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jueves, 7 de agosto de 2014

PAUTAS PARA LA INTERPRETACION PROFETICA ESCATOLOGICA



Prof. Juan Alberto Galva



CAPITULO IV
SEGUNDA SECCION: ANALSIS DEL LIBRO DE APOCALIPSIS

EL GÉNERO DE LA APOCALIPTICA

“Miré y, a los cuatro lados
(alrededor) del Señor de los espíritus,
vi cuatro rostros…
Y oí las voces de aquellos cuatro rostros
que pronunciaban alabanzas ante el Señor de la gloria.
(I Hen 40:2-3).




E
l género apocalíptico es un estilo narrativo  bien definido y vinculado primordialmente a la tradición judeo-cristiana. Surge como respuesta al desánimo y la deserción del pueblo de Dios en épocas difíciles1 donde la persecución y los sufrimientos de toda índole amenazan la integridad de las costumbres y la identidad de la nación judía. Es evidente que los periodos comprendidos entre la persecución desatada por Antíoco IV Epífanes, la conquista de Palestina por medio de Pompeyo a favor de Roma, y la destrucción del templo de Jerusalén en el 70 D.C. figuran como momentos en los que se registró una producción significativa de literatura de este tipo:

[…] “(1)[los libros del género apocalíptico] fueron escritos en tiempos de grandes crisis (época de los Macabeos y de la destrucción del templo por Tito). (2) El mensaje pretende haber sido escrito por algún profeta o patriarca del pasado (por lo que reciben el nombre de pseudoepigráficos). (3) Pretenden formar parte de un grupo de libros redactados en un pasado remoto, y limitados a un grupo escogido de iniciados, que solamente podrían difundirlos al llegar al fin de los tiempos. Por lo general centran su mensaje en los temas de los profetas acerca de los últimos tiempos, por lo que presentan grandes dosis de verdad mezcladas con interpretación, devoción, y también una gran cantidad de fantasía. Ejemplos de esta literatura lo tenemos en el libro de Enoc, libro de los jubileos, Testamento de Job, Apocalipsis de Baruc, IV de Esdras,2 etc.”

A continuación un pequeño fragmento del libro de Enoc, en donde podremos apreciar muchas de las características antes mencionadas.

CAPITULO 71

“1 Y ocurrió entonces que mi espíritu fue trasladado y ascendió a los cielos y vi a los hijos de Dios. Ellos caminaban sobre llamas de fuego, sus ropas eran blancas y su cara resplandecía como el cristal.
2 Vi dos ríos de fuego, la luz de este fuego brillaba como el jacinto y caí sobre mi rostro ante el Señor de los espíritus.
3 El ángel Miguel me tomó de la mano derecha, me levantó y me condujo dentro de todos los misterios y me reveló los secretos de los justos;
(Dn. 12:1)
4 me reveló los secretos de los límites del cielo y todos los depósitos de las estrellas, de las luminarias, por donde nacen en presencia de los santos.
5 El trasladó mi espíritu dentro del cielo de los cielos y vi que allí había una edificación de cristal y entre esos cristales, lenguas de fuego vivo.
(Ac 2:34)
6 Mi espíritu vio un círculo que rodeaba de fuego esta edificación y en sus cuatro esquinas había fuentes de fuego vivo.
(Ap. 21:11)
7 Al rededor de ella había Serafines, Querubines y Ofanines, estos son los que no duermen y vigilan el trono de su gloria.
8 Vi innumerables ángeles, miles y miles, miríadas y miríadas rodeando esa edificación
9 y a Miguel, Rafael, Gabriel y Sariel y a una multitud de santos incontable.
10 Con ellos estaba la cabeza de los Días, su cabeza era blanca y pura como la lana y sus vestidos eran indescriptibles.
11 Caí sobre mi rostro, todo mi cuerpo desmayó, mi espíritu fue trasfigurado, grité con voz fuerte, con espíritu de poder y bendije, alabé y exalté.
12 Estas bendiciones que salieron de mi boca fueron  consideradas agradables ante esta Cabeza de los Días.
13 Y esta Cabeza de los Días vino con Miguel, Gabriel, Rafael y Sariel y una multitud innumerable de ángeles.
14 Vino a mí, me saludó con su voz y me dijo: "Este es el Hijo del Hombre que ha sido engendrado por la justicia, la justicia reside sobre él y la Cabeza de los Días no le abandonará".
(Dn 7:13; Za 6:12)
15 Me dijo: "Él proclamará sobre ti la paz, en nombre del mundo por venir, porque desde allí ha provenido la paz desde la creación del mundo y así la paz estará sobre ti para siempre y por toda la eternidad.
(Is 9:5)
16 Todo andará por su camino y mientras, la justicia no lo abandonará jamás, con Él vivirá, con Él su herencia y de Él no será separada nunca ni por toda la eternidad.
(Sal 85:11-14)”
                                                                 
