UN PUEBLO LLAMADO JUANÑO LINDO
UNA CÓMICA PARODIA SOBRE LA VIDA DE LA ISLA DE SANTO DOMINGO Y LA REPÚBLICA DOMINICANA DESDE SU FUNDACIÓN
HASTA NUESTROS DÍAS
Por Juan Alberto Galvá
albertogalvac@hotmail.com
829-333-3981
En medio del mundo
primigenio, en un lugar esquivo e infranqueable se hallaba un pueblo llamado Juanño Lindo.
Este era un lugar rodeado de misterio, en donde las cosas más insólitas
podían pasar, lleno de paz y fantasía, repleto de ríos cundidos de toda clase
de peces y animales acuáticos. Sus tierras eran vastas sabanas en donde la
vista recorría el camino y se perdía hasta alcanzar el sol; sus montañas y
bosques estaban repletos de chivos cimarrones, hurones y culebras de monte; sus
cielos eran la envidia de los demás países del Orbe Redondo, pues eran de casabito de ajo con ajonjolí, estaban
poblados de tantas aves, que en las tardes el horizonte se ennegrecía mientras
surcaban libres los aires. Sus habitantes, los juanñolindenses, era gente
pacífica de vida sedentaria, dedicados cada cual a lo suyo, de un corazón muy
noble y amplio; habituados a la paz y apegados a sus raíces ancestrales, no
faltando sin duda, algunas lenguas viperinas que queriendo apocar y desvirtuar
la nombradía y el brío de los juanñolindenses, dijera que eran medio
haraganones porque se la pasaban el día entero de hamaca en hamaca; lo que no
sabían estos calumniadores, era que si bien era cierto que buena parte del día,
uno se la pasaba en su tierna hamaca, no era menos cierto que otra parte del
día y muchas veces hasta de noche se la pasaba uno guayando la yuca, para hacer
los casabitos.
Una de nuestras principales
y más sanas diversiones consistía en salir en romería a perseguir puercos salvajes,
que luego se llevaban al pueblo para ser asados mientras bailábamos al son de
las canciones ancestrales, alrededor de las fogatas primitivas.
La divinidad de aquella tierra era
conocida como La Vergüenza, dicha
deidad existía en forma informe, era una proyección abstracta-concreta, de las
buenas costumbres de los dichosos habitantes de Juanño Lindo, le rodeaba un halo de luz de santidad semejante a una
esfera de cristal inmaculado y su portavoz autorizado para aquel entonces era Yo:
Imprescindible Experiencia, el ser
más viejo y de mejores costumbres del pueblo según se creía. A mí me fueron
concedidos los derechos inalienables de administración de los secretos divinos,
la difícil tarea de transmitir a la generación de mi tiempo las milenarias tradiciones
bohiomorales y bohioambientales.
A La Vergüenza se le rendía tributo de muchas maneras, pero
principalmente manteniendo a raya a los extranjeros maliciosos, siendo celosos
de las tradiciones, las buenas costumbres y las reglas gramaticales... Sí,
aunque parezca extraño era muy importante observar cuidadosamente las reglas
gramaticales y mas adelante conforme avance mi relato sabrán porque.
Por su forma de ser y por
sus tradiciones los habitantes de Juanño
Lindo llegaron a ser conocidos en todo el Orbe Redondo, —así llamábamos a nuestro mundo— como las hembras más tórridas y los machos más mansos, de mejor
tamarindo y del más hermoso color café con leche del Orbe Redondo. Así fue,
hasta el día en que llegó la ruina de Juanño
Lindo.
LOS
EVANGELISTAS DE CAPU-YNOTEABAJE
La desgracia de nuestra tierra comenzó
cuando una mañana llegaron al país unos enormes y pobremente confeccionados higüeros flotantes llenos de seres venidos del extremo
oriental del Orbe Redondo que se
hacían llamar así mismos Evangelistas de
Capúynoteabaje, se trataba desafortunadamente de la escoria del Orbe Redondo.
Seres gente cuya única ambición en la vida era tirárse a una o dos hembras de
Juanño Lindo y tener su pepita del oro escondido para pagar deudas y para
entregarse con avidez a toda clase de actividades pecaminosas. Los Evangelistas de Capúynoteabaje estaban
dirigidos por un ser del color de una palma tierna, de facciones parecidas a
los ciudadanos de la Ciudad De La Bota De
Hierro cuyo nombre quedó grabado en las mentes de los juanñolindenses por
todas las generaciones; su nombre era Conquistador
Torturador. Estos seres a su vez eran enviados por los reyes de un país
llamado Las Vastas Llanuras de Pedregones
Romanos. A estos forasteros de
quienes aun no se sabe con exactitud cómo llegaron a la casi inaccesible tierra
de Juanño Lindo, los mansos habitantes les trataron amablemente ya que no
sospechaban toda la maldad que ocultaban.
Según dijeron a su arribo los forasteros, la visita era en
cumplimiento de una gran misión que tenía como propósito enseñar a los juanñolindenses a adorar la que según
ellos era la verdadera deidad recién inventada a la cual llamaban Capúynoteabaje. Sin embargo, Imprescindible Experiencia, el viejo
profeta y guardián de las tradiciones de Juanño
Lindo, advirtió que la intención de los forasteros era otra muy distinta. Lo supo desde que notó en la
manera maliciosa y pervertida en que los forajidos miraban a las robustas
hembras de Juanño Lindo. Sabiendo
pues Imprescindible Experiencia que
la verdadera intención de los recién llegados era dañar la moral de los
pacíficos habitantes del país y ofender gravemente a La Vergüenza, nuestra gran deidad, no perdió tiempo y de
inmediato se dirigió a la Mansión Bohijal
para hablar con el nuevo monarca de Juanño
Lindo, el joven rey Fatuo; hijo
del fenecido rey Sabio.
Mientras se dirigía hacia la Mansión
Bohijal le vino a la memoria el último disgusto por el cual lo había hecho
pasar el príncipe reinante ya que inconsultamente había nombrado a varios
ciudadanos juanñolindenses cuya adoración a La
Vergüenza estaba desde hacia tiempo en entredicho; a estos había
posicionado en lugares claves donde según la pericia de Imprescindible Experiencia, quien
les narra esta legendaria historia, solo debían ser nombrados
ciudadanos con una sobrada demostración de devoción por La Vergüenza; los había colocado en las estancias limítrofes para
que guardaran la entrada de forasteros por vía del Mar Inquieto, pero a pesar de ello, era obvio que la gestión que
realizaban era en provecho personal, lo cual quedaba evidenciado por los
escándalos que se oían sobre la introducción de extranjeros al Terruño Eterno sin la aprobación del Consejo de Caciques Vasallos, presidido
por mi persona. Además había hecho nombramientos en la frontera oeste donde se
mantenía a raya a Las Criaturas Del Café
Tostado; y ya se hablaba inclusive de la posibilidad inminente de que el
pueblo juanñolindense, mediante una cacareada mixtura, dejara de ser café con
leche, para ser café tostado de una vez y por todas, lo que representaba una
gran amenaza para algunos prestantes habitantes de Juanño Lindo; trama que, no obstante, nunca sería llevada acabo,
porque varios de los más recientes alabarderos nombrados por el Rey habían estado recibiendo pingues
beneficios en su comercio clandestino con Las
Criaturas Del Café Tostado.
También en la entrada de la Mansión Bohijal había nombrado varios de
estos sujetos cuya misión era repartir pescozones a diestra y siniestra, a todo
juanñolindense que no pagara una cuota excesiva en peces de agua dulce, yuca
guayada para hacer bollos y casabito con ajo y ajonjolí, así como talegos
enteros de cilantro ancho, ramilletes de limoncillo, bateas repletas de jaibas
come tripitas de guinea, y tilapia criolla sin cuenta. Todo esto para poder tener audiencia
con el príncipe y cacique mayor; lo mismo se exasperaba al pueblo obligándolo
con gravosas cargas para mantener abastecida la insaciable canoa del
Cacicazgo.
Sin embargo a pesar de tantas necedades y
de sentirse algo ofendido, Experiencia
no cejó en su firme determinación, pues estaba conteste de su indelegable
responsabilidad; además, siendo que durante
décadas Experiencia había sido
escuchado por los reyes de Juanño Lindo
como profeta que era, se acercó confiadamente una vez más a la mansión Bohijal sede del reino juanñolindense
donde se hallaba el nuevo rey y Cacique Mayor para advertirlo sobre la
impertinencia de recibir a los extranjeros y para solicitarle que les ordenara
marcharse lo antes posible.
