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miércoles, 4 de mayo de 2016

BREVE RESUMEN DE LA CONFIGURACIÓN TEOLÓGICO-FILOSÓFICA DEL CRISTIANISMO


BREVE RESUMEN DE LA CONFIGURACIÓN TEOLÓGICO-FILOSÓFICA DEL CRISTIANISMO

I-                  Satanás era bueno, pero se rebeló contra la autoridad celestial; a sabiendas de Dios.

II-              Dios lo expulsó del cielo, pero no lo aniquiló, conociendo plenamente lo que éste haría más adelante.

III-           Dios creó al hombre perfecto (dentro de los límites de la perfección de las criaturas) y lo colocó en la tierra para que fuera feliz, pero, a sabiendas de que no podría ser feliz, porque lo hizo capaz de fallar, es decir, Adán no era impecable. Dios no puede mentir, y hay muchas cosas que el omnipotente Dios no puede hacer porque van en contra de su naturaleza, una de las cosas que Dios no puede es, por ejemplo, hacer otro ser absolutamente perfecto, como él es perfecto, porque esto implicaría que Dios está creando otro Dios. Por lo mismo, todas sus criaturas tienen “una falla” de origen, son solo perfectas según el propósito para el que fueron creadas, pero ninguna lo es intrínsecamente.

IV-            En el huerto del edén, había un árbol de la vida, que nunca se dice estuviera prohibido comer. Pero el hombre nunca come del árbol de la vida,  y por tanto, no puede vivir para siempre. Vivir para siempre en este contexto no es claro su significado, ya que, en un sentido, aparente, todas las criaturas de Dios son inextinguibles, pues, los ángeles viven para siempre (incluso los demonios) y el hombre caído no se extingue sino que aun en el lugar de tormento sigue “vivo”.


Génesis 2:16: Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;

Génesis 2:17: más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

V-               El hombre y la mujer desde el principio están autorizados a tener hijos, pero no los tienen sino hasta después de la caída. Si los hubieran tenido antes, sus hijos no hubieran sido parte de las acciones de sus padres antes de la caída, a su vez esto hubiera provocado una  maraña teológica de repercusiones incalculables para la redención.

Génesis 1:22: Y Dios los bendijo, diciendo: fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.

Génesis 1:28: Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

VI-            Satanás, con el permiso de Dios, engaña a la humanidad a través de Eva.

VII-        Adán no rehúsa comer del árbol (entonces los dos terminan involucrados en el asunto del pecado, y la procreación de una descendencia emanada de unos padres bajo desobediencia, es garantizada).

Así que  el hombre junto con su esposa y por extensión toda su progenie cae en desgracia frente  Dios. Porque, si únicamente Eva hubiera pecado, ¿cuál tratamiento suponemos que Dios habría dado al hombre que, al margen de estar en un lugar diferente del que se hallaba su esposa, sería completamente inocente del asunto?, a menos que supongamos que Adán y Eva debían pasarse cada hora y segundo de su existencia juntos, cosa en extremo dudosa.


VIII-     Dios decreta que el hombre es representante, en sus actos de todos sus descendientes, así que, toda la descendencia de Adán tiene que, sufrir las consecuencias del pecado de sus antepasados, algo completamente impuesto por Dios según su justicia que no alcanzamos a comprender y que no podemos rebatir por razones obvias; sino solo aceptar confiados en la santidad de Dios, puesto que, los regímenes humanos, aun los más imperfectos, no inculpan a descendientes por los delitos individuales.

IX-            Dios, soberanamente, esquematiza un sistema de redención. La redención en su lado operativo no es lo que tiene que ser por fuerza de necesidad, ya que Dios puede hacer cualquier cosa, y una misma cosa la puede hacer de mil maneras  distintas y obtener resultados satisfactorios. Por tanto, el plan de salvación mediante un sacrificio cruento fue, desde un principio, el escenario que Dios escogió, aun desde antes de poner al hombre en la tierra, para redimir al universo mediante su propia irrupción en la escena de sus criaturas como el claro, evidente, e indiscutido héroe de la historia, ya que desde un principio era plan de Dios, no solo conocer íntimamente su creación sino también experimentarla (Heb. 5.8).

X-               En conclusión, no es solo que Cristo  no tenía que morir por la humanidad por el hecho de ser sin pecado, (Heb. 47. 15). Pues la paga del pecado es muerte y el jamás pecó, es además que él no tenía que morir en la cruz como única-cerrada-e-ineludible alternativa divina de redención, esto fue un arreglo divino, a Dios le plugo que fuera así, entre millones de formas para resolver el tema del pecado, y las Escrituras son muy consistentes en este punto Ef. 1:9 (todo el capitulo 1) Is. 53.10.