Para la tarea que nos ocupa, un conocimiento de este género literario y sus características más señeras es de suma importancia porque una parte importante de la información al respecto se nos ha presentado en este estilo. Todo judío mínimamente instruido de los tiempos de Jesús de seguro estuvo en contacto con uno o más de los libros apocalípticos.  De hecho, parece muy obvio que Pedro o Judas o ambos están citando como Escritura fragmentos del libro pseudoepigráfico de Enoc, lo cual da cuenta del auge y la influencia que había ganado este género para la época de los apóstoles, lo cual también explicaría, en parte, la maestría que muestra Juan de Patmos al escribir su Apocalipsis, pues el estilo no es una creación suya, sino que está simplemente andando, en cuanto al estilo, en los pasos de otros.

El hecho de que el estilo tenga un trasfondo histórico es una pista importante, porque nos provee información valiosa que cuidadosamente podemos utilizar a fin de entender muchas de las imágenes que utiliza Juan y el posible significado de frases que pueden parecer oscuras para el lector moderno. Al mismo tiempo vale destacar que, el hecho de que Juan siguiera un estilo ya establecido, para nada desmerita el carácter inspirado de su libro, sino que, al contrario, esto hace que sus escritos se enmarquen en la dinámica divino-humana habitual mediante la cual Dios genera su revelación. Consideremos el interesante comentario que sobre esto hace David Lozano Medina:

“miré y, a los cuatro lados (alrededor) del Señor de los espíritus. Vi cuatro rostros… Y oí las voces de aquellos cuatro rostros que pronunciaban alabanzas ante el Señor de la gloria3” I Hen 40:2-3:

El parecido entre la visión de Juan y la descrita en 1 Hen (Henoc) es sorprendentemente igual: el trono, los santos, o justos con los veinticuatro ancianos, el número siete o las miríadas, los espíritus, cuatro rostros o cuatro seres vivientes, el trisagio, etc., no dejan duda de que Juan conocía muy bien la literatura apocalíptica y que esta fue la base para su redacción.”

El hecho de que el estilo tenga un trasfondo histórico es una pista importante, porque nos provee información valiosa que cuidadosamente podemos utilizar a fin de entender muchas de las imágenes que utiliza y el posible significado de frases que pueden parecer oscuras para el lector moderno; al mismo tiempo vale destacar que, el hecho de que Juan siguiera un estilo ya establecido, para nada desmerita el carácter inspirado de su libro, sino que, al contrario, esto hace que sus escritos se enmarquen en la dinámica divino-humana habitual mediante la cual Dios genera su revelación. Consideremos el interesante comentario que sobre esto hace David Lozano Medina:

“miré y, a los cuatro lados (alrededor) del Señor de los espíritus. Vi cuatro rostros… Y oí las voces de aquellos cuatro rostros que pronunciaban alabanzas ante el Señor de la gloria3” I Hen 40:2-3:

El parecido entre la visión de Juan y la descrita en 1 Hen (Henoc) es sorprendentemente igual: el trono, los santos, o justos con los veinticuatro ancianos, el número siete o las miríadas, los espíritus, cuatro rostros o cuatro seres vivientes, el trisagio, etc., no dejan duda de que Juan conocía muy bien la literatura apocalíptica y que esta fue la base para su redacción.”

El lenguaje de símbolos parece ser una constante en la literatura apocalíptica; el uso de figuras rupestres, híbridos de animales salvajes que dan como resultado figuras de ciencia ficción; la atribución de actividad sobrenatural a figuras terrenales; y el uso caprichoso de nombres de ciudades atribuidas a personas o lugares que geográficamente no tienen que ver con la alusión original son muy comunes. La apelación a esta forma de comunicación y la forma de interpretarla es el dolor de cabeza más grande para los lectores comunes y los exegetas de todas las corrientes. Por un lado están los que apelan al llamado método: “normal, natural, contextual, que sigue las normas de una hermenéutica histórico-gramatical”5   que, aparentemente no es otra cosa que atribuir siempre sentido literal al cumplimiento de lo que está detrás de los símbolos, (premilenialistas), y la llamada escuela alegórica o (amilenialistas) la cual, según los premilenialistas, ve los símbolos solo como una referencia velada a eventos diferentes de los que sugieren esos símbolos, o sea se trata de la escuela alegórica de interpretación.

Pero, en el fondo, da la impresión de que cada corriente usa ambos métodos, pero simplemente los aplica arbitrariamente guiados por sus preferencias teológicas. La cuestión es que, cuando se aplica esta regla inflexiblemente, muchas veces nos lleva a conclusiones que a veces favorecen nuestra doctrina y otras veces favorecen a quienes sostienen una posición diferente a la nuestra y se precisa mucha madurez cristiana y  gran valor y humildad para admitir que nuestras investigaciones, en sana exégesis nos han llevado por un sendero diferente del cual habíamos sostenido con tanto ahínco. También a veces tratar de seguir esta regla tozudamente puede llevarnos a a tener que inventar una interpetación que encaje con una regla, que está bien, para los hombres, pero en la que no podemos pretender encajonar a Dios. En otras palabras, la hermenéutica no es palabra de Dios, ni las reglas de gramática, en cambio el Espiritu Santo que es Dios nos ha sido provisto a fin de que hallemos la interpretación correcta en aquellas areas en que el referido método no nos conduzca a una interpretación armoniosa.