Confiado en que el Rey le concedería su petición, arribó con el alma quebrantada por
la angustia y haciendo un ingente esfuerzo por sobreponerse a la fetidez de la
pasarela de junco verde salpicada por innumerables cagadas de palomas, chivos
cimarrones, puercos y jabalíes silvestres y otras aves y animales de poca monta
tales como cuervos anunciadores de los escándalos sexuales de los profetas
menores de la región del Cotuí,
escorpiones traidores de las dunas del Baní,
alcatraces de mal agüero de la islita Saona, ciguas palmeras parejeras del
valle del Cibao y de ñapa una bangaña de batata asada adornada primorosamente
con un gofio abundante, el cual, presumiblemente el Rey no probaría por el temor mal fundado de que los caribes y los
guanahaníes se habrían confabulado para liquidarlo mediante la hábil e inocua
estratagema de un añugue criminal.
Prosiguió su caminata por la pasarela, la
misma que atravesaba el gran Fango Real,
recién añadido a la arquitectura Bohijal
que ahora rodeaba el Bohío Real y
después de recibir la pleitesía de los miembros de la Guardia Taparrabada quienes aguardaban fuera del Bohío Real, así como los concurrentes al
Bohío Real, toda una camada de
guanahaníes café con leche, y todo un cardumen de caribes color mero tostado
tirando a merluza, que también esperaban audiencia con el rey. Avanzó
abriéndose pasó entre los cargamentos de piña y pescado asado, las conchas
interminables de carey pescado fuera de ley, los tasajos de manatí salado con
sal de las Salinas del Baní, la
hileras de indios amaestradores de caimanes del gran ojo de agua de Bahoruco, los manojos de jabalíes
cimarrones tostados por el sol de acero, las bangañas de almendras tiernas de
los árboles frondosos del bosque tímido, las tiras de taparrabos al último
grito de la moda, confeccionados con primor por las tejedoras ancestrales del
pueblo de las sabanas de la lluvia escasa y los fardos aromáticos del cilantro
ancho primigenio, junto a los aparejos indescifrables del anamú prohibido de Juanño Lindo; así, con la frente
erguida, aunque algo sudorosa y la orientación despistada por el implacable
azogue de las cotorras antillanas, los pavos reales de ornamento y los jabalíes
salvajes; arribó con una fingida serenidad hasta el estrado del rey construido
con bambú ancestral, adornado con el oro escondido de la región del Cotuí y las perlas del Mar Inquieto, principales temas del
interés soteriológico de los Evangelistas
de Capúynoteabaje.
Al llegar allí, y ver recostado al lado
del Rey a Conquistador Torturador, en la hamaca primitiva, reservada solo
para los invitados de honor del Rey,
en la cual él, en otras épocas rancias por el paso inexorable de las
generaciones, había disfrutado el alucinógeno aroma de la bebida prohibida de
Juanño Lindo junto a los caciques vasallos de su cofradía y ahora la veía
mancillada por este pérfido extranjero, quien además degustaba de un sabroso
chambre de puerco salvaje, una mermelada de coco tierno, adornada con flores de
cayena y rociada con primor por los bordes con la malagueta ancestral, un
chencén exquisito traído por la misma Anacaona
desde el valle de Maguá, unos
coquitos de almendra untados en miel de abejas, y otras suculentas delicias del
terruño ancestral.
— ¡Que carajo! ––se
dijo, no faltaba más. Aquí habrá candela, truenos rayos y centellas; yo soy el
elegido de La Vergüenza, y sin
embargo este caciquito insolente no me ha honrado como la divinidad manda, en
cambio a este forajido lo ha colmado de presentes.
Experiencia se daba cuenta además, que ni el Rey ni los Custodios Más que Tapados del Rey, que constituían
la guardia personal del rey, le habían rendido ni la reverencia, ni la honra,
ni la gloria, ni la alabanza, ni el aceite, ni el brillo ni las exoneraciones,
ni las invitaciones a los actos rimbombantes, ni nombramientos en embajadas, ni
ninguna de las bicocas que él entendía debían otorgársele para garantizar la
correlación de fuerzas y el equilibrio de los poderes; así pues cansado de
tantos vejámenes y ya ostensiblemente enojado dijo al Rey:
—Rey Fatuo, es necesario que consideres lo que debo decirte.
El joven rey se mantuvo
callado con una evidente actitud de desdén. El viejo profeta señalando al
corpulento extranjero dijo:
—Es necesario que estos seres
recién llegados, a quienes tú has recibido, se marchen ahora mismo. Porque
estas criaturas no son buenas; vienen solo a dañar nuestras buenas costumbres,
a llevarse lo mejor de nuestro país y a corromper a nuestros jóvenes; además,
¿Qué es lo que nos han dado a cambio estos
salteadores? Han venido a burlarse de nosotros trayéndonos unos micos
que solo saben robar y que además se han estado propasando con las hembras de
nuestro pueblo.
Conquistador Torturador, al
escuchar las palabras del profeta, se acercó al rey y le susurró al oído:
—No le hagas caso al anciano,
esta viejo, y los viejos siempre se oponen a lo nuevo y al desarrollo. Se
enérgico con él, pues observo que quiere gobernar por encima de ti.
Algo vacilante, y con la voz quebradiza, el rey Fatuo le respondió al
anciano:
— ¿Con qué autoridad te acercas hasta mi real
hamaca, y le hablas al rey, no suplicando, como hacen los demás; sino dando
órdenes, como si el rey y tú fueran iguales?
Una fulgurante mirada del profeta
atemorizó más al joven monarca quien quedó inmóvil y en suspenso aguardando la
reacción del anciano. Imprescindible Experiencia
intentó poner al joven rey al tanto de las tradiciones del pueblo, que
enseñaban que, en autoridad, el vidente estaba inclusive por encima del rey, y
que el rey debía manifestarle respeto al representante de La Vergüenza.
—Ves lo que te dije
—susurró Conquistador Torturador— El
anciano quiere el Cacicazgo Supremo para sí.
Pero todo cuanto Imprescindible Experiencia había predicado pareció ser en vano.
Fatuo estaba decidido a gobernar sin la dirección de Imprescindible Experiencia:
—Anciano, —se dirigió el rey Fatuo al
Profeta— has servido por muchas
generaciones a este pueblo, pero ya es tiempo de que tomes un descanso. Estas
viejo y no puedes comprender los nuevos tiempos y la manera en como se hacen
las cosas hoy día. Así que te daré descanso enviándote a los confines del Más Allá.
Experiencia conociendo su destino
respondió al Rey con una contundente advertencia:
—Fatuo, rey inculto y sin entendimiento.
Príncipe engreído y sin respeto por las tradiciones pasadas. No sabes que la
gloria de Juanño Lindo ha sido su pulcra tradición y no la corrupción de
nuestra cultura con la introducción de malas costumbres de extranjeros, sus
malas palabras, sus bailecitos ridículos y pendejos; estos zopencos que no
saben menear la cintura como nosotros, con sus piernas tan gambadas como sus
mentes. Hoy me has desterrado; yo me
marcho, aunque siempre estaré, porque mi asunto lo tengo bien amarrado. Pero
ten en claro; que después de esta inexperta decisión, ni tú, ni los miembros de
tu Bohío Real, ni este pueblo permanecerán jamás.
El joven rey al escuchar el terrible
augurio del anciano Imprescindible
Experiencia se enojó mucho ordenando enfurecido a la escolta Más que Tapada, expulsar al anciano de su presencia.
Cuando intentaron ejecutar la orden, el
anciano Experiencia se rehusó y
continuó caminando con su frente erguida hasta llegar a la salida del Bohío Real, cerca del Fango Real. Pero Sinvergüenza Lambón, jefe de la Escolta
Más Que Tapada, quiso congraciarse con el rey, y empujando al anciano lo
lanzó en la recién inaugurada Barranca del Fango Real. Esto provocó la
cólera de los siervos guanahaníes que se encontraban allí y quienes entraron en
un trance extático y empezaron a danzar por la mansión Bohijal tumbando y
rompiendo todo cuanto encontraron a su
paso, arrastrando los jabalíes que no cesaban de chillar, alborotando las
cotorras y derramando el mejunje para preparar el anamú prohibido —lo que más
disgustó tanto al Rey, como a Conquistador Torturador— el Rey ante semejante
desparpajo dio orden de que los pusieran en cintura, lo cual se hizo sin demora
pues los miembros de la Guardia Más Que
Tapada cansados de hacer ejercicios militares con sus lanzas, solo
entrenados en comprobar el estado de salud de los puercos cimarrones, se
llenaron de regocijo al ver que por fin después de años de entrenamiento sin
sentido aparente, tendrían la oportunidad de poner en práctica lo aprendido; se
dieron vida alanceando a los pobres guanahaníes quienes, a su vez, se retorcían
y contorsionaban mientras llenaban la Mansión
Bohijal del primer brote criminal del liquido vital y de la baba inocente
en más de cincuenta generaciones.
Ultimas
Palabras De Imprescindible Experiencia Antes de Marcharse
Al Más Allá
—No, amigos míos, si en verdad me
aprecian dejen todo como está, que a estos aliquebrados, a estas nubes sin agua
aprendices de sodomitas y soliviantadores les llegará su juicio sin que
nuestras manos se manchen del liquido vital. —Dijo el anciano
profeta, mientras era levantado de la mugre a la que había sido lanzado.
