Prof. Juan Alberto Galva Fundador Instituto Teológico de Santo Domingo |
TERCERA SECCION; ANALISIS DEL LIBRO DE
DANIEL
CAPITULO
VI
DANIEL,
EL LIBRO DE DANIEL
LAS
SETENTA SEMANAS DE DANIEL
“Y uno de ellos dijo al varón vestido
de lino […]
¿Cuándo será el fin y sucederán estas maravillas?
Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del rio,
Que alzando al cielo su derecha y su izquierda,
Juró por el que eternamente vive
Que eso será dentro de un tiempo, de tiempos y la mitad de un tiempo,
Y que todo esto se cumplirá
Cuando la fuerza del pueblo de
los santos
Estuviera enteramente quebrantada.
“Y yo vi; pero, no entendiendo, pregunté: Mi Señor, ¿cuál será el fin de
estas cosas?
Y él respondió: Anda, Daniel, que estas cosas están cerradas y selladas
Hasta el tiempo del fin”. […] (Dn.
12:6-9). NC.
D
|
aniel es el cuarto
libro de la sección de los profetas mayores en nuestras Biblias protestantes.
La historia de Daniel es sumamente interesante, él es parte de los judíos que
vivieron el tiempo de ignominia iniciado por la devastación de Nabucodonosor II
en 587 a .C.
según dice el relato bíblico, Dios había profetizado al rey Ezequías que sus
descendientes serían eunucos (funcionarios) (II
R. 20:17-18) en Babilonia. En cumplimiento de esta profecía tenemos también
el gráfico registro bíblico que atestigua de que Nabucodonosor, rey de
Babilonia efectivamente destruyó la ciudad, saqueó el templo, se llevó a los
príncipes, es decir, los que tendrían algún derecho de gobernar y la gente de
influencia política y militar dejando en Jerusalén solo a los pobres de la
tierra (II R. 24:14).
Es el mismo Daniel
o su cronista (Cf. Dn. 10:1), quien
relata que el rey Nabucodonosor II, de los príncipes que se había traído desde
Israel mandó que escogieran a los que tuvieran más cultura y buena apariencia y
los prepararan para ser parte de su séquito de consejeros reales. Nabucodonosor
II deseaba por así decirlo, ser aconsejado por lo más granado de las mentes
brillantes de los pueblos que él iba conquistando, Daniel y sus amigos no eran
los únicos judíos en esta especie de “Miss Universo masculino” (Dn.
1:6), pero fueron ellos sin duda los más destacados, por haber en ellos una
disposición de corazón hacia su Dios que los distinguía de los demás, y esto
evidentemente inspirado en Daniel (Dn.
1:8).
Pero este aparente
privilegio llevaba aparejado una serie de retos y sacrificios que Daniel y sus
compañeros debían sortear:
Ì En primer lugar serían despojados de su identidad, pues les cambiaron el
nombre, como señal de domino y posesión. A Daniel le asignaron el nombre de
Beltsasar (Dn. 1:7).
Aunque
no es seguro, es probable que al hacerse eunuco del rey, tuviera que someterse
a la castración, lo cual explicaría la ausencia de mención de una esposa e
hijos.
Ì
Debían aprender el idioma de los babilonios,
así como sus ciencias, entre estas ciencias es presumible que debiera aprender
conjuros mágicos y toda clase de actividades asociadas con los astros y las
matemáticas. (Dn. 1:4).
Ì
Debía tratar de mantenerse saludable, a pesar
de rechazar los suculentos alimentos de la mesa del rey, ya que para su dieta
kosher1 era considerada
comida impura. (Dn. 1:5).
Ì Necesitaba apoyarse firmemente en su Dios para adaptarse a un nuevo
estilo de vida que le alejaría de su familia y su gente, y lo introduciría de
lleno en un ambiente cosmopolita, marcado por las prácticas idolátricas y un
rey arrogante y ególatra.
ESTILO
Y ARQUITECTURA DEL LIBRO
Un número
importante de eruditos concuerda en que el libro tiene dos grandes secciones:
la parte histórica y la parte profética, en nuestro caso creemos que estaría
mejor dividido si lo entendiéramos como articulado en tres secciones muy bien
de definidas:
v Una sección narrativa histórico-contextual, la introducción del libro (Cap. 1).
v Una sección admonitoria -vinculante en términos de aplicación teológica (Caps. 2:44, 3:16, 18, 28-30; 4:1-37;
5:1-30, 6:1-28).
v Y otra eminentemente de profecía vatídica (Caps. 7 al 12).