José Grau, citando a Wickenhauser, L. Morris, M. Boissmard y A. Feuillet, nos dice acerca del lenguaje de símbolos del Apocalipsis:

     “Hay que estudiar los símbolos del Apocalipsis desde un punto de vista intelectual, sin detenerse en estas figuras como si su literalidad o sus contornos reales fuesen lo verdaderamente importante. Se trata de un lenguaje ideológico, transmitido por medios simbólicos. El numero 7 indica plenitud; los siete cuernos y los siete ojos significan que el Cordero posee la plenitud del poder (cuerno) y de la inteligencia (ojo). Así mismo, hay que examinar desde el punto de vista ideológico cuanto atañe a colores: blanco, rojo, escarlata, etc. Todo tiene su particular significación simbólica (en algunos casos no) solo interpretando así la relación entre la visión y la configuración literaria se comprende también la disposición del libro, en el que desempeñan un papel importante las hebdómadas o series de sietes (subdivididas a menudo en 4 más 3).
     Este simbolismo es lo que perturba a muchos lectores modernos, y, en particular, la dificultad de representarse las complicadas piezas de la imaginería del vidente. Además, se tiene la impresión de que, plásticamente, unas piezas no encajan con otras. Es importante recordar que Juan es aquí un artista que emplea las palabras y que se sirve de un género literario específico; Juan no es un pintor, ni se sirve de materiales plásticos. Tenemos, pues, que buscar el significado literario de cada símbolo, no al tratar de representárnoslo en un espectáculo visual. El propósito del libro es comunicar ideas.4  […]” (las negritas dentro de la cita son mías).

En palabras llanas. El premilenialismo insiste en no alegorizar los pasajes de la Escritura, (estamos de acuerdo en no hacer de la alegoría una práctica, es cierto el método “normal, natural, contextual, que sigue las normas de una hermenéutica histórico-gramatical debe ser la norma) pero tampoco hay que satanizar la alegorización o espiritualización de algunos pasajes. ¿O no es cierto que en un sentido amplio todo el libro de Levítico, sea, en esencia, una especie de alegoría de la muerte vicaria de Cristo? Hay varios pasajes bíblicos en los que la alegoría es usada lejitimamente dentro de un cierto marco de prudencia (Ga. 4:21-31; Jn. 15: 1 y ss, Apoc. 12). La alegoría no es la tendencia predominante en los autores sagrados, pero espiritualizar eventos ocurridos en la antigüedad y atribuirles un significado distinto al original, es una práctica, si bien, infrecuente,  aceptada (I Co. 10:4). Referencias tales como, los capítulos (40-46) de Ezequiel suelen citarse como un ejemplo de pasajes que no pueden tener otra función que una alegoría estructurada, que no puede hacer alusión directa al objeto original señalado (Israel) sino que debe tener su cumplimiento en la iglesia, dados los terribles trastornos doctrinales que provocaría una interpretación literal de los mismos. 6   

Por ultimo, en este trabajo procuraremos diferenciar  entre símbolo y simbología o imagen simbólica, porque por ejemplo,  sabemos que la cruz es símbolo de redención. Pero, el letrero en la cruz, ¿simbolizaba algo?, ¿los clavos que atravesaron las manos de Jesús y horadaron la cruz, simbolizaban alguna cosa?, ¿la cruz colocada en un lugar alto, simbolizaba alguna otra cosa?, ¿tres cruces en la crucifixión, tal vez simbolizarían que el Padre el Hijo y el Espíritu Santo participan del evento de una manera mística?, como usted ve, el asunto puede seguir y seguir, y se pueden desenterrar cosas sorprendentes, algunas tan sorprendentes que estremecen por lo absurdo. Por lo mismo en las demás secciones explicaremos como distinguir entre la imagen general extraída de la simbología que a su vez se forma a partir de los símbolos individuales.