Mientras sacaban al anciano del fango; el Rey, Conquistador Torturador así como
los guardias, se mofaban y reían hasta desternillarse.
Pero sin saberlo los
habitantes de Juanño Lindo, en su fuero interno, en su intimo pensamiento, el
Rey recitaba una retahíla de malas palabras viejas y nuevas y muchas
maldiciones en contra del anciano Imprescindible Experiencia, violando así las
milenarias normas de urbanidad del pueblo ancestral y despertando el celo
justiciero de La Vergüenza.
Cuando Experiencia y la comitiva de
ancianos leales de las tribus de los guanahaníes así como de los caribes que lo
seguía llevaba corta distancia del Bohío Real, sobrevino lo inesperado; los
guardias que trataron de expulsarlo contra su volunrad cayeron bajo maldición;
parte del pecho y las piernas se les convirtieron en roca de granito sólido y
como el liquido vital ya no les circulaba a través de sus partes de piedra
murieron con una muerte en extremo dolorosa. Al Jefe de la Guardia Más Que Tapada, Sinvergüenza
Lambón, quien lo había empujado en el Fango Real; fue también castigado con
un ataque de flojera que lo incapacito para siempre para ejercer cargo.
El Rey, Conquistador Torturador y la
cuadrilla de Aventureros que lo acompañaban se llenaron de espanto al ver
semejante espectáculo, pero en vez de llamar al anciano y pedirle disculpas, se
fueron a la Taberna Real a celebrar la partida del anciano profeta.
De esta manera el Rey desechó la
inteligencia, para escoger la apariencia y la novedad. Todo esto a pesar de las
terribles imprecaciones con las cuales fue amonestado por el profeta quien le
había anunciado la amalgama de calamidades que podrían sobrevenir a Juanño Lindo,
equivalentes a las historias más espeluznantes sobre los monstruos insaciables
del caos primitivo provenientes del Concierto
de las Naciones. A pesar de que los principales caciques vasallos y
principales productores les habían advertido sobre los exagerados gastos del
Cacicazgo Central, el Rey no obtemperó a sus recomendaciones.
Al día siguiente, Imprescindible Experiencia, muy entristecido, mirando desde la
Montaña Ancestral como los forasteros se
pasaban largas horas en el Bohío Real, así como en los bohíos de los infieles
de Juanño Lindo, y la manera en que habían comenzado a derribar los árboles
estacionales para construir lo que ellos llamaban «palacios»; miraba además la
manera en que los sirvientes del líder de los forasteros, se pasaban largas
horas bebiendo la bebida de amores, hecha del anamú discreto o prohibido de
Juanño Lindo, la cual solo se debía ingerir en las actividades nupciales,
porque de lo contrario enloquecía a quienes la tomaban y los llevaba a cometer
toda clase de actos de inmoralidad. Se dolió además, de ver como las hembras
tiernas de Juanño Lindo eran arrastradas a los Bosques Encantados del pueblo y
allí eran vilmente mancilladas, sin que el rey Fatuo moviera un dedo para impedirlo.
Así las cosas y sin poder detener el curso
inexorable de los acontecimientos, el anciano se marchó junto a algunos de sus
discípulos más fieles quienes lo escoltarían hasta los confines del pueblo, y a
quienes había instruido para que lo mantuvieran informado y para que intentaran
propagar las enseñanzas ancestrales que empezaban a peligrar. Mientras se
marchaba, entonaba un cántico entrelazado con lágrimas y una honda
lamentación que rezaba:
— ¡Ay de ti Juanño Lindo! Ay de ti cuando La
Vergüenza te juzgue y te dicte sentencia. Ay, ay, ay de ti Juanño Lindo, ¡el
pueblo más sano e inocente que ojos orbitales jamás hayan soñado ver, cómo
estas construyendo tu propia ruina!
Los Juicios De La Vergüenza
Pasaron algunas pocas semanas después que
el viejo Imprescindible Experiencia fue
expulsado y de inmediato la situación del pueblo empezó a agravarse: el rey
Fatuo hacía más vagabunderías que nunca, cosas que le estaban estrictamente
prohibidas por los convenios y la carta magna ancestral de Juanño Lindo. Se la
pasaba de banquete en banquete con sus invitados; les permitía llevarse lo
mejor de las riquezas del país y apenas recibió a cambió las epístolas
falsificadas de San Espejo, Obispo
emérito de Sus Majestades Reales, y las bulas consagradas del Sumo Pontutuntifice Su Temeridad San Cascabel Del Tesoro Inmaculado y todo ello bajo la ridícula promesa de que lo
harían parte de la comunidad a la cual pertenecía la tierra de donde sus captores venían,
llamada: "el Concierto de
Naciones del Orbe Universal". Pero lo más grave de todo
consistió en permitir la permanencia de los forasteros y peor aun, dejar que esos
malvados redujeran a dura servidumbre a los ciudadanos de Juanño Lindo, un
pueblo que había nacido libérrimo e indómito como las olas del Mar Inquieto.
De esta manera se fue construyendo la
ruina de Juanño Lindo día con día, banquete tras banquete, desobediencia tras
desobediencia. Hasta que una noche de luna llena y de grillos implacables, en
medio de una de tantas juergas
organizadas por el Rey para honrar a los forasteros vividores y salteadores; La
Vergüenza enojada hasta lo sumo, dictó su última voluntad antes de ocultarse, y
dar paso al siguiente régimen de cosas, por los próximos quinientos años.
De súbito se produjo una fuerte e inusual
ventisca. Tanto los forasteros, como los guardias de la escolta Más Que Tapada que aguardaban en los
alrededores del Fango Real, así como
los pobladores del país; sintieron el ímpetu de un viento aterrador que
desmembraba las casas, arrancaba los árboles de cuajo y mudaba las aguas del Orbe Mítico de un sitio a otro; todos
los presentes sospecharon que algo grave estaba por suceder; todos los
invitados así como las hembras que estaban en ese momento en el Bohío Real salieron en tropel para ver
lo que estaría aconteciendo. El último en pisar el umbral de la puerta de
salida del Bohío Real fue el rey Fatuo; pero no hubo puesto bien el pie fuera
del Bohío cuando de repente, La Vergüenza
acompañando su presencia con estragosos y retumbantes truenos, dictó sentencia:
—"Escucha,
—dijo, — príncipe ignorante e irreverente:
I- De este día en
adelante lloverá con furia sobre el suelo de Juanño Lindo, y esta tierra que
ahora ustedes hallan hermosa y deseable será toda un fango y humedad
infranqueables por lo que tendrán que vivir en las cuevas de las montañas altas
y en los árboles frondosos.
II- Escampará 3 veces por semana, pero
el sol, saldrá solamente 4 veces al mes. De esta manera se apagarán los
incendios pasionales que habéis encendido.
III- Como esta desgracia ha venido por el
envío no autorizado de extranjeros, ellos llevarán su parte en la maldición y
por lo mismo la restitución del orden primigenio retornará con el advenimiento de un extranjero que
deberá ejecutar un maravilloso acto de negación. El nombre del extranjero constará
de 15 letras.
IV- El, extranjero tendrá una fuerte lucha
y deberá vencer sus propios deseos, hasta hallar la virtud aunque sea solo por
media hora. Entonces Juanño Lindo volverá a ser el pueblo que siempre fue, y la
paz volverá a ustedes.
V-
Pero una vez el extranjero halla terminado su misión deberá ser despedido del
pueblo, del cual también tendrá que marcharse solo y de inmediato, porque de lo contrario sobrevendrá no solo el fin de Juanño Lindo, sino el fin de
todo ser en el Orbe Redondo.
Cuando La Vergüenza terminó de dictar
sentencia, el universo se estremeció, los Orbes Redondos allende Juanño Lindo se
salieron por algunos instantes de sus órbitas, se formaron nuevas estrellas en
los quásares más lejanos, las aguas del cosmos se evaporaron. Y según se
especuló más adelante; murió La Vergüenza
y surgió la nueva deidad, de quien nadie supo nada; cuyo nombre no fue
divulgado a mortal alguno. La nueva deidad se mantuvo distante de los
seres del Orbe Redondo y en especial
de Juanño Lindo, hasta el fin de los días, provocando el que los sacerdotes que
quedaron tras las masivas persecuciones, hambrunas, Epidemias Micaicas y otros males que sobrevinieron a causa de los
extranjeros, males que se volvieron endémicos en Juanño Lindo, se inventaran
sus propias deidades y organizaran así toda una amalgama de ritos, pasos y
cábalas destinadas a hallar los caminos por donde se habían perdido los
sagrados oráculos; pues además llegó a ocurrir que con el devenir de las
generaciones los escribas olvidaron muchas cosas de la profecía original; otros
quitaron lo que les molestaba, otros añadieron lo que pensaban que faltaba,
otros la desmitificaron; —esto hizo que el texto de la profecía se redujera a
la mitad—, otros la revisaron, otros la pulieron y al final, no quedó íntegro,
ni un cuarto del mensaje original. Entonces fue claro que hallar el paradero
del anciano Imprescindible Experiencia
sería, muy pronto, prioridad nacional. Él era el único sobreviviente a quien La Vergüenza, antes de ocultarse le
había condecorado, concediéndole la inmortalidad relativa, y le había entregado
una copia no pirateada de la profecía.
