

MARIO VARGAS LLOSA Vida & Obra

Mario Vargas Llosa nació en el seno de una familia de clase media en la ciudad de Arequipa, en el sur del Perú.7 Fue el único hijo de Ernesto Vargas Maldonado y de Dora Llosa Ureta, quienes se separaron meses antes de su nacimiento7 para divorciarse luego del mismo, de mutuo acuerdo.8 Poco después de que Mario naciera, su padre reveló que tenía una relación con una mujer alemana y, como resultado de dicha unión, nacieron dos medio hermanos menores del escritor: Enrique y Ernesto Vargas9 (el primero falleció de leucemia a los once años de edad; el segundo es abogado y ciudadano estadounidense).10
Mario vivió con su familia materna en Arequipa hasta un año después del divorcio de sus padres, momento en que su abuelo Pedro J. Llosa Bustamante se trasladó con toda su familia a Bolivia, donde había conseguido un contrato para administrar una hacienda algodonera cercana a Cochabamba.11 En dicha ciudad pasó Mario los primeros años de su niñez, junto con su madre y la familia de esta, cursando estudios primarios en el Colegio La Salle, hasta el cuarto grado.12 13 Hasta los diez años, se le hizo creer que su padre había fallecido, ya que su madre y su familia no querían explicarle que se habían separado.14 15


Al iniciarse el gobierno del presidente José Luis Bustamante y Rivero en 1945, su abuelo, que era primo hermano del mandatario, obtuvo el cargo de prefecto deldepartamento de Piura, por lo que la familia entera regresó al Perú. Los tíos de Mario se establecieron en Lima, mientras que Mario y su madre siguieron al abuelo a la ciudad de Piura.16 17 Allí Mario continuó sus estudios de primaria en el colegio salesiano Don Bosco,18 cursando el quinto grado y donde hizo amistad con uno de sus compañeros, Javier Silva Ruete, quien tiempo después sería ministro de economía.19
A fines de 1946 o principios de 1947, y cuando tenía diez años de edad, Mario se encontró con su padre por primera vez en Piura.20 Sus padres restablecieron su relación y se trasladaron a Lima, instalándose en Magdalena del Mar, un distrito de clase media.21 Luego se trasladaron a La Perla, en el Callao, donde vivieron en una pequeña casa aislada. Los fines de semana Mario solía visitar a sus tíos y primos que vivían en el barrio de Diego Ferré, en el distrito de Miraflores, donde hizo muchos amigos y donde tuvo sus primeros enamoramientos.22
En Lima estudió en el Colegio La Salle, de la congregación Hermanos de las Escuelas Cristianas,23 cursando el sexto grado de primaria en 1947, y los dos primeros años de secundaria de 1948 a 1949. La relación con su padre, siempre tortuosa, marcaría el resto de su vida. Por años, guardó hacia él sentimientos entremezclados, como el temor y el resentimiento, debido a que durante su niñez debió soportar violentos arrebatos de parte de su padre, además de un resentimiento hacia la familia Llosa y grandes celos para con su madre; pero, sobre todo, a causa de la repulsión de su padre hacia su vocación literaria, que nunca llegó a comprender.24
A los 14 años, su padre lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado, en el Callao, un internado donde cursó el 3º y el 4º año de educación secundaria, entre 1950 y 1951. Allí soportó una férrea disciplina militar, y, según su testimonio, fue la época en la que leyó y escribió «como no lo había hecho nunca antes», consolidando así su precoz vocación de escritor.25 Sus lecturas predilectas fueron las novelas de los escritores franceses Alejandro Dumas y Victor Hugo. Entre sus profesores figuró el poeta surrealista César Moro, quien por un tiempo le dio clases de francés.26


Durante las vacaciones veraniegas de 1952, Vargas Llosa empezó a trabajar como periodista en el diario limeño La Crónica donde se le encomendaron reportajes, notas y entrevistas locales.27 Ese mismo año se retiró del colegio militar y se trasladó a Piura, donde vivió con su tío Luis Llosa (el “tío Lucho”) y cursó el último año de educación secundaria en el colegio San Miguel de Piura.16 28 Simultáneamente trabajó para el diario local, La Industria, y presenció la representación teatral de su primera obra dramatúrgica, La huida del Inca, en el teatro «Variedades».16 29

Bases para una interpretación de Rubén Darío, tesis presentada por Mario Vargas Llosa a su alma máter, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, 1958).
En 1953, durante el gobierno de Manuel A. Odría, Vargas Llosa ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde estudió Derecho y Literatura.30 Participó en la política universitaria a través de Cahuide, nombre con el que se mantenía vivo el Partido Comunista Peruano, entonces perseguido por el gobierno, contra el que se opuso a través de los órganos universitarios y en fugaces protestas en plazas. Poco tiempo después, se distanció del grupo y se inscribió en el Partido Demócrata Cristiano de Héctor Cornejo Chávez, esperanzado en que esa agrupación lanzara la candidatura de José Luis Bustamante y Rivero, quien, por aquel entonces, regresaba del exilio. Dicha expectativa no se cumplió. Durante este tiempo, trabajó como asistente del renombrado historiador sanmarquino Raúl Porras Barrenechea en una obra que nunca llegó a concretarse: varios tomos de una monumental historia de la conquista del Perú.
En 1955, a la edad de 19 años, contrajo matrimonio con Julia Urquidi, hermana de su tía política por parte materna, quien era 10 años mayor.31 Debido al rechazo que este acto causó en su familia, se vieron forzados a separarse durante un tiempo estando recién casados. Para lograr mantener una vida en común, el joven Mario, ayudado por Porras Barrenechea, consiguió hasta siete trabajos simultáneos: como asistente de bibliotecario del Club Nacional, escribiendo para varios medios periodísticos e incluso catalogando nombres de las lápidas del Cementerio Presbítero Matías Maestro de Lima; finalmente ingresó a trabajar como periodista en Radio Panamericana, aumentando sustantivamente sus ingresos.12 32