1-       (D. Brent Sandy. Traducido por Raimundo J. Ericsson. Editores: Cevallos Carlos Juan, Cevallos Luisa María, Zorzoli Alicia. Profecía Bíblica y literatura apocalíptica, cómo entender las profecías y la literatura apocalíptica. Pág. 126-130.  El Paso Texas, EE.UU. Editorial Mundo Hispano. 2004).
2-       (Escuain Vila, Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, pág. 66, APOCALIPTICA, (LITERATURA). Editorial Clie, 1985.)
3-       (Medina Lozano David, Rabinismo y exégesis judía, un acercamiento al pensamiento de los escritores del N.T. Págs. 98, 99. Editorial Clie, 1999).
4-       (Grau José, Curso de formación teológica evangélica. Tomo VII. Escatología Final de los tiempos. Terrasa (Barcelona) España. Págs. 278, 279. Editorial Clie,  1977).  
5-       (Carballosa, Evis L, Apocalipsis, la consumación del plan eterno de Dios. Pág. 410.  Grand Rapids, Michigan. EE.UU. Editorial Portavoz, 1997).
6-       (Archer L. Gleason . Reseña critica de una introducción al Antiguo Testamento (Ezequiel) Págs. 410, 411, 412. Traducido por: A. Edwin Sipowicz  y M. Francisco Liévano R. Editorial Portavoz, Grand Rapids, Michigan EE.UU. 1987).


Preguntas y proyectos de investigación


1-       Acuda al internet e investigue acerca de los siguientes libros apocalípticos: Enoc, Baruc, el apocalipsis de Pedro, los oráculos sibilinos, jubileos. Y haga un cuadro estableciendo todas las coincidencias de lenguaje e imágenes entre estos libros y el apocalipsis de Juan.



viernes, 1 de agosto de 2014

PAUTAS PARA LA INTERPRETACION PROFÉTICA III




MANUAL DE ESCATOLOGIA 
DE LAS IMÁGENES GENERALES

Por: Juan Alberto Galva




PRIMERA SECCION: RECURSOS DE INTERPRETACION BIBLICA-PROFETICA

CAPITULO I
“ARTILLERIA, BATERIAS ANTIAEREAS,
Y RADARES DE ALTO ESPECTRO”


[…] “Pero Jesús respondió y les dijo:
Estáis equivocados por no comprender
las Escrituras ni el poder de Dios” […]
(Mt. 22:29). BA.



CUIDADO CON LOS PREJUICIOS

L
a cuestión de los prejuicios no se circunscribe sin duda al tema escatológico sino que trasciende toda la Biblia. Creo que es justo hacer una breve reflexión que agregue algo de beneficio a la madurez espiritual y a la tolerancia ante las diversas opiniones.

Como sabemos los prejuicios nacen fundamentalmente de la falta de conocimiento, la estrechez de mente y la ausencia de tacto al procurar vivir guiados por conceptos basados en fragmentos de información, es decir, fundamentados en un conocimiento defectuoso. Lo peor de todo es la tendencia a tratar de imponer nuestro endeble criterio a otros, cuando en el fondo no estamos debidamente empapados de un determinado tema o más importante aún ignorando que no importa cuanto sepamos de una materia, en cuanto a la Biblia, jamás llegaremos a dominar cada detalle. El otro problema que suele pasar inadvertido con relación a los prejuicios es el peligro potencial que entrañan; pues en base a ideas y conceptos de los que no siempre estamos plenamente informados podemos fácilmente hallarnos tomando decisiones que pueden afectar seriamente nuestra vidas o las vidas de los demás. Quienes no manejan apropiadamente la tentación de ceder a los prejuicios, fácilmente terminan dañando sus relaciones interpersonales y no sin causa son acusados de intolerantes, pedantes y todo un rosario de otros calificativos nada halagüeños. Permítaseme ilustrar lo que vengo explicando:

Cuando Jonás toma la decisión de huir hacia Tarsis1, lo hace bajo el prejuicio arraigado en su cultura de que los extranjeros eran personas de segunda clase, y si esos extranjeros eran además ninivitas, ¡Ay! Un pueblo odiado por los judíos por su cruel trato contra Israel, entonces estábamos hablando de lo peor de lo peor;  por tanto, no había nada que hacer a favor de ellos.
Alguien podría argüir que Jonás tenía motivos para estar enojado, por las atrocidades cometidas por Asiria contra Israel; es cierto, pero es muy cuestionable el que la animadversión contra alguien llegue a un punto tal, en que cerremos la puerta totalmente a cualquier oportunidad de perdón o reconciliación. Cuando hemos llegado a tal punto, se hace evidente que una fuerza destructiva llamada “prejuicio” se ha apoderado de nosotros.

De este modo vemos el prejuicio de Jonás llegar a estar tan inflado, que se volvió incapaz inclusive de aceptar la opinión, ya no de algún compatriota espiritual y conciliador, sino ¡del mismo Dios! En otras palabras, Jonás estaba tan obnubilado por su prejuiciado odio, que llegó al colmo de considerar que hasta Dios estaba equivocado en su trato con los ninivitas. ¡Imagínese!


PREPÁRESE PARA EL MINISTERIO CRISTIANO
En la más Sólida Institución Teológica y Vocacional
De América Hispana.