Existen también las
llamadas adiciones deuterocanónicas al libro de Daniel. Se trata de dos relatos
que varían bastante entre sí, una de estas llamada “Teodoción”. El espíritu que
se extrae de la lectura de estas porciones es muy diferente al hallado en las
Escrituras canónicas, el estudio de estas adiciones revela en cada recodo de
ellas la huella del arreglo meramente humano. Siendo que no hay guía divina en
el autor, irrumpen la banalidad y fantasía propias de la literatura no
inspirada (algo que, sin embargo, no
escapa al libro canónico de Esther) pero impropias de la narrativa bíblica.
Podría pensarse que
el género apocalíptico nace con Daniel, pero no parece ser este el caso. Como
es frecuente, los autores bíblicos están influidos por las corrientes
culturales de su tiempo; aprovechan el medio circundante en el cual se han
desenvuelto y con la guianza del Espíritu Santo dan el toque distintivo a su
obra que tiene como elementos más destacables la sobriedad, la síntesis, la
aplicación teológica encaminada a la exaltación de Dios, la honestidad y la
autocrítica. Parecidas a la obra de Daniel, han sido identificados los llamados
“Apocalipsis Acadios” que muestran de donde pudo haber obtenido Daniel las
herramientas de las cuales se valió para comunicar su mensaje:
“En la literatura acadia existen algunas obras (que datan
del siglo XII hasta el siglo III o IV) que han sido identificadas como
apocalipsis (la Profecía de * Marduc, la Profecía de Shulgi, la Profecía de * Uruc, la Profecía
dinástica, y el Texto A). Se ha demostrado que existe una relación literaria
entre algunas de estas obras y los textos de augurios (astrológicos), lo cual
las ubica dentro del área de la especialidad de Daniel. […] Es innegable que el
capítulo 11 de Daniel comparte algunas características comunes con este género,
ya que presenta una secuencia de reyes sin nombre y un resumen de algunos de
los acontecimientos de sus reinos. […] De modo que entonces, como sucede a
través de todo el libro, Daniel usa un tema reconocido pero lo reacomoda para
su propio uso particular”.2 […]…
DIFICULTADES
DE LA ESTRUCTURA DEL LIBRO
El libro canónico
de Daniel fue redactado en tres idiomas: arameo (2:4b-7, 28); hebreo (1:1-2,
4ª y 8:1-12, 3); y en griego
(3:24-90, 13, 1, 14, 42) hasta el
presente no ha habido una explicación convincente que dilucide este aparente
misterio, pero una de las explicaciones más aceptadas es que varias versiones
en distintas lenguas del libro llegaron a circular antes de su edición final y
algún escriba las juntó y las puso una detrás de la otra en el orden lógico de
la secuencia de la narración preservando el mensaje en las tres lenguas en que
las encontró. Algunos intérpretes consideran que el hebreo del texto canónico
de Daniel es posterior al siglo IV a.C., aducen también algunos anacronismos en
el relato y tienen especial reserva con las visiones de los capítulos 10 y 11
ya que se considera tan detallada, que da más la impresión de ser la crónica de
un evento pasado que el anuncio de algo porvenir. Con todo, los eruditos más
ortodoxos suelen atribuir el siglo VI como la fecha más probable para la
redacción del libro.
En mi opinión
ciertamente el estilo narrativo de estas secciones es atípico. La minuciosidad
y la extensión de esta narración no tiene paralelo en la escritura profética
canónica, aunque no entra en conflicto con la Escritura canónica narrativa (Cf. libros de Crónicas y Levítico),
Dios realmente no suele hablar así, con tanto detalle. Pero si estas secciones
han sido la obra de algún copista posterior a Daniel quien ha considerado
beneficioso hacer estas adiciones e
intercalarlas en el texto, tal vez para corroborar el cumplimiento de las otras
profecías de Daniel, no tendría nada de malo. El caso de redacción añadida,
posterior al autor no es infrecuente en la Escritura, Cf. (Dt. 34:1-12; Jos. 24:29-33). Y lo que este posible autor
externo escribió mantiene plena armonía con las características propias de la
palabra inspirada. No hay espacio en este libro para exponer todos los pros y los
contras sobre la paternidad y la fecha de redacción, pero baste decir, que la
palabra profética de Daniel pertinente para nuestro tiempo tiene el sello de
aprobación de nuestro Señor Jesucristo, y donde el Señor habla se detienen las
aguas 3,4.