Por entonces, Vargas Llosa empezó con seriedad su carrera literaria con la publicación de sus primeros relatos: El abuelo (en el diario El Comercio, 9 de diciembre de 1956)33 y Los jefes (en la revista Mercurio Peruano, febrero de 1957).34 A fines de 1957 se presentó a un concurso de cuentos organizado por La Revue Française, una importante publicación francesa dedicada al arte. Su relato titulado El desafío obtuvo el primer premio, que consistía en quince días de visita en París, hacia donde partió en enero de 1958. Su estadía en la capital de Francia se prorrogó durante un mes, antes de retornar a Lima.12 35 Ese mismo año se graduó de bachiller en Humanidades en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a mérito de su tesis sobre las Bases para una interpretación de Rubén Darío.36 Fue, además, considerado como el alumno sanmarquino más distinguido de Literatura,37 por lo que recibió la beca Javier Prado para seguir cursos de posgrado en la Universidad Complutense de Madrid, en España.38 Antes de partir hacia Europa, hizo un corto viaje por la amazonía peruana, experiencia que después le serviría para ambientar tres de sus novelas —La casa verde, Pantaleón y las visitadoras y El hablador— en dicho espacio geográfico.39
En 1960, luego de terminarse la beca en Madrid, Vargas Llosa se mudó a Francia creyendo que iba a obtener una beca para estudiar ahí; sin embargo, llegado a París se enteró que su solicitud había sido denegada.40 A pesar del inesperado estado financiero de Mario y Julia, la pareja decidió quedarse en París donde Vargas Llosa comenzó a escribir de forma prolífica.40 Su matrimonio duró algunos años más, pero terminó en divorcio en 1964.41 Un año después, Vargas Llosa se casó con su prima, Patricia Llosa,41 con quien tuvo tres hijos: Álvaro Vargas Llosa (1966), escritor y editor; Gonzalo (1967), empresario y representante en el Reino Unido del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR);42 y Morgana (1974), fotógrafa. En junio de 2015, después de que la revista ¡Hola! publicara unas fotos en las que Vargas Llosa aparece con Isabel Preysler,43 el escritor reconoció estar separado de su segunda esposa, y pidió respeto por su vida privada.1
En la capital francesa, terminó de escribir su primera novela, La ciudad y los perros, y allí, a través del hispanista Claude Couffon, entró en contacto con Carlos Barral, director de la editorial Seix Barral. La novela consiguió en 1962 el Premio Biblioteca Breve y se publicó al año siguiente en la editorial barcelonesa. En 1966, durante la lectura que hizo de La casa verde, la entonces responsable de derechos de la editorial, Carmen Balcells, decidió proponerse al escritor para convertirse en su agente literario. Lo animó a centrarse exclusivamente en la literatura y le consiguió sustento económico durante el tiempo que durase la redacción de Conversación en La Catedral, a condición de que el contrato con la editorial lo hiciese ella. A partir de ese momento, se convirtió en su agente y llegó a conseguirle contratos extraordinarios.44
En 1971, bajo la dirección del profesor Alonso Zamora Vicente, obtiene un Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid con la calificación de sobresaliente cum laude por su tesis García Márquez: lengua y estructura de su obra narrativa, publicada luego bajo el título de García Márquez: historia de un deicidio.45 Fue jurado del Festival de Cannes de 1976.
Aficionado al fútbol, Vargas Llosa es un experto en estadísticas de este deporte46 y durante el Mundial España 1982 ejerció como periodista deportivo.47 48
En 1983 su ex esposa Julia Urquidi publicó sus memorias tituladas Lo que Varguitas no dijo en respuesta a la novela La tía Julia y el escribidor, basadas en la relación entre ambos,49 que fueron reeditadas en 2010.50



Mario Vargas Llosa en 1982.

Narrativa[editar]

Características generales[editar]