En el Nuevo Testamento, hallamos una historia similar, Pedro, quien ya ha escuchado en innumerables ocasiones que el mensaje de salvación es para todos los seres humanos sin distinción de nacionalidad (Cf. Hch. 1:8, Mr. 16:16 y ss, Jn. 10:6). Es guiado por el Espíritu Santo a aceptar, asimilar, e integrar esta verdad en su mente. Mediante una interesante visión en la que Pedro evidencia diáfanamente lo arraigado que estaba su prejuicio contra los gentiles, pues aun mirando que el lienzo se desenrolla desde el cielo, y escuchando la voz celestial, que él identificó como viniendo del Señor, (Cf. Hch. 10:14), que le ordenaba comer de los animales del lienzo, rehúsa enfáticamente tres veces obedecer la orden divina. Al final Dios tiene que completar el propósito mediante una orden directa:

“levántate, baja y ve con ellos sin dudarlo, porque yo los he enviado” (Hch. 10:19).

Son muchos los ejemplos en la Biblia que ilustran el problema del prejuicio: Se ve en los discípulos contra los niños, (Mr. 10:14), la mujer de samaria (Jn. 4:27), contra el hombre enfermo (Jn. 9:2), Natanael sobre el origen de Jesús (Jn. 1:46), los judíos contra Jesús y su enseñanza (Jn. 7:15), y por último los fariseos y saduceos contra el Señor a quien desde que tuvieron oportunidad “asesinaron”.

Así que el tema del prejuicio no debe ser marginado, se trata en verdad de un asunto muy serio que pone a prueba nuestra sensibilidad. Mirando lo que hasta ahora han hecho muy buenos autores al citarse unos a otros, a veces de forma no muy elegante, es que uno entiende el calor que genera este tema[1]. Se necesita madurez cristiana para disentir con gracia ante los que no opinan igual que nosotros. Por otro lado, es muy común ser calificado de hereje, o espetar al que sostiene en cuanto a escatología una postura diferente la categoría de falsa doctrina. Hay falsas doctrinas sobre algunos temas de la escatología, por ejemplo la que espiritualiza la resurrección para dar una respuesta espiritualizada a la Segunda Venida, la que niega que Cristo vendrá físicamente por segunda vez, la que niegue la resurrección, esas son herejías. Pero creer que Jesús viene una o dos veces, o creer que habrá una o más resurrecciones o uno o  más juicio, no es una herejía, a lo sumo se puede tratar de lo que Grudem llama una doctrina defectuosa, son más bien diferentes puntos de vista o formas de entender una doctrina que en la medula es sostenida por todos. Por tanto, mal hacen los que en su celo, impiden la exposición de las ideas ortodoxas de quienes difieren de ellos y peor hacen, quienes califican a sus hermanos de predicar falsas doctrinas. Esa mentalidad debe cambiar, por el bien del crecimiento del cuerpo de Cristo y para evitar la proscripción del tema escatológico como agente de disensión entre los hermanos, un buen ejemplo de una discusión madura sobre el tema escatológico fue una reunión sostenida por los ministros Jhon Piper, Jim Hamilton, Doug Wilson y Sam Storms,8 en dicha reunión cada ministro pudo plantear su punto de vista abiertamente en un ambiente de mucho respeto en un evento abierta y de gran edificación para los asistentes, ese es precisamente el tipo de foros que debemos fomentar.  En la bibliografía de esta sección les proporciono el enlace en internet para que los interesados puedan apreciar el foro.

BUENO….. HABRIA QUE CONSULTAR EL ORIGINAL GRIEGO…..
¿Ha escuchado antes esta expresión? ¡Yo también! sobre todo suele aparecer cuando estamos debatiendo una cuestión sobre la cual nuestro enfoque del significado del texto de la Biblia está prevaleciendo, pero, como un recurso de último minuto, como una medida desesperada, alguien esgrime el argumento de la desconfianza en la exactitud de la traducción o de la versión de la Biblia que estamos usando.

Resulta ser un argumento de lo más odioso, yo lo calificaría hasta de Infantil, a no ser por el hecho desafortunado, de que algunas veces el argumento termina teniendo cierta validez. Nuestras versiones de la Biblia adolecen de algunos desaciertos en la traducción, no hay traducción perfecta. La doctrina de la inspiración garantiza la fidelidad de los originales, pero no garantiza un milagro permanente en la transmisión del mensaje a los diferentes idiomas. Con todo, algo muy similar a un milagro ha ocurrido en el asombroso proceso de preservación del texto Sagrado3

Los referidos errores se deben a diversas razones, las cuales explicar resultaría extenso y sumamente técnico exponer, y no teniendo el espacio ni siendo materia de este libro, no podemos abordar como se debiera; pero también es justo decir que nuestras versiones de la Biblia en sentido general y en materia de doctrina fundamental son perfectamente confiables, sin embargo, en ciertos casos para cuestiones en disputa, y sabemos que la escatología es materia de mucha controversia, no siempre la traducción habitual funciona.