DIFICULTADES
TEOLOGICAS
Surge un conflicto
con la profesión de Daniel ya que él fue entrenado en las artes de los
babilonios, y el tipo de idolatría y hechicería que se practicaba en aquella
metrópoli parece haber sido particularmente demoníaca y generalizada*. Para
empeorar las cosas Daniel es promovido como jefe supremo de todos los magos y
astrólogos un cargo codiciable para un pagano pero impensable para un siervo de
Dios en estricto apego a la ley del Señor, como se dice de Daniel:
[…] “y el rey Nabucodonosor, tu padre, oh rey, lo constituyó príncipe de
los magos, astrólogos, caldeos y adivinos” […], (Dn. 5:11b).BTX.
La Biblia se
pronuncia con bastante severidad sobre estas prácticas:
“Has
abandonado a tu pueblo, a los descendientes de Jacob, porque están llenos de
astrólogos de oriente, de adivinos como los filisteos, y hacen tratos con
extranjeros” (Is. 2:6; 47:13), (Jer. 27:9). . NVI.
“Cuando
hayas entrado en la tierra Prometida, tendrás especial cuidado de no dejarte
llevar por las costumbres corrompidas de las naciones que ahora viven allí. Por
ejemplo, cualquier israelita que presente su hijo para quemarlo en sacrificio a
un dios pagano, debe ser muerto. Ningún israelita deberá practicar la magia
negra, la invocación de espíritus, la adivinación, ni el encantamiento, la
hechicería, ni ningún tipo de espiritismo”. (Dt. 18:9-11). (La Biblia Al Día).
Naturalmente que un
escenario como el anteriormente descrito parece coincidir con las actividades
de Daniel, máxime cuando él era el jefe de ese grupo. Por último, parece algo
extraña la indicación de que cuando Daniel interpretó correctamente el sueño de
Nabucodonosor, éste se postró ante él, y Daniel lo aceptó, igualmente el rey le
ofreció incienso:
(Dn.
2:46. RV77); sacrificios e
incienso (DHH); ofrendas y perfumes (NC); ofrenda e incienso (KJ).
¿Cómo conciliar
todo esto? En primer lugar las circunstancias en las que se hallaba Daniel no
permitían, por prudencia, negarse a situaciones perfectamente atendibles por
Dios, (Cf. II R. 5:18-19). Daniel no
estaba solicitando adoración, y de hecho, probablemente Nabucodonosor no lo
estaba adorando propiamente dicho, pues él había prometido grandes honores para
quien pudiera interpretar su sueño (Dn.
2:6), por tanto Nabucodonosor estaría simplemente cumpliendo lo que había
prometido. Por otro lado, Daniel y sus compañeros en cierto sentido estaban en
la corte de Nabucodonosor II en “modo de sobrevivencia”, debían ser fieles en
no ceder en nada que comprometiera su fe, pero también debían ser sabios en la
forma de manifestar esa fe (Dn. 1:6-13). Por
la Biblia y por la historia secular sabemos que Nabucodonosor II tenía fama de
iracundo (Dn. 2:12-13; 3:13-18). Por
todo ello hubiera resultado particularmente contraproducente mostrar una
actitud fanática o de celo desmesurado.
En segundo lugar
vale decir que la Biblia nunca llama a Daniel astrólogo, de hecho, Daniel no es
llamado así ni siquiera por quienes uno lo esperaría, esto es, Nabucodonosor,
Beltsasar o Darío. Ciertamente fue expuesto a la enseñanza de los caldeos, la
cual incluía estas prácticas, pero hay muchas cosas de esa “universidad” que
ignoramos: No sabemos, si quizá los jóvenes tuvieran la oportunidad de elegir
sabiamente el campo de estudio que desearan escoger, o sí tal vez participaran
en las clases demostrando a sus tutores por la palabra de Dios lo ineficaz de
esas creencias. La Biblia dice de hecho que Dios capacitó especialmente a estos
cuatro jóvenes dándoles dones especiales (Dn.
1:17), que tal vez sirvieron para granjearles respeto y buena reputación
entre sus instructores, de esta manera ellos con la sabiduría de Dios de alguna
forma no oficial habrían estado instruyendo a sus instructores. Por otro lado, no parece que las designaciones:
mago, astrólogo, y caldeo eran simplemente parte de la redundancia
característica del idioma hebreo, porque la palabra que usa el autor es Ashsàf (cald.),
que Strong traduce como: astrólogo, encantador, que también sugiere, ceceo y de
ahí practicar encantamientos, conjurar.*
Igualmente el término “mago” es vertido como kjartom,
que a su vez puede significar horoscopista, (como trazando líneas o círculos mágicos):-
hechicero, mago. Y por último el nombre “caldeo” Kasdí, késed,
espec. kasdái, traducido como, hacia (los) casditas (a
Caldea) […] casdita, o desc. De Kesed; por impl. Caldeo (como así
descendiente); también astrólogo (como proverbial de ese pueblo): todo esto
según Strong.5
Es muy obvio por lo
anterior que hay una relación estrecha entre los tres términos, pero también es
evidente que estos términos no son exactamente sinónimos, sino que cada uno
denota cierta especialización. Algo así como hablar del jefe de los mecánicos en
un taller grande, pero, sobreentendiendo que la mecánica incluye a mecánicos
propiamente dichos, y también a tapiceros, electricistas, gomeros etc.
