MANUAL DE ESCATOLOGIA
DE
LAS IMÁGENES GENERALES
Por: Juan Alberto Galva
HERRAMIENTAS Y RECURSOS DE INTERPRETACION BIBLICA
UNA COMUNICACIÓN CONSECUENTE Y CONDESCENDIENTE
El Señor es sumamente selectivo con lo
que escogió que fuera registrado en la Biblia; la Biblia nos da los nombres de
las parteras que garantizaron la procreación de los hijos de Israel, (Ex. 1:15) DHH, y sin embargo se
desinteresa por el nombre del Faraón que gobernaba en ese período. O quizá los
autores fueron caprichosos, y Dios fue condescendiente, a sabiendas de que lo
que ellos registraron y lo que omitieron en nada desvirtuaba la integridad del
mensaje que él deseaba que fuera comunicado. En la Biblia prácticamente no hay
definiciones técnicas de nada, tampoco hay divagaciones filosóficas
conceptuales; el único libro de la Biblia que parece ajustarse un poco al
modelo de argumentación y presentación de las ideas es la carta a los hebreos y
quizá Eclesiastés, fuera de ahí, todo
tenemos que extraerlo o de sus declaraciones explicitas o del registro de
eventos que establecen algún principio de enseñanza. En ese sentido el tema de
la técnica utilizada por Dios para revelarse está condicionado por al menos
tres premisas:
1-
Mis pensamientos no son vuestros pensamientos. (Is. 55:8)
2-
La multiforme gracia de Dios. (I P. 4:10), (Ef. 3:10).
3-
El es el mismo ayer hoy y siempre. (Heb. 13:8).
En primer término esto significa que no podemos adivinar los propósitos específicos de
Dios, y que no tenemos derecho de hablar en nombre suyo, exceptuando cuando
estemos citando su palabra contextual y legítimamente. Igualmente que en
materia de enseñanza oficial y
normativa para su pueblo y para la humanidad no estamos autorizados a especular
sobre sus planes. En otras palabras está prohibido hacer de la especulación
enseñanza autoritativa, debido al hecho de que hay un abismo insalvable entre
nuestra finita comprensión y la inmensurable realidad de Dios y su designio secreto. Si hemos de especular,
nuestra audiencia debe ser advertida de que estamos planteando una mera teoría
nuestra. (Is. 8:20), (Jer. 23:22), (Sal.
25:14), (II S. 7:1 y ss).
En
segundo lugar significa, que Dios, no está atado a ninguna manera específica
de manifestarse, él tiene libertad para comunicar sus pensamientos valiéndose
de cualquier medio que considere apropiado. (Nm.
23:1 y 22), (Jn. 11:47-51), (I R. 19:12), (Mt. 28:8).
Y
finalmente significa que si bien, tiene plena libertad de usar los medios
que desee, no obstante, el ha sido, es y será consistente en comunicarse con
nosotros en una forma que sea lo suficientemente comprensible para sus propios
propósitos, y en el más de los casos su actuar, conforme a su naturaleza santa,
es razonablemente “predecible”, para que su propósito se cumpla en nosotros. (Heb.
13:8), (Is. 30:21), (Am. 3:7).
Establecidas estas premisas podemos
entonces examinar la evidencia bíblica sobre el “cómo” se revela Dios en términos operativos.
PREPÁRESE PARA EL MINISTERIO CRISTIANO
En la más
Sólida Institución Teológica y Vocacional
De América
Hispana.
LA “MECANICA” DEL PROCESO DE REVELACION
Creo firmemente que una de las formas
en como Dios muestra las cualidades de su trascendencia es a través de la
comunicación. Realmente Dios se da el lujo de estar omnipresentemente e
ininterrumpidamente alrededor nuestro, y al mismo tiempo hace todo eso sin
entorpecer o intervenir al menos de forma perceptible en nuestras vidas y en el
curso de la historia. El sigilo y la delicadeza de Dios son realmente
sorprendentes.