Mario Vargas Llosa ha sido definido como uno de los más completos narradores de su generación y una figura destacada de la literatura hispanoamericana.51 Representante ideal del espíritu del Boom latinoamericano, pues nació literariamente con él y ayudó a definirlo y a identificarlo con una nueva generación de escritores,52 su obra narrativa se caracteriza por la importancia de la experimentación técnica, aspecto por el que es valorado como un maestro de la composición novelística y en el que se ha desempeñado como un notable innovador de posibilidades narrativas y estilísticas.51
Desde el punto de vista temático, sus novelas tratan de la antinomia entre lo histórico y lo estructural, como así lo expresa el título de varias de sus novelas (La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en La Catedral), en las que la presencia de estructuras demuestra el interés casi obsesivo que el autor tiene por éstas.53 Asimismo, en cuanto a los tonos, su obra presenta las características más variadas, desde el humor y la comicidad hasta la caída trágica.51
Por otra parte, el hecho de que el grueso de su producción literaria la haya realizado desde el extranjero, explica el sesgo retrospectivo que domina buena parte de la misma, así como la reconstrucción constante que hace de vivencias íntimas o colectivas del Perú como base de su ficción, salvo algunas excepciones como La guerra del fin mundo y algunas de sus últimas novelas.54
En cuanto a sus modelos literarios, o “precursores” (a los que ha dedicado en varios casos estudios críticos), hay que citar, por un lado, a la novela de caballeríasTirant lo Blanc, de Joanot Martorell, y a Cien años de soledad, de García Márquez, ambas como ideales del concepto de novela total (la que funde lo real con lo irracional y el mito); por otro, son imprescindibles para Vargas Llosa dos escritores en especial: Flaubert, como modelo de la literatura como vocación, de la utilización de la realidad como pozo sin fondo para encontrar contenidos y temas (la mediocridad del ser humano, la violencia y el sexo), como modelo, también, de la importancia de una estructura narrativa rigurosa y de un narrador impasible ante los hechos narrados, etc.; y Faulkner, tanto en lo que respecta a temas y ambientes, como a rasgos formales, especialmente, el multiperspectivismo, los saltos en el tiempo, el uso de varios narradores en vez del omnisciente, la retención de información, el uso de historias paralelas, etc.55

Trayectoria narrativa[editar]

Los inicios literarios de Vargas Llosa fueron el estreno en Piura, cuando tenía 16 años, de una obra de teatro, hoy probablemente perdida, titulada la La huida del Inca, y algunos cuentos publicados en Lima en diversos medios. En Lima, la presencia literaria dominante era la de los narradores de la llamada generación del 50. Aunque finalmente se distanciaría de ellos, el grupo estimuló su vocación literaria con su visión realista de la sociedad peruana, especialmente la de Lima. Más en concreto,
Con ellos, aprendió a cultivar el realismo urbano, de clara intención social y testimonial, a veces inspirado en la escuela narrativa norteamericana, el neorrealismo literario y cinematográfico italiano y las ideas del «compromiso» desarrolladas por Sartre. Estos influjos son visibles en los cuentos juveniles de Vargas Llosa y aun en sus primeras novelas.56
Luego, la ruptura con los criterios estéticos de esa generación se produce sobre todo en el plano técnico y en la resistencia de Vargas Llosa a defender en sus obras tesis o propuestas ideológicas de determinado signo. Así, la novedad básica que introduce con sus obras es
la ruptura del modelo de representación naturalista y del esquema intelectual algo simplista en el que se apoyaba el documentalismo de ese grupo. La misma evolución de las novelas del autor demostraría su rápida independencia estética, estimulada por su experiencia europea y el descubrimiento de otras formas y propuestas.57


La crítica58 tiende a distribuir su obra narrativa en tres grupos:
En el primero estarían sus obras iniciales: Los jefes, Los cachorros, La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en La Catedral. Aunque se trata de narraciones muy diversas en intención, asunto y formas (y, de hecho, cada obra constituye una intensificación de la complejidad técnica y de contenido respecto de la anterior), presentan una incuestionable unidad en cuanto a la complejidad del proyecto y a la visión narrativa que proponen.
A partir de 1973, con la publicación de Pantaleón y las visitadoras, Vargas Llosa inicia una fase marcada por una actitud cuestionadora tanto de los grandes problemas de la sociedad latinoamericana moderna (en especial, los referidos a Perú, en un momento crítico de su historia), como las del arte narrativo con el que intenta representarlas.59 Así, y de una forma evidente, se aprecia una moderación de su afán totalizante y una tendencia a la plasmación de historias generalmente menos complejas y dentro de unos márgenes más restringidos, aunque sin prescindir de recursos técnicos esenciales para él como el efecto de contraste que permite el desarrollo paralelo de dos o más historias.60 Con todo, publica en esta fase una obra, La guerra del fin del mundo, que constituye no solo una excepción a estos rasgos generales (es la obra de mayor ambición y trascendencia del período), sino la primera incursión de Vargas Llosa fuera de la realidad física o histórica de su país.
Desde finales de los setenta, además, su reflexión como narrador aborda especialmente la relación entre lo real y su trasposición literaria, esto es, la, así llamada por él, «verdad de las mentiras», o la constatación de que la palabra crea un mundo propio que se parece a la realidad externa, pero que tiene sus propias reglas y «verdades».61
En consecuencia, todos estos rasgos se manifiestan de una u otra manera, en otros dos grupos de obras: uno que comprende una serie de novelas de tema político, como La guerra del fin del mundo, Historia de Mayta, Lituma en los Andes, La fiesta del Chivo, etc.; y otro que empieza con Pantaleón y las visitadoras, y en el que aborda tanto temas centrados en la reelaboración de experiencias más privadas (La tía Julia y el escribidor) o de modelos clásicos de novela policiaca (¿Quién mató a Palomino Molero?) o erótica (Elogio de la madrastra).