Por tanto, entendiendo toda la clara trama que hay detrás de la historia de la salvación, donde nada ocurre al azar, sino que todo responde al plan del sabio y buen Dios, pero siempre según su voluntad, sea que usted la acepte como sabia o no, resulta claro que un análisis de tal esquema de direccionamiento, control y arreglo puede resultar muy desconcertante por todas las aparentes derivaciones e implicaciones contra Dios. Desde tal perspectiva la fe cristiana es realmente una locura filosófica de principio a fin, (I Co. 1:21) no es absurda, solo es tan franca la implicación de la mano rectora de Dios controlando el proceso y los resultados, que, el hombre no regenerado, necesariamente se revelará contra tal realidad.

Con todo, millones de personas de todas las razas y de todos los niveles de conocimiento, a las que no podemos acusar de estar imbuidas de una maligna histeria colectiva, han rendido y rinden aún hoy día sus vidas en obediencia a Cristo, a pesar de esta realidad incontestable. Así pues, desde todo punto de vista, esta reacción frente al mensaje del evangelio no puede ser calificado de otra forma que no sea un poderoso milagro, actual, real,  presente y continuo.

LEA CON CUIADO
De aquí se desprende que, lo que suponemos es, o ha sido el poder no poder, el que aparentemente conviene a nuestra tímida defensa del rasgo distintivo del cristianismo esto es,   “e l   p o d e r asombroso”.    No es un poder  que  no es  poder, o sea, no es una falacia condescendiente.  Es más bien, un poder poder. Un poder poderoso y también un poderoso poder, Esto es, ¡Verdadero poder!

Es igualmente un poder:
·        manifiesto
·        ostensible
·        verificable

Y por tanto, no debe ser tratado como un conveniente mecanismo de escape para defender nuestra endeble auto conmiseración debido a nuestra mediocre devoción y deficiente instrucción escritural.

Por tanto, si como hemos demostrado, el poder invisible, es en un sentido importante, el más visible de las manifestaciones del poder de Dios, nuestra actitud frente al tema del poder debería experimentar un cambio dramático. Si te preguntan que si la iglesia de hoy día, aun tiene poder, grítalo bien fuerte: ¡Hay poder, poder, poder, sin igual poder!

Ahora bien, por supuesto, la cosa no termina ahí. Aunque todo lo antes dicho es muy cierto, para muchos, este tratamiento del tema, no es más que otro escape condescendiente, pero no es así, créanme que no lo es. Siga prestando atención y llegáremos a donde su alma desea.

Haciendo un breve resumen para acometer ese tema que tanta comezón causa, diremos que, en una iglesia ideal habrá más conciencia y respeto por el nombre de Dios. Dado que el Mesías es Dios hecho hombre, es pues función de la iglesia reverenciar a Dios en el nombre del Mesías igualmente.

Una iglesia sin poder, es una burda caricatura de la voluntad de Dios. El mal uso de su nombre terminará poniendo en ridículo su reino y a quien este representa, antes que exaltar a Dios ante los hombres, lo cual es nuestro deber (Ef. 1:6;  IP. 2:9). Cuando la iglesia hace promesas que Dios no ha hecho, sencillamente desvirtúa la esencia del poder de Dios y se muestra insensata ante los hombres no regenerados, digna de conmiseración y convicta de ignorancia ante la nube de testigos.

En palabras sencillas y como ya lo hemos dicho antes, el nombre de Jesús es usado a menudo como una fórmula mágica, o en su operatividad, como el acto de lanzar los dados. El resultado habitual de invocar a Jesús en la actualidad es completamente inconsecuente con el uso que la iglesia ideal del Nuevo Testamento hizo de dicha práctica y esto no quedara impune pues la Biblia dice:

Mateo 12:36: Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.

Éxodo 20:7: No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
2. Deuteronomio 5:11: No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano.
No sé qué pensará usted, pero, para mí, son palabras muy serias y persuasivas.




En algunas denominaciones evangélicas, al igual que en la iglesia católica se entiende y/o se usa el término Obispo como sinónimo de jerarquía eclesiástica. Sin embargo el Nuevo Testamento no apoya este enfoque, ya que el termino Obispo o su par, presbítero, hacen referencia en un caso a la dignidad del cargo (presbítero-anciano) y en otro caso (Obispo-supervisor) a la función del mismo.
(Véase González L. Justo. Historia Del Cristianismo, Tomo I, Desde la era de los mártires hasta la era de los sueños frustrados. Págs. 47-54. Miami Fl. USA. Editorial Unilit. 1994.)
(Carballosa, Evis L, Apocalipsis, la consumación del plan eterno de Dios. Pág. 70.  Grand Rapids, Michigan. EE.UU. Editorial Portavoz, 1997).

EL ESCABROSO TEMA DEL PODER VISIBLE-ASOMBROSO Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. Salmo 121:1-2.


EL ESCABROSO TEMA DEL PODER VISIBLE-ASOMBROSO



Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
Salmo 121:1-2.