CONSECUENCIAS
DE LOS JUICIOS DE LA VERGUENZA
En Juanño Lindo mientras tanto, como
resultado de los efectos colaterales surgidos por la indiferencia a las
recomendaciones de la gran deidad, y la consiguiente sentencia de maldición
proferida por ella, los habitantes de tres aldeas llamadas: Duda, Raciocinio
y Avance Científico; las menos devotas, las que nunca fueron temprano a los
servicios sacrificiales, y que llegaron a poner en tela de juicio la
pertinencia de la sagrada adoración; las que se sentaban semana tras semana en
su mesa triangular de resina de ámbar a despotricar todo lo que el profeta
decía y diciéndole al profeta todo lo que ellos consideraban que él debía
decir; Aquellas que siempre entraron en las acogedoras habitaciones secretas de
la mansión Bohijal para plantear cómo acabar con la desigualdad de la balanza
comercial entre los extranjeros considerados perversos, pero que al mismo tiempo se esmeraban en apologizar;
ellos que ponían a los reyes a contubernizar con los forasteros, pero luego,
cuando la desaprobación e intervención de La Vergüenza hacía sus estragos mediante terribles juicios
disciplinarios se hacían como la gatita de María Ramos que tira la piedra y
esconde la mano, a esas comarcas consideradas de avanzada; se les condenó a
investigar el paradero del Oxígeno Transparente, que por aquellos lugares
escaseó de manera inexplicable; la provisión de oxigeno fue disminuyendo en
aquellas aldeas hasta que no quedó nadie que pudiera ni indagar, ni dar
respuesta.
A otras dos, llamadas: Nuevo Orden y
Bonanza; las más dañinas. Se les
condenó a buscar la fórmula de la distribución equitativa o de lo contrario las
aldeas sufrirían el exterminio total mediante un huracán categoría cinco, primo de un tal George, que al igual que su
pariente derramaría abundantes torrentes de lluvia incontrolable y de tendencia
estacionaria. Increíblemente, aun cuando tenían la solución, prefirieron morir
antes que declararla.
Al rey Fatuo por último, le ocurrió un
ataque de flojera que lo dejó tembloroso indefinidamente; cuando contempló las
aldeas que habían sido destruidas y como Juanño Lindo, antes; el país del melao
y la gozadera, de la sonrisa y la pachanguera, el sancocho y la bailadera, de
la chichigua y el capuchín, del aguinaldo y la parrandera, de la hamaca y la
dormidera, del casabito y la pescadera, del pitriche y del anamú prohibido y en
fin, el país que era de todos, y que ahora era de todos los otros, que no eran
los primeros, sino ahora los terceros, los cuartos y los quintos; de ellos y de
nadie más, por los siglos de los siglos, amén.
Así terminó la regencia del infatuado rey
Fatuo, mientras ante sus sobresaltados ojos se descalabraba irreversiblemente
toda aquella buena tierra, mientras los juicios de La Vergüenza estragaban a sus aturdidos habitantes y su egregia y
legendaria civilización.
El pueblo había empezado a convertirse en
una sociedad mixta, por un lado seres normales, y por el otro repleta de gente
que más adelante sería conocida como la etnia de los Grotescos: que a su vez
estaba estratificada en diferentes ramas como: Cíclopes, Juanñonotauros, Deformes, Juanñocornios, juanñoctohombros,
juanñociguapos, juanñoguiñapos, juanñobuscones, juanñomotoconchistas, juannñopolitics, Juanñoregidoris, diputadoris y senadoris, y Juanñosinverguenzas, estos últimos, eran llamados "los sin
honor" pues no creían en deidad alguna; estos engendros surgieron como resultado de las Epidemias
Micaicas producto de las incontables violaciones perpetradas por los micos
ladrones, introducidos por los salteadores extranjeros. Dichos macacos
amaestrados fueron durante décadas el azote de las aldeas empobrecidas de Juanño
Lindo, pues no respetaban ni a Juanño Lindos machos ni a Juanño Lindos hembra,
ellos eran la carnada principal utilizada por aquellos infames advenedizos como
parte del execrable ardid orquestado para desvalijar a Juanño Lindo del oro
primigenio y de las perlas del Mar Inquieto; ya que mientras los organismos de
sanidad y los departamentos investigativos, así como la Guardia Taparrabada se
empleaban a fondo en acabar con los ataques implacables de los monos
ultrajantes; los forasteros ladrones cernían con impaciencia los ríos monteses
y las cascadas prístinas para llevarse los tesoros del pueblo al país de Las Vastas Llanuras De Pedregones Romanos,
pero sobre todo a Las Islas Sin Ley
allende los mares de Juanño Lindo; para
esta tarea sojuzgaban a los mansos juanñolindenses para que realizaran aquellas duras tareas mientras
ellos descansaban plácidamente recostados en las hamacas primitivas, —lo que,
por encima de cualquier otro ultraje, resultaba más afrentoso para los mansos
juanñolindenses— tirándose a las
hermosas y protuberantes hembras, y urgiendo a los machos a conseguir más oro,
ya que entre menos oro hallasen, más habrían ellos de ultrajar a sus
hembras. Así mismo todas aquellas
calamidades eran el resultado de los acuerdos irreverentes con El Concierto De Las Naciones.
EL
NUEVO ORDEN ADMINISTRATIVO EN JUANÑO
LINDO
Los funcionarios del rey presididos por el
cacique Traidor Siniestro, jefe de
los Mandos Armados, compuestos por la
Guardia Taparrabada, así como por la Escolta Más Que Tapada; mirando que los
meses pasaban y que el pueblo entraba cada vez en un mayor abandono agitación
social y desintegración; ya que las cosechas se perdían a causa de los
insistentes aguaceros, los habitantes ya no sabían qué sembrar y que además se
estaban formado varias facciones que reclamaban el poder de la Mansión
Bohijal por considerar que señoreaba una oligarquía en donde el Rey y Cacique Mayor era solamente una figura
decorativa y además se estaban realizando cuestionables matrimonios entre Grotescos
y seres normales. El Cacique Traidor
Siniestro, junto a sus siervos tomó la decisión de "ayudar" al
rey a “detener” sus sufrimientos. Hasta la fecha, nadie sabe que fue lo que
hicieron con el rey, aunque se especula que lo mataron.
A los aventureros les dio una enfermedad
maligna transmitida por unos micos que ellos habían llevado a Juanño Lindo. La
epidemia exterminó hasta el último de los visitantes pero también diezmó la
población de Juanño Lindo en proporciones alarmantes hasta que pudo ser
controlada por un príncipe que inauguró oficialmente la dinastía de los Siniestros. Su nombre era: Pragmático Siniestro, hermano del
cacique Traidor Siniestro.
PRAGMATICO
EL REY DEL TERROR Y AVANCE ECONOMICO
Muerto el cacique Traidor Siniestro, empezó a reinar su hermano Pragmático quien prometió solemnemente que ya no habría monarquía
absoluta como lo había sido hasta los días del príncipe Fatuo, ni una dictadura como la instaurada por su hermano, sino
una democracia representativa, con
elecciones cada cuatro años y con participación de observadores del Concierto
de Naciones, siempre y cuando hubiera total garantía de ganar sin la
intervención de trapisondas. En lo cual también estuvieron de acuerdo los
enviados especiales del Concierto de Naciones. Y el pueblo
juanñolindense, que ignorante, no entendía las calamitosas y convulsas
implicaciones de este nuevo sistema de gobierno.
Este príncipe puso en marcha un ambicioso
programa de obras públicas, sanidad ambiental y desarrollo económico. En primer
lugar organizó las Hordas Armadas, en
sustitución de la ancestral Guardia
Taparrabada que había servido por tantas generaciones como garantes del
orden y la paz. Estas Hordas estaban organizadas en orden jerárquico, y se
mantenían sumisas a la autoridad del
presidente, (que era el nombre con que ahora se hacía llamar el antiguo
rey y Cacique Mayor). Porque éste les
otorgaba las mejores y más ajustadas hembras de Juanño Lindo, así como las
vastas sabanas que por milenios habían pertenecido a los que se habían
convertido en raza de Grotescos, que ahora, eran marginados y despojados de sus
tierras y obligados a huir a las regiones colindantes con el Más Allá.
