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lunes, 14 de mayo de 2012

HISTORIA DE LA ISLA DE SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA




UN PUEBLO LLAMADO JUANÑO LINDO
UNA CÓMICA PARODIA SOBRE LA VIDA DE LA  ISLA DE SANTO DOMINGO Y LA REPÚBLICA DOMINICANA DESDE SU FUNDACIÓN 
HASTA NUESTROS DÍAS

Por Juan Alberto Galvá
albertogalvac@hotmail.com
829-333-3981

      En medio del mundo primigenio, en un lugar esquivo e infranqueable se hallaba un pueblo llamado Juanño Lindo.
Este era un lugar rodeado de misterio, en donde las cosas más insólitas podían pasar, lleno de paz y fantasía, repleto de ríos cundidos de toda clase de peces y animales acuáticos. Sus tierras eran vastas sabanas en donde la vista recorría el camino y se perdía hasta alcanzar el sol; sus montañas y bosques estaban repletos de chivos cimarrones, hurones y culebras de monte; sus cielos eran la envidia de los demás países del Orbe Redondo, pues eran de casabito de ajo con ajonjolí, estaban poblados de tantas aves, que en las tardes el horizonte se ennegrecía mientras surcaban libres los aires. Sus habitantes, los juanñolindenses, era gente pacífica de vida sedentaria, dedicados cada cual a lo suyo, de un corazón muy noble y amplio; habituados a la paz y apegados a sus raíces ancestrales, no faltando sin duda, algunas lenguas viperinas que queriendo apocar y desvirtuar la nombradía y el brío de los juanñolindenses, dijera que eran medio haraganones porque se la pasaban el día entero de hamaca en hamaca; lo que no sabían estos calumniadores, era que si bien era cierto que buena parte del día, uno se la pasaba en su tierna hamaca, no era menos cierto que otra parte del día y muchas veces hasta de noche se la pasaba uno guayando la yuca, para hacer los casabitos.
     Una de nuestras principales y más sanas diversiones consistía en salir en romería a perseguir puercos salvajes, que luego se llevaban al pueblo para ser asados mientras bailábamos al son de las canciones ancestrales, alrededor de las fogatas primitivas.
     La divinidad de aquella tierra era conocida como La Vergüenza, dicha deidad existía en forma informe, era una proyección abstracta-concreta, de las buenas costumbres de los dichosos habitantes de Juanño Lindo, le rodeaba un halo de luz de santidad semejante a una esfera de cristal inmaculado y su portavoz autorizado para aquel entonces era Yo: Imprescindible Experiencia, el ser más viejo y de mejores costumbres del pueblo según se creía. A mí me fueron concedidos los derechos inalienables de administración de los secretos divinos, la difícil tarea de transmitir a la generación de mi tiempo las milenarias tradiciones bohiomorales y bohioambientales.    
    A La Vergüenza se le rendía tributo de muchas maneras, pero principalmente manteniendo a raya a los extranjeros maliciosos, siendo celosos de las tradiciones, las buenas costumbres y las reglas gramaticales... Sí, aunque parezca extraño era muy importante observar cuidadosamente las reglas gramaticales y mas adelante conforme avance mi relato sabrán porque.
     Por su forma de ser y por sus tradiciones los habitantes de Juanño Lindo llegaron a ser conocidos en todo el Orbe Redondo, —así llamábamos a nuestro mundo como las hembras más tórridas y los machos más mansos, de mejor tamarindo y del más hermoso color café con leche del Orbe Redondo. Así fue, hasta el día en que llegó la ruina de Juanño Lindo.
LOS EVANGELISTAS DE CAPU-YNOTEABAJE
     La desgracia de nuestra tierra comenzó cuando una mañana llegaron al país unos enormes y pobremente confeccionados higüeros flotantes llenos de seres venidos del extremo oriental del Orbe Redondo que se hacían llamar así mismos Evangelistas de Capúynoteabaje, se trataba desafortunadamente de la escoria del Orbe Redondo. Seres gente cuya única ambición en la vida era tirárse a una o dos hembras de Juanño Lindo y tener su pepita del oro escondido para pagar deudas y para entregarse con avidez a toda clase de actividades pecaminosas. Los Evangelistas de Capúynoteabaje estaban dirigidos por un ser del color de una palma tierna, de facciones parecidas a los ciudadanos de la Ciudad De La Bota De Hierro cuyo nombre quedó grabado en las mentes de los juanñolindenses por todas las generaciones; su nombre era Conquistador Torturador. Estos seres a su vez eran enviados por los reyes de un país llamado Las Vastas Llanuras de Pedregones Romanos.  A estos forasteros de quienes aun no se sabe con exactitud cómo llegaron a la casi inaccesible tierra de Juanño Lindo, los mansos habitantes les trataron amablemente ya que no sospechaban toda la maldad que ocultaban.



     Según dijeron a su arribo los forasteros, la visita era en cumplimiento de una gran misión que tenía como propósito enseñar a los juanñolindenses a adorar la que según ellos era la verdadera deidad recién inventada a la cual llamaban Capúynoteabaje. Sin embargo, Imprescindible Experiencia, el viejo profeta y guardián de las tradiciones de Juanño Lindo, advirtió que la intención de los forasteros era otra  muy distinta. Lo supo desde que notó en la manera maliciosa y pervertida en que los forajidos miraban a las robustas hembras de Juanño Lindo. Sabiendo pues Imprescindible Experiencia que la verdadera intención de los recién llegados era dañar la moral de los pacíficos habitantes del país y ofender gravemente a La Vergüenza, nuestra gran deidad, no perdió tiempo y de inmediato se dirigió a la Mansión Bohijal para hablar con el nuevo monarca de Juanño Lindo, el joven rey Fatuo; hijo del fenecido rey Sabio.
     Mientras se dirigía hacia la Mansión Bohijal le vino a la memoria el último disgusto por el cual lo había hecho pasar el príncipe reinante ya que inconsultamente había nombrado a varios ciudadanos juanñolindenses cuya adoración a La Vergüenza estaba desde hacia tiempo en entredicho; a estos había posicionado en lugares claves donde según la pericia de Imprescindible Experiencia, quien les narra esta legendaria historia,  solo debían ser nombrados ciudadanos con una sobrada demostración de devoción por La Vergüenza; los había colocado en las estancias limítrofes para que guardaran la entrada de forasteros por vía del Mar Inquieto, pero a pesar de ello, era obvio que la gestión que realizaban era en provecho personal, lo cual quedaba evidenciado por los escándalos que se oían sobre la introducción de extranjeros al Terruño Eterno sin la aprobación del Consejo de Caciques Vasallos, presidido por mi persona. Además había hecho nombramientos en la frontera oeste donde se mantenía a raya a Las Criaturas Del Café Tostado; y ya se hablaba inclusive de la posibilidad inminente de que el pueblo juanñolindense, mediante una cacareada mixtura, dejara de ser café con leche, para ser café tostado de una vez y por todas, lo que representaba una gran amenaza para algunos prestantes habitantes de Juanño Lindo; trama que, no obstante, nunca sería llevada acabo, porque varios de los más recientes alabarderos nombrados por el Rey habían estado recibiendo pingues beneficios en su comercio clandestino con Las Criaturas Del Café Tostado.
     También en la entrada de la Mansión Bohijal había nombrado varios de estos sujetos cuya misión era repartir pescozones a diestra y siniestra, a todo juanñolindense que no pagara una cuota excesiva en peces de agua dulce, yuca guayada para hacer bollos y casabito con ajo y ajonjolí, así como talegos enteros de cilantro ancho, ramilletes de limoncillo, bateas repletas de jaibas come tripitas de guinea, y tilapia criolla sin cuenta. Todo esto para poder tener audiencia con el príncipe y cacique mayor; lo mismo se exasperaba al pueblo obligándolo con gravosas cargas para mantener abastecida la insaciable canoa del Cacicazgo. 
     Sin embargo a pesar de tantas necedades y de sentirse algo ofendido, Experiencia no cejó en su firme determinación, pues estaba conteste de su indelegable responsabilidad; además, siendo que durante décadas Experiencia había sido escuchado por los reyes de Juanño Lindo como profeta que era, se acercó confiadamente una vez más a la mansión Bohijal sede del reino juanñolindense donde se hallaba el nuevo rey y Cacique Mayor para advertirlo sobre la impertinencia de recibir a los extranjeros y para solicitarle que les ordenara marcharse lo antes posible.
     Confiado en que el Rey le concedería su petición, arribó con el alma quebrantada por la angustia y haciendo un ingente esfuerzo por sobreponerse a la fetidez de la pasarela de junco verde salpicada por innumerables cagadas de palomas, chivos cimarrones, puercos y jabalíes silvestres y otras aves y animales de poca monta tales como cuervos anunciadores de los escándalos sexuales de los profetas menores de la región del Cotuí, escorpiones traidores de las dunas del Baní, alcatraces de mal agüero de la islita Saona, ciguas palmeras parejeras del valle del Cibao y de ñapa una bangaña de batata asada adornada primorosamente con un gofio abundante, el cual, presumiblemente el Rey no probaría por el temor mal fundado de que los caribes y los guanahaníes se habrían confabulado para liquidarlo mediante la hábil e inocua estratagema de un añugue criminal.
     Prosiguió su caminata por la pasarela, la misma que atravesaba el gran Fango Real, recién añadido a la arquitectura Bohijal que ahora rodeaba el Bohío Real y después de recibir la pleitesía de los miembros de la Guardia Taparrabada quienes aguardaban fuera del Bohío Real, así como los concurrentes al Bohío Real, toda una camada de guanahaníes café con leche, y todo un cardumen de caribes color mero tostado tirando a merluza, que también esperaban audiencia con el rey. Avanzó abriéndose pasó entre los cargamentos de piña y pescado asado, las conchas interminables de carey pescado fuera de ley, los tasajos de manatí salado con sal de las Salinas del Baní, la hileras de indios amaestradores de caimanes del gran ojo de agua de Bahoruco, los manojos de jabalíes cimarrones tostados por el sol de acero, las bangañas de almendras tiernas de los árboles frondosos del bosque tímido, las tiras de taparrabos al último grito de la moda, confeccionados con primor por las tejedoras ancestrales del pueblo de las sabanas de la lluvia escasa y los fardos aromáticos del cilantro ancho primigenio, junto a los aparejos indescifrables del anamú prohibido de Juanño Lindo; así, con la frente erguida, aunque algo sudorosa y la orientación despistada por el implacable azogue de las cotorras antillanas, los pavos reales de ornamento y los jabalíes salvajes; arribó con una fingida serenidad hasta el estrado del rey construido con bambú ancestral, adornado con el oro escondido de la región del Cotuí y las perlas del Mar Inquieto, principales temas del interés soteriológico de los Evangelistas de Capúynoteabaje.
     Al llegar allí, y ver recostado al lado del Rey a Conquistador Torturador, en la hamaca primitiva, reservada solo para los invitados de honor del Rey, en la cual él, en otras épocas rancias por el paso inexorable de las generaciones, había disfrutado el alucinógeno aroma de la bebida prohibida de Juanño Lindo junto a los caciques vasallos de su cofradía y ahora la veía mancillada por este pérfido extranjero, quien además degustaba de un sabroso chambre de puerco salvaje, una mermelada de coco tierno, adornada con flores de cayena y rociada con primor por los bordes con la malagueta ancestral, un chencén exquisito traído por la misma Anacaona desde el valle de Maguá, unos coquitos de almendra untados en miel de abejas, y otras suculentas delicias del terruño ancestral.
— ¡Que carajo! ––se dijo, no faltaba más. Aquí habrá candela, truenos rayos y centellas; yo soy el elegido de La Vergüenza, y sin embargo este caciquito insolente no me ha honrado como la divinidad manda, en cambio a este forajido lo ha colmado de presentes.
    Experiencia se daba cuenta además, que ni el Rey ni los Custodios Más que Tapados del Rey, que constituían la guardia personal del rey, le habían rendido ni la reverencia, ni la honra, ni la gloria, ni la alabanza, ni el aceite, ni el brillo ni las exoneraciones, ni las invitaciones a los actos rimbombantes, ni nombramientos en embajadas, ni ninguna de las bicocas que él entendía debían otorgársele para garantizar la correlación de fuerzas y el equilibrio de los poderes; así pues cansado de tantos vejámenes y ya ostensiblemente enojado dijo al Rey:

Rey Fatuo, es necesario que consideres lo que debo decirte.
     El joven rey se mantuvo callado con una evidente actitud de desdén. El viejo profeta señalando al corpulento extranjero dijo:
Es necesario que estos seres recién llegados, a quienes tú has recibido, se marchen ahora mismo. Porque estas criaturas no son buenas; vienen solo a dañar nuestras buenas costumbres, a llevarse lo mejor de nuestro país y a corromper a nuestros jóvenes; además, ¿Qué es lo que nos han dado a cambio estos  salteadores? Han venido a burlarse de nosotros trayéndonos unos micos que solo saben robar y que además se han estado propasando con las hembras de nuestro pueblo.
     Conquistador Torturador, al escuchar las palabras del profeta, se acercó al rey y le susurró al oído:
No le hagas caso al anciano, esta viejo, y los viejos siempre se oponen a lo nuevo y al desarrollo. Se enérgico con él, pues observo que quiere gobernar por encima de ti.
Algo vacilante, y con la voz quebradiza, el rey Fatuo le respondió al anciano:
— ¿Con qué autoridad te acercas hasta mi real hamaca, y le hablas al rey, no suplicando, como hacen los demás; sino dando órdenes, como si el rey y tú fueran iguales?
     Una fulgurante mirada del profeta atemorizó más al joven monarca quien quedó inmóvil y en suspenso aguardando la reacción del anciano. Imprescindible Experiencia intentó poner al joven rey al tanto de las tradiciones del pueblo, que enseñaban que, en autoridad, el vidente estaba inclusive por encima del rey, y que el rey debía manifestarle respeto al representante de La Vergüenza.
—Ves lo que te dije —susurró Conquistador Torturador—  El anciano quiere el Cacicazgo Supremo para sí.
 Pero todo cuanto Imprescindible Experiencia había predicado pareció ser en vano. Fatuo estaba decidido a gobernar sin la dirección de Imprescindible Experiencia:
Anciano, —se dirigió el rey Fatuo al Profeta— has servido por muchas generaciones a este pueblo, pero ya es tiempo de que tomes un descanso. Estas viejo y no puedes comprender los nuevos tiempos y la manera en como se hacen las cosas hoy día. Así que te daré descanso enviándote a los confines del Más Allá.
      Experiencia conociendo su destino respondió al Rey con una contundente advertencia:
Fatuo, rey inculto y sin entendimiento. Príncipe engreído y sin respeto por las tradiciones pasadas. No sabes que la gloria de Juanño Lindo ha sido su pulcra tradición y no la corrupción de nuestra cultura con la introducción de malas costumbres de extranjeros, sus malas palabras, sus bailecitos ridículos y pendejos; estos zopencos que no saben menear la cintura como nosotros, con sus piernas tan gambadas como sus mentes. Hoy me  has desterrado; yo me marcho, aunque siempre estaré, porque mi asunto lo tengo bien amarrado. Pero ten en claro; que después de esta inexperta decisión, ni tú, ni los miembros de tu Bohío Real, ni este pueblo permanecerán jamás.
     El joven rey al escuchar el terrible augurio del anciano Imprescindible Experiencia se enojó mucho ordenando enfurecido a la escolta Más que Tapada, expulsar al anciano de su presencia.
     Cuando intentaron ejecutar la orden, el anciano Experiencia se rehusó y continuó caminando con su frente erguida hasta llegar a la salida del Bohío Real, cerca del Fango Real. Pero Sinvergüenza Lambón, jefe de la Escolta Más Que Tapada, quiso congraciarse con el rey, y empujando al anciano lo lanzó en la recién inaugurada Barranca del Fango Real. Esto provocó la cólera de los siervos guanahaníes que se encontraban allí y quienes entraron en un trance extático y empezaron a danzar por la mansión Bohijal tumbando y rompiendo todo cuanto encontraron a  su paso, arrastrando los jabalíes que no cesaban de chillar, alborotando las cotorras y derramando el mejunje para preparar el anamú prohibido —lo que más disgustó tanto al Rey, como a Conquistador Torturador— el Rey ante semejante desparpajo dio orden de que los pusieran en cintura, lo cual se hizo sin demora pues los miembros de la Guardia Más Que Tapada cansados de hacer ejercicios militares con sus lanzas, solo entrenados en comprobar el estado de salud de los puercos cimarrones, se llenaron de regocijo al ver que por fin después de años de entrenamiento sin sentido aparente, tendrían la oportunidad de poner en práctica lo aprendido; se dieron vida alanceando a los pobres guanahaníes quienes, a su vez, se retorcían y contorsionaban mientras llenaban la Mansión Bohijal del primer brote criminal del liquido vital y de la baba inocente en más de cincuenta generaciones.