El Señor nos da la oración, y al orar
estamos postrados ante el trono de su gracia, y al mismo tiempo, a millones de
años luz de su morada celestial, cuando él quiere, deja hasta que lo toquen (Mr. 6:56), que le vean las “espaldas” (Ex. 33:23), que se vean las “faldas” de
su gloriosa vestidura (Is. 6:1), y
hasta que se recuesten de su pecho (Jn.13:25)
y se perciban los intensos latidos de su corazón. Pero la mayor parte del
tiempo, después de la caída, Dios le ha hecho saber al hombre, sin mediar
palabras, que Él se compadecerá de quien él se quiera compadecer y que se
dejará hallar de quien él desee que lo halle. Y que las cosas se realizarán a
su estilo, a su ritmo, en su tiempo (Jer. 50:44), y nadie puede, de forma
exitosa, ni porfiar ni hacer berrinche que logre cambiar esa realidad. Por
tanto todo el proceso de revelación entraña al mismo tiempo un entendimiento
sensible acerca de la soberanía de Dios y de su divina trascendencia
¿CÓMO ES QUE
FUNCIONA?
La Biblia afirma que en el monte Sinaí
a Moisés le fue mostrado un modelo de las cosas que debía edificar, (Cf. Ex. 25:40), (Heb. 8:5), en otras palabras Moisés vio, o imágenes individuales, o
una secuencia ininterrumpida, el texto no es explícito del proceso en sí, por razones
obvias, pero una lectura fluida y natural del texto comunica lo que
habitualmente interpretamos como ver un suceso en acción. El propósito de esta
visión era recibir detalles de las cosas que debía hacer con relación al
Tabernáculo, así como de las innumerables piezas en que éste se componía y los
materiales que necesitaría y el estilo artístico con el cual debía ser
edificado, amén de todas las ordenanzas acerca del servicio en el mismo.
En este caso uno puede suponer que sí
hubo, por así decirlo, un “video”, o algo muy parecido a ello. Dios requería
que Moisés conociera en detalle las cosas que se le estaba mostrando, por lo
mismo, Dios se valió de una experiencia
sensorial, una imagen visual; ya sea en el cuerpo o en el espíritu o en ambos, (Cf. II Co. 12:1-5) para que su siervo
contemplara ordenada y detalladamente lo que Dios deseaba ver reflejado en el
símbolo de su presencia en medio de su pueblo. Esto acentúa el hecho de la
selectividad sobre lo que Dios da detalles y de lo que no. Todavía si
admitiéramos la posibilidad de que tanto el Pentateuco como buena parte de los
libros históricos recibieran sus toques finales de edición en el periodo
monárquico.1 Aún en tal caso, la descripción abreviada del modelo de
construcción del tabernáculo era abrumadora, lo que a mi parecer acentúa la
posibilidad de que Dios mostrara un modelo dinámico de imágenes a Moisés para
que éste supiera con exactitud lo que Dios esperaba del Tabernáculo.
Más adelante, Moisés le hace al Señor
una petición inusual, Moisés dice a Jehová, “yo creo que realmente somos muy
buenos amigos, me has dado pruebas de esa amistad, pero, anhelo que pasemos al
siguiente nivel, porqué no me dejas ver con mis ojos cómo es tu apariencia
perceptible. Quiero verte así como veo a mi esposa e hijos, me encantaría tener
una imagen visual de mi Dios…. ¡Qué tal!”…. (La
paráfrasis libre es mía.) (Cf. Ex. 33:18).
Tal petición me imagino que habrá
provocado una sobria sonrisa en el santo y sabio Dios, algo así como la
expresión de la Gioconda, y quizá, en sus ángeles, una estrepitosa carcajada.
Dios declara a Moisés una vez más que a fin de que su siervo conservara su
integridad física, lo mejor era que no le concediera esa sentida, pero cándida
petición. Pero que accedería a que pudiera observar una manifestación inédita
de su majestad.
Es decir el rostro de Dios no podrá
ser visto, pero algo de su gloria será observado literalmente. Moisés pudo por
así decirlo palpar la gloria de Dios en la peña en la que Dios lo introdujo. (Ex. 33:23). Se ha especulado bastante
sobre lo que en realidad Moisés habrá visto, debido al hecho cierto de que Dios
es espíritu, pero al margen de esa realidad incuestionable, lo cierto es que la
Biblia dice que “Dios le mostró” y
que “Moisés vio” en conclusión Moisés
ciertamente tuvo la experiencia humana que nosotros denominamos “ver” y tanto el espíritu del hombre
Moisés, como Moisés el hombre mismo dieron testimonio de ello.
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