lunes, 5 de enero de 2015

ESTUDIE HOY TEOLOGIA ONLINE


LECCIÓN 2 DE 12

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(INVITI-INTESAND)



Asignatura



CCF-AD
Curso de confirmación de fe y afianzamiento doctrinal

PROF: JUAN ALBERTO GALVÁ



Los pormenores de esta asignatura son publicados por el Departamento de Planificación Académica del (INVITI-INTESAND) la información vertida en esta serie de artículos forma parte de la asignatura denominada:

CCF-AD
Curso de confirmación de fe y afianzamiento doctrinal




Esta información se publica para provecho de todo público como es parte de las políticas educativas de nuestro centro docente. Si a usted le interesa tener toda la información que forma parte de este curso y que le sean reconocidos créditos por la misma a los fines de obtener el grado de bachiller en teología, Certificado en Estudio Teológicos, le invitamos a ponerse en contacto con nosotros y gustosamente le guiaremos para que pueda matricularse y seguir sus lecciones regularmente vía internet.



LAS SAGRADAS ESCRITURAS
LA ESCRITURA
LA PALABRA DE DIOS

Los anteriores son algunos de los títulos con los que a menudo nos referiremos al libro llamado La Biblia. Siendo que has albergado la fe cristiana en tu corazón es de vital importancia que conozcas en qué se basa tu fe de tal modo que ésta sea fortalecida y afianzada.

¿POR QUÉ LA  BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS?

Decimos que la Biblia es La Palabra de Dios, porque esta es una afirmación que se halla en ella reiterada vez y de diversas maneras (II T 3:16, II P 1:21. Por supuesto, si eres acucioso/a rápidamente podría asaltarte la idea de que afirmar que la Biblia es la Palabra de Dios, solo porque ella misma lo dice, es algo absurdo y anti científico ya que dicha afirmación se fundamente en un argumento circular:


¿Qué es la Biblia?
LA BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS


¿Cómo sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios?


PORQUE LA BIBLIA LO DICE

A simple vista ese parece ser el caso, pero no es así.



¿POR QUÉ ES SEGURO CREER EN LA BIBLIA?

Apelemos en este caso, no a la Biblia, apelemos al razonamiento lógico para defender nuestro punto de que el fundamento de la Biblia como Palabra de Dios no está basado en un argumento circular.


De entre por lo menos siete mil millones de personas que hay en la tierra, al menos seis mil quinientos millones creen que existe un ser supremo, de estos seis mil quinientos millones, al menos tres mil millones o más creen que hay un Dios personal, esto es judíos, cristianos y musulmanes. Tomando en cuenta el momento que vive a la humanidad, en esta era de la muerte de todas las ideologías, con lo avanzada que está la ciencia hoy día, y que aún con tanta ciencia tal cantidad de personas sigan aferradas a la idea de un Dios personal, podemos avanzar dando por un hecho con un grado razonable de duda que existe tal ser superior Todopoderoso y además creador de todo cuanto existe, es de suponerse que ese ser superior ha de querer tener contacto o relación con sus criaturas. Desde luego, los niveles de relación con dichas criaturas estarían determinados por las capacidades y medios previamente otorgados a dichas criaturas. En otras palabras, Dios jamás intentaría comunicarse con los peces por medio de palabras, pues no les dotó de habla ni cuerdas vocales para este fin.

Solo se comunicaría a través de lenguaje articulado con aquellas criaturas a las que dotara de tales capacidades, que sepamos, los seres celestiales, esto es, los ángeles, seres sobrenaturales en quienes cree millones de personas de todas las religiones y creencias y los hombres. Estos, hasta dónde tenemos conocimiento, son los únicos dotados de tales capacidades.

¿Pero, si los ángeles no mueren, viven para siempre, y siempre están al alcance de Dios qué necesidad tendrían de que Dios le diera un libro como la Biblia? La respuesta es, ¡ninguna! Por esto mismo, los ángeles, hasta prueba en contrario, no tienen ni necesitan una Biblia o un libro similar. En cambio el hombre,  que sí muere, que no vive para siempre y no está en comunión con Dios, ¿Qué necesidad tendría de un libro como la Biblia? Respuesta obvia, ¡Toda necesidad!

De no ser así, el Dios sabio y santo, el Dios en quien no hay ni absurdo, ni banalidad, estaría repitiendo una y otra vez las mismas cosas a los hombres en una misma generación y en cada generación ya que lo efímero de la vida humana haría imposible que el conocimiento de Dios sea preservado por mucho tiempo, dada su tendencia a lo mutable fruto de su imperfecta y caída naturaleza.

Los hombres, que se saben limitados, han entendido esto desde los albores de los tiempos y han hecho todo lo humanamente a su alcance para preservar y perpetuar su recuerdo y la transmisión de los conocimientos que han considerado vitales para la supervivencia de las generaciones venideras, por tanto, si el hombre poseyera algún mecanismo inherente que le permitiera llevar consigo el conocimiento de siglos pasados y pasarlo a las generaciones futuras, a pesar de su desaparición física algo así como el código genético, entonces un libro como la Biblia no sería necesario. Pero tal mecanismo no existe, por tanto queda más que justificada la necesidad de que el conocimiento de Dios fuera preservado por escrito y Dios se encargó de que así fuera para su propia gloria.

Por tanto apelando incluso a la lógica, era obvio y necesario que Dios se valiera de los hombres a quienes dotó de capacidad tanto para leer y escribir, como para preservar el legado antiguo y guiara a sus escogidos  a poner su voluntad por escrito.

LA CONFORMACION DE LA BIBLIA.
Pudieran parecer superficiales las informaciones que proveeremos a continuación de no ser por el hecho cierto que apunta a que, a menos que este conocimiento sea comunicado en forma dosificada es muy difícil que los estudiantes puedan asimilar siquiera la punta del iceberg que en su conjunto representan.



Los hombres que nos antecedieron, expertos eruditos, filólogos, lingüistas, poliglotas, arqueólogos, antropólogos y muchos estudiosos de muchas otras disciplinas, hombres piadosos dedicados a conceder a la Biblia para que ostente dignamente el lugar que reclama como Palabra de Dios, o que caiga por el plomo de la evidencia en su contra si es que la hubiera; ellos sin embargo nos han legado millares de páginas de sabiduría y vez tras vez mediante una metodología seria confirman que las afirmaciones de la Biblia son ciertas y que por tanto es la regla mediante la cual Dios ha de juzgar al mundo en el día final.

Siendo que este vasto apoyo a favor de la Biblia no puede ser expuesto en breve tiempo ni en tan reducido espacio, proporcionaremos a los estudiantes el conocimiento básico que les permitirá a medida que avancen en la investigación del texto sagrado conseguir los conocimientos que complementen la presente obra.



Cargas de investigación
SEGUNDA LECCIÓN



1-    Utilizando el libro de Josh MacDowell, Evidencia Que Exige Un Veredicto, en su capítulo sobre la veracidad y singularidad de la Biblia, aporte todos los argumentos que apoyen la veracidad y necesidad de un libro como la Biblia. 

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