Obras[editar]

Su primer libro publicado fue una colección de cuentos titulada Los Jefes (encabezada por el relato del mismo nombre), que obtuvo el premio Leopoldo Alas (1959).
Su primera novela, La ciudad y los perros (1963) se desarrolla en medio de una comunidad de estudiantes del Colegio Militar Leoncio Prado (situado en el Callao) y se basa en las experiencias personales del autor.62 Esta prematura obra adquirió la atención general del público así como un éxito inmediato.63 Su vitalidad y hábil uso de técnicas literarias sofisticadas impresionó de inmediato a los críticos,64 y ganó así el Premio de la Crítica Española.63
En 1966 aparece su segunda novela, La casa verde, acerca de una casa-burdel del mismo nombre cuya presencia en Piura afecta las vidas de los personajes. La trama se centra en Bonifacia, una chica de origen aguaruna que es expulsada de un convento para transformarse luego en «la selvática», la prostituta más conocida de «La casa verde». La novela obtuvo de inmediato una entusiasta recepción por parte de la crítica, que confirmaba a Vargas Llosa como una importante figura de la narrativa latinoamericana.65
Tres años más tarde publica Conversación en La Catedral, su tercera novela, y en 1971 sale García Márquez: historia de un deicidio, que había sido su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid.66

Mario Vargas Llosa, actor en su obra de teatro "Los cuentos de la peste", junto a Aitana Sánchez-Gijón, estrenada en el Teatro Españolde Madrid (2015).
Después de la publicación de la monumental Conversación en La Catedral, Vargas Llosa se distanció de los temas de mayor seriedad, como son la política y los problemas sociales. Raymond L. Williams, especialista en literatura latinoamericana, describe esta fase de su carrera literaria como «el descubrimiento del humor»,67 cuyo primer fruto fue Pantaleón y las visitadoras(1973),68 seguido en 1977 de La tía Julia y el escribidor, basada en parte en el matrimonio con su primera esposa, Julia Urquidi, a quien dedicó la novela.69
En 1981 aparece La guerra del fin del mundo, su primera novela histórica y una de las más importantes que ha escrito.70 Esta obra inició un cambio radical en el estilo de Vargas Llosa hacia temas como el mesianismo y la conducta irracional humana.71 Ambientada en las profundidades del sertón del siglo XIX, se basa en hechos auténticos de la historia del Brasil: la revuelta antirrepublicana de masas milenaristas sebastianistas guiadas por el taumaturgo iluminadoAntonio Conselheiro en el pueblo de Canudos.
Tras un período de intensa actividad política, Vargas Llosa volvió a ocuparse en la literatura y en 1993 sacó su libro autobiográfico, El pez en el agua, la novela Lituma en los Andes y la obra de teatro El loco de los balcones. A la histórica Lituma le seguiría la erótica Los cuadernos de don Rigoberto (1997). La Fiesta del Chivo (2000), sobre el dictador dominicano Trujillo fue llevada al cine con el mismo nombre por su primo Luis Llosa. A esta novela le siguió el El paraíso en la otra esquina (2003), que alterna la historia del pintor Paul Gauguin con la de su abuela, Flora Tristán.
Otro trabajo destacable es un ensayo que resume el curso que dictó en la Universidad de Oxford sobre la novela Los miserables de Victor Hugo: La tentación de lo imposible (2004). En mayo de 2006, presentó su novela Travesuras de la niña mala, y el 3 de noviembre de 2010 publicó El sueño del celta, obra con la que vuelve al género de la novela histórica y que trata sobre la vida de Roger Casement, cónsul británico en el Congo Belga y en Perú, que entre 1903 y 1911 se dedicó a investigar y a denunciar las atrocidades —explotación salvaje, torturas y genocidio— cometidas por el régimen de Leopoldo II en el Congo y por la compañía C. Arana y la británica Peruvian Rubber Company en la remota selva del Putumayo peruano.72 En 2013 El héroe discreto vuelve a ambientarse en Perú; en ella narra las vivencias de dos empresarios peruanos.

Intereses personales[editar]

Se declara melómano, sintiendo una especial predilección por Gustav Mahler.73
Durante su encuentro con la prensa internacional en el Instituto Cervantes de Nueva York, tras conocer que le había sido otorgado el Premio Nobel 2010, Vargas Llosa declaró que dicho galardón lo consideraba como un reconocimiento al idioma español.74 Respecto a su producción literaria manifestó: "Lo que hago, lo que digo, expresa el país en el que he nacido, el país en el que he vivido, las experiencias fundamentales que marcan a un ser humano, que son las de infancia y juventud, de tal manera que el Perú soy yo. Yo le puedo agradecer a mi país, a lo que yo soy, el ser un escritor".75
Vargas Llosa ha declarado ser hincha del Universitario de Deportes de Perú.76 y en El pez en el agua cuenta que desde pequeño ha sido hincha del llamado equipo crema, al que vio por primera vez en el terreno de juego un día de 1946 cuando tenía 10 años de edad.77 En febrero de 2011, dicho club peruano le otorgó la condición de socio honorario vitalicio, en una ceremonia llevada a cabo en el Estadio Monumental.78 79

Premios y distinciones[editar]

A lo largo de su carrera ha recibido innumerables premios y distinciones, entre ellos el Nobel de Literatura (2010) y los dos máximos galardones que se conceden en el ámbito de las letras hispánicas: el Rómulo Gallegos 1967, por su novela La casa verde y el Cervantes (1994).
Otros destacados galardones en su haber son el Premio Nacional de Novela del Perú (1967, por La casa verde), el Príncipe de Asturias (España) (1986) y el de la Paz de los Libreros de Alemania, otorgado en la Feria del Libro de Fráncfort (1997). En 1993 ganó el Planeta por Lituma en los Andes y, anteriormente, había obtenido elBiblioteca Breve 1963 por La ciudad y los perros, que marcó el inicio de su exitosa carrera literaria internacional.

