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viernes, 1 de agosto de 2014

PAUTAS PARA LA INTERPRETACION PROFETICA ESCATOLOGICA VII



MANUAL DE ESCATOLOGIA 
DE LAS IMÁGENES GENERALES
Por: Juan Alberto Galva




HERRAMIENTAS Y RECURSOS DE INTERPRETACION BIBLICA II
LOS PROFETAS, LA PROFECIA Y LA FORMA APROPIADA DE ABORDAR SU
LENGUAJE DE IMÁGENES Y SU INTERPRETACION

LOS PROFETAS

Israel no era el único pueblo que tenía profetas2 o personas que hacían un trabajo más o menos similar; los casos de Balaam en el A.T.  Epiménides citado por Pablo quien dice de los cretenses que este era “su propio profeta”. Son un buen ejemplo, a pesar de que los profetas de Israel realmente eran usados por Dios para anunciar los acontecimientos futuros su principal función era la de ser heraldos del mensaje de Dios para la gente de su tiempo. Los profetas inicialmente prepararon sus mensajes para ser proclamados a voz e cuello en el templo, en las plazas y a todo lugar en donde el Señor les dirigiera. Más adelante ya por mandato directo de Dios, o por la vía de un amanuense.  (Jer. 36:4) personal o en muchos casos los discípulos sobrevivientes del profeta, movidos por el Espíritu Santo y por el aprecio y valor espiritual que tenían a la palabra proclamada por el profeta desaparecido, se encargaban de poner por escrito sus mensajes y de velar por su preservación.

Fueron quizá esas proclamaciones que los profetas hicieron en vida y que no tuvieron cumplimiento inmediato, y aquellas que no tenían una clara definición en su tiempo de cumplimiento, las que motivaran a los discípulos de los profetas y a las escuelas de profetas (I S. 10.15) a preservar los escritos ya que ellos sabían que la palabra de Jehová tendría cumplimiento tarde o temprano. Los profetas realizaban una labor socio espiritual de suma importancia, ellos eran por así decirlo “los defensores del pueblo”, aunque hay que admitir que su defensoría fue no pocas veces rechazada. (Jer. 7:27-28, 11:18-23) (Am. 7:10-17).

Los profetas vivieron en épocas muy distintas a la nuestra y sus escritos están impregnados de su tiempo y de su cosmovisión. Su mensaje les fue dado para los hombres de aquellas edades y para las generaciones venideras hasta el fin. Si esto es así, es de suma importancia conocer la idiosincrasia de estos hombres para poder tener un acercamiento aceptable a su mensaje. Existen barreras, en algunos casos, infranqueables, que impiden una comprensión exacta de todas las ideas que los profetas nos comunicaron, valiéndose de su idioma, del género literario y del estilo que escogieron usar para comunicarse originalmente con sus destinatarios inmediatos.  Y si tomamos en cuenta el hecho de que los receptores inmediatos de los profetas en algunas ocasiones no entendieron su mensaje, ¿qué entonces nos queda a nosotros que estamos separados por milenios y por una cultura e idiosincrasia diametralmente distinta a la de ellos? Lo único que afortunadamente compartimos sin variación, y esto ayuda bastante, es la naturaleza humana; el hombre, sus necesidades y sus motivaciones. Es por ello que debemos abordar el tema de la profecía sin separarlo de los profetas como generadores del producto final, ya que están íntimamente ligados. Al mismo tiempo, sin dejar de conocer los elementos que tenemos en común los hombres de todas las generaciones debemos tener el cuidado de no acercarnos a los profetas y su profecía con nuestras premisas y expectativas modernas condicionadas por nuestras previas preferencias teológicas.

En palabras llanas, esforcemos primero no tanto por descubrir lo que ellos nos quieren comunicar, sino desentrañar lo que ellos efectivamente comunicaron a sus destinatarios y asimilar el estilo y la forma en que ellos solían hacer eso. Es después que usted aprenda a conocer a los profetas, su cultura y su stilo de comunicación, y que sepa bien sus motivaciones, y “conozca” a sus destinarios, cuando usted apenas estará listo para empezar a entender como ese mensaje nos afecta a nosotros. A eso se le suele llamar, empatía.

