Editorial Perspectiva
Cristiana ® 2013.
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DIA:
I
En la Sagrada Escritura, la palabra día, heb.
yom.
es objeto de múltiples usos. Puede significar un día de 24 horas, o lo que es
lo mismo a la sucesión de la noche y el día (Jue.
9:45; I Sam. 28:20); puede hacer referencia a un evento indefinido que
certeramente ha de ocurrir (I Sm. 3:12;
Jer. 39:17); puede hacer alusión al tiempo escatológico final en el que
Dios ha de consumar su plan eterno (Zac.
12:3; Mal. 4:3; Ez. 39:13); puede hacer alusión al devenir de la vida (Sal. 102:3); incluso se usa como sinónimo de
perpetuidad (Sal. 61:6).
II Quizá sea el termino día, en
referencia al debate de la creación la parte que más controversia genera. ¿Fue
la tierra creada e siete días literales o fue creada en siete eras o eones? Es indudable
que ambas posiciones parecen argumentos válidos a favor que no pueden ser
fácilmente desmontados.
Por un lado está la escuela ortodoxa tradicional que
mantiene a capa y espada que los días referidos han de entenderse
literalmente. Pero el autor sagrado da
la impresión de querer comunicar más
que precisión científica sobre los hechos
de la creación, un relato religioso didáctico que, por un lado, proporciona
elementos verificables de la realidad de la acción divina en la creación, y por
otro lado brinda lecciones importantes que son aplicadas a la devoción
religiosa.
III La cuestión de la “exactitud descuidada” se ve en el hecho de
que hay declaraciones que si bien no son contradictorias, no cuadran con una
perfecta sucesión de días de veinticuatro horas. Por ejemplo en (Gn.
1:1-5) En el principio creó Dios los cielos y
la tierra.2. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las
tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre
la faz de las aguas. 3. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4. Y
vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5. Y
llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la
mañana un día.
En el primer día de creación es evidente que la información está sumamente
comprimida. Se habla de que cuando Dios hizo la luz, lo cual ha de ser
entendido como la irrupción de la luz en el ámbito de lo físico, lo que los escépticos
suelen llamar el Big Bang. Pero es difícil comprender como puede hablar este
pasaje de mañana y tarde cuando el sol la luna y las estrellas vienen a ser
creados el día cuarto (Cf. Gn. 1:19),
por lo que la tierra no tendría un régimen de rotación ni traslación propios
del sistema helicoidal para lo cual la presencia de los grandes astros era
necesaria. Igualmente el autor relata que las plantas y todo la vida vegetal
fue creada en el día tercero (Gn. 1:11-13),
pero el sol no es creado sino hasta el cuarto día, lo cual implicaría que la
fuente de sustentación y viabilidad de las plantas fue creada después que las
plantas vinieron a existir, cuando lo aparentemente “lógico” es que, al igual
que como se dice de los animales, primero es creada la hierba y más adelante se
crean los animales (Gn. 1:20).
III De otro lado están las
consideraciones acerca de la evidencia geológica aportada por el registro fósil.
Una de las explicaciones que han sido esgrimidas para dar contestación al tema
geológico lo es el evento del diluvio que según sus proponentes, dada la magnitud
del cataclismo narrado en la Biblia debió ser capaz de cambiar toda la
orografía terrestre dando así a la tierra la apariencia de gran antigüedad y
concomitantemente logrando la
extinción de, por ejemplo, los dinosaurios y
todos los animales que reporta el registro fósil. Pero, por sí solo, la
consideración del diluvio no parece satisfacer todas las interrogantes
que se ciernen sobre este tema, ya que el diluvio, por ejemplo, no explica
satisfactoriamente el conflicto que suscitan los astronómicos datos que arroja
la datación por carbono catorce que establece casi todas las fechas de los
eventos antiguos es cientos y hasta miles de millones de años para los
principales eventos terrestres, cuando la ortodoxia judeo cristiana insiste en
que la tierra no tiene más de entre siete y diez mil años desde su creación.
IV Sin embargo, a favor de la postura
tradicional hay que decir que la Biblia parece dar una declaración categórica a
favor de la literalidad de los días de creación cuando dice: Éxodo 20:11: PORQUE EN SEIS DÍAS hizo Jehová
los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en
el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Éxodo 31:17: Señal
es para siempre entre mí y los hijos de Israel; PORQUE EN SEIS DÍAS hizo
Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó. Es evidente
en este pasaje, espc. vr. 8 en adelante, que el contexto del argumento está
basado en días literales. El día de reposo era un día específico de 24 horas y
su instauración y observación es sustentada bajo el hecho histórico referencial
de la creación en siete días, que en el contexto de toda la frase deben ser
entendidos igualmente literalmente.
V Con todo, a favor de la tesis de los
largos periodos, vale decir que realmente la creencia en una creación breve no
es necesaria para el sostenimiento de ninguna doctrina cristiana ortodoxa
cardinal para el sostenimiento de la fe. Igualmente que una creación en largos
periodos cuadra mucho mejor con el registro fósil y geológico, y que no entra
en realidad en conflicto con la Escritura si estos días son simplemente
espiritualizados como bien pudiera ser posible partiendo de las palabras del apóstol
Pedro: 2 Pedro 3:8: Mas, oh amados, no
ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años COMO UN DÍA. Mirando pues la flexibilidad con la que esta palabra es usada
en la Biblia, y no hallando una seria objeción exegética, ni hermenéutica para
tal interpretación, bien puede ser considerada esta ultima como muy posible.