Mario Vargas Llosa recibiendo el birrete de manos del rector de laUniversidad de La Rioja(2007).

Calle dedicada a Mario Vargas Llosa en el campus de la Universidad de La Rioja en la ciudad de Logroño (España).
Es miembro de la Academia Peruana de la Lengua desde 1977, y de la Real Española desde 1994. Cuenta con varios doctorados honoris causa por universidades de América, Asia y Europa; pueden citarse los concedidos por Yale (1994), Universidad de Lima (1997), Ben Gurión de Israel (1998), Harvard (1999), su alma mater la Mayor de San Marcos (2001), Oxford (2003), Europea de Madrid (2005), La Sorbona (2005), La Rioja y de Málaga (2007), Alicante, Simón Bolívar y Católica del Perú (2008), Granada (2009), Castilla-La Mancha,Autónoma de México (2010), Cayetano Heredia80 (2011). Próximamente le será conferido otro doctorado honoris causa por la Universidad de la República en Montevideo, Uruguay.81
Ha sido condecorado por el gobierno francés con la Legión de Honor en 1985, y en 2001 recibió de su gobierno la condecoración Orden El Sol del Perú en el Grado de Gran Cruz con Diamantes, la más alta distinción que otorga ese país.
En 2004 obtuvo el Premio Konex MERCOSUR a las Letras, otorgado por la Fundación Konex (Argentina), como el escritor más influyente de la región.
El 7 de octubre de 2010 se le concedió el Premio Nobel de Literatura y el discurso de aceptación, titulado Elogio de la lectura y la ficción, lo pronunció en la Gran Sala de la Academia Sueca el 7 de diciembre.82 83 Tres días después recibió el galardón de manos del rey Carlos XVI Gustavo en la Sala de Conciertos de Estocolmo.84 85 Durante el banquete de gala posterior a la recepción de los Premios Nobel, Vargas Llosa pronunció un brindis de agradecimiento en forma de cuento.86



Mario Vargas Llosa

(Arequipa, Perú, 1936) Escritor peruano. Con la publicación de la novela La ciudad y los perros (1963), Mario Vargas Llosa quedó consagrado como una de las figuras fundamentales del «boom» de la literatura hispanoamericana de los años 60. Al igual que otros miembros del mismo grupo, su obra rompió con los cauces de la narrativa tradicional al asumir las innovaciones de la narrativa extranjera (William Faulkner, James Joyce) y adoptar técnicas como el monólogo interior, la pluralidad de puntos de vista o la fragmentación cronológica, puestas por lo general al servicio de un crudo realismo.

Mario Vargas Llosa
Por otra parte, se deben también al novelista peruano importantes aportaciones críticas y hondas reflexiones sobre el oficio de escribir, como su teoría sobre los "demonios interiores", que intenta explicar la escritura como un acto de expulsión, por parte del creador, de los elementos de la conciencia capaces de incubar perturbaciones que sólo el hecho de escribir puede exorcizar. La concesión del Nobel de Literatura en 2010 coronó una trayectoria ejemplar.
Biografía
Mario Vargas Llosa pasó su infancia entre Cochabamba (Bolivia) y las ciudades peruanas de Piura y Lima. El divorcio y posterior reconciliación de sus padres se tradujo en frecuentes cambios de domicilio y de colegio; entre los catorce y los dieciséis años estuvo interno en la Academia Militar Leoncio Prado, escenario de su novela La ciudad y los perros. A los dieciséis años inició su carrera literaria y periodística con el estreno del drama La huida del Inca (1952), pieza de escaso éxito.
Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios de literatura. Desempeñó múltiples trabajos para poder vivir sin abandonar sus estudios: desde redactor de noticias en una emisora de radio hasta registrador en el Cementerio General de Lima. En 1955, el escándalo que provocó al casarse clandestinamente con su tía política Julia Urquidi (episodio que inspira la novela La tía Julia y el escribidor) agravó aún más su situación, y hubo de recurrir a algunos amigos para aliviar su penosa situación doméstica.
En la capital peruana fundó Cuadernos de Composición (1956-1957), junto con Luis Loayza y Abelardo Oquendo, y luego la Revista de Literatura (1958-1959), erigiéndose en estas publicaciones como abanderado de un grupo que reaccionaba contra la narrativa social y documentalista de aquel entonces. A finales de los años 50 pudo finalmente viajar y establecerse en Europa, donde empezó a trabajar en la Radio Televisión Francesa y fue profesor en el Queen Mary College de Londres.