Ultimas Palabras De  Imprescindible Experiencia Antes de Marcharse Al Más Allá

     No, amigos míos, si en verdad me aprecian dejen todo como está, que a estos aliquebrados, a estas nubes sin agua aprendices de sodomitas y soliviantadores les llegará su juicio sin que nuestras manos se manchen del liquido vital. —Dijo el anciano profeta, mientras era levantado de la mugre a la que había sido lanzado.
     Mientras sacaban al anciano del fango; el Rey, Conquistador Torturador así como los guardias, se mofaban y reían hasta desternillarse.
Pero sin saberlo los habitantes de Juanño Lindo, en su fuero interno, en su intimo pensamiento, el Rey recitaba una retahíla de malas palabras viejas y nuevas y muchas maldiciones en contra del anciano Imprescindible Experiencia, violando así las milenarias normas de urbanidad del pueblo ancestral y despertando el celo justiciero de La Vergüenza.
    
     Cuando Experiencia y la comitiva de ancianos leales de las tribus de los guanahaníes así como de los caribes que lo seguía llevaba corta distancia del Bohío Real, sobrevino lo inesperado; los guardias que trataron de expulsarlo contra su volunrad cayeron bajo maldición; parte del pecho y las piernas se les convirtieron en roca de granito sólido y como el liquido vital ya no les circulaba a través de sus partes de piedra murieron con una muerte en extremo dolorosa. Al Jefe de la Guardia Más Que Tapada, Sinvergüenza Lambón, quien lo había empujado en el Fango Real; fue también castigado con un ataque de flojera que lo incapacito para siempre para ejercer cargo.
    El Rey, Conquistador Torturador y la cuadrilla de Aventureros que lo acompañaban se llenaron de espanto al ver semejante espectáculo, pero en vez de llamar al anciano y pedirle disculpas, se fueron a la Taberna Real a celebrar la partida del anciano profeta.
     De esta manera el Rey desechó la inteligencia, para escoger la apariencia y la novedad. Todo esto a pesar de las terribles imprecaciones con las cuales fue amonestado por el profeta quien le había anunciado la amalgama de calamidades que podrían sobrevenir a Juanño Lindo, equivalentes a las historias más espeluznantes sobre los monstruos insaciables del caos primitivo provenientes del Concierto de las Naciones. A pesar de que los principales caciques vasallos y principales productores les habían advertido sobre los exagerados gastos del Cacicazgo Central, el Rey no obtemperó a sus recomendaciones.
     Al día siguiente, Imprescindible Experiencia, muy entristecido, mirando desde la Montaña Ancestral como los  forasteros se pasaban largas horas en el Bohío Real, así como en los bohíos de los infieles de Juanño Lindo, y la manera en que habían comenzado a derribar los árboles estacionales para construir lo que ellos llamaban «palacios»; miraba además la manera en que los sirvientes del líder de los forasteros, se pasaban largas horas bebiendo la bebida de amores, hecha del anamú discreto o prohibido de Juanño Lindo, la cual solo se debía ingerir en las actividades nupciales, porque de lo contrario enloquecía a quienes la tomaban y los llevaba a cometer toda clase de actos de inmoralidad. Se dolió además, de ver como las hembras tiernas de Juanño Lindo eran arrastradas a los Bosques Encantados del pueblo y allí eran vilmente mancilladas, sin que el rey Fatuo moviera un dedo para impedirlo.
     Así las cosas y sin poder detener el curso inexorable de los acontecimientos, el anciano se marchó junto a algunos de sus discípulos más fieles quienes lo escoltarían hasta los confines del pueblo, y a quienes había instruido para que lo mantuvieran informado y para que intentaran propagar las enseñanzas ancestrales que empezaban a peligrar. Mientras se marchaba, entonaba un cántico entrelazado con lágrimas y una honda lamentación  que rezaba:
  ¡Ay de ti Juanño Lindo! Ay de ti cuando La Vergüenza te juzgue y te dicte sentencia. Ay, ay, ay de ti Juanño Lindo, ¡el pueblo más sano e inocente que ojos orbitales jamás hayan soñado ver, cómo estas construyendo tu propia ruina!
Los Juicios De La Vergüenza

     Pasaron algunas pocas semanas después que el viejo Imprescindible Experiencia fue expulsado y de inmediato la situación del pueblo empezó a agravarse: el rey Fatuo hacía más vagabunderías que nunca, cosas que le estaban estrictamente prohibidas por los convenios y la carta magna ancestral de Juanño Lindo. Se la pasaba de banquete en banquete con sus invitados; les permitía llevarse lo mejor de las riquezas del país y apenas recibió a cambió las epístolas falsificadas de San Espejo, Obispo emérito de Sus Majestades Reales, y las bulas consagradas del Sumo Pontutuntifice Su Temeridad San Cascabel Del Tesoro Inmaculado  y todo ello bajo la ridícula promesa de que lo harían parte de la comunidad a la cual pertenecía la tierra de donde sus captores venían, llamada: "el Concierto de Naciones del Orbe Universal". Pero lo más grave de todo consistió en permitir la permanencia de los forasteros y peor aun, dejar que esos malvados redujeran a dura servidumbre a los ciudadanos de Juanño Lindo, un pueblo que había nacido libérrimo e indómito como las olas del Mar Inquieto.
     De esta manera se fue construyendo la ruina de Juanño Lindo día con día, banquete tras banquete, desobediencia tras desobediencia. Hasta que una noche de luna llena y de grillos implacables, en medio de una de tantas  juergas organizadas por el Rey para honrar a los forasteros vividores y salteadores; La Vergüenza enojada hasta lo sumo, dictó su última voluntad antes de ocultarse, y dar paso al siguiente régimen de cosas, por los próximos quinientos años.
     De súbito se produjo una fuerte e inusual ventisca. Tanto los forasteros, como los guardias de la escolta Más Que Tapada que aguardaban en los alrededores del Fango Real, así como los pobladores del país; sintieron el ímpetu de un viento aterrador que desmembraba las casas, arrancaba los árboles de cuajo y mudaba las aguas del Orbe Mítico de un sitio a otro; todos los presentes sospecharon que algo grave estaba por suceder; todos los invitados así como las hembras que estaban en ese momento en el Bohío Real salieron en tropel para ver lo que estaría aconteciendo. El último en pisar el umbral de la puerta de salida del Bohío Real fue el rey Fatuo; pero no hubo puesto bien el pie fuera del Bohío cuando de repente, La Vergüenza acompañando su presencia con estragosos y retumbantes truenos, dictó sentencia:
—"Escucha, —dijo, — príncipe ignorante e irreverente:
I- De este día en adelante lloverá con furia sobre el suelo de Juanño Lindo, y esta tierra que ahora ustedes hallan hermosa y deseable será toda un fango y humedad infranqueables por lo que tendrán que vivir en las cuevas de las montañas altas y en los árboles frondosos.    
     II- Escampará 3 veces por semana, pero el sol, saldrá solamente 4 veces al mes. De esta manera se apagarán los incendios pasionales que habéis encendido.
     III- Como esta desgracia ha venido por el envío no autorizado de extranjeros, ellos llevarán su parte en la maldición y por lo mismo la restitución del orden primigenio retornará  con el advenimiento de un extranjero que deberá ejecutar un maravilloso acto de negación. El nombre del extranjero constará de 15 letras.
     IV- El, extranjero tendrá una fuerte lucha y deberá vencer sus propios deseos, hasta hallar la virtud aunque sea solo por media hora. Entonces Juanño Lindo volverá a ser el pueblo que siempre fue, y la paz volverá a ustedes.
     V- Pero una vez el extranjero halla terminado su misión deberá ser despedido del pueblo, del cual también tendrá que marcharse solo y de inmediato, porque de lo contrario sobrevendrá  no solo el fin de Juanño Lindo, sino el fin de todo ser en el Orbe Redondo.
     Cuando La Vergüenza terminó de dictar sentencia, el universo se estremeció, los Orbes Redondos allende Juanño Lindo se salieron por algunos instantes de sus órbitas, se formaron nuevas estrellas en los quásares más lejanos, las aguas del cosmos se evaporaron. Y según se especuló más adelante; murió La Vergüenza y surgió la nueva deidad, de quien nadie supo nada; cuyo nombre no fue divulgado a mortal alguno. La nueva deidad se mantuvo distante de los seres del Orbe Redondo y en especial de Juanño Lindo, hasta el fin de los días, provocando el que los sacerdotes que quedaron tras las masivas persecuciones, hambrunas, Epidemias Micaicas y otros males que sobrevinieron a causa de los extranjeros, males que se volvieron endémicos en Juanño Lindo, se inventaran sus propias deidades y organizaran así toda una amalgama de ritos, pasos y cábalas destinadas a hallar los caminos por donde se habían perdido los sagrados oráculos; pues además llegó a ocurrir que con el devenir de las generaciones los escribas olvidaron muchas cosas de la profecía original; otros quitaron lo que les molestaba, otros añadieron lo que pensaban que faltaba, otros la desmitificaron; —esto hizo que el texto de la profecía se redujera a la mitad—, otros la revisaron, otros la pulieron y al final, no quedó íntegro, ni un cuarto del mensaje original. Entonces fue claro que hallar el paradero del anciano Imprescindible Experiencia sería, muy pronto, prioridad nacional. Él era el único sobreviviente a quien La Vergüenza, antes de ocultarse le había condecorado, concediéndole la inmortalidad relativa, y le había entregado una copia no pirateada de la profecía.

