UNA VERSION CONFIABLE DE LA
BIBLIA
Por: Alberto Galvá
Sabemos
que la Biblia por la naturaleza misma de su composición es un libro complejo.
Sí, su mensaje central es simple y hasta un niño lo puede entender, pero hay
otros asuntos, que, aunque no tocan el tema de la salvación, si palpan aspectos
importantes que son determinantes en términos de nuestra conducta y por lo
tanto tienen la mayor relevancia para nosotros.
No
han sido una ni dos las veces que hemos iniciado una discusión de algún tema pero
ha resultado que esa conversación en la que estábamos, la cual iba fluyendo a
través de argumentos bíblicos fiables, de repente se topa con dique de concreto
que impide la normal corriente de los argumentos aireados.
Esto
pasa cuando se tocan pasajes cuya estructura y valor semántico son dudosos en
el contexto de la frese en que se hallan, sobre todo pasajes donde el oponente
se ve en la necesidad de recurrir a una molesta y popular herramienta entre
nuestros modernos exegetas amateur, la cual herramienta no siempre tiene el propósito
honesto de defender el punto esgrimido, sino que funge fundamentalmente como
cortina de humo o arma disociadora con la idea de impedir que se fortaleza el
punto del contrario, la frase suena más o menos así:
¨bueno,
habría que ver lo que dice el original griego¨ o vamos a consultar otra
traducción para ver que dice.
Da
un poco de risa cuando uno, que está conteste de no saber virtualmente nada de
griego, escucha a gente que uno también sabe, que no saben absolutamente nada
del idioma intentar detener el inexorable curso de una conclusión con semejante
argumento.
Intrigado
por la frecuencia y el abuso con que esto ocurre —mucho más de lo que aconseja
la prudencia— comencé a hacer un estudio para ver si tenemos en la Biblia algún
paralelo con semejante proceder.
La
investigación y la preocupación son validas, toda vez, que los creyentes del
Nuevo Testamento igualmente debieron lidiar con dos versiones de la Escritura;
la versión hebrea de la Biblia, y la Septuaginta, es decir, la versión de los
Setenta. Así que, me dispuse a hurgar en los evangelios, en los pasajes en
donde hay controversias y disputas doctrinales para ver si este desagradable
fenómeno actual es realmente un mal necesario o se trata de una crisis creada
por la cristiandad moderna.
Tomemos
como punto de partida los siguientes sucesos en los que tanto los fariseos, Jesús
como los apóstoles se ven envueltos en discusiones teológicas que entrañan
saber lo que el texto dice:
En
primer lugar, tenemos el pasaje clásico en el que Herodes el Grande pide a los
sabios escribas y fariseos que le revelen dónde dicen las profecías que el Mesías
habría de nacer:
MATEO: 2:3 Oyendo esto, el rey
Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
2:4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
2:5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
2:6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel.
2:4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
2:5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
2:6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel.
MATEO: 22:41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,
22:42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.
22:43 El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:
22:44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
22:45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?
22:46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
22:42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.
22:43 El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:
22:44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
22:45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?
22:46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
MARCOS: 10:2 Y se acercaron los
fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su
mujer.
10:3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
10:4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.
10:5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;
10:6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
10:7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
10:8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.
10:9 Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
10:3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
10:4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.
10:5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;
10:6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
10:7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
10:8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.
10:9 Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
·
Nótese que en el
primer pasaje la respuesta no está sujeta a ningún tipo de investigación capciosa
por parte de los eruditos, se trata de un pasaje que conocen bien, a pesar de
que había muchos otros pasajes que hablan del origen del Mesías, sin embargo,
esa simple pregunta y la subsiguiente respuesta no generan un interminable
debate teológico ni una investigación del texto original.
·
En el segundo
caso, es Jesús quien plantea un pasaje de la Biblia y a raíz de él procura que
los discípulos vean algo que no habían visto antes, esta falta de perspicacia
se debía a la inducción en la lectura a la que habían sido sometidos los discípulos
por parte de los rabinos durante generaciones. El pasaje estaba claro, siempre estuvo
ahí, pero alguien había logrado sacar el pasaje de su balance y enfoque verdaderos;
Jesús vino a ponerlo en su justo carril, pero los apóstoles no le ripostaron
diciendo:
¨bueno Maestro, habría que ver qué dicen los pergaminos originales, pues tal
vez hay algún error de traducción¨
No! Ellos captan la realidad de algo que no se puede negar y la discusión acaba
en bendición.