Mario Vargas Llosa
Publicó su primera obra, Los jefes (1959), con veintitrés años apenas, y con la novela La ciudad y los perros (1963) se ganó ya un prestigio entre los escritores que por aquel entonces gestaban el inminente «boom» literario iberoamericano. Vargas Llosa acabaría figurando entre los autores esenciales de aquel fenómeno editorial, y se le situó por su relevancia en primera línea, junto a narradores de la talla del colombiano Gabriel Garcia Márquez, el mexicano Carlos Fuentes o el argentino Julio Cortázar.
El éxito de esta novela y el espaldarazo que supuso a su carrera literaria le permitió dejar atrás una etapa de precariedad y bohemia. En el viejo continente, Vargas Llosa estableció su residencia primero en París y luego en Londres (1967), de donde se trasladó a Washington y a Puerto Rico.
La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja en ensayos comoGarcía Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975). En 1976, con José María Gutiérrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela Pantaleón y las visitadoras. En 1977 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua y profesor de la cátedra Simón Bolívar en Cambridge.
En el terreno político, su ideario sufrió con los años profundas mutaciones. El rechazo visceral a toda dictadura y el acercamiento a la democracia cristiana caracterizaron su juventud; en los años 60 pasó de un explícito apoyo a la Revolución cubana a un progresivo distanciamiento del comunismo y a la ruptura definitiva con el gobierno de Fidel Castro (1971) a raíz del llamado Caso Padilla.

Vargas Llosa en la campa
ña presidencial de 1990
Con el tiempo acabó convertido en un firme defensor del liberalismo, aunque sin renunciar a los avances sociales conseguidos por el progresismo, y en los 80 llegó a participar activamente en la política de su país. Impulsor del partido Frente Democrático, cuyo programa combinaba el neoliberalismo con los intereses de la oligarquía tradicional peruana, Mario Vargas Llosa se presentó como cabeza de lista en las elecciones peruanas de 1990, en las que fue derrotado por Alberto Fujimori.
Decidió entonces trasladarse a Europa y dedicarse por completo a la literatura; publicó artículos de opinión en periódicos como El País, La Nación, Le Monde,Caretas, The New York Times y El Nacional. En 1993 obtuvo la nacionalidad española, y un año después fue nombrado miembro de la Real Academia Española. Mario Vargas Llosa ha sido distinguido, entre otros muchos galardones, con los premios Príncipe de Asturias de las Letras (1986), Cervantes (1994) y Nobel de Literatura (2010). El máximo galardón de las letras universales le llegó como reconocimiento a "su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual".
La obra de Mario Vargas Llosa
Formado en el marco generacional del cincuenta (su primer libro es de 1959: la colección de cuentos titulada Los jefes), Mario Vargas Llosa es uno de los novelistas hispanoamericanos de mayor fama mundial, y acaso el que ha escrito el mayor número de novelas de altísima calidad. Como narrador, Vargas Llosa maduró precozmente: La ciudad y los perros (1963) es la primera novela peruana completamente "moderna" en recursos expresivos. La Casa Verde (1966), Los cachorros (1967) y Conversación en La Catedral (1969) lo ungieron como uno de los protagonistas del «boom» de la novela hispanoamericana de los años sesenta y como el más característicamente neorrealista del grupo, con un virtuosismo técnico de enorme influencia internacional.
Sus novelas posteriores, excepción hecha de la más ambiciosa de todas, La guerra del fin del mundo (1981, agudo retrato de la heterogeneidad sociocultural de América Latina), abandonaron el designio de labrar "novelas totales" que hasta entonces lo obsesionaba, y optaron por la reelaboración (irónica o transgresora) de formas o géneros subliterarios o extraliterarios, planteando con gran frecuencia una reflexión sobre los límites de la realidad y la ficción que recrea aspectos de la literatura fantástica y el experimentalismo narrativo, sin caer en ellos totalmente: la farsa, en Pantaleón y las visitadoras (1973); el melodrama, en La tía Julia y el escribidor (1977); la política-ficción anticipatoria, en Historia de Mayta (1984); el relato de crimen y misterio, en ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986) y Lituma en los Andes (1993); la narrativa erótica, en Elogio de la madrastra (1988) y Los cuadernos de don Rigoberto (1997); y la política, en La fiesta del chivo (2000).
Obra narrativa
No cabe duda de que la narrativa ocupa el lugar central de su abundante producción. Su magistral destreza técnica, su capacidad para hacer de cada una de ellas un mundo sólido capaz de autosostenerse y el hecho de otorgar una total autonomía al quehacer narrativo son sus virtudes centrales. En todos sus libros, inclusive los que como Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor podrían ser considerados menores, la forma adquiere el más alto grado de importancia.
Su producción narrativa se inició en 1959 con los cuentos de Los jefes y alcanzó resonancia internacional con la novela La ciudad y los perros (1963, premio Biblioteca Breve de 1962), reflejo y denuncia de la organización paramilitar del Colegio Leoncio Prado, donde el autor había realizado sus estudios secundarios. El ambiente cerrado y opresivo de aquel colegio militar de Lima parece compendiar toda la violencia y corrupción del mundo actual; los "perros" del título son los alumnos del primer año, sometidos a crueles novatadas por parte de los mayores.
Dejando a un lado su problemática social y ética, la novela muestra una asombrosa madurez por el trazo ambiguo y mudable de los personajes, por la precisa descripción de los ambientes urbanos, por su trama sinuosa y por el hábil tratamiento del tiempo narrativo. Lejos de atenuar, el experimentalismo y la superposición de tiempos, personajes y acciones intensifica su brutal e impactante realismo y el retrato de una violencia explícita o subyacente.

