Una de las colinas de la antigua roma es hoy la
sede de un estoado cuya extensión es de solo 44 hectáreas , esto es,
lo que correspondería a un parque de una gran ciudad. Sin embargo, a pesar de
su pequeñez, el soberano que lo rige posee un poder espiritual tan grande que
se extiende por todo el universo y es acatado por mas de 500 millones de
personas. Ese estado es el de la ciudad del Vaticano y su soberano es el Papa.
Durante la época de la roma imperial, lanolina del
vaticano era el barrio donde se alzaban las villas de los poderosos, rodeadas
de jardines y parquecillos. En aquel paraje se había erigido con anterioridad
un templo oráculo a Apolo, y allí se acudía escuchar los vaticina del dios: esto explica quizás el nombre del lugar.
Dicha basílica fue luego
sustituida por la magnifica catedral de San pedro, el templo cristiano mas grande del orbe. El papa vicario de cristo,
sucesor de San pedro, es el jefe espiritual de los católicos de todo El
mundo. Mas su poder temporal se reduce hoy al estado de la ciudad del vaticano.
Pero hace 11 siglos los Papas tuvieron bajo su
jurisdicción una amplia región de Italia. Dicho territorio se llamo de
la santa sede, o estado pontificios; la soberanía temporal del papado tuvo origen en una donación
especial de Pepino el Breve. La extensión de los estados
pontificios creció o disminuyo en el curso de los siglos, de acuerdo con la
suerte corrida por las armas pontificias en corrida por las armas pontificias
en las guerras que azotaron a Italia.
A comienzo del siglo XIX la extensión de los estados de la iglesia era poco más o menos la que tenía durante la época de la donación de
Pepino. Entonces fueron anexados por napoleón al reino de Italia, que el
emperador creo en su afán de rehacer la unidad política de la península. El Papa
Pió VII residió en Francia hasta que se produjo la caída de napoleón,
y con ella la nueva fragmentación de Italia, obra del congreso de Viena, en la
que fueron restaurados los Estados pontificios.Medio siglo después, cuando
los intentos de unificación de los patriotas italianos de risorgimento
culminaron con la ocupación de Roma, el Papa de considero despojado y
prisioneros, a pesar del ofrecimiento del nuevo gobierno italiano, que cedía al
pontífice el palacio del vaticano y la basílica de san Juan de letrán en plena soberanía, así como el derecho de designar y
recibir embajador.
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