Violando las disposiciones de las leyes ancestrales el nuevo monarca
realizó varios viajes al exterior de donde trajo distintos inventos y
sustancias que aumentaron su poder entre ellos trajo los primeros trabucos de
pólvora; invento mediante el cual llevó a cabo las primeras limpiezas de
nivelación social, política que catapultó al presidente Pragmático Siniestro al
nivel de los más capaces efectivos y despiadados presidentes de los demás
gobiernos del Concierto de Naciones del Orbe Redondo. Sus Hordas Armadas
recorrieron todas las calles, callejones y callejuelas de Juanño Lindo, en donde
habitaba la etnia de los Grotescos, así como en todo sitio en donde se
aposentaban los desarrapados del país no importando su condición genética. Esto
lo hizo así porque su Consejo De
Ministros (antes Consejo de Caciques Vasallos) le había hecho conciente de
la imposibilidad de lograr satisfacer las necesidades de los menos afortunaos,
sin que de paso no fuera imperativo frenar la corrupción, entonces el
presidente, guiado por su intima y oscura iluminación decidió que Juanño Lindo
sería una nación prospera y sin mendicantes, así fuera necesario hacer algunos
valientes y audaces sacrificios; Así
nació el terror en Juanño Lindo, una palabra nueva para una situación
desconocida para los habitantes del país. Según la teoría del presidente y
siguiendo los preceptos de su predecesor, simplemente les “privaban” de más
sufrimiento a estos engendros de los juicios de La Vergüenza. Esta ola de maldad desató un éxodo masivo de
Grotescos que debieron organizarse en guerrillas para defenderse y cuyas quejas
llegaron hasta el Consejo De Solidaridad
del Concierto de las Naciones, que aunque quedó desconcertado con las
denuncias de los insurrectos de Juanño Lindo, no movió ni un dedo por mejorar
su situación.
SURGE LA RESISTENCIA ARMADA
Los protestantes quedaron así replegados
en los confines de las Tierras Fangosas,
y en el Valle Encantado, donde las
condiciones de vida eran indescriptibles. Allí se levantaron y se unieron todas
las facciones de las resistencias armadas dirigidas por el legendario general Resentido Social y Libertad, quien en su grandilocuente manifiesto que aún se
celebra en el día de la Quimera Utópica, juró: “los Grotescos serán libres o
nos lleva el diablo de Juanño Lindo”. Del mismo modo, Juanño Lindo pasó a
ser el primer productor de Bebidas putiféricas y brebajes entontecedores. Se
convirtió además en centro internacional donde los enviados especiales del Concierto
de Naciones gozaban sus vacaciones y los viajeros de vuelos de conexión
aprovechaban los bohíos de primera clase de las costas supraterrenales del país
para pernoctar y tener aventuras con las hembras de fama orbitoredondal de
Juanño Lindo. De este modo, no hubo playa Juanñolindense que no fuera invadida
por las grandes instalaciones de bohíos de regencia orbitoredondal, de tal suerte,
que por poco llega el momento en que el Concierto de Naciones estuvo a
punto de adoptar una resolución declarando las playas de Juanño Lindo como patrimonio de los seres
del Orbe Redondo, y de paso, se corría el peligro de que se perdiera La Soberanía supraterrenal,
al menos en los papeles de la Constitución Ancestral, —Jamás modificada—
y que constaba solo de tres páginas, pero que había sido enmendada, no menos de
dos veces por gobierno, y que ahora tenía el volumen de una enciclopedia
Quillet.
De esta manera, quedó Juanño Lindo unido
al Concierto de Naciones; aunque el gobierno nunca permitió que los
extranjeros penetraran más allá de las tierras dedicadas a la relajación
sensual así que, el real Juanño Lindo, se mantenía en medio del país rodeado por
un impenetrable sistema montañoso al cual únicamente tenían acceso los
empleados del servicio secreto. El gobierno no permitía, que nadie entrara al
verdadero Juanño Lindo, porque al menos, de la profecía original, esa parte
había sido preservada celosamente por los sacerdotes adscritos a la mansión
Bohijal cede del Gobierno de Juanño Lindo.
IMPLACABLE
SINIESTRO Y LA TRAMA MACABRA
Después de incontables caudillos que se
sucedían unos a otros mediante desvergonzadas maniobras y sucias maquinaciones,
arribó al gobierno del Cacicazgo Central, Implacable
Siniestro, el que sería el último de los presidentes gobernantes de Juanño
Lindo, de quien se decía, podría desatar la última y gran batalla que decidiría
el futuro del pueblo.
Implacable
Siniestro era en realidad un ser
tierno, y fácil de tratar. Lo único que estaba
terminantemente prohibido para evitar problemas con él, era contradecirle o
rendir alabanza u homenaje a cualquier otro ser en Juanño Lindo o fuera
de los limites del país, excepto a Él. Además únicamente él tenía potestad de
interpretar las profecías depositadas y
resguardadas por generaciones en el Carey Sagrado, que reposaba en la Mansión
Bohijal. El gobernante en una acción insólita en Juanño Lindo, no solo ocupaba
la presidencia, sino que había depuesto de sus cargos a los líderes religiosos
y se erigía no solo como Sumo Tutumpote,
sino como objeto mismo de la adoración de los ciudadanos de Juanño Lindo. Esto
lo hacía porque tenía el apoyo solapado de la nueva pseudo-deidad que reinaba
en el cosmos, la cual lo había designado como intermediario con poderes
plenipotenciarios.
Para la época en que reinaba Implacable Siniestro, las Guerrillas
Opositoras Armadas habían tomado mucho auge, el nombre del nuevo líder de la
insurrección era el general Esperanza
Inútil, uno de los líderes reconocidos que defendían la causa de los
Grotescos. Por muchos años había hecho resistencia a Implacable Siniestro, e inclusive en ocasiones logró reunirse con
él por ver si lograban restablecer el orden ancestral. Arribaron a algunos
acuerdos que luego el presidente incumplió por lo que cesaron las
conversaciones paz ya que los rebeldes alegaban que el real objetivo del
presidente era detectar las posiciones
de los insurrectos con la idea de exterminarlos.
Pero lo cierto era que el pueblo de Juanño
Lindo ya no aguantaba más, los constantes diluvios, tantos siglos de comer sin
sal, tantas generaciones bajo una tenue luz solar, tantas y tantas guerras
raciales y por intrigas de poder, así como la enseñanza añeja de un bienestar
mediante cumplimiento profético que no acaba de llegar; tenían al pueblo al
borde de la desesperación. Ambos, el general insurrecto, Esperanza Inútil, así como el Presidente Implacable Siniestro; sabían que había llegado la hora de dar la
estocada final.
Las fuentes del Servicio Caliesístico del
Gobierno juanñolindense, indicaban un
descontento generalizado en la población por la incapacidad del presidente en
crear el tan prometido ambiente que permitiera que la profecía ancestral se
cumpliera. Pero así mismo, los guardianes de las tradiciones representados en
los grupos de presión, forzaban a su líder para que acudiera al recurso al que
por respeto y tradición nunca los rebeldes habían acudido. Este recurso, un
poder claroscuro, del cual tenían conocimiento todos los juanñolindenses, y que
junto al último recurso, —del que inclusive estaba prohibido hablar, a menos
que no fuera para usarse; con las consabidas consecuencias que ello implicaba,
por lo cual siempre se omitía aquel tema— constituía el arma que había
mantenido a la dinastía de los Siniestros
en el poder. La negativa del líder rebelde a usar La Fuerza se basaba en que el liquido vital que evitaba que la
confianza y la moral del pueblo no se terminaran de desperdigar, se podía
desparramar si dos bandos antagónicos la usaban al mismo tiempo. Además esto
rebelaría un total desarraigo de La
Vergüenza sus caminos y sus santos
principios.
—“Amigos, si
enfrentamos al presidente Siniestro
con el recurso de La Fuerza, no es
que habrá un derramamiento del líquido vital, sino que además habrá una
carnicería, un verdadero baño de líquido vital; y Yo no puedo permitir
semejante cosa, porque sería irresponsable de mi parte. —Se justificaba, el
líder rebelde.
Pero Implacable
Siniestro, en cambio estaba dispuesto a estremecerlo todo. Estaba en la
disposición de exterminar de una vez por todas lo que consideraba la plaga de
los rebeldes Grotescos liderada por Esperanza
Inútil.
Siendo apoyado por Anarquía Total (la nueva pseudo-deidad ilegalmente constituida)
que era la suma de todas las maldades, pues se trataba de una pseudo deidad
sádica que gozaba de extraviar a los fieles de Juanño Lindo. Estaba constituida
por varios de los más dañinos elementos constitutivos de la masa original
pirateada; su modus operandi revelaba
una frialdad sin paralelo pues no medía consecuencias para lograr sus
propósitos morbosos.
Así, puesto de acuerdo Implacable Siniestro junto a la pseudo
deidad Anarquía Total quien hacía cumplir
sus órdenes mediante dos grandes perros negros que tenía; uno de ellos llamado Caos y el otro llamado Simpiedad, quienes en vez de dientes
poseían tornillos diablito incrustados en las mandíbulas; quedaron en convocar
al pueblo a elecciones anticipadas, con la supuesta idea de que todas los seres
de la Gran Aldea Ancestral se expresaran de una vez y por todas sobre cómo
deseaban ser gobernados y qué trato quería el pueblo que se diera a las etnias
de los Grotescos, Tullidos y Deformes.