·
Por último, este
pasaje sería uno que fácilmente estaría sujeto a muchas interpretaciones
mostrencas y a grandes investigaciones teológicas. De hecho, hoy día se han
desbordado ríos de tinta que intenta explicar lo que Jesús quiso decir y muchos
libros se han escrito intentando hurgar en el significado de las simples
palabras del Maestro. No obstante en el tiempo en que Jesús pronunció esta
enseñanza ningún debate teológico fue alzado debido a esta declaración ni
ninguna refutación basada en la posible inexactitud del texto.
Por
tanto, concluimos, que esa morbosa tendencia de intentar siempre descalificar
la opinión ajena basada en un misterioso significado ajeno al texto del que se
dispone, es sencillamente una manera poco elegante de admitir que no se tienen
argumentos sólidos para defender alguna postura teológica o que se necesita
algo de tiempo para asimilar la idea del contrario hasta que pase el
aturdimiento provocado por el noqueo de la contundencia del pasaje citado.
La mayoría de los eruditos están de acuerdo en
que el grueso de las citas que los autores del Nuevo Testamento hacen, son
citas de la versión griega de la Biblia llamada la Setenta, La Septuaginta o
simplemente La LXX Lo cual nos dice claramente que los discípulos de Jesús
debieron estar muy bien familiarizados con esta, y debieron conocer también la
versión hebrea de las Escrituras. Sin embargo, a pesar de manejar dos versiones
de las Escrituras, ni vemos esta constante acusación de ambigüedad atribuida al
texto disponible, ni jamás vemos discusión alguna basada o fundamentada en lo
que el texto podría querer decir, y menos algún tipo de descalificación del
texto basado en la posibilidad de que el original hebreo contuviera alguna posible
diferencia.
Sencillamente,
aunque pudo haber debate, no lo hubo. Ni los adversarios, ni los seguidores de Jesús,
ni Jesús mismo, se enfrascaron jamás u objetaron alguna propuesta doctrinal
basada en la inexactitud del texto de que disponían, sino que sus refutaciones
estuvieron centradas en la clarificación para la aplicación del texto más que
en el significado.
Me
explico: no hay una sola discusión en el Nuevo Testamento acerca de si la
palabra ¨silla¨ en un pasaje significa realmente ¨silla¨ o si quizá signifique
algo más. Cuando los discípulos, Jesús, los fariseos leían ¨silla¨ entendían
literalmente: objeto que sirve para
sentarse a menos que el contexto no dejase en claro que esa palabra podía
entenderse de manera simbólica o figurada.
Ese
sería el caso de la palabra casa. Una casa en la Biblia puede ser un lugar
diseñado para que gente la habite. No obstante, dependiendo del contexto, la
palabra ¨casa¨ en las Escrituras puede también adquirir distintos significados:
·
Puede referirse
literalmente a una edificación, a una vivienda GN 29:30
·
Puede hacer alusión
al Templo I R
6:1
·
Puede significar
familia y también linaje al mismo tiempo GN 34:30
·
Puede significar nación
EX 16:31
Pero
casi universalmente es con mucha claridad fácilmente determinable por el
contexto cuando se trata de una cosa o la otra.
En
cambio, este tipo de insidiosas, interminables e infructuosas discusiones
basadas en; ¨qué
cosa dice el original¨ tuvieron su origen muchos siglos después
de la desaparición de los discípulos de Jesús, específicamente en las llamadas
controversias cristológicas.
Por
supuesto no voy a decir que las razones que originaron estas controversias,
fundamentalmente el sisma arriano, no ameritaban semejante esfuerzo filosófico,
sino que llamo la atención de que hoy día no hay ninguna necesidad de entrar en
tales altercados sobre la semántica del texto porque esa es una materia
bastante bien estudiada y por lo mismo hoy día tenemos los recursos más
abundantes y confiables con que se pueda contar, a fin de que el texto de las
Escrituras sea fiable.
