"Entonces
dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros
pocos". (Mt. 9:37).
Aun cuando el apóstol Pablo
anima a los siervos de Dios a tomar parte en la obra del ministerio desde la
posición pastoral (I Tm. 3:1), hoy día, en la mayoría de los casos es
notorio lo marginado que está el ministerio. La estructura socio económica
actual –en cuya arquitectura Satanás tiene mucho que ver- determina que los
valores del estatus social pesen mucho a la hora de que los padres decidan que
derrotero profesional deben tomar sus hijos.
Soy padre igualmente, y por
supuesto que deseo lo mejor para mis hijos. No solo lo deseo, sino que esto en
la responsabilidad bíblica de guiarlos en la vida para que les vaya tan bien
como sea posible (II Co. 12:14). Pero, si quiero actuar como un
creyente comprometido, una de las primeras opciones que debería poner delante
del camino de mis hijos es el ministerio en cualquiera de sus
áreas.
No estoy sugiriendo que todos
nuestros chicos deben terminar siendo pastores, maestros, evangelistas,
músicos, cantores, etc, más bien estoy planteando que muchos de ellos pudieran
serlo, pero los hemos alejado sistemáticamente de ese propósito encarrilándolos
por el sendero que, humanamente consideramos que era más provechoso
económicamente para ellos, como si el factor económico fuera lo único, o lo más
importante en la felicidad y el bienestar de nuestros hijos.
La razón habitual para rechazar
el ministerio es que las perspectivas económicas y los conflictos potenciales
que se proyectan en estas lides son muchos y demostrados. Este argumento no
puede ser desechado simplemente espiritualizándolo, porque ciertamente, es
derecho y expectativa legitima el que se aspire a comer todos los días a sus
horas, y nutritivamente; un techo para vivir, una esposa e hijos que, a su vez,
demandan educación, vestimenta, recreación, medicina etc.
Debe entonces haber un punto de
equilibrio, un manejo viable, posible y responsable para nuestra pretensión de
que la mentalidad de los creyentes cambie respecto del ministerio. Porque es y
ha sido evidente que la mera exposición de las glorias del ministerio así como
el mandato divino a formar parte de este no han sido suficientemente
persuasivos como para que los creyentes por norma procuren involucrar a sus
hijos en el ministerio. Es entonces evidente que los ministros del Señor
llamados a establecer las bases solidas de la educación cristiana y la
formación bíblica de los siervos de Dios, tenemos frente a nosotros un reto
que, demanda mente abierta, sabiduría y mucha creatividad.
Nuestra propuesta para
equilibrar esta situación es un instituto bíblico que combine la educación
pastoral-ministerial con la formación técnico-vocacional, solo en aquellas
áreas que, sean demandadas por la sociedad, pero que, al mismo tiempo,
representen una profesión que permita a los graduados ser dueños de su tiempo.
Pero este esquema, que para
nada es nuevo, requiere una reingeniería dramática de la estructura
administrativa, así como del curriculum, la infraestructura, los profesores y
la duración promedio del programa de estudios. Es todo un reto, pero no es
imposible, los institutos politécnicos católicos hace décadas que vienen
haciéndolo con resultados notables.
Esta no es una tarea que
podamos hacer solos, sino que demandará la ayuda de todo aquel que de una u
otra forma sea consciente de que podemos cambiar el esquema actual de formación
teológica, estático, y desconectado del mundo circundante, por un modelo
dinámico, integrado y vivo. Por tanto, si últimamente ha estado meditando en
alguna obra digna, a la que dese unirse o en la que desea donar recursos, le
proponemos la nuestra. El gran beneficio de aportar para un proyecto como este
es que se trata de una inversión con un retorno social asegurado, “inmediato” y
del que si no se beneficia usted directamente, lo hará indirectamente a través
de sus hijos, nietos, familiares, amigos y conocidos a los que usted desee
encaminar.
Ayúdenos a materializar este
proyecto a fin de que haya una transformación notable en la matricula educativa
en cuanto a la formación teológica-ministerial, para que tengamos pastores que
vivan para el ministerio y no temerosos de una vida de carencias “a causa del
ministerio”, contribuyamos a devolverle honra, y brillo a la actividad más
honrosa que pueda ver y aportemos una luz de esperanza y un ambiente propicio
para nuestra juventud cristiana.
Ayúdanos, únete, danos la
oportunidad que que muy pronto podamos publicar una postal como esta, Dios está
de nuestro lado en esta obra y responsabilidad pero
también te necesitamos a ti. Para una lista de las áreas y formas en
las que usted puede contribuir con este proyecto sírvase
contactarnos:
Orientación & Difusión
Cristiana (O&DC) International Virtual Theological Institute
1-829-
333-3981
Juan Alberto Galvá
Coordinador general
Orientación & Difusión
Cristiana (O&DC)
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