viernes, 8 de agosto de 2014

PAUTAS PARA LA INTERPRETACION PROFETICA ESCATOLOGICA, LOS ACONTECIMIENTOS FINALES


Prof. Juan Alberto Galva
Fundador 
Instituto Teológico de Santo Domingo 



LIBRO DE DANIEL
ANALISIS  DEL TEXTO DE MUESTRA III
Explicación de la visión de Daniel 9.
LA ULTIMA PARTE DE LA PROFECÍA, el príncipe venidero.

vr. 26 Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el Santuario, pero su fin será como una inundación, y hasta el fin de la guerra han sido decretados asolamientos. 
27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos. A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después, con la muchedumbre de las abominaciones, vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Pero se dice a partir de este texto que Jesús, designado por el ángel Mesías príncipe, no es sin embargo el mismo príncipe del vr. (26), quien hace cesar el sacrificio. Pero siendo francos hay que admitir que en este texto no dice Jesús, ni dice, Renuevo, ni ungido ni ningún título que nos haga afirmar categóricamente que este que hace cesar el sacrificio y la ofrenda es Jesús. Es cierto. Ahora bien, lo que es cierto para Jesús, es también cierto para el Anticristo, allí no dice hombre de pecado, ni dice el hijo de Satán ni nada por el estilo. Es más, el pasaje daría la impresión de que aquí se habla de cuatro personas:

(Vr. 26) 

                Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida
I              al Mesías, (a)
mas no por sí. Y el pueblo de
II             un príncipe (b) que ha de venir
destruirá la ciudad y el Santuario, pero su fin será como una inundación, y hasta el fin de la guerra han sido decretados asolamientos. 
               
(Vr. 27)
 Y por otra semana
 III           confirmará (c) el pacto con muchos.
A la mitad de la semana
III            hará cesar (d) el sacrificio y la ofrenda.
Después, con la muchedumbre de las abominaciones,
vendrá
IV           el desolador, (e)
hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre
IV           el desolador. (e)


I-                   Casi universalmente se ha identificado al Mesías de vr. 26, marcado (a) como Jesús de Nazaret. No ha faltado quien lo haya asociado con el sumo sacerdote Onías III 171 a.C. pero esta identificación no toma en cuenta muchos factores que trataremos más adelante.
II-                 Sobre el personaje marcado (b) en la profecía, e identificado únicamente como “un príncipe” ha sido identificado como Tito, quien destruyó a Jerusalén en 70 d.C. igualmente han habido otras identificaciones pero Tito parece ser quien mejor encaja en la secuencia de los eventos descritos. Hasta aquí tenemos a dos personajes bien diferenciados que por ningún motivo pueden ser el mismo dada la sencilla razón de que al primero se le quita la vida, y el segundo viene después del primero a destruir la ciudad. Ambos cosas son ciertas de dos personajes distintos, Jesús, el Mesías designado por Dios (Jn. 1:29; Mt. 16:16;)  y Tito históricamente probado, después de la muerte y resurrección del Mesías sitió a Jerusalén y la destruyó. Véase: (Flavio Josefo) Las Guerras de Los Judíos, Tomo. II. Cap.VII. Págs. 80. 183.
III-              Siguiendo pues la secuencia del relato del ángel mediante una clara elipsis  el ángel omite el nombre de un personaje de la escena. Aquí una vez más empiezan los problemas. Daría la impresión de que esta omisión no tendría que ser algo tan problemático de dilucidar simplemente atendiendo a las reglas más básicas de la gramática y a la regla de las posibilidades internas del texto. Pero resulta que por norma general muchos creen que cuando hay un silencio ese espacio debe ser muchas veces suplido con una teoría o suposición ajenas al texto. Veamos: hasta ahora hemos manejado solo dos sujetos (el Mesías que muere) y (el principie que destruye); ahora el ángel añade que por otra semana, es decir, como el viene estableciendo periodos de siete; siete semanas (7), y sesenta y dos semanas (62) son (69) o sea, falta una, el ángel retoma la explicación, cuando ocurren estas cosas a este proceder se le llama digresión, y no es inusual en ángeles Cf. (Zac. 4:4-13 y ss). Así Gabriel continua diciendo que alguien (obviamente uno de los dos príncipes de las escena) esto es así porque no se ha introducido otra figura en el discurso, si introducimos a alguien más nos lo estamos imaginando lo estamos creando, el contexto de la narración exige que lo que se dije del sujeto caiga sobre uno de los dos personajes. Bien, ahora vemos con cuál de los dos personajes podría encajar lo que el ángel declara:

Y por otra semana
confirmará (c) el pacto con muchos.
A la mitad de la semana
hará cesar (d) el sacrificio y la ofrenda.
Después, con la muchedumbre de las abominaciones,
vendrá
           
Cuando Tito fue dejado por su padre Vespasiano para terminar la tarea de conquista de Jerusalén, procuró negociar con los dirigentes de Jerusalén una rendición pacífica, pero estos se negaron y exacerbaron la profunda animadversión que sentían por los romanos. Tito envió varios embajadores entre ellos al mismo Flavio Josefo, pero en cada ocasión fueron rechazados inclusive violentamente. Josefo cuenta que cuando arreciaron el mal y el hambre en Jerusalén muchas personas tomaron entonces la decisión de rendirse ante el emperador, pero ya era tarde. Josefo relata que quizá por hacerlo esperar tanto tiempo e invertir tantos recursos Tito trató sin misericordia tanto a los que se rendían como a los que estaban atrincherados. Tito tomó la ciudad por la fuerza y no hizo tratos, ni acuerdos ni pactos con nadie, él detuvo los sacrificios, no porque esa fuera su intención sino porque el templo, en contra de su voluntad, fue incendiado y desmembrado. Por tanto Tito no puede encajar en la descripción del ángel sobre la persona que confirma el pacto y hace cesar el sacrificio y la ofrenda.

Hagamos algo de memoria, recordemos que los ejes centrales de la profecía son dos: poner fin al pecado, y traer la justicia perdurable, (el reino). Por tanto, cuando Jesús se ofreció a Dios como cordero sin mancha en la tarde del viernes de pascua y como ofrenda por el pecado, y esta fue aceptada, en ese mismo instante se puso fin definitivo a la causa que generaba la enemistad y la aguda ira del Padre contra la humanidad, una vez recibida esta ofrenda y este sacrificio, no quedaba ya más sacrificio que ofrecer, en el ámbito celestial, es decir, el ámbito que importa, nunca después de ese evento ha habido sacrificio al estilo de las ordenanzas del A.T. que Dios haya recibido ni recibirá jamás, Jesús por tanto puso fin a la ofrenda y al continuo sacrificio, aun antes de que el templo fuera destruido. Igualmente, es sumamente significativo el hecho de que el mismo lenguaje que usa Gabriel para describir el pacto de la alianza sea el que usa Jesús:


GABRIEL
Confirmará  el pacto con muchos.
A la mitad de la semana  Dn. 9:27.

JESUS
“Porque esto es mi  sangre del pacto, la cual es derramada a favor de muchos, para perdón de pecados” Mt. 26:28

Es absolutamente posible que Jesús tuviera en mente las palabras de Daniel al hacer esta declaración. Como se ve, Jesús cumple satisfactoriamente las dos acciones designadas en el espacio de la elipsis. Aunque me veo tentado a decir que esta es la única solución posible a esta cuestión, simplemente diré que si el método para determinar el significado realmente es el gramático, yo no veo forma de evadir esta conclusión gramatical. Por supuesto, hay una última posibilidad, esa posibilidad atribuye al Anticristo escatológico realizar estas acciones al fin de los días y…. Podría ser, pero, como hemos visto, no basados en este texto.


Después, con la muchedumbre de las abominaciones,
vendrá
IV           el desolador, (e)
hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre
IV           el desolador. (e)

La última parte de la profecía también parece tener su tono de misterio. ¡Cuánto parece que nos gusta eso! Eso es lo que parece dar emoción a la profecía; pero resulta que la profecía no fue diseñada con esos fines cinematográficos, probablemente los creadores de los apocalipsis pseudoepigráficos si crearon sus obras para entretener y fantasear, pero no el sabio Dios. El análisis para el enigmático “desolador” debe ser el mismo, estos dos versículos están estructurados haciendo un cadencioso salto de un personaje al otro, no hay tres ni cuatro personajes en la escena, únicamente tenemos dos actores, el príncipe que muere y el príncipe que destruye. El príncipe que muere va primero en el discurso y en los eventos, el príncipe que muere, luego pasa al príncipe que destruye y así, veamos:












DIAGRAMA 6

#  El primer príncipe: muere y………. [ruptura del discurso se pasa al otro protagonista]
                                                                                                    

@  El segundo príncipe: destruye la ciudad el santuario y trae muchas calamidades y……[ruptura del discurso]   


#  El primer príncipe: [se retoma el discurso]  confirma el pacto y hace cesar el continuo sacrificio (punto).


@  El segundo príncipe: [se retoma el discurso] provoca muchas abominaciones y recibe o se le asigna (algo) que el texto no especifica.



Esta construcción es de hecho muy parecida a la forma en cómo Jesús responde la pregunta sobre el templo y la destrucción de Jerusalén a sus discípulos en los evangelios. (Mt. 24:3 y ss).

Así que, alternativamente, (arbitrariamente) bien podemos arreglar las palabras del ángel de la siguiente forma:

Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos. A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.
Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el Santuario, pero su fin será como una inundación, y hasta el fin de la guerra han sido decretados asolamientos. 
 Después, con la muchedumbre de las abominaciones, vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Da la impresión que el desolador, hace su desolación después de la destrucción, como es lógico, primero destruye, anarquiza y después vienen los sacrilegios, solo hay que leer el II libro de las Guerras de los judíos de Flavio Josefo para saber si hubo de todo esto y mucho más en el asedio de Jerusalén por Tito del 66 al 70 de nuestra era. Veamos el interesante comentario que hace James G. Chastain sobre este período:

“Parece que en toda la historia del mundo no  hay otro periodo  que haya sufrido tantas convulsiones en la naturaleza como el intervalo entre la crucifixión y la destrucción de Jerusalén.”- Plumptre. El gran historiador Séneca también ha notado este evento. Entre la profecía y la destrucción de Jerusalén hubo (1) un terremoto en Creta, D.C. 46 ó 47, (2) otro en Roma, D.C. 51, (3) Otro en Apamia de Frigia, D.C. 53; (4) uno en Laodicea, de Frigia, D.C. 60; (5) otro en Campamia; (6) otro en Jerusalén, D.C. 67. Pompeya fue completamente destruida por un temblor de la tierra en agosto de 79 D.C. Los cristianos habían de sufrir amargas persecuciones, y porque la iniquidad abundaba muchos discípulos quedarían resfriados. Estas varias profecías fueron cumplidas literalmente.”1 

“En una de las horas más oscuras de su historia, cuando la continua persecución en contra de los judíos amenazaba a la raza con una completa extinción. Bar Cochbá se proclamó así mismo Mesías, y les acaudilló en una revuelta en contra de los romanos, que terminó en una carnicería del malhadado pueblo, más horrible que ninguna que le hubiera precedido (130-132 d.C.). Aquel hombre parece haber sido un impostor despreciable que engañó al pueblo con trucos de malabarista, tales como echar fuego por la boca; y a pesar de ello consiguió una eminencia tan grande, y atrajo desastres tan terribles, que algunos han tratado de hallar en su curso el cumplimiento de las profecías del Anticristo.”2

1-         (Chastain G. James. Comentario Sobre el Evangelio de Lucas, Pág. 197. Terrassa (Barcelona) España. Vladecavalls 1986)
2-         (Anderson. Sir Robert. El Príncipe que ha de venir. La maravillosa profecía de las setenta semanas de Daniel con respecto al Anticristo.  Pág. 204. Nota al margen. Grand Rapids Michigan. EE.UU.  Editorial Portavoz, 1984).










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tú opinión es muy importante, compártela. Te gustaría ser uno de nuestros editores, solo déjanos saber.

TP&C. News

CAJAS PARA MEDICINA CAJAS PARA COSMETICOS CAJAS PARA REGALO CAJAS PARA FLORES CAJAS PARA MUDANZA CAJAS PARA ARCHIVO MUERTO CAJAS PARA PASTELES CAJAS PARA PIZZA CAJAS PARA HOTDOGS CAJAS PARA AMBURGUESAS CAJAS PARA ZAPATOS CAJAS PARA PERFUME CAJAS PARA CORBATAS CAJAS PARA STOCK CAJAS PARA COMPUTADORAS