Lo insólito del anuncio del presidente y
de sus principales funcionarios esta vez, era que no habrían miembros de las
Hordas Armadas en la urnas, que todos podrían expresar su acuerdo u oposición y
que los componentes de la facción rebelde, se les incluiría en un ambicioso
plan de amnistía general, pudiendo acudir a votar con todas las garantías
constitucionales contenidas en la constitución ancestral no modificada, y con
el aval del Concierto de Naciones.
Cuando Esperanza
Inútil y su séquito se enteraron del anuncio del presidente hartos ya de
tantas guerras y de comer hierba y boñiga de burro, quedaron en principio algo
perplejos pues sencillamente no podían dar crédito a lo que sus dos pequeños
oídos de gallina vieja escuchaban anunciar a los pericos parlanchines de Juanño
Lindo, que desde épocas inmemoriales continuaban siendo los voceros oficiales
del Bohío Real, pensaron que sus plegarias habían tenido respuesta, e inclusive
el general Esperanza llegó a creer que quizás el presidente Siniestro era el
tan esperado líder que traería a Juanño Lindo la anhelada paz ancestral. Pero,
desafortunadamente aquello estaba muy alejado de la realidad.
De inmediato Esperanza Inútil convocó a sus lugartenientes y con llanto en sus
cuatro ojos y baba flameante en sus dos bocas les expresó a sus oficiales las
buenas nuevas.
Sin embargo, Escéptico Experiencia, el
coronel de los cuatro brazos, las sesenta orejas los dos cerebros y la única boca, último
descendiente del desaparecido y por lo tanto no hallado profeta Imprescindible Experiencia, el cual
había demostrado más valor y adhesión después de Esperanza inútil, a la causa
de los Grotescos, Tullidos y Deformados, que ningún otro de los valientes
guerreros que eran parte de la causa, de
inmediato le expresó al General Esperanza Inútil su desacuerdo en
semejante propuesta.
—Con todo respeto
señor, hemos sufrido ya muchos engaños de parte del presidente Implacable Siniestro. Acaso no se
acuerda que en la última de las conversaciones de paz acordamos que los prisioneros
de uno y otro bando que necesitasen ser entregados por causas juanñhumanitarias,
serían preservadas sus vidas y garantizados sus derechos, y no bien estuvimos
frente a frente para llevar a cabo la acción, ordenó a su Horda Armada acribillar sin miramientos, a todos, Sacrificando
inclusive, a sus propios partidarios; teniendo nuestro regimiento que huir
dejando a los tullidos y grotescos enfermos tirados; muriendo los unos y los
otros. Acaso no recuerda cuántas bajas tuvimos ese día. Doy gracias a La Vergüenza que puso al lado mío al
joven Ambición, sin cuya ayuda, no
hubiera podido salir del campo de batalla, pues me dio un terrible calambre
mientras valerosamente trataba de mostrar mis dotes de ágil defensor de los Grotescos.
El joven Delirio Ambición, al que se refería el coronel Escéptico, era un
caso raro entre los revolucionarios opositores al régimen de los Siniestros.
Era en sentido amplio un gran contra sentido pues el ser a quien se refería era
un extranjero. Esto implicaba una dificultad casi insalvable para los
combatientes, quienes sabían que entre sus filas debían rechazar a todo
extranjero pues por generaciones se había enseñado que estos habían llevado la
ruina a Juanño Lindo, no obstante, lo que no sabían los Juanñolindenses de esa
época, era que la misma profecía que ordenaba la expulsión de los extranjeros
planteaba la redención del pueblo mediante la intervención de un extranjero
generoso.
El muchacho provenía del país de los Vastas llanuras de Pedregones Romanos;
se había enamorado de una doncella llamada Deslumbrante
Desilusión, a quien conoció una noche en uno de los bohíos de regencia
extranjera, quedando hechizado con sus ojos delicados y sus guedejas plateadas,
sus firmes extremidades inferiores, sus robustas y tensas protuberancias
frontales, y toda la exuberante salud que exhalaba con cada jadeo de su
anatomía. Quien increíblemente, a pesar de no ser una hembra de Juanño Lindo,
según creía él, era poseedora de un cuerpo escultural solo comparable con las
leyendas divulgadas sobre las hembras de aquel país enigmático.
Después de entrar en un idílico romance
con el joven, la hembra partió a explorar las regiones encantadas de Juanño
Lindo, prometiéndole encontrarse en dos meses; pero él no supo de ella jamás;
así que se dispuso a buscarla hasta hallarla, con el fin de hacer realidad su
sueño de poseerla el resto de sus días.
Delirio Ambición había llegado al
campamento mediante uno de los guías autorizados del gobierno y habiendo
logrado escabullírsele caminó hasta hallarse perdido en el Valle Encantado de
Juanño Lindo, y esto, justo en el momento en que tenía lugar la encerrona del
intercambio de los prisioneros enfermos; fue así que, hallándose en medio del
fuego cruzado se tiró encima al coronel Escéptico,
con el fin de que le sirviera de escudo contra las balas de los trabucos. Las
huestes de Siniestro lo buscaron durante meses, hasta que encontraron un
cadáver muy parecido al suyo declarándose con ello el caso cerrado.
—Si general, —le respondió pausadamente Esperanza Inútil al coronel Escéptico—, lo recuerdo perfectamente. Antes tenía cinco ojos, ese
día perdí uno. ¿Cómo pues habría de olvidarlo? Sin embargo, no olvide que son
otros tiempos, y el presidente prometió junto al representante del Concierto de
Naciones que habría garantías. No es acaso paz lo que estamos buscando, he aquí
una respuesta a nuestras plegarias.
—Con el mayor respeto
mi general; Juanño Lindo espera el cumplimiento de la profecía, no el arreglo
constitucional. No lo olvide mi general; no habrá una paz duradera en Juanño
Lindo, en tanto la profecía este trunca en su cumplimiento. Hemos luchado no
por alcanzar el gobierno, sino por retornar a Juanño Lindo al orden ancestral y
así honrar y reivindicar a La Vergüenza.
— ¡Que orden ancestral
del carajo ni que nada! Coronel: No sea
pendejo. ¿Qué tiene usted en mente cuando habla de antes? Acaso no se da cuenta
que han transcurrido casi diez generaciones desde que supuestamente empezó el
descalabro de este maldito pueblo.
—No blasfeme General,
tenga cuidado, esta usted violando abiertamente la ley de las buenas
costumbres. —Lo interrumpió Escéptico,
sorprendido con lo que oía. Pero el General Esperanza
inútil continúo:
— Hijo, no seas tan
legalista, además, cuanto hace que La
Vergüenza no se manifiesta. La historia o la leyenda o el mito, ni sé a que
atribuírselo; dice que La Vergüenza
se manifestaba de varias maneras. La leyenda dice incluso que hablaba a los
mortales Orbitales, que hacía conocer su voluntad. Pero tenemos quinientos años
que eso no sucede, y ya empiezo a creer que aquello en verdad nunca ocurrió.
Fue todo puro cuento, una patraña de los Sumo Tutumpotes para mantener a la
gente embullada. Y claro ha funcionado de una manera formidable, con tantos
marranos con los ojos vendados andando por ahí de hecho se dice según las
últimas encuestas que el país esta lleno de gente que no cree en La Vergüenza, que viven su vida sin
tomar en cuenta a La Vergüenza de
hecho creo que nosotros ya no vivimos por La
Vergüenza sino por puro optimismo y porque no nos queda de otra, dé gracias
a al Poder Invisible, llámese como se
llame que todavía tenemos ganas de
luchar, pues cada vez son más los Sin
Vergüenza en este pueblo.
—General,
—lo interrumpió Escéptico
nuevamente—, sus palabras ofenden mi noble estirpe. No olvide que soy
descendiente directo del profeta Experiencia. Además No necesitamos oír ni ver
nada, Para eso están las profecías mi señor, lo demás es un asunto de fe. Y
usted tiene todos los síntomas de, o haberla perdido o estar en un proceso
acelerado de pérdida de ella...
— ¡Vamos, Escéptico! Que estirpe del carajo, Se
honesto conmigo. De verdad crees en las profecías. Acaso no te percatas de que
la única persona que posee un texto de la profecía en todo Juanño Lindo es el Presidente Siniestro,
y que, según se dice ha sido tan vapuleado como la constitución ancestral. Ya
no se le puede dar crédito. De hecho, algunas lenguas viperinas, inclusive
afirman que La Vergüenza murió. — ¿Qué
opinas? ¿Ah?
—Eso, jamás suceda, Contestó
el coronel Escéptico, ya ostensiblemente airado.