UN MOMENTO…….
No me mal interpreten, no estoy quitándole valor al conocimiento de las lenguas originales, creo de hecho que estas herramientas y habilidades son de suma importancia, de hecho, he tenido gratificantes experiencias en mi estudio personal valiéndome de estas herramientas, por ejemplo, fue mucha bendición ahondar en el episodio de la resurrección de la hija de Jairo relatado en Marcos 5:21 y s.., pues la versión RV60 traduce:

no temas, solo cree

Mientras que el original dice literalmente:

Más Jesús, no haciendo caso de la palabra que estaba siendo hablada, dice al jefe de la sinagoga: Cesa de temer, solo sigue creyendo”4.

Como podrá apreciarse el original aporta color a la narración, agrega un énfasis interesante, pero no modifica el mensaje central en modo alguno, ya sea de una u otra forma Jesús seguía demandando a Jairo que mantuviera su fe en él.

Pero si bien es cierto que hay bastante disponibilidad de recursos, pues vivimos, por así decirlo, la era de la “democratización del conocimiento”, no obstante, el buen juicio y la sabiduría no han alcanzado necesariamente el mismo desarrollo. Hay mucha información disponible y al mismo tiempo creo que nunca antes hubo tanta superficialidad e ignorancia en cuanto a la esencia y práctica cristiana. Los creyentes conocen mucho de fechas y de descubrimientos arqueológicos, pero demuestran mucha superficialidad en la comprensión de la doctrina fundamental y de la vida que debe vivir un creyente que entiende tales doctrinas.

Por otro lado están esos hombres y mujeres respetables quienes sí saben usar las herramientas, pero como ya he señalado, algunos de los que tienen, esta pericia, han mostrado en algunos casos estar dispuestos a hacer tabla rasa de las reglas en que se fundamenta su campo de estudio para justificar su postura teológica.5. En otras palabras, las mismas herramientas que pueden ser usadas para amparar una sana exégesis, son muchas veces usadas arbitrariamente, o en el mejor de los casos inadvertidamente,  para defender lo indefendible.

Con más frecuencia de lo que quisiéramos la influencia y la solidaridad con una determinada postura teológica llega a ser tan fuerte y a estar tan firmemente arraigada que somos inconscientes de los sacrificios intelectuales en los que incurrimos para sostenerla. Es por ello que a menudo se vuela la cerca que marca los límites hermenéuticos que enseñamos y defendemos ante los casos en donde la Biblia no nos apoya, con demasiada frecuencia se recurre a subterfugios o suposiciones para construir sobre hojarasca, sobre heno y sobre madera ignorando voluntariamente que ninguno de estos materiales aguanta el fuego de la prueba.

CAMINO SINUOSO
[…] EN “SANA” EXEGESIS  Y  “CORRECTA” HERMENEUTICA
De seguro usted ha leído muchas veces una expresión como la anterior. Desde que advierto a un escritor colocándola antes de explicar o descalificar la opinión de otro autor, me pongo en guardia. La razón de esto es que esta frase la usamos los escritores de temas teológicos mayormente para condicionar la mente de los lectores. Lo que implícitamente estamos diciendo es que, quien no esté de acuerdo con lo que vamos a exponer; o no conoce las reglas de hermenéutica o las aplica mal. Vale decir, que, la mayoría de los creyentes no conocen las reglas de hermenéutica. Pero resulta que infelizmente la hermenéutica según su definición más aceptada es ciencia y arte, reconocemos que tiene que serlo, pero, eso, que es una realidad propia de la materia, es a su vez su punto débil.  

Que la hermenéutica sea entonces arte, pasa a ser, un mal necesario, porque es precisamente cuando hay que utilizar la “habilidad artística” cuando se pierde la objetividad y se introduce el relativismo, pues cada persona, aun haciendo hermenéutica, puede poner ideas divorciadas o enfoques inconsecuentes en el texto. Yo me he descubierto haciendo eso. Por tanto, en vez de sugestionar a los creyentes debemos hacer un esfuerzo consciente y dirigido por tener una audiencia edificada en estas labores. Un buen erudito en materia escatológica, debe ser un amante de las Escrituras, un hombre devoto de Dios, una persona empapada culturalmente hablando y equipada con al menos las herramientas básicas de la interpretación. Con todo esto como base, debe entonces proceder con sumo cuidado sobre todo en el campo de la apocalíptica y la profecía, para descubrir no solo lo que el texto está diciendo sino lo que Dios está queriendo decir a través de las declaraciones figuradas y simbólicas a través de las cuales nos está dando su mensaje.


PROPUESTA PARA UN TEXTO NORMATIVO
Por todo lo anterior hallo de muy poco provecho alentar la práctica de poner en entredicho la integridad de la Biblia que usamos. De hecho, esta inusitada apelación a poner en duda la exactitud del texto sagrado es peligrosa, y de hecho, no tiene precedente en la historia interpretativa de la iglesia primitiva ni antecedente bíblica que la sustente.