Algo para ilustrar este punto. Cuando empecé a aprender inglés (no he terminado de aprender) habían cosas que se me hacían muy difíciles de asimilar. Recuerdo el comentario de Sandra, una hermana en la fe, que ilustraba bien mi frustración, ella decía: “¡Caramba, que bueno fuera acostarse a dormir, y amanecer sabiendo unglés!”. Resulta que, por ejemplo, asimilar frases tan simples como: What do you do? O what are you talking about? Me daba trabajo. Eso es porque mi mente estaba cerrada en tratar de entender este idioma desde la perspectiva de mi cosmovisIón de hablante de lengua española. Mi mente luchaba por analizar las frases y entender su lógica, claro desde mi perspectiva, por lo mismo el resultado era un bloqueo:

what    are                  you      talking                        about?
¿Qué   son/est’as        tú         hablando                    acerca?

¡Así no hay forma! Eso fue así hasta que alguien me miró fijamente y me dijo, “no trates de que el idioma cuadre con lo que tú conoces, simplemente acepta que esa es su forma de hablar, así es como ellos se expesan y así se entienden ellos perfectamente bien, así que, ve tú y has lo mismo”.

Después de asimilar este enfoque, indudablemente mi comprensión mejoró significativamente. Sin este entendimiento de fondo, suele ocurrir que cuando se aborda la lectura sistemática de los profetas, es casi inevitable, por ejemplo, que exista un momento en el que se perciba cierto recurrente “melodrama” en la pena que siente Jehová por su pueblo que lo abandona, expresada a través de sus heraldos, y al mismo tiempo, el cansancio creciente de parte del pueblo al ser confrontado por los profetas:


PREPÁRESE PARA EL MINISTERIO CRISTIANO
En la más Sólida Institución Teológica y Vocacional
De América Hispana.



DIOS “LLORANDO”
[…](Is.44:20-21) “De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?  Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides”. 

 […] (Is.43:22-24) “Y no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel.
No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso.  No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades”. 

[…] (Jer.15:-6) “Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz? Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme”. 


EL PUEBLO HASTIADO DE DIOS
[…] (Os. 2:7-8) “Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.  Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal”. 

[…] (Is. 22:12-13) “Por tanto, el Señor, de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a lamentación, a raparse el cabello y a vestir ropas ásperas.
Más hubo gozo y alegría matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne, bebiendo vino y diciendo: “¡comamos y bebamos, porque mañana moriremos!”  R.V.95.

[…] (Jer. 18:11-12) “Ahora, pues, habla a todo hombre de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo: “Esto ha dicho Jehová: Yo dispongo el mal contra vosotros, y contra vosotros trazo planes; conviértase ahora cada uno e su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras”. Pero dirán: “Es inútil, porque en pos de nuestros ídolos andaremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón”.

[…] (Mal.1:6-8)
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.  Y cuando ofrecéis el.” 


Cuando se llega al libro de Malaquías después de hacer un recorrido serio a través de todos los profetas, el hastío de ambas partes llega a ser parte de la experiencia personal del lector, debido al lenguaje intenso que usan estos pregoneros de justicia. Pero recuerde una vez más que estos mensajes no fueron predicados en un mismo día, ni siempre ante exactamente la misma audiencia.