Actividades relacionadas pero de ninguna manera idénticas. De igual forma
también es claro que, tanto la palabra “astrólogo”
como la palabra “caldeo” son
usadas como genéricas o adjetivos sustantivados para designar al pueblo, a los
babilonios, y la práctica característica de esta nación, aparentemente su “deporte nacional”, esto es, la
astrología. En tal sentido, llamar a Daniel jefe de los caldeos, no tiene por
fuerza de necesidad la implicación de que todos los que estaban bajo su
autoridad eran astrólogos, ni que él lo fuera tampoco. De hecho, él mismo en
cada ocasión fue incisivo en declarar que la astrología era inútil para
descifrar los secretos de Dios:
[…]
“Daniel respondió delante del rey diciendo: lo que pide el rey es un misterio
que ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos, son capaces de de
descubrir al rey; pero hay en los cielos
un Dios que revela lo secreto” […] (Dn. 2:27ª). Véase también: 5:11.
Ante todo esto es
más que un gozo saber que Daniel estuvo a la cabeza de los hechiceros con los
dones que Dios le otorgó pues en ese puesto de autoridad acompañados sus dones
de su evidente consagración todo coadyuvó para la exaltación del Dios de los
cielos.
§ Kosher
es el tipo de alimento considerado
ritualmente limpio para los judíos; el fundamento para la observación de estas
ordenanzas por parte de los judíos se halla en el libro de Levítico 11.
§ (Véase
por ejemplo John H Walton, Victor H. Matthews, y Mark W. Chavalas, traducido
por Nelda Bedford de Gaydou, Arnoldo Canclini, Raimundo Ericsson, y José
Antonio Septién. Comentario del contexto cultural de la Biblia, Antiguo
Testamento. Pág. 849. Alabama St. El Paso Texas, Estados Unidos. Editorial
Mundo Hispano, 2008). Todos los corchetes dentro de la cita son nuestros.
§
(Para más información
acerca de la cuestión de la paternidad véase la introducción al libro de Daniel
en Nacar-Colunga. Biblia Nacar-Colunga.
Biblioteca De Autores Cristianos (BAC). Madrid España. Editorial Católica, S.
A. 1967. Págs. 1065, 1066 ).
§ (Véase
por ejemplo John H Walton, Victor H. Matthews, y Mark W. Chavalas, traducido
por Nelda Bedford de Gaydou, Arnoldo Canclini, Raimundo Ericsson, y José
Antonio Septién. Comentario del contexto cultural de la Biblia, Antiguo
Testamento. Págs. 828-854. Alabama St. El Paso Texas, Estados Unidos. Editorial
Mundo Hispano, 2008).
§ (Strong
James, LL.D., S.T.D., Nueva Concordancia Strong Exhaustiva. Concordancia
Exhaustiva de la Biblia. Pág. 14 del diccionario de palabras hebreas. Palabra
hebrea No. 825, 826; 2747, 2748, 2749. Editorial Caribe. Inc. Nashville,
T.N.—Miami, FL, EE.UU.)
Preguntas y proyectos de investigación
1-
Hay autores que especulan que ya que Daniel y
sus amigos eran eunucos estarían castrados y por consiguiente Daniel no sería
legalmente bienvenido a la comunión con Dios, haga su propia investigación y
apoye o refute esta aseveración.
2-
Los críticos aducen que el libro de Daniel no
es más que un fraude y que muchas de sus profecías fueron escritas post
tempore, esto es, después que sucedieron investigue lo referente a la
composición de este libro y saque sus propias conclusiones.
3-
Si Daniel escribió algunas de sus profecías
después de que ocurrieran, ¿cómo afectaría esto la doctrina de la inspiración y
la inerrancia de las Escrituras?
4-
Hay algún otro caso bíblico en el que algún
siervo de Dios participe de actividades que riñen con las costumbres judías?
¿Cuál fue la valoración de la gente hacia esa persona o personas? ¿Qué opinión
tiene la Biblia sobre su proceder y que valoración da Dios sobre esta persona o
personas?
5-
¿Qué conclusiones podernos sacar a partir de
estos ejemplos, cómo podemos aplicar beneficiosamente sus experiencias el día
de hoy?
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