Como sabemos en los días de nuestro Señor Jesucristo en la tierra, había más de una versión de las Escrituras hebreas. Sabemos que en Principio la versión más aceptada de la Biblia hebrea fue la LXX o más comúnmente llamada Septuaginta que originalmente contenía íntegramente la Torá o el Pentateuco, pero además sabemos que en cuanto a los demás libros de la Biblia hebrea había más de una versión que también había ganado aceptación entre los judíos6. De igual modo sabemos que Jesús confrontó varios debates sobre cuestiones de interpretación de las Escrituras (Cf. (Mt. 12:3 y ss..., Mt. 22:43 y ss…, Mr. 17:27), es decir, disputas orientadas a precisar lo que decía el texto y lo que éste significaba, lo mismo hizo el apóstol Pablo. No obstante, en ningún caso, ni Jesús ni sus oponentes esgrimieron el argumento de la poca fiabilidad de su traducción o apelaron al original hebreo para hacer valer sus puntos de vista. Aun cuando todos sabían que había notables diferencias entre el texto original y la traducción con que se contaba lo cual era y sigue siendo una realidad muy común en las traducciones, véase por ejemplo el prologo del autor del eclesiástico:

[…] “todos, pues, están invitados a leer este libro con atención y buena voluntad. Al traducirlo, he puesto todo el empeño posible. Si a pesar de esto, les parece que no he acertado en la traducción de algunas frases, deben disculparme, porque las cosas dichas en hebreo pierden mucho de su fuerza al ser traducidas a otra lengua. Y esto no es cierto solo en este caso: también en la ley y los profetas, y en los otros libros, no es pequeña la diferencia que se nota cuando se leen en el original”.7

Sin de ninguna manera desechar el valioso y extraordinario trabajo del estudio de los idiomas originales y su vasta contribución, yo especulo que menos de un tres por ciento de los creyentes sabe absolutamente nada de tales idiomas, y para todo fin de enseñanza, guía y vivencia están sujetos a lo que dicen sus versiones ordinarias, lo que sus Biblias les dice es Palabra de Dios, así que, cuando haya que discutir sobre asuntos en materia de fe, no encuentro nada provechoso apelar a los idiomas originales, porque es claro, que ninguna postura será sostenida en la escuela dominical, ni en la reunión de oración familiar, ni en una campaña evangelística ni en la mayoría de las prédicas basados en lo que dice el original griego o hebreo, sin que a su vez esto acrescente la controversia y levante suspicacias en los hermanos sobre la fiabilidad de las Escrituras. Creo que nuestras traducciones aceptadas son suficientes en lo esencial y que ninguna discusión debe ser dilucidada apelando a tal recurso.

Por tanto sugiero, que nos pongamos de acuerdo como comunidad cristiana en cuanto tener una versión protestante que sea tan normativa como sea posible8. Y si esto resulta mucho pedir, o para algunos acusa algún peligro, al menos las distintas comunidades de fe cristianas, individualmente, pueden ponerse de acuerdo después de estudiar varias versiones y escoger alguna para que sea el texto oficial para fines de la lectura pública, la enseñanza oficial y la dilucidación de conflictos doctrinales. Por supuesto, no propongo ninguna versión en particular, pero si manifiesto, que en este trabajo, he hecho referencia con mucha frecuencia a la Biblia Textual, traducida por la Sociedad Bíblica Iberoamericana, ya que después de haberla estudiado concienzudamente y haber consultado los fundamentos en que se basó su comité de traducción, el profundo cuidado mostrado en la conservación y preservación del mensaje original mediante la llamada disciplina textual, han arrojado como fruto una traducción que en sentido general me genera bastante confianza.

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1-       (Tarsis en aquel entonces era una colonia fenicia en el sur oeste de España, o una refinería de cobre en la isla de Cerdeña. De todos modos era el lugar más lejos adonde una nave podía llevarlo de Jope. Véase Wyatt Roy, Wyatt Joyce, Carro Daniel, Cevallos Carlos Juan, Poe Tomas José, Zorzoli O. Rubén. Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 13, Oseas-Malaquías. Pág. 174. El Paso, Texas. EE.UU.  Editorial Mundo Hispano)
2-       (Véase por ejemplo: (Lacueva Francisco, citando en nota marginal como traductor a Matthew Henry Comentario Bíblico Matthew Henry, traducido y adaptado al castellano por Francisco Lacueva Pág. 965. Editorial Clie 1999).
(Lacueva Francisco, aludiendo a José Grau, Curso de Formación Teológica Evangélica, Escatología II, Pág. 17. Editorial Clie, 2004).
(Grau José, Curso de Formación Teológica Evangélica, Escatología Final de los tiempos. Págs. 27, 105, 106, 108, 116, Editorial Clie 1977.etc.)
3-       (Véase: McDowell Josh. Nueva Evidencia Que Demanda Un Veredicto. En un solo volumen completamente actualizada, respuestas a preguntas desafiantes para los cristianos de hoy. Los argumentos a favor de la Biblia. Págs. 3-141. El Paso Texas. EE.UU. Editorial Mundo Hispano, 2010).
4-        (Lacueva Francisco,  Nuevo Testamento Interlineal griego-español. Pág. 158. Editorial Clie, 1984).
5-       (Cf. W.E. Vine “TEMPLO”
6-        (Edesio, Sánchez Cetina/Manuel. M. Jimbachian, Descubra La Biblia II, la biblia, su formación, su contexto y su interpretación, SBU, 2006. Pág. 51)
7-       Autor del libro Eclesiástico, Biblia Dios Habla Hoy con Deuterocanonicos.
8-       *An Evening of eschatology (noche de escatología) Jhon Piper, Jim Hamilton, Doug Wilson and Sam Storms: www.youtube.com/watch?=45rIXIHYIOQ.