Ahora
bien, resulta algo paradójico el hecho de que, a pesar de que precisamente
tenemos los medios para determinar el texto bíblico que mejor representa los
originales, como nunca antes, al mismo tiempo tenemos circulando, y cada año imprimiéndose
más, textos de las Sagradas Escrituras plagados de pasajes mal traducidos o que
simplemente no son parte del texto original.
¡Y pensar que generaciones
y generaciones de creyentes llegaron al cielo usando estos textos inexactos!
Es
por ello que este artículo tiene razón de ser. Las Sociedades Bíblicas, hay que
reconocerlo, han hecho un buen esfuerzo para mejorar la versión en español que más
lectores tiene, se trata del caso de la Reina Valera 1960, (RV1960). Esta versión
ha venido siendo revisada desde 1909 hasta la revisión más reciente en el año
1995 y 2000.
Con
todo, a pesar de ello, y no obstante haber incluido en notas marginales algunas
ayudas que clarifican pasajes o que explican que un pasaje presentado en verdad
es posiblemente espurio o que goza de poco respaldo de los representantes de
los documentos antiguos mejor preservados, con todo, esos pasajes o esas
inexactitudes textuales siguen enquistados en el texto, impidiendo que
avancemos hacia una versión universalmente aceptada como lo es la RV1960, pero
que, a su vez, goce de la confianza y el respeto que debe tener una versión que
no esté sujeta a constante debate en cuanto a la exactitud del significado y
del mensaje que esta vertido en ella.
Pero
no todo está perdido en cuanto a la lucha por alcanzar este propósito, porque
hace ya más de 12 años la Sociedad Bíblica Iberoamericana ha realizado el
esfuerzo más colosal, responsable y audaz de que se tenga memoria en este
campo. Han tenido la valentía de utilizar los representantes de los textos más
antiguos y mejor conservados de que se dispone y producir los cambios
pertinentes al texto, basados en las mejores y más estudiadas y aceptadas técnicas
de traducción, de tal manera que las notas marginales explican los cambios y no
fungen como es el caso presente de las versiones revisadas como una especie de mea culpa pero no
culpable. Es decir, de
qué sirve decir en una nota que un pasaje traducido no goza del mejor respaldo,
cuando para la vida devocional y la lectura pública y la enseñanza oficial esa
es la traducción aceptada, es para todos los fines absurdo y un contrasentido. Es
por esta razón que para que se acabe toda banal discusión sobre el texto
propongo en primer lugar.
I-
Que la gente que no sabe casi nada de
griego deje de usar ese elemento baladí como argumento para intentar evitar la
fuerza de los pasajes y que en vez de estudiar griego se hagan un curso de hermenéutica.
II-
Que todos hagamos conciencia de que
aun las versiones menos afortunadas con una traducción exacta son fiables en más
de un noventa y cinco por ciento, por tanto, siéntase en confianza de leer su
biblia sabiendo que tiene entre sus manos el legajo de literatura antigua más
confiable de que dispone la humanidad.
III-
Que si su deseo es tener una versión prácticamente
irrefutable, (no infalible como traducción,
si infalible como palabra de Dios), pero bastante exacta y muy bien traducida mi
recomendación será cómprese la Biblia Textual.
Yo compré la Biblia Textual cuando no estaba
disponible más que como Nuevo Testamento Textual, hace ya muchos años y les
confieso que es una versión que te deja muy satisfecho, la cantidad de
explicaciones eruditas, —no comentarios dogmaticos sobre pasajes doctrinales—,
son una guía para entender el porqué se ha traducido como se ha traducido y el
resultado final no es menos Biblia, ni menos palabra de Dios, todo aquello en
que hemos creído por generaciones no es disminuido en nada, sino que al
contrario esta versión revela lo que siempre estuvo ahí pero con el pasado de
los siglos y la intervención de los hombres se fue, no borrando, pero si
opacando.
Así que, si eres amante de las ciencias bíblicas ve
a tu librería más cercana y disfruta de la mejor versión en español de que se
dispone en la actualidad y que durara por muchas generaciones hasta que nuestro
Señor regrese.
Me encantaría compartir tus
comentarios, puedes hacerlo a mi correo: albertogalvac@hotmail.com
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