Mario Vargas Llosa
Su consolidación literaria llegó con La casa verde (1966), verdadera exhibición de virtuosismo literario cuya prosa integra abundantes elementos experimentales, tales como la mezcla de diálogo y descripción y la combinación de acciones y tiempos diversos. El relato, que transcurre principalmente en un burdel, presenta varias historias paralelas con un montaje sumamente complejo, con yuxtaposición de planos temporales y cambios de punto de vista.
Tales recursos se emplean también en parte en Los cachorros (1967), cuyo asunto, un internado, nos remite en su fase inicial a la temática de La ciudad y los perros; y en Conversación en La Catedral (1969), amplio retablo histórico-político del Perú (con sugerencias de libelo contra el régimen del dictador peruano Manuel Odría) compuesto a través de los diálogos sostenidos entre un periodista y el guardaespaldas negro de un dictador. Tales diálogos tienen lugar en "La Catedral", nombre del modesto bar de Lima en el que comparten sus vidas fracasadas.
En las dos novelas siguientes, Vargas Llosa pareció renunciar a los grandes temas para abordar una vía más lúdica, en busca de nuevas posibilidades para su narrativa. Pantaleón y las visitadoras (1973) es una sátira humorística de la burocracia militar que añade a su siempre lúcida visión del poder un componente brutal y grotesco, emparentable con el esperpento hispano. La tía Julia y el escribidor (1977), acaso influida por los relatos del argentino Manuel Puig, desarrolla en contrapunto las vivencias sentimentales y el mundo de los seriales radiofónicos.
La guerra del fin del mundo (1981), en cambio, pretende ser de nuevo una obra "total". En ella abordó la problemática social y religiosa de Hispanoamérica a través del relato de una revuelta de fondo mesiánico; la obra se inspira en un clásico del periodismo brasileño de principios de siglo, el libro Os Sertões de Euclides da Cunha, a partir del cual reconstruye y elabora la trama novelesca.
Escritor de oficio y trabajador infatigable, que ha sido galardonado con numerosos premios a lo largo de su carrera, su prosa fue adquiriendo en sus posteriores novelas un tono medio o periodístico, que tal vez suponga cierto descenso respecto a obras anteriores, pero que ha incrementado su audiencia entre el público lector.
En esa dirección cabe destacar Historia de Mayta (1984), encuesta sobre un antiguo compañero del colegio que, en 1958, protagonizó una sublevación en una localidad andina; ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986), que es en sí mismo un proceso narrativo bajo pretexto de una investigación policial; y El hablador (1987), sobre un contador de historias entre las tribus primitivas de Latinoamérica. Esta última obra reveló su fascinación por la tradición oral de la selva, región que siempre ha motivado su imaginación literaria; resulta llamativa tal comunión con las raíces indígenas en un escritor normalmente tan cosmopolita.
Su novela Lituma en los Andes (1993) mereció el Premio Planeta; un año después recopiló sus colaboraciones periodísticas en Desafíos a la libertad (1994). En 1997 apareció su novela erótica Los cuadernos de don Rigoberto, en la misma línea de su anterior Elogio de la madrastra (1988). En la tradición de la novela de dictadores, Vargas Llosa publicaría también una obra ambiciosa y total, La fiesta del chivo(2000), en la que reconstruye con absoluta maestría la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Seis años después dio a la imprenta Travesuras de la niña mala (2006), una historia entre lo cómico y lo trágico en la que el amor se muestra dueño de mil caras. El héroe
FERNANDO VICENTE
La derrota de Evo Morales en el referéndum con el que pretendía reformar la Constitución para hacerse reelegir por cuarta vez en el año 2019 es una buena cosa para Bolivia y la cultura de la libertad. Se inscribe dentro de una cadena democratizadora que va golpeando al populismo demagógico en América Latina de la que son jalones importantes la elección de Mauricio Macri en Argentina contra el candidato de la señora Fernández de Kirchner, el anuncio de Rafael Correa de que no será candidato en las próximas elecciones en Ecuador, la aplastante derrota —por cerca del 70% de los votos— del régimen de Nicolás Maduro en las elecciones para la Asamblea Nacional en Venezuela y el desprestigio creciente de la presidenta Dilma Rousseff y su mentor, el expresidente Lula, en Brasil, por el fracaso económico y los escándalos de corrupción de Petrobras que presagian también un fracaso catastrófico del Partido de los Trabajadores en las próximas elecciones.
A diferencia de los Gobiernos populistas de Venezuela, Argentina, Ecuador y Brasil, cuyas políticas demagógicas han desplomado sus economías, se decía de Evo Morales que su política económica ha sido exitosa. Pero las estadísticas no cuentan toda la verdad, es decir, el período enormemente favorable que vivió Bolivia en buena parte de estos 10 años de Gobierno con el auge del precio de las materias primas; desde la caída de estas, el país decrece y está sacudido por los escándalos y la corrupción. Esto explica en parte el descenso en picada de la popularidad de Evo Morales. Es interesante advertir que en el referéndum casi todas las principales ciudades bolivianas votaron contra él, y que, si no hubiera sido por las regiones rurales, las menos cultas del país y también las más alejadas, donde es más fácil para el Gobierno falsear el resultado de las urnas, la derrota de Evo habría sido mucho mayor.