Preguntas y proyectos de investigación

1-       Haga una investigación entrevistando a por lo menos 5 pastores y maestros de la palabra de Dios y pregúnteles con cuánta frecuencia predican sobre temas escatológicos y cuándo fue la última vez que realizaron un estudio sistemático sobre los temas del fin.
2-       Con mente crítica consulte los diferentes puntos de vista sobre los temas escatológicos de manera desapasionada y objetiva  fundamentalmente para adquirir un conocimiento general sobre estos puntos de vista.
3-       A su juicio ¿Qué importancia tiene el estudio de la escatología?
4-       ¿Por cuál de estas razones cree usted se enseña tan poco sobre este tema?: a) ignorancia, b) falta de dominio por parte de los maestros, c) el tema genera divisiones, d) muy complicado, e) los hermanos no retienen la enseñanza, f) no es un tema importante ni crucial.    






viernes, 11 de mayo de 2012

LAS ESTUPIDECES DE LOS EVANGELICOS Y LAS HEREJÍAS DE LA GUERRA ESPIRITUAL



Prof. Juan Alberto Galvá
Director Academico
Instituto Teologico De Santo Domingo
INTESAND
Hace unos años participé en una conferencia sobre Guerra Espiritual, yo creo en la Guerra Espiritual, por supuesto, no todas las novelerías que plantean sus proponentes actuales, que la tratan como una nueva revelación queriéndonos enseñar a descubrir la fórmula del agua tibia y otros inventos novedosos, sino en esa Guerra Espiritual que la iglesia de Cristo ha librado desde que se fundó el cristianismo hasta hoy.


 El expositor de una de las sesiones era el conocido autor Peter Wagner, parafraseándolo, el inició su charla más o menos así: (Según creen algunos autores —esto no está confirmado— Juan fue aparentemente obispo en Éfeso, allí en Éfeso, la principal deidad que era adorada era Diana de los efesios, así que, según estos autores, es posible que en algún momento Juan tuvo que confrontar a este ¨espíritu territorial¨ y echarla de su influencia).

Como se puede ver hay varias palabras de su exposición que nos dejan perplejos:

·         Según creen
·         esto no está confirmado
·         aparentemente
·         es posible

En cuatro ocasiones el autor, tiene que admitir que está nadando sobre el océano de la pura especulación. El punto es que esta latitud es sumamente movediza y bíblicamente hablando se nos conmina a no proceder de esta manera.

A partir de esa especulación Peter Wagner construyó un castillo de arena quimérico, explicando con muchos argumentos circulares alrededor de la misma tesis, por cuáles razones era factible organizar excursiones turísticas a Turquía (actual Éfeso) con el objetivo de, una vez más, echar de esa localidad al espíritu territorial que dos milenios atrás ¨Juan había echado¨.

Sin embargo veamos lo que nos manda la palabra a través del apóstol Pedro:

I Pedro 4:11 ¨Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios, si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos amen¨.


 1 Corintios 4:6: Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más DE LO QUE ESTÁ escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.


Así que, el tener un buen equipamiento académico no da derecho a nadie a edificar doctrinas sobre bases endebles y a establecerlas sobre las mentes de los discípulos de Cristo, como si fuera enseñanza genuina, manada de la sencillez e iluminación del Espíritu Santo y las Escrituras. Es más bien deber de los eruditos ser tan bíblicos y sencillos como sea posible en su exposición, y si algo ha de tratarse desde el campo de la especulación, deben crearse todas las salvaguardas necesarias a fin de que los oyentes estén advertidos, de que, lo que se expone, es eso mismo, materia especulativa y que dicha información no es normativa ni apropiada para la construcción de dogmas que todos deben seguir.

Por último, valdría la pena preguntarse… ¿Qué cosa habrá ocurrido con Diana de los Efesios, a quien Juan supuestamente ¨ató y expulsó¨ y ahora había necesidad de volver al mismo sitio a ¨volverla a atar¨?  ¡Curioso verdad!



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