Prof. Juan Alberto Galva Fundador Instituto Teológico de Santo Domingo |
APOCALIPSIS
ANALISIS
DEL TEXTO DE MUESTRA IV
IDENTIFICACION
POSITIVA DE LOS DOS TESTIGOS
Apocalipsis 11:1-12.
“y me fue dada una
caña semejante a una vara, diciendo: Levántate y mide el santuario de Dios, y
el altar, y a los que adoran en él; pero el atrio del santuario déjalo fuera y
no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles, y ellos hollarán la
ciudad santa durante cuarenta y dos meses.
Y daré mis dos testigos, y profetizarán durante mil
doscientos sesenta días vestidos de saco.
Estos son los dos olivos, y los dos candelabros que están
en pie delante del Señor de toda la tierra.
Si alguno procura dañarlos, un fuego procede de sus bocas
que devora a sus enemigos: si alguno procura dañarlos, debe morir de la misma
manera.
Estos tienen la potestad de cerrar el cielo, para que no
caiga lluvia durante los días de su profecía; también tienen potestad sobre las
aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga,
cuantas veces quieran.
Cuando terminen su testimonio, la bestia que sube del
abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará. Y sus cadáveres
yacerán en la plaza de la gran ciudad, que espiritualmente se llama Sodoma, y
Egipto, donde también fue crucificado el Señor de ellos.
Y los de los pueblos, y tribus, y lenguas y naciones,
contemplan sus cadáveres durante tres días y medio, y no permiten que sus
cadáveres sean puestos en un sepulcro.
Y los que habitan en la tierra se regocijan sobre ellos y
lo celebran, y se enviarán regalos unos a otros, porque ellos atormentaron a
los que habitan sobre la tierra.
Pero después de los tres días y medio, entró en ellos un
aliento de vida procedente de Dios, y se pusieron sobre sus pies, y un gran
temor cayó sobre quienes los contemplaban.
Y oyeron una gran voz procedente del cielo, que les
decía: ¡Subid acá! Y subieron al cielo en la nube, y los contemplaron sus
enemigos”. BTX.
En el versículo 1
Juan recibe una caña para que haga el trabajo simbólico de medir a los
adoradores del templo. Esta imagen recibe muchas interpretaciones. Juan recibe
una encomienda en lenguaje simbólico:
Ì
Se le da una vara.
Ì
Se le ordena que tome acción (levántate).
Ì
El debe medir el templo y también a los que
están en él.
Ì
Hay una parte del santuario que no debe
medir, porque ha sido entregado a los gentiles, quienes profanarán la ciudad
por un tiempo limitado.
Ì
[…] Durante el mismo tiempo que los gentiles
tendrán preeminencia Dios levantará dos testigos.
Ì
Los testigos son identificados como: siempre
delante de Dios, dos olivos, dos candelabros.
Ì
Los testigos llevan un distintivo de humildad
y penitencia en su porte.
Ì
Los testigos están revestidos de poder
espiritual.
Ì
Sufrirán persecución, pero serán dotados de
poder para mantener su misión hasta el fin de su ministerio.
Ì
La bestia (el Anticristo) les hará la guerra
y los derrotará y los aniquilará, y se burlara de ellos.
Ì
El mundo hará fiesta, cuando vea que ellos
habrán sido eliminados.
Ì Pero Dios al final de su ministerio los reivindica haciéndolos subir a
su presencia.
Daría la impresión,
en principio, que no hay relación directa entre lo que se le ordena hacer a
Juan y lo que van a hacer los testigos. La estructura del discurso experimenta
un cambio de tema o de enfoque muy abrupto cuando se pasa de: “ellos (los gentiles) pisotearán la ciudad cuarenta y dos meses”
a: “y daré (ordenaré RV95) a mis dos testigos”. Aunque se le ha
pedido que tome acción, Juan nunca aparece realizando la obra que le es
encomendada hacer, sino que parece darse por sobreentendida su realización, él,
en su narración, se muestra febrilmente interesado en pasar a lo referente al
testimonio de los testigos. En este pasaje tenemos un asunto importante que
considerar. Juan es más críptico en algunos pasajes más que en otros, por eje:
[…]
“Y vi, y oí un águila volando en medio del cielo, que decía a gran voz.
¡AY!
¡Ay! ¡Ay de los que moran en la tierra, por causa de las otras voces de la trompeta de los tres ángeles que están a
punto de tocar!” (Apoc. 8:13-14).
El parece notar a
veces, que su lenguaje simbólico puede llegar a ser difícil de decodificar para
sus destinatarios, así que, cuando lo considera pertinente suple la
interpretación del código:
[…]
“Y hace que a todos, a los pequeños y a los grandes, a los ricos y a los
pobres, y a los libres y a los esclavos, les pongan una marca en su mano
derecha o en su frente, y que ninguno pueda comprar ni vender, sino el que
tiene la marca; el nombre de la bestia o el numero de su nombre.