CONSECUENCIAS DE LOS JUICIOS DE LA VERGUENZA
     En Juanño Lindo mientras tanto, como resultado de los efectos colaterales surgidos por la indiferencia a las recomendaciones de la gran deidad, y la consiguiente sentencia de maldición proferida por ella, los habitantes de tres aldeas llamadas: Duda, Raciocinio y Avance Científico; las menos devotas, las que nunca fueron temprano a los servicios sacrificiales, y que llegaron a poner en tela de juicio la pertinencia de la sagrada adoración; las que se sentaban semana tras semana en su mesa triangular de resina de ámbar a despotricar todo lo que el profeta decía y diciéndole al profeta todo lo que ellos consideraban que él debía decir; Aquellas que siempre entraron en las acogedoras habitaciones secretas de la mansión Bohijal para plantear cómo acabar con la desigualdad de la balanza comercial entre los extranjeros considerados perversos, pero que  al mismo tiempo se esmeraban en apologizar; ellos que ponían a los reyes a contubernizar con los forasteros, pero luego, cuando la desaprobación e intervención de La Vergüenza hacía sus estragos mediante terribles juicios disciplinarios se hacían como la gatita de María Ramos que tira la piedra y esconde la mano, a esas comarcas consideradas de avanzada; se les condenó a investigar el paradero del Oxígeno Transparente, que por aquellos lugares escaseó de manera inexplicable; la provisión de oxigeno fue disminuyendo en aquellas aldeas hasta que no quedó nadie que pudiera ni indagar, ni dar respuesta.
     A otras dos, llamadas: Nuevo Orden y Bonanza;  las más dañinas. Se les condenó a buscar la fórmula de la distribución equitativa o de lo contrario las aldeas sufrirían el exterminio total mediante un huracán categoría cinco,  primo de un tal George, que al igual que su pariente derramaría abundantes torrentes de lluvia incontrolable y de tendencia estacionaria. Increíblemente, aun cuando tenían la solución, prefirieron morir antes que declararla.
     Al rey Fatuo por último, le ocurrió un ataque de flojera que lo dejó tembloroso indefinidamente; cuando contempló las aldeas que habían sido destruidas y como Juanño Lindo, antes; el país del melao y la gozadera, de la sonrisa y la pachanguera, el sancocho y la bailadera, de la chichigua y el capuchín, del aguinaldo y la parrandera, de la hamaca y la dormidera, del casabito y la pescadera, del pitriche y del anamú prohibido y en fin, el país que era de todos, y que ahora era de todos los otros, que no eran los primeros, sino ahora los terceros, los cuartos y los quintos; de ellos y de nadie más, por los siglos de los siglos, amén.
     Así terminó la regencia del infatuado rey Fatuo, mientras ante sus sobresaltados ojos se descalabraba irreversiblemente toda aquella buena tierra, mientras los juicios de La Vergüenza estragaban a sus aturdidos habitantes y su egregia y legendaria civilización.

     El pueblo había empezado a convertirse en una sociedad mixta, por un lado seres normales, y por el otro repleta de gente que más adelante sería conocida como la etnia de los Grotescos: que a su vez estaba estratificada en diferentes ramas como: Cíclopes, Juanñonotauros, Deformes, Juanñocornios, juanñoctohombros, juanñociguapos, juanñoguiñapos, juanñobuscones, juanñomotoconchistas, juannñopolitics, Juanñoregidoris, diputadoris y senadoris, y Juanñosinverguenzas, estos últimos, eran llamados "los sin honor" pues no creían en deidad alguna; estos engendros surgieron como resultado de las Epidemias Micaicas producto de las incontables violaciones perpetradas por los micos ladrones, introducidos por los salteadores extranjeros. Dichos macacos amaestrados fueron durante décadas el azote de las aldeas empobrecidas de Juanño Lindo, pues no respetaban ni a Juanño Lindos machos ni a Juanño Lindos hembra, ellos eran la carnada principal utilizada por aquellos infames advenedizos como parte del execrable ardid orquestado para desvalijar a Juanño Lindo del oro primigenio y de las perlas del Mar Inquieto; ya que mientras los organismos de sanidad y los departamentos investigativos, así como la Guardia Taparrabada se empleaban a fondo en acabar con los ataques implacables de los monos ultrajantes; los forasteros ladrones cernían con impaciencia los ríos monteses y las cascadas prístinas para llevarse los tesoros del pueblo al país de Las Vastas Llanuras De Pedregones Romanos, pero sobre todo a Las Islas Sin Ley allende los mares de Juanño Lindo;  para esta tarea sojuzgaban a los mansos juanñolindenses para que  realizaran aquellas duras tareas mientras ellos descansaban plácidamente recostados en las hamacas primitivas, —lo que, por encima de cualquier otro ultraje, resultaba más afrentoso para los mansos juanñolindenses—  tirándose a las hermosas y protuberantes hembras, y urgiendo a los machos a conseguir más oro, ya que entre menos oro hallasen, más habrían ellos de ultrajar a sus hembras.    Así mismo todas aquellas calamidades eran el resultado de los acuerdos irreverentes con El Concierto De Las Naciones.

EL NUEVO ORDEN ADMINISTRATIVO EN  JUANÑO LINDO
   
     Los funcionarios del rey presididos por el cacique Traidor Siniestro, jefe de los Mandos Armados, compuestos por la Guardia Taparrabada, así como por la Escolta Más Que Tapada; mirando que los meses pasaban y que el pueblo entraba cada vez en un mayor abandono agitación social y desintegración; ya que las cosechas se perdían a causa de los insistentes aguaceros, los habitantes ya no sabían qué sembrar y que además se estaban formado varias facciones que reclamaban el poder de la            Mansión Bohijal por considerar que señoreaba una oligarquía en donde el Rey y Cacique Mayor era solamente una figura decorativa y además se estaban realizando cuestionables matrimonios entre Grotescos y seres normales. El Cacique Traidor Siniestro, junto a sus siervos tomó la decisión de "ayudar" al rey a “detener” sus sufrimientos. Hasta la fecha, nadie sabe que fue lo que hicieron con el rey, aunque se especula que lo mataron.
     A los aventureros les dio una enfermedad maligna transmitida por unos micos que ellos habían llevado a Juanño Lindo. La epidemia exterminó hasta el último de los visitantes pero también diezmó la población de Juanño Lindo en proporciones alarmantes hasta que pudo ser controlada por un príncipe que inauguró oficialmente la dinastía de los Siniestros. Su nombre era: Pragmático Siniestro, hermano del cacique Traidor Siniestro.

PRAGMATICO EL REY DEL TERROR Y AVANCE ECONOMICO
     Muerto el cacique Traidor Siniestro, empezó a reinar su hermano Pragmático quien prometió solemnemente que ya no habría monarquía absoluta como lo había sido hasta los días del príncipe Fatuo, ni una dictadura como la instaurada por su hermano, sino una  democracia representativa, con elecciones cada cuatro años y con participación de observadores del Concierto de Naciones, siempre y cuando hubiera total garantía de ganar sin la intervención de trapisondas. En lo cual también estuvieron de acuerdo los enviados especiales del Concierto de Naciones. Y el pueblo juanñolindense, que ignorante, no entendía las calamitosas y convulsas implicaciones de este nuevo sistema de gobierno.
     Este príncipe puso en marcha un ambicioso programa de obras públicas, sanidad ambiental y desarrollo económico. En primer lugar organizó las Hordas Armadas, en sustitución de la ancestral Guardia Taparrabada que había servido por tantas generaciones como garantes del orden y la paz. Estas Hordas estaban organizadas en orden jerárquico, y se mantenían sumisas a la autoridad del  presidente, (que era el nombre con que ahora se hacía llamar el antiguo rey y Cacique Mayor).  Porque éste les otorgaba las mejores y más ajustadas hembras de Juanño Lindo, así como las vastas sabanas que por milenios habían pertenecido a los que se habían convertido en raza de Grotescos, que ahora, eran marginados y despojados de sus tierras y obligados a huir a las regiones colindantes con el Más Allá.    
     Violando las disposiciones de las leyes ancestrales el nuevo monarca realizó varios viajes al exterior de donde trajo distintos inventos y sustancias que aumentaron su poder entre ellos trajo los primeros trabucos de pólvora; invento mediante el cual llevó a cabo las primeras limpiezas de nivelación social, política que catapultó al presidente Pragmático Siniestro al nivel de los más capaces efectivos y despiadados presidentes de los demás gobiernos del Concierto de Naciones del Orbe Redondo. Sus Hordas Armadas recorrieron todas las calles, callejones y callejuelas de Juanño Lindo, en donde habitaba la etnia de los Grotescos, así como en todo sitio en donde se aposentaban los desarrapados del país no importando su condición genética. Esto lo hizo así porque su Consejo De Ministros (antes Consejo de Caciques Vasallos) le había hecho conciente de la imposibilidad de lograr satisfacer las necesidades de los menos afortunaos, sin que de paso no fuera imperativo frenar la corrupción, entonces el presidente, guiado por su intima y oscura iluminación decidió que Juanño Lindo sería una nación prospera y sin mendicantes, así fuera necesario hacer algunos valientes y audaces sacrificios;  Así nació el terror en Juanño Lindo, una palabra nueva para una situación desconocida para los habitantes del país. Según la teoría del presidente y siguiendo los preceptos de su predecesor, simplemente les “privaban” de más sufrimiento a estos engendros de los juicios de La Vergüenza. Esta ola de maldad desató un éxodo masivo de Grotescos que debieron organizarse en guerrillas para defenderse y cuyas quejas llegaron hasta el Consejo De Solidaridad del Concierto de las Naciones, que aunque quedó desconcertado con las denuncias de los insurrectos de Juanño Lindo, no movió ni un dedo por mejorar su situación.