Tome en cuenta que los Profetas eran atalayas, y por tanto debían recurrir a los medios que tenían al alcance (la palabra expresada tan dramáticamente como fuera posible) para llamar la atención del pueblo. No olvide, que los profetas eran los portavoces de Dios, pero no tenían poder político. Aunque, a algunos, como a Elías y a Eliseo, no les hacía falta. Dios pudo haber hablado mediante el sumo sacerdote, como en los tiempos pasados o usar al rey para disciplinar al pueblo como en los tiempos de David, pero las instituciones oficiales que debían velar por el orden y la pureza moral se habían confabulado con el mal, (Jer. 2:26, 5:31, 6:13, 8:10, 23:11,) así que los profetas genuinos vinieron a ser la última línea de fuego contra el mal y a favor del pueblo ignorante. Los profetas no tenían poder coercitivo, la única capacidad de coerción que podían ejercer era la del lenguaje punzante y urticante. Pero, por supuesto, aún los mensajes más profundos y virulentos tienen sus límites, llenan su medida. Cuando lo mensajes de los profetas ya habían demostrado no estar surtiendo efecto, la suerte del pueblo estaba echada; el poder coercitivo que no tenían los profetas para hacer volver al pueblo a la rectitud ahora sería usado por uno que sí tenía tal poder: Dios. Lo que las palabras hirientes y penetrantes no habían podido hacer, lo que las amenazas no habían conseguido, lo que los mensajes melodramáticos y suplicantes no habían logrado, sería ahora alcanzado mediante el cruel y despiadado látigo de Nabucodonosor II, rey de Babilonia.

Por todo esto es de vital importancia para el lector moderno estar familiarizado con este estilo de comunicación, porque las posibilidades de no captar plenamente la dinámica comunicacional propia de esa cultura contribuirá sinduda, a que dejemos de percibir gran parte del mensaje, pero además traerá como consecuencia muchas ideas equivocadas sobre lo que en realidad está pasando.  Hay dos buenos ejemplos acerca de esta dinámica comunicacional que encuentro útil compartir:

Quien lee Génesis 23, tiende a confundirse un poco ante el acentuado “baile verbal”, exceso de amabilidad y la aparente insinceridad de Efrón el heteo, quien, ante las gestiones de Abraham para que le venda una propiedad para enterrar a su esposa fallecida, en principio, le dice que él se la regala (Cf. 23:11). Sin embargo, Abraham da la impresión de no aceptar la manifestación de tanta generosidad, antes, hace una reverencia e insiste en pagarle el precio justo de la propiedad, (vrs. 12-13), entonces Efrón, sutilmente, le dice el precio a Abraham, pero le insiste en que no se preocupe por eso, el (vr. 16) es la clave para entender por qué tanto “baile”;  sin más rodeos, después que Efrón da el precio, termina el tango.

Hay que entender que Abraham era riquísimo. (Gn. 13:1-3, 24:1). Sus vecinos lo sabían. Pero Abraham es nómada,  no posee tierra y ahora necesita una finca para destinarla como sepulcro familiar, así que, en medio de su luto, Abraham tiene que seguir haciendo lo que ha hecho toda su vida y lo que mejor sabe hacer, esto es, negociar. Pero lo primero que Abraham necesita es que consientan en venderle la tierra, los habitantes podrían haber tenido razones para impedir que un extranjero tuviera propiedades inmobiliarias (23:4, 8, 9) entre ellos, así que Abraham no hace esa gestión él mismo, sino que se sirve de mediadores (Cf. 23:3). Pero el ofrecimiento de Efrón ni era insincero ni era generoso, era simplemente la manera habitual de iniciar una negociación, una frase estereotipada, algo así como: “hasta la mitad de mi reino de daré” (Cf. Gn. 30:25-32, II Sm. 24:18-24).

 Observemos otro ejemplo de la necesidad de conocer los elementos culturales que rodean la comunicación citado por Jonatán P. Lewis:

“Uno de los principales antropólogos cristianos de la actualidad es el doctor Paul Hiebert. El siguiente es un resumen de un artículo escrito por él titulado: “las diferencias culturales y transculturales.”
Quienes estudian antropología han descubierto que existen diferencias profundas entre las culturas. Esas diferencias no sólo se notan en lo superficial, como el vestido, la comida, el idioma, y las acciones sino que resultan muy marcadas en cada uno de los distintos niveles. Los valores las creencias y su mundo varían significativamente de una cultura a otra.
Esto puede ser ilustrado gráficamente por la confusión y el conflicto que se hacen evidentes cuando individuos de culturas diferentes se ponen de acuerdo reunirse. Cuando un norteamericano concerta una cita a las diez en punto, espera que la otra persona llegue a esa hora, o dentro de los cinco minutos. Si llega a las diez y cuarto, con una disculpa todo queda en orden; si lo hace media hora después, más vale que tenga una buena excusa y si se demora cuarenta y cinco minutos, comete una seria ofensa a la otro, pues pudo muy bien no concurrir a la cita.
En algunas partes de Arabia, la gente tiene un concepto diferente del tiempo. Cuando se fija una cita para las diez en punto, sólo se puede esperar que llegue a esa hora un criado en obediencia a su amo. El tiempo apropiado, en otros casos, puede ser de las 10.45 a las 11.15, para demostrar igualdad e independencia. Este sistema funciona bien ya que las personas de igual importancia esperan que la reunión se concrete alrededor de las 10.45. El problema surge cuando un norteamericano hace una cita con un árabe y ninguno de los dos entiende el concepto del tiempo del otro. Si el norteamericano se queda esperando se ofenderá. Al mismo tiempo, es probable que el árabe piense que aquel está actuando como un sirviente.3

Si nos figuráramos a los profetas como soldados de Dios enviados a amenazar para persuadir a su pueblo con sus armas, —en este caso, las palabras—  y asumimos que cada profeta tiene armas diferentes, de distintos calibres y alcances, después de una lectura consecutiva, la impresión de “presenciar y escuchar” a todos estos profetas lanzar y disparar sus saetas, hachas, trabucos y cañones, resultaría en mucho humo, ruido, y no poca confusión. Pero, una vez más, los profetas no dispararon todos al mismo tiempo, ni descargaron todo su arsenal en un solo día. El lenguaje rudo y descarnado de los profetas era el arco, y el mensaje que ellos efectivamente comunicaban, eran las flechas. Por tanto los lectores modernos deben ser menos sensibles a la literalidad del mensaje profético, y más abiertos a entender lo que Dios quiere comunicar con el uso de semejante lenguaje. Los convencionalismos culturales les permitían a los profetas comunicarse  así, y sus contemporáneos los entendían bien porque usaban los mismos mecanismos de comunicación.



EL LENGUAJE FUGURADO, LA HIPERBOLE, METAFORA EL ESTILO PREDILECTO DE LOS PROFETAS


El lenguaje metafórico y la hipérbole parecen ser la columna vertebral de la prosa y de la poseía  hebrea, la cual para el propósito que perseguían los profetas, como denunciadores o fiscales de Dios, funcionaba perfectamente, en muchos casos el propósito principal de los profetas era apelar a la sensibilidad de un pueblo completamente desensibilizado ante las cosas que a Dios le molestaban, como bien apunto Brent D. Sandy:

[…] “Hay otros ejemplos en los que la intención de un profeta puede ser el expresar emoción más que exactitud; es decir, hablar con licencia poética a fin de conmover a los oyentes. Cuando Jeremías pensó acerca de la inutilidad de su rol como profeta, maldijo el día en que había nacido. Maldijo al que llevó las noticias de su nacimiento. Lamentó que no hubiera muerto mientras aun estaba en la matriz. Aún deseó que su madre no hubiera sido bendecida y que el portador de las noticias viviera constantes problemas (Jer. 20:14-18). Cuando Dios resumió su frustración frente a la pecaminosidad de su pueblo, dijo que no había nada en toda la historia de Israel y de Judá que no lo llevara al enojo4 (Jer. 32:30, 31).

En este punto, la herramienta de comunicación elegida por Dios y sus características particulares juegan un papel de primer orden; Entender la configuración del idioma de los profetas y la forma en cómo ellos usaban las imágenes verbales de dicho idioma será de vital y determinante importancia para asimilar y utilizar con eficacia, este mensaje que Dios nos invita a entender y a integrar a nuestras vidas, este mensaje ya dado, ya dicho, ya escuchado, ya contestado; Dios ha querido que sea la herramienta que nos siga hablando hoy después de tantas idas y venidas de la historia de la humanidad.