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¿Hasta cuándo continuará el singular mandatario echando la culpa al “imperialismo norteamericano” y a los “liberales” de todo lo que le sale mal? El último escándalo que ha protagonizado tiene que ver con China, no con Estados Unidos. Una examante suya, Gabriela Zapata, ahora presa, con la que tuvo un hijo en 2007, fue luego ejecutiva de una empresa china que ha venido recibiendo jugosos y arbitrarios contratos gubernamentales para construir carreteras y otras obras públicas por más de 500 millones de dólares. El favoritismo flagrante de estos contratos ilegales, denunciados por un gallardo periodista, Carlos Valverde, ha sacudido al país y los desmentidos y explicaciones del presidente sólo han servido para comprometerlo más con el enjuague. Y para que la opinión pública boliviana recuerde que este es sólo el último ejemplo de una corrupción que a lo largo de este decenio ha venido manifestándose en múltiples ocasiones aunque la popularidad de Evo sirviera para acallarla. Da la impresión de que aquella popularidad, que va apagándose, ya no bastará para que la opinión pública boliviana siga engañada, aplaudiendo a un mandatario y a un régimen que son un monumento al populismo más desenfrenado.
El último escándalo que ha protagonizado tiene que ver con China, no con los Estados Unidos
Ojalá que, al igual que los bolivianos, la opinión pública internacional deje de mostrar esa simpatía en última instancia discriminatoria y racista que, sobre todo en Europa, ha rodeado al supuesto “primer indígena que llegó a ser presidente de Bolivia”, una de las muchas mentiras que propala su biografía oficial, en todas sus giras internacionales. ¿Por qué discriminatoria y racista? Porque los franceses, italianos, españoles o alemanes que han jaleado al divertido gobernante que se lucía en las reuniones oficiales sin corbata y con una descolorida chompita de alpaca jamás habrían celebrado a un gobernante de su propio país que dijera las estupideces que decía por doquier Evo Morales (como que en Europa había tantos homosexuales por el consumo exagerado de la carne de pollo), pero, al parecer, para Bolivia, ese ignaro personaje estaba bien. Los aplausos a Evo Morales en Europa me recordaban a Günter Grass cuando recomendaba a los latinoamericanos “seguir el ejemplo de Cuba”, pero para Alemania y la culta Europa él no proponía el comunismo sino la socialdemocracia. Tener pesos y medidas distintas para el primer y el tercer mundo es, pura y simplemente, discriminatorio y racista.
Quienes creen que un personaje como Evo Morales está bien para Bolivia (aunque nunca lo estaría para Francia o España) tienen una pobre e injusta idea de aquel país del Altiplano. Un país al que yo quiero mucho, pues allí, en Cochabamba, pasé nueve años de mi infancia, una época que recuerdo como un paraíso. Bolivia no es un país pobre, sino, como muchas repúblicas latinoamericanas, empobrecido por los malos Gobiernos y las políticas equivocadas de sus gobernantes —muchos de ellos tan poco informados y tan demagogos como Evo Morales—, que han desaprovechado los ricos recursos de su gente y su suelo —sobre todo, cerros y montañas— y permitido que una pequeña oligarquía prosperara en tanto que la base de la pirámide, las grandes masas quechua y aymara, y la población mestiza, que es el grueso de sus clases medias, vivieran en la pobreza. Evo Morales y quienes lo rodean no han hecho avanzar un ápice el progreso de Bolivia con sus acuerdos comerciales con Brasil para la explotación del gas y sus empréstitos gigantes provenientes de China para la financiación de obras públicas faraónicas y, muchas de ellas, sin sustentación técnica ni financiera, que comprometen seriamente el futuro de ese país, a la vez que su política de nacionalizaciones, victimización de la empresa privada y exaltación de la lucha de clases (y, a menudo, de razas) incentivaba una violencia social de peligrosas consecuencias.
Es interesante advertir que en el referéndum casi todas las principales ciudades votaron contra él
Bolivia cuenta con políticos respetables, realistas y valientes —conozco a algunos de ellos— que, pese a las condiciones dificilísimas en que tenían que actuar, arriesgándose a campañas innobles de desprestigio por parte de la prensa y los aparatos de represión del Gobierno, o a la cárcel y al exilio, han venido defendiendo la democracia, la libertad ultrajada, denunciando los atropellos y la política demagógica, la corrupción y las medidas erróneas e insensatas de Evo Morales y su corte de ideólogos, encabezados por el vicepresidente, el marxista Álvaro García Linera. Son ellos, y decenas de miles de bolivianos como ellos, la verdadera cara de Bolivia. Ellos no quieren que su país sea pintoresco y folclórico, una anomalía divertida, sino un país moderno, libre, próspero, una genuina democracia, como lo son ahora Uruguay, Chile, Colombia, Perú y tantos otros países latinoamericanos que han sabido sacudirse, o están a punto de hacerlo, mediante los votos de quienes, como los esposos Kirchner, el comandante Chávez y su heredero Nicolás Maduro, el inefable Rafael Correa, Lula y Dilma Rousseff los estaban o están todavía llevándolos al abismo.
La derrota de Evo Morales en el referéndum del domingo pasado abre una gran esperanza para Bolivia y ahora solo depende que la oposición mantenga la unidad (precaria, por desgracia) que esta consulta gestó, y no vuelva a dividirse, pues ese sería un regalo de los dioses para la declinante estrella de Evo Morales. Si se mantiene unida y tan activa como lo ha estado estas últimas semanas, Bolivia será el próximo país latinoamericano en librarse del populismo y recobrar la libertad.
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© Mario Vargas Llosa, 2016.

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