SURGE LA RESISTENCIA ARMADA
     Los protestantes quedaron así replegados en los confines de las Tierras Fangosas, y en el Valle Encantado, donde las condiciones de vida eran indescriptibles. Allí se levantaron y se unieron todas las facciones de las resistencias armadas dirigidas por el legendario general Resentido Social y Libertad, quien en su grandilocuente manifiesto que aún se celebra en el día de la Quimera Utópica, juró: “los Grotescos serán libres o nos lleva el diablo de Juanño Lindo”. Del mismo modo, Juanño Lindo pasó a ser el primer productor de Bebidas putiféricas y brebajes entontecedores. Se convirtió además en centro internacional donde los enviados especiales del Concierto de Naciones gozaban sus vacaciones y los viajeros de vuelos de conexión aprovechaban los bohíos de primera clase de las costas supraterrenales del país para pernoctar y tener aventuras con las hembras de fama orbitoredondal de Juanño Lindo. De este modo, no hubo playa Juanñolindense que no fuera invadida por las grandes instalaciones de bohíos  de regencia orbitoredondal, de tal suerte, que por poco llega el momento en que el Concierto de Naciones estuvo a punto de adoptar una resolución declarando las playas de Juanño Lindo como patrimonio de los seres del Orbe Redondo, y de paso, se corría el peligro de que se perdiera La Soberanía supraterrenal, al menos en los papeles de la Constitución Ancestral, —Jamás modificada— y que constaba solo de tres páginas, pero que había sido enmendada, no menos de dos veces por gobierno, y que ahora tenía el volumen de una enciclopedia Quillet.
     De esta manera, quedó Juanño Lindo unido al Concierto de Naciones; aunque el gobierno nunca permitió que los extranjeros penetraran más allá de las tierras dedicadas a la relajación sensual así que, el real Juanño Lindo, se mantenía en medio del país rodeado por un impenetrable sistema montañoso al cual únicamente tenían acceso los empleados del servicio secreto. El gobierno no permitía, que nadie entrara al verdadero Juanño Lindo, porque al menos, de la profecía original, esa parte había sido preservada celosamente por los sacerdotes adscritos a la mansión Bohijal cede del Gobierno de Juanño Lindo.
IMPLACABLE SINIESTRO Y LA TRAMA MACABRA
    Después de incontables caudillos que se sucedían unos a otros mediante desvergonzadas maniobras y sucias maquinaciones, arribó al gobierno del Cacicazgo Central, Implacable Siniestro, el que sería el último de los presidentes gobernantes de Juanño Lindo, de quien se decía, podría desatar la última y gran batalla que decidiría el futuro del pueblo.
     Implacable Siniestro era en realidad un ser tierno, y fácil de tratar. Lo único que estaba terminantemente prohibido para evitar problemas con él, era contradecirle o rendir alabanza u homenaje a cualquier otro ser en Juanño Lindo o fuera de los limites del país, excepto a Él. Además únicamente él tenía potestad de interpretar las profecías  depositadas y resguardadas por generaciones en el Carey  Sagrado, que reposaba en la Mansión Bohijal. El gobernante en una acción insólita en Juanño Lindo, no solo ocupaba la presidencia, sino que había depuesto de sus cargos a los líderes religiosos y se erigía no solo como Sumo Tutumpote, sino como objeto mismo de la adoración de los ciudadanos de Juanño Lindo. Esto lo hacía porque tenía el apoyo solapado de la nueva pseudo-deidad que reinaba en el cosmos, la cual lo había designado como intermediario con poderes plenipotenciarios.
     Para la época en que reinaba   Implacable Siniestro, las Guerrillas Opositoras Armadas habían tomado mucho auge, el nombre del nuevo líder de la insurrección era el general Esperanza Inútil, uno de los líderes reconocidos que defendían la causa de los Grotescos. Por muchos años había hecho resistencia a Implacable Siniestro, e inclusive en ocasiones logró reunirse con él por ver si lograban restablecer el orden ancestral. Arribaron a algunos acuerdos que luego el presidente incumplió por lo que cesaron las conversaciones paz ya que los rebeldes alegaban que el real objetivo del presidente era  detectar las posiciones de los insurrectos con la idea de exterminarlos.
     Pero lo cierto era que el pueblo de Juanño Lindo ya no aguantaba más, los constantes diluvios, tantos siglos de comer sin sal, tantas generaciones bajo una tenue luz solar, tantas y tantas guerras raciales y por intrigas de poder, así como la enseñanza añeja de un bienestar mediante cumplimiento profético que no acaba de llegar; tenían al pueblo al borde de la desesperación. Ambos, el general insurrecto, Esperanza Inútil, así como el Presidente Implacable Siniestro; sabían que había llegado la hora de dar la estocada final.
     Las fuentes del Servicio Caliesístico del Gobierno juanñolindense, indicaban un descontento generalizado en la población por la incapacidad del presidente en crear el tan prometido ambiente que permitiera que la profecía ancestral se cumpliera. Pero así mismo, los guardianes de las tradiciones representados en los grupos de presión, forzaban a su líder para que acudiera al recurso al que por respeto y tradición nunca los rebeldes habían acudido. Este recurso, un poder claroscuro, del cual tenían conocimiento todos los juanñolindenses, y que junto al último recurso, —del que inclusive estaba prohibido hablar, a menos que no fuera para usarse; con las consabidas consecuencias que ello implicaba, por lo cual siempre se omitía aquel tema— constituía el arma que había mantenido a la dinastía de los Siniestros en el poder. La negativa del líder rebelde a usar La Fuerza se basaba en que el liquido vital que evitaba que la confianza y la moral del pueblo no se terminaran de desperdigar, se podía desparramar si dos bandos antagónicos la usaban al mismo tiempo. Además esto rebelaría un total desarraigo de La Vergüenza  sus caminos y sus santos principios.
—“Amigos, si enfrentamos al presidente Siniestro con el recurso de La Fuerza, no es que habrá un derramamiento del líquido vital, sino que además habrá una carnicería, un verdadero baño de líquido vital; y Yo no puedo permitir semejante cosa, porque sería irresponsable de mi parte. —Se justificaba, el líder rebelde.
    