En palabras llanas. Nuestro compromiso para entender pues este mensaje desde la perspectiva de espectadores muy lejanos y desconectados casi totalmente de las realidades de aquel pueblo es un verdadero desafío. Pero, hay dos elementos que siguen constantes, Dios es el mismo ayer hoy y siempre, y su palabra igual que su autor, no cambia, igualmente, la naturaleza caída del hombre es “inmutable”, y la maldad del hombre es la misma de siempre, de modo pues, que siempre habrán puntos de identificación ente el mensaje de ayer y la sociedad humana de hoy. (Is. : 40:8).

Las notas acerca de las características distintivas del idioma hebreo, en una reseña de Edesio Sánchez Cetina, citando a su vez al biblista francés Georges Auzou, serán de mucha utilidad para un entendimiento al menos somero, sobre la principal herramienta de comunicación de nuestros hermanos los profetas:

“Esta lengua es ruda y vigorosa. Predominan en ella las consonantes duras y graves, los sonidos guturales, sordos, y enfáticos. El hebreo tiene más pasión que armonía, más energía que gracia. Es más adecuado para lo sagrado que para la estética; es más cultual que cultural. Pero tiene también sus bellezas y no carece de solemnidad y grandeza. Es una lengua muy a propósito para “clamar a voz en cuello” (Is. 58:1), como harán muchos profetas, puesto que ellos oían también “rugir” YAHWE (Am.1:2; Jer. 25:30). La rustica lengua hebrea es capaz de cantar cánticos vigorosos e impresionantes,  es capaz de expresar brillantemente la alegría y profundamente el dolor. Por lo demás, no le resulta imposible expresar sentimientos delicados. El fino genio israelita supo hacer tañer de múltiples maneras, a veces maravillosamente delicadas, el rudo instrumento de la lengua hebraica.

El hebreo es sencillo y pobre. Su vocabulario es reducido. Tiene pocos nombres o verbos compuestos. Muy pocos adjetivos. Sus medios de sintaxis son mediocres: el hebreo tiene algunas partículas de subordinación; pero siente especial predilección por utilizar el recurso más sencillo, la coordinación. Frecuentísimamente, las oraciones están yuxtapuestas y van unidas por una “y” que se repite y se repite sin cesar, y que reemplaza a nuestras conjunciones de subordinación y coordinación. El traductor deberá preguntarse a menudo si debe contentarse con mantener esa serie de oraciones independientes o si deberá construirlas según las leyes y con los medios, más complejos, de nuestras lenguas modernas…

La lengua hebrea, finalmente, es concreta y dinámica. Esto se lo debe, sobre todo, al genio hebraico. Aunque todas las lenguas, en sus comienzos, fueron un lenguaje de los sentidos, el hebreo lo ha seguido siendo de manera muy vigorosa. De ahí la viveza y carácter directo de todo lo que se dice en hebreo. Predominan, los verbos de movimiento. No existe el verbo “haber”. El verbo “ser” es activo y significa “existir eficazmente”.

Los tiempos de los verbos no son tanto verdaderos tiempos cuanto “aspectos” de la acción, según que esta sea única o reiterada, según que sea instantánea se prolongue. La distinción no se hace tanto entre el pasado, el presente y el futuro, cuanto entre lo “acabado” (perfecto) e “inacabado” (imperfecto).

El hebreo, lengua rica en imágenes animadas, lengua de orden mucho más auditivo que visual, carece –más que ninguna otra lengua- de términos abstractos y es radicalmente inepta para expresar ideas generales. El hebreo es un magnífico instrumento para traducir la percepción sensible. Tienes cualidades admirables para la expresión poética. Pero s insuficiente para analizar y exponer una reflexión, para definir y explicar.5