Aquí
está la sabiduría. El que tiene entendimiento, deduzca el numero de la bestia,
porque es número de hombre; y su número es: seiscientos sesenta y seis.”
(Apoc. 13:16-18).
Pero este pasaje en
particular (Apoc. 11:1-14) está
estructurado en forma figurada y en una estructura de cierto paralelismo
sinónimo; Juan no hace ninguna interpretación del pasaje; sus destinatarios son
las iglesias cristianas que luchan en medio de la persecución; por tanto, o
Juan da por sentado que la iglesia entenderá fácilmente las alusiones
simbólicas de este pasaje, o no tiene preocupación sobre si sus destinatarios
han de entender o no. Siendo que este mensaje fue escrito para ser usado a
beneficio del pueblo de Dios, la iglesia de Cristo, que era su destinatario
inmediato, de buena gana me inclino a pensar que él asumió confiadamente que
los siervos de Dios de su tiempo entenderían las alusiones a las que hacía
referencia esta revelación sobre los dos testigos. Al mismo tiempo, se me hace
difícil pensar que la iglesia del tiempo de Juan bien formada en las imágenes
del A.T., y en principio no muy dada a las alegorías interpretaría estas
alusiones como referidas a la Iglesia y a Israel. Esta es una admisión que debo
hacer en honor al buen método. Claro, no quiere esto decir, que el hecho de que
los destinatarios de Juan pudieran hacer tal identificación indica por fuerza
de necesidad que ellos estarían en lo correcto. Esto es así, porque los
ejemplos de identidad equivocada y malas interpretaciones en la Biblia no son
pocos, y por tanto, este no es un argumento decisivo a favor de los dos
individuos como heraldos. Cf: (Jn.
1:19-27), (I Co 5:9-13), (Jn. 20:20-23).
Ahora bien, siendo
que todo el lenguaje usado para describir esta sección es simbólico en su
integridad, insertado en un libro simbólico, considerando que Juan mismo no nos
da una explicación más clara del pasaje, tomando en cuenta que el pasaje ofrece
solo dos interpretaciones posibles: la literal y la figurada, y habiendo
considerado seria y exhaustivamente las posibilidades de una interpretación
literal y todos los trastornos que genera su asimilación como tal, pasamos a
considerar la interpretación figurada como la más armónica con el libro y con
la Escritura en su conjunto. Así que con el mayor cuidado, dentro de un marco
de viabilidad y posibilidad veamos estos dos testigos como más que solo dos
individuos.
ISRAEL
Y LA IGLESIA, LOS DOS TESTIGOS
Veamos ahora
bíblicamente hablando por cuáles razones creo que la iglesia e Israel pueden
ser los dos testigos más viables:
Y
daré mis dos testigos, y profetizarán durante mil doscientos sesenta días
vestidos de saco.
Estos
son los dos olivos, y los dos candelabros que están en pie delante del Señor de
toda la tierra. Vr.3-4. BTX.
1-Ambos,
Israel y la iglesia son y han sido históricamente testigos
naturales de Dios:
I S A R E L T
E S T I G O
[…]
“Vosotros sois mis pruebas, dice Yavé; mi siervo, a quien yo elegí, para que
aprendáis y me creáis y comprendáis que soy yo. Antes de mi no fue formado dios
alguno, ninguno habrá después de mí. Yo, yo soy Yavé, y fuera de mí no hay
salvador. Soy yo el que he anunciado, he salvado y he hecho oír; vosotros sois
mis testigos4, dice
Yavé”. (Is. 43:9-11). BNC.
[…]
“Miren, yo les he enseñado los preceptos y las normas que me ordenó el Señor mi
Dios, para que ustedes los pongan en práctica en la tierra que ahora van a
tomar en posesión.
Obedézcanlos
y pónganlos en práctica; así demostrarán su sabiduría e inteligencia ante
las naciones. Ellas oirán todos estos preceptos, y dirán: “En verdad, este
es un pueblo sabio e inteligente; ¡Esta es una gran nación!”. (Dt. 4:5-6). NVI.
Es obvio por este y
por muchos otros pasajes, que Dios quería que Israel fuera su pueblo misionero,
su pueblo modelo, su testigo ante las naciones ignorantes.
[…]
“Ustedes me serán un reino de sacerdotes, un pueblo consagrado para mi”.
[…](Ex. 19:6). BDHH.
L A I G L
E S I A T E S T I G O
“Y les dijo: no os
toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola
potestad; pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, y en Samaria y
hasta lo último de la tierra”. (Hch. 1:7-8). RV95.
[…] “Pero vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para
posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de
las tinieblas a su luz admirable5” […] (IP. 2:9). BA.
1- Surgen, sin embargo, algunas interrogantes:
FIGURA
4.
A) Si fueran dos individuos, o Israel y la
iglesia; y si para ese tiempo el mundo estará a punto de acabarse, ¿Qué
propósito pueden tener estos dos testigos?
B) Si los dos testigos fueran Israel y la
Iglesia, ¿En qué sentido se suple a dos testigos que de hecho ya están en
acción?
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