     Pero Implacable Siniestro, en cambio estaba dispuesto a estremecerlo todo. Estaba en la disposición de exterminar de una vez por todas lo que consideraba la plaga de los rebeldes Grotescos liderada por Esperanza Inútil.
     Siendo apoyado por Anarquía Total (la nueva pseudo-deidad ilegalmente constituida) que era la suma de todas las maldades, pues se trataba de una pseudo deidad sádica que gozaba de extraviar a los fieles de Juanño Lindo. Estaba constituida por varios de los más dañinos elementos constitutivos de la masa original pirateada; su modus operandi revelaba  una frialdad sin paralelo pues no medía consecuencias para lograr sus propósitos morbosos.
     Así, puesto de acuerdo Implacable Siniestro junto a la pseudo deidad Anarquía Total quien hacía cumplir sus órdenes mediante dos grandes perros negros que tenía; uno de ellos llamado Caos y el otro llamado Simpiedad, quienes en vez de dientes poseían tornillos diablito incrustados en las mandíbulas; quedaron en convocar al pueblo a elecciones anticipadas, con la supuesta idea de que todas los seres de la Gran Aldea Ancestral se expresaran de una vez y por todas sobre cómo deseaban ser gobernados y qué trato quería el pueblo que se diera a las etnias de los Grotescos, Tullidos y Deformes.
     Lo insólito del anuncio del presidente y de sus principales funcionarios esta vez, era que no habrían miembros de las Hordas Armadas en la urnas, que todos podrían expresar su acuerdo u oposición y que los componentes de la facción rebelde, se les incluiría en un ambicioso plan de amnistía general, pudiendo acudir a votar con todas las garantías constitucionales contenidas en la constitución ancestral no modificada, y con el aval del Concierto de Naciones.
     Cuando Esperanza Inútil y su séquito se enteraron del anuncio del presidente hartos ya de tantas guerras y de comer hierba y boñiga de burro, quedaron en principio algo perplejos pues sencillamente no podían dar crédito a lo que sus dos pequeños oídos de gallina vieja escuchaban anunciar a los pericos parlanchines de Juanño Lindo, que desde épocas inmemoriales continuaban siendo los voceros oficiales del Bohío Real, pensaron que sus plegarias habían tenido respuesta, e inclusive el general Esperanza llegó a creer que quizás el presidente Siniestro era el tan esperado líder que traería a Juanño Lindo la anhelada paz ancestral. Pero, desafortunadamente aquello estaba muy alejado de la realidad.
     De inmediato Esperanza Inútil convocó a sus lugartenientes y con llanto en sus cuatro ojos y baba flameante en sus dos bocas les expresó a sus oficiales las buenas nuevas. 
     Sin embargo,  Escéptico Experiencia, el coronel de los cuatro brazos, las sesenta orejas  los dos cerebros y la única boca, último descendiente del desaparecido y por lo tanto no hallado profeta Imprescindible Experiencia, el cual había demostrado más valor y adhesión después de Esperanza inútil, a la causa de los Grotescos, Tullidos y Deformados, que ningún otro de los valientes guerreros que eran parte de la causa, de  inmediato le expresó al General Esperanza Inútil su desacuerdo en semejante propuesta.

—Con todo respeto señor, hemos sufrido ya muchos engaños de parte del presidente Implacable Siniestro. Acaso no se acuerda que en la última de las conversaciones de paz acordamos que los prisioneros de uno y otro bando que necesitasen ser entregados por causas juanñhumanitarias, serían preservadas sus vidas y garantizados sus derechos, y no bien estuvimos frente a frente para llevar a cabo la acción, ordenó a su Horda Armada acribillar sin miramientos, a todos, Sacrificando inclusive, a sus propios partidarios; teniendo nuestro regimiento que huir dejando a los tullidos y grotescos enfermos tirados; muriendo los unos y los otros. Acaso no recuerda cuántas bajas tuvimos ese día. Doy gracias a La Vergüenza que puso al lado mío al joven Ambición, sin cuya ayuda, no hubiera podido salir del campo de batalla, pues me dio un terrible calambre mientras valerosamente trataba de mostrar mis dotes de ágil defensor de los Grotescos.
     El joven Delirio Ambición, al que se refería el coronel Escéptico, era un caso raro entre los revolucionarios opositores al régimen de los Siniestros. Era en sentido amplio un gran contra sentido pues el ser a quien se refería era un extranjero. Esto implicaba una dificultad casi insalvable para los combatientes, quienes sabían que entre sus filas debían rechazar a todo extranjero pues por generaciones se había enseñado que estos habían llevado la ruina a Juanño Lindo, no obstante, lo que no sabían los Juanñolindenses de esa época, era que la misma profecía que ordenaba la expulsión de los extranjeros planteaba la redención del pueblo mediante la intervención de un extranjero generoso.
     El muchacho provenía del país de los Vastas llanuras de Pedregones Romanos; se había enamorado de una doncella llamada Deslumbrante Desilusión, a quien conoció una noche en uno de los bohíos de regencia extranjera, quedando hechizado con sus ojos delicados y sus guedejas plateadas, sus firmes extremidades inferiores, sus robustas y tensas protuberancias frontales, y toda la exuberante salud que exhalaba con cada jadeo de su anatomía. Quien increíblemente, a pesar de no ser una hembra de Juanño Lindo, según creía él, era poseedora de un cuerpo escultural solo comparable con las leyendas divulgadas sobre las hembras de aquel país enigmático.
     Después de entrar en un idílico romance con el joven, la hembra partió a explorar las regiones encantadas de Juanño Lindo, prometiéndole encontrarse en dos meses; pero él no supo de ella jamás; así que se dispuso a buscarla hasta hallarla, con el fin de hacer realidad su sueño de poseerla el resto de sus días.
    
     Delirio Ambición había llegado al campamento mediante uno de los guías autorizados del gobierno y habiendo logrado escabullírsele caminó hasta hallarse perdido en el Valle Encantado de Juanño Lindo, y esto, justo en el momento en que tenía lugar la encerrona del intercambio de los prisioneros enfermos; fue así que, hallándose en medio del fuego cruzado se tiró encima al coronel Escéptico, con el fin de que le sirviera de escudo contra las balas de los trabucos. Las huestes de Siniestro lo buscaron durante meses, hasta que encontraron un cadáver muy parecido al suyo declarándose con ello el caso cerrado.
     —Si general, —le respondió pausadamente Esperanza Inútil al coronel Escéptico—, lo recuerdo perfectamente. Antes tenía cinco ojos, ese día perdí uno. ¿Cómo pues habría de olvidarlo? Sin embargo, no olvide que son otros tiempos, y el presidente prometió junto al representante del Concierto de Naciones que habría garantías. No es acaso paz lo que estamos buscando, he aquí una respuesta a nuestras plegarias.
—Con el mayor respeto mi general; Juanño Lindo espera el cumplimiento de la profecía, no el arreglo constitucional. No lo olvide mi general; no habrá una paz duradera en Juanño Lindo, en tanto la profecía este trunca en su cumplimiento. Hemos luchado no por alcanzar el gobierno, sino por retornar a Juanño Lindo al orden ancestral y así honrar y reivindicar a La Vergüenza.
— ¡Que orden ancestral del carajo ni que nada!  Coronel: No sea pendejo. ¿Qué tiene usted en mente cuando habla de antes? Acaso no se da cuenta que han transcurrido casi diez generaciones desde que supuestamente empezó el descalabro de este maldito pueblo.
—No blasfeme General, tenga cuidado, esta usted violando abiertamente la ley de las buenas costumbres. —Lo interrumpió Escéptico, sorprendido con lo que oía. Pero el General Esperanza inútil continúo:
— Hijo, no seas tan legalista, además, cuanto hace que La Vergüenza no se manifiesta. La historia o la leyenda o el mito, ni sé a que atribuírselo; dice que La Vergüenza se manifestaba de varias maneras. La leyenda dice incluso que hablaba a los mortales Orbitales, que hacía conocer su voluntad. Pero tenemos quinientos años que eso no sucede, y ya empiezo a creer que aquello en verdad nunca ocurrió. Fue todo puro cuento, una patraña de los Sumo Tutumpotes para mantener a la gente embullada. Y claro ha funcionado de una manera formidable, con tantos marranos con los ojos vendados andando por ahí de hecho se dice según las últimas encuestas que el país esta lleno de gente que no cree en La Vergüenza, que viven su vida sin tomar en cuenta a La Vergüenza de hecho creo que nosotros ya no vivimos por La Vergüenza sino por puro optimismo y porque no nos queda de otra, dé gracias a al Poder Invisible, llámese como se llame  que todavía tenemos ganas de luchar, pues cada vez son más los Sin Vergüenza en este pueblo.
General, —lo interrumpió Escéptico nuevamente—, sus palabras ofenden mi noble estirpe. No olvide que soy descendiente directo del profeta Experiencia. Además No necesitamos oír ni ver nada, Para eso están las profecías mi señor, lo demás es un asunto de fe. Y usted tiene todos los síntomas de, o haberla perdido o estar en un proceso acelerado de pérdida de ella...
— ¡Vamos, Escéptico! Que estirpe del carajo, Se honesto conmigo. De verdad crees en las profecías. Acaso no te percatas de que la única persona que posee un texto de la profecía en todo Juanño Lindo es el Presidente Siniestro, y que, según se dice ha sido tan vapuleado como la constitución ancestral. Ya no se le puede dar crédito. De hecho, algunas lenguas viperinas, inclusive afirman que La Vergüenza murió. — ¿Qué opinas? ¿Ah?
—Eso, jamás suceda, Contestó el coronel Escéptico, ya ostensiblemente airado.
—General, muchos años de servicio le hemos entregado yo y los demás guerreros de mi estirpe familiar, pero ya no será así, usted mismo le ha puesto final a su mandato desconociendo la naturaleza de nuestra lucha. De modo que ni yo ni mis huestes continuaremos apoyándole más, la nuestra no es solo una lucha por el poder sino también una lucha por la defensa y la preservación de los principios.
LA RESTAURACION

     Aquel día hubo división abierta entre los seguidores de Esperanza inútil, quien aun no se percataba de que la idea del presidente Siniestro no era otra que la estructurada estratagema de llevar a cabo un verdadero matadero electoral. El coronel Escéptico, salió acompañado de unos trescientos guerreros y como ayudante principal llevaba al joven Delirio Ambición. Mientras que el General Esperanza Inútil, realizó junto a los sesenta mil seiscientos sesenta y seis combatientes que lo acompañaban; todos los preparativos para salir de la región del Bosque Encantado e insertarse en la moderna sociedad de Juanño Lindo, con miras a las próximas elecciones.