—General, muchos años de
servicio le hemos entregado yo y los demás guerreros de mi estirpe familiar,
pero ya no será así, usted mismo le ha puesto final a su mandato desconociendo
la naturaleza de nuestra lucha. De modo que ni yo ni mis huestes continuaremos
apoyándole más, la nuestra no es solo una lucha por el poder sino también una
lucha por la defensa y la preservación de los principios.
LA
RESTAURACION
Aquel día hubo división abierta entre los
seguidores de Esperanza inútil, quien aun no se percataba de que la idea del
presidente Siniestro no era otra que
la estructurada estratagema de llevar a cabo un verdadero matadero electoral.
El coronel Escéptico, salió
acompañado de unos trescientos guerreros y como ayudante principal llevaba al
joven Delirio Ambición. Mientras que
el General Esperanza Inútil, realizó
junto a los sesenta mil seiscientos sesenta y seis combatientes que lo
acompañaban; todos los preparativos para salir de la región del Bosque Encantado
e insertarse en la moderna sociedad de Juanño Lindo, con miras a las próximas
elecciones.
Implacable
Siniestro había maquinado invitar pacíficamente a la resistencia armada a
participar en las elecciones; aun cuando la mayoría de las promesas hechas por
Siniestro eran abiertamente incumplidas, sin embargo, a pesar de ello, Esperanza Inútil estaba dispuesto a
correr el riesgo. En un inmenso estadio
de bambú mandado a construir especialmente para la ocasión con capacidad para
cincuenta mil seres grotescos. Se dio inicio al día de votaciones. El plan
consistía en aglomerar la mayor cantidad de combatientes del movimiento rebelde
para lo cual en todas las entradas de los pueblos las Hordas Armadas impedirían el tránsito a los ciudadanos de Juanño
Lindo que deseaban ir a las votaciones. De este modo el estadio se llenaría
solo de rebeldes a los cuales habido acuerdo previo, La Tiniebla Maldita, es decir, la pseudo-deidad Anarquía Total, les
chuvaría sus dos cachorros, Caos y Simpiedad, quienes con sus poderosos dientes
de tornillo diablito, se darían un singular
banquete; y allí terminaría todo según el plan del presidente Siniestro.
Cuando el estadio de Bambú estuvo lleno,
el presidente Implacable Siniestro
inició un breve discurso el cual extendió hasta que le informaron que el
general Esperanza Inútil había
arribado al estadio y que ya estaba sentado en la silla de honor. Al saberlo,
abruptamente detuvo el mensaje, y clamó nuevamente al arma a la que siempre
temió el general Esperanza Inútil:
allí estaba sin duda una vez más: La
Fuerza.
Fue así que el general y toda su falange
que hacía rato ya notaban que el estadio estaba repleto, pero solamente de
combatientes, oyeron, y vieron la atropellante y salvaje entrada de los perros
de la deidad sádica Anarquía Total.
Lo primero que Anarquía ordenó al perro Caos fue, que creara confusión. Luego
ordenó a Simpiedad que se colocara en
la única puerta de salida y que despedazara a todo el que intentara salir. El
líquido vital había empezado a correr. En ese momento algo milagroso ocurrió: Deslumbrante Desilusión, de quien se
creía era una extranjera singular y nada más, resultó ser una enviada de de La Vergüenza, con radiante poder desplegó
blancas alas y volando con presteza deseó una gran lanza y apareció en sus
manos, así, acercándose a Caos el
perro maldito, le clavó la lanza envenenada logrando que cayera a tierra. Así
salvó a cientos de ancianos grotescos y combatientes a quienes el perro
hostigaba.
Deliro y Escéptico,
quienes habían llegado a la escena, habiendo sido avisados de la terrible confrontación,
algo aturdidos por los últimos acontecimientos y sin embargo ufanos ante la
virtud que inexplicablemente emanaba de su ser; también actuaron. Delirio Se puso frente a Simpiedad, el gran perro maldito, con
intenciones de atacarlo; mientras esto hacía Escéptico
dirigía a la batalla sus mesnadas
triunfales.
La
batalla era ya en todos los flancos. Deslumbrante
Desilusión imploró entonces a Delirio
quien tenía a Simpiedad controlado,
que ayudara a varios ancianos grotescos y tullidos que intentaban escapar pero
eran incesantemente alcanzados por las balas de las Hordas Armadas. Con su gran
poder Delirio seleccionó a todo el que no era combatiente en el campo de
batalla y encerrándolos en un campo de protección, los mantuvo a salvo del
fuego enemigo y del azote de del ídolo maldito, Anarquía Total. Pero Simpiedad,
el perro despiadado dio un salto y se abalanzó contra la princesa Deslumbrante Desilusión, sujetándola
rabiosamente y sacudiéndola con violencia. Delirio
se dio cuenta del peligro que corría su amada e intentó introducirla también a
ella en el campo de protección, pero al intentarlo descubrió que sus poderes no
eran ilimitados. No podía ocupar su mente y utilizar su poder en dos cosas a la
vez. Como amaba a la princesa y en verdad no sentía nada por los grotescos,
seres que defendía, los dejó nuevamente indefensos bajo el asedio mortal de Anarquía Total, quien enfiló contra la
multitud su arma más mortífera y aliada de La
Fuerza: La Violencia.
Pero Delirio Ambición con ímpetu imparable se dispuso a liberar a su
amada; pero la princesa intercedió nuevamente por su pueblo.
—Delirio, por favor, salva a mi pueblo.
—No, le respondió el
joven, —no puedo perderte, si los salvo a ellos tendría que abandonarte a ti,
mi poder es limitado. —Se excusó.
—Lo sé, pero si me
salvas y ellos se pierden, yo, al final, terminaría muriendo, porque estoy
unida ancestralmente a mi pueblo y no puedo separarme de ellos, si me amas en
verdad, sálvalos y déjame. Además el perro endemoniado solo me tiene sujeta,
soy solo su rehén, por favor escúchame te lo ruego.
Intensas fueron las súplicas de la
princesa a Delirio Ambición, su gran
amor, para convencerlo de que eligiera salvar al pueblo, en vez de a ella. Era
sin duda una decisión difícil de tomar para el extranjero; aquella innoble
criatura acostumbrada a bajar el lomo
única y exclusivamente por aquello que le reportara beneficios personales; sin
embargo aunque caviló por un instante, justo cuando Anarquía
Total se disponía a usar todo el poder de La Violencia, Delirio
reestableció el campo de protección.
LA
RUINA FINAL DE JUANÑO LINDO
En ese mismo instante se cumplió la
profecía.
El coronel Escéptico Experiencia, quien hasta el
momento combatía gallardamente auque sin muchos resultados y muchas bajas, pues
de los trescientos combatientes con que contaba, habían muerto ya como
doscientos noventa y cinco en la boca de Simpiedad,
el perro maldito.
El general Esperanza Inútil también sufrió el martirio, en su vana ilusión de
alcanzar elecciones libres y acusa de haber abandonado la fe perdió la gloriosa
oportunidad de conducir los destinos de Juanño Lindo a la usanza antigua, cosa
muy grave pues de plano implicaba que el descendiente de un Sumo Tutumpote podría ocupar el trono de
Juanño Lindo, cosa en extremo perniciosa, sobre todo si se trataba de un
descendiente del anciano Experiencia.
EL
NUEVO ORDEN
Después que el extranjero Delirio Ambición cumplió la profecía, La Vergüenza intervino una vez más; Anarquía Total y el presidente Siniestro fueron depuestos y enviados
junto a Simpiedad el perro maldito, a las zonas limítrofes de Juanño Lindo.
Su castigo sería limpiar los cuatro puntos cardinales de todo vestigio de
extranjeros y de elementos foráneos, lo cual cumplieron con asombrosa
eficiencia en menos de un mes.
Entre tanto, Escéptico Experiencia, anuló la constitución vigente, y restituyó
la constitución ancestral, rompió todo nexo con el Concierto de Naciones y vio
frente a sus ojos detenerse por primera vez la lluvia de los siglos
melancólicos de Juanño Lindo.
— ¡Carajo! —Dijo— ya
era justo.
Vio además su cuerpo experimentar una
asombrosa transformación, ahora ya no era más un monstruo apestoso, sino un ser
hermoso y radiante, lo mismo que los demás habitantes del restaurado Juanño
Lindo.
Sin embargo, ya había pasado un mes
después de la gloriosa batalla de la restauración del orden primigenio y el
ahora Rey Escéptico en vez de echar del pueblo a Delirio Ambición el mismo día, tal y como lo ordenaba la profecía,
nombró al joven comandante en jefe de la restaurada Guardia Taparrabada, desobedeciendo el mandato expreso de La Vergüenza.
Por ello, se encendió nuevamente la ira
de La Vergüenza que ya no intervino
más en el destino de Juanño Lindo, sino que permitió que sucediera lo que debía
suceder, porque así estaba escrito.