PODER/CONFIANZA/OBEDIENCIA
En el pasaje anterior hay poder. No es el poder que a la gente le atrae, pero si es el único poder garantizable por las Escrituras. Se trata del poder que se basa en la fidelidad de Dios por ser Él quien él es. La palabra clave, es pues, CONFIANZA, en la confianza en Dios y en su carácter demostrado en sus actos históricos debe estar fundada toda nuestra seguridad, y la seguridad en Dios es fe, y la fe es CONFIANZA y si tenemos una fe así, entonces inevitablemente, aun sin proponérnoslo, sin palabras mágicas ni poses estereotipadas el poder de Dios fluirá, y fluirá incluso sin que nos lo propongamos (Lc. 8:46; Hch. 19:12).

Nótese que en este simple y muy famoso pasaje del Salmo 121 se resume toda la lucha interna del creyente, toda la experiencia del sufrido peregrino de la fe. Andamos en un viaje al que Dios nos invitó (Cf. Gn. 12:1). Tenemos un destino, pero, las incidencias del viaje las ignoramos completamente. En la ecuación hay muchas variables que impiden hacer un cálculo “certero” como nos gusta a los seres humanos para obtener seguridad humana y prescindir de toda dependencia externa. Precisamente ese anhelo incesante de independencia, de control, es la chispa original del pecado que motivó la primera desobediencia (la de Satanás), por eso seguimos queriendo tener el control.

No obstante, al aceptar a Cristo renunciamos a nuestra seguridad personal y si es que vamos a peregrinar al estilo de Dios, tendremos que abandonarnos confiadamente a su experiencia como guía de viajes, y esto, para nosotros los seres humanos, es sumamente incómodo. Si se nos hubiera permitido decidir la forma de nuestro encuentro con Dios, pasajes como éste en vez de leerse así:

Génesis 12:1: Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

Se leerían así:

Génesis 12:1: Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra de Canaan, atravesando el desierto del Neguev, no te lleves contigo a Lot, tu sobrino, porque te va a causar muchísimos problemas, no te desesperes ni le hagas caso a tu mujer, a Sara, quien te propondrá que tengas un hijo de su esclava, la esclava tuya que le diste a ella, porque no es mi voluntad. Acerca de la promesa de tu descendencia, la promesa que te hice al principio, espérala pacientemente, aguárdala con despreocupación y sin ansiedad, porque pasada la edad de ochenta años para Sara tu mujer y solo cuando a Sara le cese la costumbre de las mujeres, dentro de unos veinticinco años, ustedes estarán preparados para que yo los bendiga con un Hijo. Y en lo tocante a la tierra prometida, bueno, esa promesa tú la verás realizada literalmente y plenamente, dentro de varios miles de años, pero no te vayas a desanimar Abraham siervo mío.
Desde nuestra perspectiva humana, sería genial si Dios nos diera un croquis, un mapa detallado de lo que ha de acontecer, pero él no hace eso. El conocimiento es poder, el ser humano desea, anhela golosea el poder, aunque ni siquiera tiene poder para controlar el poder. Eso significa que para obtener el poder, tendremos que renunciar nada más y nada menos que al poder, ¿paradójico no? Es pues, en este punto que el Salmista hace este  brillante e inspirado análisis reflexivo:


1-    Alcé mis ojos a los montes:
Y contemplé todos los peligros que entrañaba mi viaje. Al hacer eso, realmente me desanimé, sobre todo porque, aunque creo en Dios, la verdad es que Dios no está físicamente conmigo, ni puedo asir de él como puedo asirme de un compañero al que puedo ver, o quizá un ejército al que pudiera pedirle socorro. Mi mente divagó por un rato pensando en todas las cosas malas que me podrían ocurrir en este viaje, y ese pequeño momento bastó para que los problemas reales y muchos problemas imaginarios crecieran en mi mente hasta abrumarme completamente. En ese punto, presa del pánico, volví al Dios de mis padres y recordé lo que Él ha hecho en la historia de mi pueblo, por los patriarcas y sus incontables maravillas. Entonces pude poner las cosas en perspectiva, recordé que lo único que necesito hacer es depender de Él, sabiendo quien es él. ¿Y quién es Él?… bueno, Él es nada más y nada menos

El  Que hizo los cielos y la tierra.

Cuando analicé esta frase, en toda su dimensión, todo mi temor se fue, las palabras de fracaso las pude cambiar por estas palabras:


Salmo 121

3. No dará mi pie  al resbaladero,
Ni se dormirá el que me guarda.
4. He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
5. Jehová es mi guardador;
Jehová es mi sombra a mi mano derecha.
6. El sol no me fatigará de día,
Ni la luna de noche.
7. Jehová me guardará de todo mal;
El guardará mi alma.
8. Jehová guardará mi salida y mi entrada
Desde ahora y para siempre.









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