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sábado, 12 de mayo de 2012

BIBLIA COMENTADA GALVA UNETE A ESTE TITANICO PROYECTO


BIBLIA COMENTADA GALVA

UNETE A ESTE TITANICO PROYECTO

 

Introducción al estudio expositivo Del libro de

Los Hechos De Los Apóstoles


La autoría de este libro ha sido atribuida históricamente a Lucas. El libro no da el nombre de su autor en ninguna parte, sin embargo, algunas evidencias internas, favorecen fuertemente la idea de que ciertamente el auto pudiera tratarse de Lucas, el evangelista que acompañó a Pablo en por lo menos en dos de sus viajes y quien además resultó serle un fiel colaborador en medio de sus prisiones y del único de quien Pablo atestigua “solo Lucas esta conmigo.”
Por otra parte, Pablo haciendo referencia a Lucas lo llama cariñosamente “el medico amado”, y tanto en el evangelio que lleva su nombre como en el libro de los Hechos hallamos un idioma griego finamente estructurado,  así como varios términos estrechamente ligados al ejercicio de la medicina, todo lo cual encuadraría bien con una persona ilustrada como lo seria un medico de la época de Lucas. Esto nos permite decir que Lucas pudo haber sido el autor del evangelio como del libro de los Hechos.

A mi modo de ver las cosas, la manera más sabia de dar inicio al estudio del libro de los Hechos de los Apóstoles, es hurgando en los últimos versículos del capitulo 24 del evangelio según san Lucas
Lucas 24
1. El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro;
3. y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
5. y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
6. No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
7. diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
8. Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
9. y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
10. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
11. Más a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
12. Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
13. Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.
14. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
15. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
16. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
17. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
18. Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
19. Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
20. y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
21. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
22. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;
23. y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.
24. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
25. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
26. ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
27. Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
28. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
29. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
30. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
31. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
32. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
33. Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
34. que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
35. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
36. Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
37. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
38. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
39. Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
40. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
41. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
42. Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
43. Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
44. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
45. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
46. y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
47. y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
48. Y vosotros sois testigos de estas cosas.
49. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
50. Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.
51. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
52. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;
53. y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.

Como se puede observar, Lucas da seguimiento a los últimos días Cristo hasta un punto climático en la ascensión. Se percibe inclusive en sus últimas palabras que, después de haber sido bastante descriptivo en su narrativa, su impulso disminuye un poco. Seria muestra de que realmente su investigación significo mucho esfuerzo para él, razón por la cual después de la resurrección solo relata dos episodios básicos sobre la resurrección, de los cuales, quizá el mas valioso sea el del camino a Emús, ya que ningún otro evangelista lo registra. Esta aparente prisa por terminar el relato es fácilmente comprensible para cualquiera que haya escrito algún libro, máxime cuando se trata de una historia verídica.
Tanto el hombre, como el Espíritu Santo convergieron en que, en el punto en que culminó la historia para el evangelio era el más apropiado y así se quedó. Pero por su puesto, Dios deseaba que este mismo abrupto final de Lucas, fuera a la vez el motor que de seguro impulsaría a Teófilo, su destinatario original, a pedir a su amigo Lucas que continuara tan fascinante historia. Teófilo sabía que todo el contenido del evangelio no podía quedar solo en la ascensión del Señor y en sus discípulos celebrando día tras día en el Templo de Jerusalén.
Es pues, de esto modo, como hallamos la introducción de Lucas, retomando el relato justo donde lo había dejado antes:

Hechos 1:1-2
1. En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,  hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;

El primer tratado, como ya hemos observado es el evangelio de Lucas, en dicho evangelio Lucas ofrece una cantidad considerable, al igual que Juan en cuanto a perspectiva y profundad teológica, que ningún otro evangelista nos narra. Solo Lucas nos habla de:
1-      La historia del nacimiento milagroso de Juan el Bautista, así como su comisión espiritual, con lo cual Juan deja de ser un personaje salido de la nada y por el cual sabemos que entre Juan y Jesús había algún tipo de parentesco.
2-      Es el único que relata la anunciación del nacimiento de Jesús por el ángel Gabriel.
3-      Solo Lucas relata el himno de alabanza de María mejor conocido como magníficat.
4-      Únicamente en Lucas hallamos algunos breves relatos sobre la niñez de Jesús, los cuales entran en serio conflicto con las burdas historias que circulaban en ese tiempo sobre la niñez del Señor y con lo cual se suplió información sobria y necesaria que contribuyera a mitigar la curiosidad comprensible por un lado, y la morbosa por el otro, acerca de que sería sobre los años de niñez del Salvador.
5-      Lucas es el evangelista que mas datos y referentes históricos aporta, con los cuales se puede ubicar la historia de los evangelios en un contexto histórico bastante bien definido.
6-      Solo Lucas relata las bendiciones y salutaciones de Ana y Simeón.
7-      La Parábola del Rico y Lázaro.
8-      La parábola del hijo prodigo
Como se ve hay aquí solo algunos de los datos aportados por Lucas, sin los cuales los evangelios estarían incompletos. Lo cual atestigua bien a favor del motivo para escribir el evangelio:
“Ya que muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas” Lc. 1:1.
Hechos 1:1-2
1. En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,  hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;


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