SE
DESATA LA IRA DE LA VERGUENZA
Un aciago día, Deslumbrante Desilusión buscaba agua en el gran rió Ozama, el
río ancestral, para abastecer su bohío
de amor que compartía con Delirio Ambición, ahora su esposo y recién nombrado jefe de la
restaurada Guardia Mas Que Tapada.
Mientras sacaba agua miró a lo lejos un gran higüero cargado con un enorme y
temible perro que ella conocía muy bien; de inmediato soltó la auyama seca que
portaba y corrió rumbo a la aldea; intentó usar su luminoso poder para llegar
más rápido, pero no había tal poder. Ese poder tenía un fin y ya se había
cumplido; cuando llegó a la aldea terriblemente sofocada, sus pechos subían y
bajaban con tal prontitud que aturdían al que se quedara mirándolos; entre
sollozos y palabras entre cortadas le comunicó a su esposo la terrible noticia.
Delirio Ambición no daba crédito a lo
que escuchaba, él también intento usar su poder pero una vez más el poder no
respondió así que tampoco había virtud en él. Reunió de inmediato a su séquito
y todos juntos corrieron hasta el Bohío Real, donde el rey Escéptico tenía una gran fiesta improvisada. Había tantos soldados y caciques así como
hembras de Juanño Lindo en la fiesta que se les hizo difícil llegar hasta la
Hamaca Real:
—Oh Gran Rey es preciso que me escuches, lo que
debo decirte es urgente. —Gritó Delirio.
El Rey, que yacía bajo
los potentes efectos del Anamú Prohibido, solo atinaba a balbucear y a
invitarle a beber con él.
—Majestad, es preciso
que me escuches. —Insistió esta vez en tono enérgico, logrando que se hiciera
un breve silencio—. El rey lo miró con cara de enojo y le inquirió qué ocurría
y porqué se dirigía a él con semejante autoridad:
—Soy tu rey, más
respeto.
—Ya lo sé señor, no ha
sido mi intención ofenderte, es que he venido junto a mis compatriotas a
informarte lo que mi doncella ha visto.
— ¿A ver, que cosa vio
tu hembra, que tienes esa cara de pánico?
—Majestad, mi doncella
ha visto un inmenso higüero en donde
viene la cuadrilla del mal encabezada por Anarquía, Siniestro y Simpiedad el
perro maldito. —Respondió Delirio
casi con su último aliento.
Cuando el rey escuchó el anuncio le
pareció una broma y se echó a reír, siendo secundado por sus invitados. Junto
al rey estaba el Carey Ancestral que guardaba las profecías, y en su interior el texto restaurado de la
profecía original. Delirio su hembra
y sus acompañantes intentaron nuevamente hacer entrar al rey en razón, pero éste
no hacía otra cosa que divagar y burlarse de ellos porque estaba
anamúabotogado, algo que a los
habitantes de Juanño Lindo y en especial a su rey les estaba terminantemente
prohibido.
— ¡Guardias! —Ordenó el
ahora infatuado rey— Bríndenle al general y a su sequito de lo mejor de mi
fiesta. Pero, para cuando el Rey pronunció estas palabras, la suerte de Juanño
Lindo ya estaba echada. De pronto, las pinturas rupestres de las paredes del
Bohío Real empezaron a sacudirse una y otra vez, primero de manera cadenciosa y después desordenadamente.
Entonces evocando las desgracias antiguas
a los congregados entraron en pánico y
empezaron a correr en tropel, todos fueron saliendo hasta que le tocó el turno
al rey Escéptico, quien al llegar al umbral de la puerta del Bohío Real sufrió
un ataque de miedo y no se pudo mover más.
—Escucha: —Se oyó la
cavernosa voz de un anciano desde el aire. Se trataba de la voz del anciano Experiencia.
—Tú eres para desgracia
de este pueblo, y para frustración mía, la suma de todas las debilidades de carácter
que un solo ser puede llegar a tener:
I- Conocías bien el
pasado del pueblo, y sabías el motivo de su ruina.
II- Luchaste
encarnizadamente hasta ver tu pueblo libre, creíste las profecías y recibiste
revelación cual ningún mortal ha recibido jamás.
III- Recibiste mandatos
precisos para obedecer, cuando se te ordenó echar al mismo que acabas de
despreciar, mandando sacarlo de tu presencia, cuando debiste hacerlo el mismo
día en que la profecía se cumplió.
IV- Aún cuando sabías
bien la dignidad de un rey no te condujiste a la altura de la dignidad de un
soberano de Juanño lindo, ahora, a causa de todas tus rebeliones, el Orbe
Redondo ya no existirá más.
V- Hoy frente a tus
ojos, contemplarás el triste resultado de la desobediencia repetida.
La relampagueante voz se apagó, y el rey
cayó de boca abajo frente a los pocos que quedaban junto a él. Simpiedad el perro maldito,
inspirado por Anarquía Total y guiado por Implacable
Siniestro empezó a devorar cuantas aldeas había hallado a su paso, cuando
llegó al Cacicazgo Central de Juanño Lindo, todos lloraban al ver al rey muerto
y el país nuevamente inmerso en semejante vorágine de maldad, de repente Simpiedad que había dejado un trabajo
inconcluso en cuanto a la princesa Deslumbrante
Desilusión, se arrojó sobre ella y después de engullirla se lamió
placenteramente el hocico. Delirio
Ambición al verla y escucharla gemir y llorar hasta desaparecer en la boca
del perro maldito, clamó hasta que nuevamente apareció el anciano Imprescindible Experiencia, quien le
indicó que lo único que él podía hacer era dejar libre sus intenciones,
emociones y pensamientos más hondos y se harían realidad. De este modo, el
destino de Juanñolindo dependería de las ocultas y verdaderas intenciones del
corazón de un joven llamado: Delirio
Ambición.
Cuando los juanñolindenses escucharon las palabras del anciano se alegraron
pues pensaban que el legendario coronel que tanto amaba a su doncella y se
había sacrificado por su pueblo, pediría la nueva restauración de todas las
cosas. Pero el desconcierto pronto llegaría no solo a los habitantes de Juanño
Lindo y del Orbe, sino al corazón del mismo Delirio.
El robusto paladín se puso en medio de la
batalla que se desarrollaba y como por arte de magia el viento se detuvo, el Mar Inquieto no bramó más y sólo se escuchó
entonces la respiración del perro diabólico y de Delirio mientras los demás expectantes aguadaban para ver en qué
desenlazaría todo aquello. El joven guerrero clamó con todas sus entrañas y a
voz en cuello: ¡VENGANZA, COÑO, ACABA CON TÓ!
Aquella era la primera palabra impronunciable, la palabra que nunca
había sido dicha; al emitirla su primer efecto fue la ruptura de los tímpanos
de toda los juanñolindenses y del resto de los seres del Orbe Redondo. El aire
que salía por la boca del guerrero mientras pronunció la palabra impronunciable
se fue convirtiendo en un torbellino de bilis azufrada, mezclada con leguas de
fuego y azufre y envuelta en una una extraña llama roja tirando a negra, que
creció hasta que a Delirio se le acabó el aire. El poder ahora invocado, era un
poder sumamente peligroso, que solo debía ser invocado si se sabía
adecuadamente lo que se deseaba y si se pedía correctamente lo que se quería, pues
el cumplimiento siempre sería literal, sin fallar ni en jota ni en tilde. Al
llegar a este punto, la bola de fuego salió disparada como un misil en
dirección este, que en fracciones de segundos barrió con los enemigos de Juanño
Lindo y siguió su curso a toda velocidad dejando un surco encendido de dos
Kilómetros de ancho. Aunque asustados, los juanñolindenses viéndose liberados de la amenaza, lanzaban
vítores de júbilo y llenos de alborozo alzaban al gran e indiscutible héroe de
Juanño Lindo; pero el gozo se apagó ipso facto, cuando, la bola de fuego
apareció de nuevo por el oeste surcando dos kilómetros más, al lado de los que
ya había surcado, llevándose consiguientemente al héroe y a la plebe ignorante
que celebraba con él.
Esto ocurrió porque Delirio incurrió en un grave error gramatical y por no haber
observado adecuadamente las normas de la semántica y la sintaxis, al no pedir expresamente "acaba con
ellos", sino que pidió, "acaba con tó". Además violó largo a largo las normas de las
buenas costumbres y de urbanidad al pronunciar descaradamente en público ese
tremendo San Antonio, sin respetar ancianos ni niños ni a La Vergüenza.
La bola de ira contenida en el corazón de
aquel sujeto fue tan inmensa, que siguió dando vueltas hasta que el Orbe
Redondo entero terminó encendido como una bola que por el impulso del jalón
final fue arrastrado y se volvió un planeta cometa que encendía todo lo que
hallaba a su paso. Así, fue dando tantas y tantas vueltas y tan rápido aquel
Orbe Redondo a través de las interioridades del cosmos hasta perderse en
la misteriosa masa oscura de la
inmensidad sideral.
"La ira del hombre, no ejecuta la justicia de
Dios"
FIN