Prof. Juan Alberto Galva Fundador Instituto Teológico de Santo Domingo |
APOCALIPSIS
ANALISIS
DEL TEXTO DE MUESTRA II
¿DOS
HOMBRES O DOS INSTITUCIONES?
TAN
SOLO DOS HOMBRES
En cuanto a la
identificación, como ya hemos visto hay fundamentalmente dos posibilidades, se
trata de dos individuos, o se trata de dos entidades. Pudimos apreciar que ni Millos,
ni Carballosa, ni Lockyer dan crédito a la posibilidad de que se trate de
instituciones, a ellos les parece que la identificación con individuos encaja
mejor en el entramado orgánico del pasaje. Ahora, analicemos las posibilidades
desde dos puntos de enfoque; primero no tanto desde el punto de vista de una
atención rígida a la litera, sino a la intención de Dios, al espíritu del
legislador y a la posibilidad intrínseca de cada candidato. Después abordaremos
lo que el texto está planteando.
Recordemos la
ambientación. El escenario es algún tiempo en el futuro durante o después del
año 2013 (momento en que escribo este libro), la población mundial será más de
siete mil millones de personas y todos los problemas que hoy existen están
agudizados. En esa época más que ninguna, para poder captar la atención del
mundo, y que lo tomen en cuenta seriamente durante tres años y medio usted
necesitará algo más que un video viral en Youtube. Tenga bien presente el mundo
en que vivimos hoy. La forma en cómo una noticia da paso a la otra, de tal
manera que todo el que desea hacer opinión pública debe competir en una carrera
desenfrenada por lograr titulares, es realmente feroz.
Recuerde también
que la Internet, la televisión, los parques de diversiones, video juegos, así
como el cine de ciencia ficción ya están a la orden del día y que la capacidad
de asombro de la humanidad está en su mínima expresión. En otras palabras; un
par de individuos predicando y haciendo señales con un poco más de éxito que
los predicadores carismáticos de hoy día claro que van a llamar la atención. La
pregunta es, ¿Por cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo tardará la gente en empezarlos
a ver como cirqueros y como simplemente más de lo mismo? El fenómeno de la
banalización es muy común al ser humano, por lo mismo, históricamente, Dios
nunca “ha corrido el riesgo” de permitir que su poder y majestad en su
manifestación milagrosa caigan en esa fosa. Recordemos lo que querían los
judíos, ellos deseaban justamente eso:
“¿Qué señal haces tú pues, para que veamos y te creamos?”
(Jn. 6:30).
Esta osada petición
la hacen los judíos después que Jesús les ha alimentado el estomago
milagrosamente. Jesús se negó a complacerlos. En el capítulo 11 de Juan, Jesús
vuelve a Lázaro a la vida, un grupo cree, otro grupo, ante el mismo milagro, va
a los fariseos en Jerusalén a instarles a conspirar contra el Señor por los
milagros que estaba manifestando (11:46 y
ss).
Después de los
ataques terroristas del 11 de septiembre, durante las guerras de Irak,
Afganistán y las incursiones de Israel en Gaza y el Líbano, en la primera
década del año dos mil, hubo partes de prensa constantemente. Las estaciones
trasmitían al principio de forma ininterrumpida, hasta que se dieron cuenta de
dos cosas: primero, que estaban afectando sus intereses económicos al dejar de
pasar los comerciales, y segundo, que realmente la gente no estaba
constantemente fija en el televisor mirando esas trasmisiones ininterrumpidas.
En otras palabras, la vida seguía su curso, a pesar de que cientos de personas
eran masacradas en el ínterin. De este modo las emisoras poco a poco volvieron
a su programación regular, y jamás han vuelto, sin importar el conflicto del
que se trate, a dar una cobertura ininterrumpida a situación alguna. Pero aquí
tenemos a estos dos profetas al estilo del Antiguo Testamento, ¿se los imagina
usted en la Jerusalén rural del los tiempos de Juan de Patmos pregonando el
mensaje?; de seguro que tendrían una audiencia parecida a la que concitaron
Jesús y Juan el bautista, porque en ese tiempo no había cines, ni casinos, ni
Internet, ni televisión, ni bares ni restaurantes ni nada parecido a la
atrayente, pecaminosa y rutilante sociedad actual. Ni siquiera pienso que a
muchos ministerios en la actualidad les sea posible mantener una campaña
evangelística exitosa por todo un mes, como fue el caso de Billy Graham1, en la ciudad de
los Ángeles para el año 1949, en donde estadísticas fiables dicen que predicó
más de sesenta y cinco sermones y dio centenares de conferencias… imaginémonos que sólo dos individuos intenten
llamar la atención del mundo durante tres años y medio. ¿Será esa realmente la
estrategia que el sabio Dios ha de utilizar? Puede ser. Pero es muy improbable.