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1-       (Descubre la Biblia. Manual de ciencias bíblicas. Tomo I. La Crítica Textual Y La Biblia Hebrea. Edesio Sánchez Cetina, Bascon Roberto. Págs. 121-136.   Sociedades Bíblicas Unidas. 1998).2(Robertson Archibald Thomas, Imágenes Verbales en el Nuevo Testamento/Comentario Al Texto Griego Del Nuevo Testamento. Pág. 592. Adaptada al castellano y anotada por Santiago Escuain. Viladecavalls (Barcelona) España. Editorial Clie 2003).
2-       (El vocablo tiene un posible cognado en acádico. Se encuentra unas 309 veces en el hebreo bíblico, en todos los períodos. nabî` quiere decir “profeta”, ya sea verdadero o falso (cf. Dt 13.1-5). Los verdaderos profetas eran portavoces del Dios verdadero […] Los términos que se traducen “vidente” subrayan el medio por el que el “profeta” se comunicaba con Dios, pero no nos explican en qué se diferenciaban de los otros profetas (cf. I S 9.9.) […] El segundo caso de nabî` si aclara el significado del término: “Entonces Jehová dijo a Moisés: Mira yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta” (Ex 7.1). […] Queda bien claro que un “profeta” equivale a uno que habla en nombre de otro, que actúa como su “boca”.
(Vine, E. W. Diccionario Expositivo De Palabras Del Antiguo Y Del Nuevo Testamento Exhaustivo. Pág. 267. Nashville, T.N. Editorial Caribe, 1999).
3-       (Jonatán P. Lewis, Misión Mundial, un análisis del movimiento cristiano mundial. Consideraciones culturales Tomo 3, segunda edición. Pág. 31. Editorial Unilit, 1990).
4-       (D. Brent Sandy, Profecía Bíblica y literatura apocalíptica, cómo entender las profecías y la literatura apocalíptica. Pág. 49.  Editorial Mundo Hispano. 2004).
5-       (Véase Edesio, Sánchez Cetina/Manuel, el hebreo, Descubra La Biblia II, la Biblia, su formación, su contexto y su interpretación, SBU, 2006, págs. 20 y 21).

Preguntas y proyectos de investigación

1-       ¿De algunos ejemplos bíblicos de las maneras en como Dios adapta el lenguaje a nuestras capacidades de comprensión?
2-       ¿Cuáles son los métodos y la forma en la que Dios comúnmente se comunica con su los profetas?
3-       ¿Eran los profetas un fenómeno exclusivo de la tierra de Israel?
4-       ¿investigue en la literatura antigua y procure hallar al menos ejemplos de tres profetas paganos o sus equivalentes?
5-       ¿Mayormente en qué estilo fue declarada la profecía bíblica?
6-       Investigue las definiciones de metáfora, símbolo, lenguaje simbólico, lenguaje figurado y alegoría y establezca las diferencias y las similitudes.















domingo, 11 de agosto de 2013

RSF. CARACTERISTICAS DEL PUMA DE MONTAÑA



El puma

El puma al cual también se le dice león de montaña es un mamífero que mide de 1,5 a 2 (sin contar la cola), y que pesa de 50 a 75 kilogramos. Es un felino muy difundido en América, sobre todo en el norte. Tiene el cuerpo esbelto y la cabeza pequeña.

El color del pelaje es uniforme y varia del marrón rojizo al gris; presenta zonas mas claras en los flancos, el hocico, la barbilla, la cola, el pecho y la parte interior de las patas.

Respecto a los felinos, el puma tiene las patas traseras proporcionalmente mas largas. Este felino tiene una vida solitaria en un hábitat bastante variado: puede encontrarse en zonas desérticas o pantanosas, y sobre todo, en las montañas.

El puma tiene una vista muy aguda que le permite cazar cuando mas le gusta, o sea, al caer el sol.
Machos y hembras llevan una vida separada hasta que llega la primavera, época en la que se aparean y buscan una guarida para que nazcan los cachorros; la hembra pare de una a seis crías  al cabo de noventa o noventa y cinco días de gestación.


En el pasado el hombre le temía al puma, y por lo tanto, lo cazaba de forma indiscriminada, pero ahora es protegido en casi todas partes, porque se ha demostrado que no es tan agresivo.



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