     Implacable Siniestro había maquinado invitar pacíficamente a la resistencia armada a participar en las elecciones; aun cuando la mayoría de las promesas hechas por Siniestro eran abiertamente incumplidas, sin embargo, a pesar de ello, Esperanza Inútil estaba dispuesto a correr el riesgo.  En un inmenso estadio de bambú mandado a construir especialmente para la ocasión con capacidad para cincuenta mil seres grotescos. Se dio inicio al día de votaciones. El plan consistía en aglomerar la mayor cantidad de combatientes del movimiento rebelde para lo cual en todas las entradas de los pueblos las Hordas Armadas impedirían el tránsito a los ciudadanos de Juanño Lindo que deseaban ir a las votaciones. De este modo el estadio se llenaría solo de rebeldes a los cuales habido acuerdo previo, La Tiniebla Maldita, es decir, la pseudo-deidad Anarquía Total, les chuvaría sus dos cachorros, Caos y Simpiedad, quienes con sus poderosos dientes de tornillo diablito, se darían un singular  banquete; y allí terminaría todo según el plan del presidente Siniestro.
     Cuando el estadio de Bambú estuvo lleno, el presidente Implacable Siniestro inició un breve discurso el cual extendió hasta que le informaron que el general Esperanza Inútil había arribado al estadio y que ya estaba sentado en la silla de honor. Al saberlo, abruptamente detuvo el mensaje, y clamó nuevamente al arma a la que siempre temió el general Esperanza Inútil: allí estaba sin duda una vez más: La Fuerza.
     Fue así que el general y toda su falange que hacía rato ya notaban que el estadio estaba repleto, pero solamente de combatientes, oyeron, y vieron la atropellante y salvaje entrada de los perros de la deidad sádica Anarquía Total.
     Lo primero que Anarquía ordenó al perro Caos fue, que creara confusión. Luego ordenó a Simpiedad que se colocara en la única puerta de salida y que despedazara a todo el que intentara salir. El líquido vital había empezado a correr. En ese momento algo milagroso ocurrió: Deslumbrante Desilusión, de quien se creía era una extranjera singular y nada más, resultó ser una enviada de de La Vergüenza, con radiante poder desplegó blancas alas y volando con presteza deseó una gran lanza y apareció en sus manos, así, acercándose a Caos el perro maldito, le clavó la lanza envenenada logrando que cayera a tierra. Así salvó a cientos de ancianos grotescos y combatientes a quienes el perro hostigaba.
     Deliro y Escéptico, quienes habían llegado a la escena, habiendo sido avisados de la terrible confrontación, algo aturdidos por los últimos acontecimientos y sin embargo ufanos ante la virtud que inexplicablemente emanaba de su ser; también actuaron. Delirio Se puso frente a Simpiedad, el gran perro maldito, con intenciones de atacarlo; mientras esto hacía  Escéptico dirigía a la batalla sus  mesnadas triunfales.
      La batalla era ya en todos los flancos. Deslumbrante Desilusión imploró entonces a Delirio quien tenía a Simpiedad controlado, que ayudara a varios ancianos grotescos y tullidos que intentaban escapar pero eran incesantemente alcanzados por las balas de las Hordas Armadas. Con su gran poder Delirio seleccionó a todo el que no era combatiente en el campo de batalla y encerrándolos en un campo de protección, los mantuvo a salvo del fuego enemigo y del azote de del ídolo maldito, Anarquía Total. Pero Simpiedad, el perro despiadado dio un salto y se abalanzó contra la princesa Deslumbrante Desilusión, sujetándola rabiosamente y sacudiéndola con violencia. Delirio se dio cuenta del peligro que corría su amada e intentó introducirla también a ella en el campo de protección, pero al intentarlo descubrió que sus poderes no eran ilimitados. No podía ocupar su mente y utilizar su poder en dos cosas a la vez. Como amaba a la princesa y en verdad no sentía nada por los grotescos, seres que defendía, los dejó nuevamente indefensos bajo el asedio mortal de Anarquía Total, quien enfiló contra la multitud su arma más mortífera y aliada de La Fuerza: La Violencia.
Pero Delirio Ambición  con ímpetu imparable se dispuso a liberar a su amada; pero la princesa intercedió nuevamente por su pueblo.
Delirio, por favor, salva a mi pueblo.
—No, le respondió el joven, —no puedo perderte, si los salvo a ellos tendría que abandonarte a ti, mi poder es limitado. —Se excusó.
—Lo sé, pero si me salvas y ellos se pierden, yo, al final, terminaría muriendo, porque estoy unida ancestralmente a mi pueblo y no puedo separarme de ellos, si me amas en verdad, sálvalos y déjame. Además el perro endemoniado solo me tiene sujeta, soy solo su rehén, por favor escúchame te lo ruego.
     Intensas fueron las súplicas de la princesa a Delirio Ambición, su gran amor, para convencerlo de que eligiera salvar al pueblo, en vez de a ella. Era sin duda una decisión difícil de tomar para el extranjero; aquella innoble criatura  acostumbrada a bajar el lomo única y exclusivamente por aquello que le reportara beneficios personales; sin embargo aunque caviló por un instante, justo cuando  Anarquía Total se disponía a usar todo el poder de La Violencia, Delirio reestableció el campo de protección.

LA RUINA FINAL DE JUANÑO LINDO

     En ese mismo instante se cumplió la profecía.
El coronel Escéptico Experiencia, quien hasta el momento combatía gallardamente auque sin muchos resultados y muchas bajas, pues de los trescientos combatientes con que contaba, habían muerto ya como doscientos noventa y cinco en la boca de Simpiedad, el perro maldito.
     El general Esperanza Inútil también sufrió el martirio, en su vana ilusión de alcanzar elecciones libres y acusa de haber abandonado la fe perdió la gloriosa oportunidad de conducir los destinos de Juanño Lindo a la usanza antigua, cosa muy grave pues de plano implicaba que el descendiente de un Sumo Tutumpote podría ocupar el trono de Juanño Lindo, cosa en extremo perniciosa, sobre todo si se trataba de un descendiente del anciano Experiencia.

EL NUEVO ORDEN
     Después que el extranjero Delirio Ambición cumplió la profecía, La Vergüenza intervino una vez más; Anarquía Total y el presidente Siniestro fueron depuestos y enviados junto a  Simpiedad el perro maldito, a las zonas limítrofes de Juanño Lindo. Su castigo sería limpiar los cuatro puntos cardinales de todo vestigio de extranjeros y de elementos foráneos, lo cual cumplieron con asombrosa eficiencia en menos de un mes.
     Entre tanto, Escéptico Experiencia, anuló la constitución vigente, y restituyó la constitución ancestral, rompió todo nexo con el Concierto de Naciones y vio frente a sus ojos detenerse por primera vez la lluvia de los siglos melancólicos de Juanño Lindo.
— ¡Carajo! —Dijo— ya era justo.
     Vio además su cuerpo experimentar una asombrosa transformación, ahora ya no era más un monstruo apestoso, sino un ser hermoso y radiante, lo mismo que los demás habitantes del restaurado Juanño Lindo.
     Sin embargo, ya había pasado un mes después de la gloriosa batalla de la restauración del orden primigenio y el ahora  Rey Escéptico en vez de echar del pueblo a Delirio Ambición el mismo día, tal y como lo ordenaba la profecía, nombró al joven comandante en jefe de la restaurada Guardia Taparrabada, desobedeciendo el mandato expreso de La Vergüenza.
      Por ello, se encendió nuevamente la ira de La Vergüenza que ya no intervino más en el destino de Juanño Lindo, sino que permitió que sucediera lo que debía suceder, porque así estaba escrito.
SE DESATA LA IRA DE LA VERGUENZA
     Un aciago día, Deslumbrante Desilusión buscaba agua en el gran rió Ozama, el río  ancestral, para abastecer su bohío de amor que compartía con Delirio Ambición, ahora  su esposo y recién nombrado jefe de la restaurada Guardia Mas Que Tapada. Mientras sacaba agua miró a lo lejos un gran higüero cargado con un enorme y temible perro que ella conocía muy bien; de inmediato soltó la auyama seca que portaba y corrió rumbo a la aldea; intentó usar su luminoso poder para llegar más rápido, pero no había tal poder. Ese poder tenía un fin y ya se había cumplido; cuando llegó a la aldea terriblemente sofocada, sus pechos subían y bajaban con tal prontitud que aturdían al que se quedara mirándolos; entre sollozos y palabras entre cortadas le comunicó a su esposo la terrible noticia. Delirio Ambición no daba crédito a lo que escuchaba, él también intento usar su poder pero una vez más el poder no respondió así que tampoco había virtud en él. Reunió de inmediato a su séquito y todos juntos corrieron hasta el Bohío Real, donde el rey Escéptico tenía una gran fiesta improvisada.  Había tantos soldados y caciques así como hembras de Juanño Lindo en la fiesta que se les hizo difícil llegar hasta la Hamaca Real:

—Oh  Gran Rey es preciso que me escuches, lo que debo decirte es urgente. —Gritó Delirio.
El Rey, que yacía bajo los potentes efectos del Anamú Prohibido, solo atinaba a balbucear y a invitarle a beber con él.
—Majestad, es preciso que me escuches. —Insistió esta vez en tono enérgico, logrando que se hiciera un breve silencio—. El rey lo miró con cara de enojo y le inquirió qué ocurría y porqué se dirigía a él con semejante autoridad:
—Soy tu rey, más respeto.
—Ya lo sé señor, no ha sido mi intención ofenderte, es que he venido junto a mis compatriotas a informarte lo que mi doncella ha visto.
— ¿A ver, que cosa vio tu hembra, que tienes esa cara de pánico?
—Majestad, mi doncella ha visto un inmenso  higüero en donde viene la cuadrilla del mal encabezada por Anarquía, Siniestro y Simpiedad el perro maldito. —Respondió Delirio casi con su último aliento.
     Cuando el rey escuchó el anuncio le pareció una broma y se echó a reír, siendo secundado por sus invitados. Junto al rey estaba el Carey Ancestral que guardaba las profecías,  y en su interior el texto restaurado de la profecía original. Delirio su hembra y sus acompañantes intentaron nuevamente hacer entrar al rey en razón, pero éste no hacía otra cosa que divagar y burlarse de ellos porque estaba anamúabotogado, algo que  a los habitantes de Juanño Lindo y en especial a su rey les estaba terminantemente prohibido.
— ¡Guardias! —Ordenó el ahora infatuado rey— Bríndenle al general y a su sequito de lo mejor de mi fiesta. Pero, para cuando el Rey pronunció estas palabras, la suerte de Juanño Lindo ya estaba echada. De pronto, las pinturas rupestres de las paredes del Bohío Real empezaron a sacudirse una y otra vez, primero de  manera cadenciosa y después desordenadamente.
     Entonces evocando las desgracias antiguas a los congregados entraron en pánico  y empezaron a correr en tropel, todos fueron saliendo hasta que le tocó el turno al rey Escéptico, quien al llegar al umbral de la puerta del Bohío Real sufrió un ataque de miedo y no se pudo mover más.
—Escucha: —Se oyó la cavernosa voz de un anciano desde el aire. Se trataba de la voz del anciano Experiencia.
—Tú eres para desgracia de este pueblo, y para frustración mía,  la suma de todas las debilidades de carácter que un solo ser puede llegar a tener:
I- Conocías bien el pasado del pueblo, y sabías el motivo de su ruina. 
II- Luchaste encarnizadamente hasta ver tu pueblo libre, creíste las profecías y recibiste revelación cual ningún mortal ha recibido jamás.
III- Recibiste mandatos precisos para obedecer, cuando se te ordenó echar al mismo que acabas de despreciar, mandando sacarlo de tu presencia, cuando debiste hacerlo el mismo día en que la profecía  se cumplió.
IV- Aún cuando sabías bien la dignidad de un rey no te condujiste a la altura de la dignidad de un soberano de Juanño lindo, ahora, a causa de todas tus rebeliones, el Orbe Redondo ya no existirá más.
V- Hoy frente a tus ojos, contemplarás el triste resultado de la desobediencia repetida.

     La relampagueante voz se apagó, y el rey cayó de boca abajo frente a los pocos que quedaban junto a él. Simpiedad el perro maldito, inspirado  por Anarquía Total y guiado por Implacable Siniestro empezó a devorar cuantas aldeas había hallado a su paso, cuando llegó al Cacicazgo Central de Juanño Lindo, todos lloraban al ver al rey muerto y el país nuevamente inmerso en semejante vorágine de maldad, de repente Simpiedad que había dejado un trabajo inconcluso en cuanto a la princesa Deslumbrante Desilusión, se arrojó sobre ella y después de engullirla se lamió placenteramente el hocico. Delirio Ambición al verla y escucharla gemir y llorar hasta desaparecer en la boca del perro maldito, clamó hasta que nuevamente apareció el anciano Imprescindible Experiencia, quien le indicó que lo único que él podía hacer era dejar libre sus intenciones, emociones y pensamientos más hondos y se harían realidad. De este modo, el destino de Juanñolindo dependería de las ocultas y verdaderas intenciones del corazón de un joven llamado: Delirio Ambición.
     Cuando los juanñolindenses escucharon las palabras del anciano se alegraron pues pensaban que el legendario coronel que tanto amaba a su doncella y se había sacrificado por su pueblo, pediría la nueva restauración de todas las cosas. Pero el desconcierto pronto llegaría no solo a los habitantes de Juanño Lindo y del Orbe, sino al corazón del mismo Delirio.
     El robusto paladín se puso en medio de la batalla que se desarrollaba y como por arte de magia  el viento se detuvo, el Mar  Inquieto no bramó más y sólo se escuchó entonces la respiración del perro diabólico y de Delirio mientras los demás expectantes aguadaban para ver en qué desenlazaría todo aquello. El joven guerrero clamó con todas sus entrañas y a voz en cuello: ¡VENGANZA, COÑO, ACABA CON TÓ!  Aquella era la primera palabra impronunciable, la palabra que nunca había sido dicha; al emitirla su primer efecto fue la ruptura de los tímpanos de toda los juanñolindenses y del resto de los seres del Orbe Redondo. El aire que salía por la boca del guerrero mientras pronunció la palabra impronunciable se fue convirtiendo en un torbellino de bilis azufrada, mezclada con leguas de fuego y azufre y envuelta en una una extraña llama roja tirando a negra, que creció hasta que a Delirio se le acabó el aire. El poder ahora invocado, era un poder sumamente peligroso, que solo debía ser invocado si se sabía adecuadamente lo que se deseaba y si se pedía correctamente lo que se quería, pues el cumplimiento siempre sería literal, sin fallar ni en jota ni en tilde. Al llegar a este punto, la bola de fuego salió disparada como un misil en dirección este, que en fracciones de segundos barrió con los enemigos de Juanño Lindo y siguió su curso a toda velocidad dejando un surco encendido de dos Kilómetros de ancho. Aunque asustados, los juanñolindenses  viéndose liberados de la amenaza, lanzaban vítores de júbilo y llenos de alborozo alzaban al gran e indiscutible héroe de Juanño Lindo; pero el gozo se apagó ipso facto, cuando, la bola de fuego apareció de nuevo por el oeste surcando dos kilómetros más, al lado de los que ya había surcado, llevándose consiguientemente al héroe y a la plebe ignorante que celebraba con él.

     Esto ocurrió porque Delirio incurrió en un grave error gramatical y por no haber observado adecuadamente las normas de la semántica y la sintaxis,  al no pedir expresamente "acaba con ellos", sino que pidió, "acaba con tó".  Además violó largo a largo las normas de las buenas costumbres y de urbanidad al pronunciar descaradamente en público ese tremendo San Antonio, sin respetar ancianos ni niños ni a La Vergüenza.
     La bola de ira contenida en el corazón de aquel sujeto fue tan inmensa, que siguió dando vueltas hasta que el Orbe Redondo entero terminó encendido como una bola que por el impulso del jalón final fue arrastrado y se volvió un planeta cometa que encendía todo lo que hallaba a su paso. Así, fue dando tantas y tantas vueltas y tan rápido aquel Orbe Redondo a través de las interioridades del cosmos hasta perderse en la  misteriosa masa oscura de la inmensidad sideral.

"La ira del hombre, no ejecuta la justicia de Dios"
   FIN



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